LPapel de la escuela en la educación en valores para la responsabilidad ciudadana

Titulo: Papel de la escuela en la educación en valores para la responsabilidad ciudadana
Autores: MSc. Edelmis Chapis Cabrera, MSc. María Rosa Núñez González, MSc. Juan Carlos González Reyes.
Resumen
La educación en valores para la responsabilidad ciudadana, es una problemática que preocupa y es objeto de análisis de políticos, especialistas y educadores de diferentes países, independientemente del régimen social existente; y es así, porque ello está indisolublemente vinculado a la propia existencia del ser humano, es decir al desarrollo de la personalidad, y a su condición de ser social. la labor de la escuela, ante esta situación es determinante, ya que de hecho es la institución que de una manera planificada, organizada y sistemática, tiene la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones, acorde con el momento histórico, concreto en que estas viven y se desarrollan. Corresponde por tanto, asumir la formación de valores para la responsabilidad ciudadana de forma cohesionada con los demás agentes sociales – familia, comunidad, organizaciones políticas, estudiantiles y de masas. Los valores para la responsabilidad ciudadana como categoría, son estudiados por la Axiología, (del griego axios = valor) que constituye la teoría filosófica que conceptualiza las nociones de lo valioso, en el campo de lo que es bello, estético y verdadero, como esencias y cualidades contenidas en las creaciones humanas.

Palabras claves
Educación en valores, responsabilidad ciudadana, valores, papel de la escuela.

Desarrollo
En la actualidad la educación en valores para la responsabilidad ciudadana, es una problemática que preocupa y es objeto de análisis de políticos, especialistas y educadores de diferentes países, independientemente del régimen social existente; y es así, porque ello está indisolublemente vinculado a la propia existencia del ser humano, es decir al desarrollo de la personalidad, y a su condición de ser social.
El poder enfrentar los retos del nuevo milenio, en el que el hombre como ser dotado de raciocinio, sigue siendo el protagonista fundamental, determina la importancia de educarlo, en correspondencia con los valores para la responsabilidad ciudadana que sustenta la sociedad en que vive, solo así podrá dar continuidad a lo logrado y transformar con su actuación, todo aquello que se oponga y vaya en contra de la conservación de la humanidad.
Al hablar de la educación en valores para la responsabilidad ciudadana, no podemos perder de vista que estos existen en la realidad y en estrecha relación con la propia existencia del ser humano, y con el tipo de hombre que cada sociedad se propone formar y desarrollar. (Baster Pérez, E. 2008)
El mundo contemporáneo, vive unas condiciones históricas concretas permeadas en una gran dimensión; por complejos procesos de cambios, transformación, reajustes sociales, y búsqueda de mejoras en lo económico, político y social. Esto por supuesto repercute de forma directa en las políticas educacionales que se trazan y determina la necesidad del análisis, reflexión y búsqueda de nuevos valores para la responsabilidad ciudadana sociales o nuevas manifestaciones de éstos para poder asimilar los cambios que se avecinan, de los que las nuevas generaciones deben apropiarse y hacer suyos; de ahí que entonces, los problemas de la formación del hombre, y su desarrollo pleno, deben ocupar un primer plano, así como la búsqueda de diferentes vías y alternativas para lograrlos. (Baster Pérez, E. 2008.
Al referirse a esto el Presidente de los Consejo de Estado y de Ministros y Secretario del PCC Dr. Fidel Castro Ruz, señala que la Revolución no escatima nada por salvar una vida, que trabaja por el ser humano y que si es necesario hablar de valores para la responsabilidad ciudadana éticos, en la obra y el esfuerzo de la Revolución están presentes los más elevados valores para la responsabilidad ciudadana éticos; que en Cuba no hay políticos millonarios, y que no se ha tolerado jamás la corrupción y eso, constituye una prueba de lo moral, de la ética de la Revolución, de su respeto al hombre, de respeto al ser humano, y que esos son los valores para la responsabilidad ciudadana que defendemos, y eso dicta nuestro deber: una mejor educación de las nuevas generaciones, que le corresponde a toda la sociedad, si bien es una tarea donde la institución educacional tiene un papel protagónico.
La principal función de la escuela como señala la Dra. Amelia Amador es trasmitir y formar los modos de hacer, pensar, trabajar, de las tradiciones, de la cultura general de los hombres, como parte del proceso de socialización en que transcurre la vida de niños, adolescentes y jóvenes. (Citada por Baster Pérez, E. 2008)
Asumen los autores que la escuela, por lo tanto, tiene que hacer llegar la cultura a las nuevas generaciones, mediante la utilización de métodos que permitan que la hagan y sientan suya; sin embargo señala la autora, que este aspecto no ha sido lo suficientemente abordado por la escuela y ha traído como consecuencia algunos problemas y conflictos en la formación de la personalidad de determinados grupos poblacionales. (Baster Pérez, E. 2008)
Además consideran la labor de la escuela, ante esta situación es determinante, ya que de hecho es la institución que de una manera planificada, organizada y sistemática, tiene la responsabilidad de formar a las nuevas generaciones, acorde con el momento histórico, concreto en que estas viven y se desarrollan. Corresponde por tanto, asumir la formación de valores para la responsabilidad ciudadana de forma cohesionada con los demás agentes sociales – familia, comunidad, organizaciones políticas, estudiantiles y de masas
Considera los autores de vital trascendencia el pensamiento de José Martí, quién escribió “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre el, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podría salir a flote; es preparar al hombre para la vida “(Martí Pérez, J. citado por Baster Pérez, E. 2008)
Para Martí, es necesaria la educación para la vida y con sentido práctico, lo que se pone de manifiesto cuando al referirse a esto escribió”: Puesto que a vivir viene el hombre, la educación ha de prepararlo para la vida. En la escuela se ha de aprender el manejo de las fuerzas con que en la vida se ha de luchar. (Martí Pérez, J. citado por Baster Pérez, E. 2008)
Es importante destacar, el nexo que se establece entre la educación y los objetivos sociales a que debe dar respuesta por una parte, y la contribución que debe brindar al desarrollo individual por la otra, como los dos polos de una cuerda en tensión que representan los puntos de llegada y de partida respectivamente en el trabajo educacional.
En este sentido, es necesario partir de la consideración de que la personalidad se forma y se desarrolla no sólo bajo la influencia de acciones dirigidas hacia una finalidad del sistema educacional, sino también y de manera esencial, en un amplio contexto social, puesto que el sujeto vive en una sociedad.
Considera la autora que en busca e una repuesta a la interrogante ¿Qué son los valores para la responsabilidad ciudadana? No resulta fácil definir conceptualmente el término valor; visto desde la óptica de la responsabilidad ciudadana; ya que este es objeto de análisis y reflexión por diferentes ciencias y en las sociales, aún no queda muy claro, debido a que cada escuela lo define en función de la ideología que subyace en su teoría.
Los valores para la responsabilidad ciudadana como categoría, son estudiados por la Axiología, (del griego axios = valor) que constituye la teoría filosófica que conceptualiza las nociones de lo valioso, en el campo de lo que es bello, estético y verdadero, como esencias y cualidades contenidas en las creaciones humanas.
El Dr. José R. Fabelo Corzo. Investigador Auxiliar del Instituto de Filosofía y Vicepresidente de la Sociedad Cubana de Investigaciones filosóficas, en su obra Práctica, Conocimiento y Valoración, señala que: “por valor, generalmente se entiende, la capacidad que poseen determinados objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana, es decir, la determinación social de estos objetos y fenómenos, consistente en su función de servir a la actividad práctica del hombre “. (Citado por Baster Pérez, E. 2008
Es consideración de los autores que es oportuno el análisis desde el punto de vista filosófico, entender cómo valores para la responsabilidad ciudadana; como una compleja formación de la personalidad, contenida no sólo en la estructura cognitiva, sino fundamentalmente en los profundos procesos de la vida social, cultural y en la concepción del mundo del hombre, que existen en la realidad, como parte de la conciencia social y en estrecha correspondencia y dependencia del tipo de sociedad en el que niños, adolescentes y jóvenes se forman.
Desde el punto de vista psicológico, los valores para la responsabilidad ciudadana son un reflejo y expresión de relaciones verdaderas y reales, que constituyen reguladores importantes en la vida de los hombres.
Desde el punto de vista pedagógico, esta formación debe lograrse como parte de la educación general, científica que reciben los adolescentes y jóvenes: como conocimiento, como producto del reconocimiento de su significación que se transforma en sentido personal y se manifiesta como conducta.
Las orientaciones valorativas, a nivel de individuo, es el valor hecho consciente y estable para el sujeto que valora, que le permite actuar con un criterio de evaluación, revelando el sentir que tienen los objetos y fenómenos de la realidad para él, hasta ordenarlos jerárquicamente por su importancia, conformando así la escala de valores para la responsabilidad ciudadana a la que se subordina la actitud ante la vida. (Baster Pérez, E. 2008)
Las mismas son componentes importantes de la estructura de la personalidad, y la conciben así la mayoría de los especialistas que profundizan en esta problemática, al referirse al aspecto subjetivo personal de los valores para la responsabilidad ciudadana, aunque tienden a denominarlo de diferentes formas, así hemos encontrado lo siguiente: sistema de actitudes; posición en la vida; sentido personal; valor para sí; orientación valorativa.
Cada sociedad es portadora de determinados valores para la responsabilidad ciudadana, que son asimilados por el niño, adolescente o joven, en forma de orientaciones valorativas, de acuerdo con las particularidades de la sociedad en que viven, las características de cada etapa de su desarrollo, y la experiencia personal.
Al abordar la problemática de los valores para la responsabilidad ciudadana, es necesario partir de la premisa, que estos constituyen un contenido de la educación, y a su vez un proceso básico para la elevación de la calidad de la educación que recibe la nueva generación.
Asumen lo autores que los valores para la responsabilidad ciudadana son una expresión de la sociedad en la que fueron creados, y esta refleja sus aspiraciones y propósitos en la política educacional que traza, definiendo así qué tipo de hombre es necesario formar para que responda a sus intereses y necesidades. (Baster Pérez, E. 2008)
Los valores para la responsabilidad ciudadana a nivel de institución educacional, se materializan mediante el proceso educativo y como formaciones complejas, alcanzan su pleno desarrollo en etapas superiores del desarrollo ontogenético, es decir al final de la adolescencia y en la juventud, estabilizándose en todo el posterior desarrollo del sujeto.
La educación, como núcleo de este proceso, los encauza, los dirige hacia el logro de una mayor calidad de su acción socializadora, en función de los objetivos a que aspira la sociedad, para lo cual modifica, conserva, o incluye nuevos enfoques en los contenidos educativos.
La educación por lo tanto tiene que ser integral, desarrollando diferentes aristas, es decir un hombre que piense, sienta, valore, actúe, cree, ame; es prepararlo para la vida presente y futura, para el trabajo, lo que constituye la esencia misma del proceso educativo. Tiene a su vez que favorecer el desarrollo de valores para la responsabilidad ciudadana, de respeto y de defensa del hombre mismo, de su entorno físico, del equilibrio ecológico y del desarrollo cultural.
En la institución educacional, cuando se logra un proceso educativo pleno en actividades organizadas, dirigidas adecuadamente, con un contenido concreto, donde puedan valorarse sus resultados, donde los alumnos sientan la necesidad de su participación y la satisfacción con la tarea desarrollada, es lo que permitirá la formación de actitudes y valores para la responsabilidad ciudadana positivo en las diferentes esferas de la vida social.
Los niños, adolescentes y jóvenes hacen suyos los valores para la responsabilidad ciudadana, en función del sistema de relaciones y actividades en el que estén inmersos, y al ser los valores para la responsabilidad ciudadana formaciones complejas y constituir un sistema no es posible pensar o trabajar fraccionada o aisladamente en su formación, sin embargo si resulta importante en la labor pedagógica, dar a conocer a cada estudiante, y al grupo lo que cada valor en particular significa, que el estudiante lo analice, reflexione, valore y conozca las conductas adecuadas; solo así podrán interiorizarlo e incorporarlo a su quehacer cotidiano.
Es importante también, tener presente que los valores para la responsabilidad ciudadana guardan una estrecha relación unos con otros, y con otros aspectos de la personalidad entre ellos: los sentimientos, las actitudes, las cualidades y las motivaciones personales. Por ejemplo, cuando nos referimos al patriotismo, como un valor esencial en la formación ciudadana este, está relacionado íntimamente con el sentimiento de amor y orgullo hacia el suelo en que se nace, de respeto a los símbolos patrios y de una actitud intransigente en su defensa.
Corresponde al maestro por tanto determinar cómo lograr una adecuada educación en valores para la responsabilidad ciudadana; sin dudas, como plantea la Dra. Amelia Amador, el enfoque metodológico es fundamental, y muchas discusiones y posiciones existen al respecto, pero también existen principios a tomar en cuenta que fundamentan este quehacer, es por ello el necesario tratamiento que abordamos a continuación. (citado por Baster Pérez, E. 2008)
El cómo educar y formar valores para la responsabilidad ciudadana; por lo general tiene éxito cuando ese cómo, es variado, diferenciado, y con exigencias para cada alumno en correspondencia con el nivel de desarrollo alcanzado, se presentan problemas diversos que hay que conocer y saber enfrentar adecuadamente. Las acciones impositivas y autoritarias provocan tarde o temprano reacciones naturales de rechazo, sumisión o dependencia en los estudiantes. De igual forma el método de aconsejar, pero sin congruencia entre lo que se predica y lo que se vive, sin tomar en consideración la experiencia personal del estudiante, provoca confusiones, que más tarde se traducen en serios conflictos de valor. Lo significativo, la orientación valorativa, no se descubre, ni se asimila mediante máximas y sermones; sino por congruencia de vida y de interacción y acción responsable.
A veces, cuando el cómo es dejar hacer, dar total libertad; el estudiante lo percibe como una falta de interés, de compromiso por parte del maestro, lo que lo hace sentir poco querido, abandonado y a su vez indiferente. Qué sucede en estos casos, que estas experiencias negativas impiden: el descubrimiento y la comprensión por parte del sujeto de lo bueno para sí (componente afectivo) y el valor no lo asimila ni logra interiorizarlo.
La educación en valores para la responsabilidad ciudadana requiere la utilización de la persuasión como uno de los métodos fundamentales, además de la participación consciente y activa del sujeto en su propia formación, donde la realización de toda actividad tenga un significado para sí. Este proceso se facilita mediante una relación interpersonal comprometida, en una comunicación que se caracterice por un diálogo abierto y franco, donde se comparta con autenticidad y congruencia las experiencias y conocimientos de cada uno.
Es también la confianza y el respeto hacia el otro, tomando en consideración, que los otros son parte de nosotros mismos, de la sociedad que es donde se realizan los valores para la responsabilidad ciudadana, cobrando significación única y plena.
Además de lo planteado, es necesario considerar que los métodos, siguiendo la concepción de la Dra. Amelia Amador deben orientarse en tres planos fundamentales: los dirigidos a la conciencia, que deben permitir a los estudiantes conocer los modelos correctos, del deber ser, en lo social, y en lo personal y así sentar las bases de la formación de ideales en correspondencia con la sociedad. En esta dirección pueden ser utilizadas narraciones, conferencias, seminarios, trabajos de investigación, análisis de biografías de héroes y mártires, debates y discusiones de materiales de la prensa o de la televisión, visitas a museos, así como encuentro con personalidades destacadas, lo más cercanas posibles a su entorno social, que sean ejemplos a imitar por el niño adolescente o joven. (Baster Pérez, E. 2008)
Los métodos dirigidos a la actividad. , tienen como objetivo esencial, que los estudiantes, cualquiera que sea su edad, puedan poner en práctica, las formas correctas de actuar; en este caso los maestros durante el desarrollo de sus clases, deben utilizar métodos productivos, donde cada alumno tenga la oportunidad de participar activamente, acorde con sus posibilidades reales, hacer que el trabajo docente se convierta en fuente de vivencias tanto individuales como colectivas, que reflejen la realidad en que viven. (Baster Pérez, E. 2008)
Se deben organizar juegos donde los niños tengan que asumir diferentes roles, cumplir con responsabilidad tareas asignadas, crear y participar en brigadas de estudio o de producción, de exploradores, en círculos de interés, sociedades científicas, creación de rincones de lectura, de museos escolares y en general lograr en todas las actividades que se realicen en la escuela la actuación sistemática y positiva de los estudiantes.
Los métodos dirigidos a la valoración, buscan que los estudiantes tengan la posibilidad de comparar lo que hacen con el modelo correcto propuesto, tanto en las tareas individuales como en las colectivas. En las primeras edades este proceso se apoya fundamentalmente en la actividad del adulto, del maestro que es quien la dirige. En este caso esta valoración depende más de la regulación externa, la que gradualmente se traslada a la propia valoración y autovaloración, hasta dar lugar a la autorregulación del niño. (Baster Pérez, E. 2008)
En la conducción de este proceso valorativo, el docente puede utilizar el estímulo y la sanción individual o colectiva en función del error cometido o de la tarea no realizada, con el objetivo de lograr obtener la regulación de la conducta de los niños, atendiendo a cada caso, según sus características. Esta labor requiere de gran tacto, ya que lo que es necesario, es valorar la conducta y no al niño, lo que permite dejar abierta la posibilidad de cambio y la confianza de que se puede lograr.
El maestro, es el máximo responsable de la educación de sus alumnos, y la clase, ofrece múltiples alternativas y posibilidades para lograrlo. Durante su desarrollo se deben efectuar los ajustes o adecuaciones correspondientes entre los contenidos que se imparten y las características del grupo hacia el cual se dirigen; la situación social en que viven, así como el medio familiar de cada estudiante. En esta dirección sirven de apoyo las caracterizaciones que de la comunidad, la familia y los alumnos efectúan los centros.
En dependencia de la edad, en cada aula reciben sus clases, alumnos que ya tienen una experiencia anterior, y traen por lo general interiorizado un conjunto de normas, hábitos, y valoraciones del mundo que les rodea. Para el maestro, le es de gran necesidad conocer esto, ya que a partir de ahí es que puede efectuar realmente un trabajo diferenciado tomando en cuenta las diferencias individuales.
Resulta importante trabajar en cada clase, el amor al trabajo y la formación de un sentido de la vida, en correspondencia con las posibilidades y necesidades de un país subdesarrollado y bloqueado pero dispuesto a defender sus principios y conquistas como sucede en el caso de Cuba.
Además, hacer partícipe y protagonista de cada acción al estudiante; donde tengan que esforzarse constantemente en la búsqueda de cualquier situación, y el maestro ser capaz de que éste logre una relación personal afectiva con lo que se hace; que lo asimile como algo de él, solo así cobrará una verdadera significación y lo hará suyo y por consiguiente aprenderá a valorarlo mucho más, ya que es el resultado de su propia acción.
En esta labor resulta necesario que el maestro, con su ejemplo personal y su conducta diaria, se convierta en un modelo a imitar, sobre todo en las primeras edades, donde posee el privilegio de poder alcanzar una aceptación total y positiva por parte de sus alumnos.
Cuando de adolescentes y jóvenes se trate, también resulta un modelo, pero no siempre es imitado o tomado como patrón a seguir, por lo general es objeto de una crítica a veces despiadada por parte de sus alumnos; sin embargo, cuando logra una relación y comunicación lo suficientemente afectiva y efectiva, se convierte en un modelo también positivo.
Un aspecto fundamental, que debe tener presente el maestro en la educación de sus alumnos y específicamente en la formación de valores para la responsabilidad ciudadana, como núcleo que oriente la conducta, y consecuentemente determine sus actitudes es el de ser capaz en cada contenido que trabaje tratar, de propiciar la suficiente información y participación para que cada estudiante logre el conocimiento de este, de una manera lo más objetiva posible y sobre todo estableciendo las relaciones en cada caso, de este contenido con la vida, pero no en abstracto, sino en correspondencia directa con lo que vive a diario; solo así tendrá significación y valor para sí.
Además del componente cognoscitivo, resulta necesario trabajar a la par el afectivo, ya que este componente es el que abarca la relación personal con el valor, propiciando que por ellos mismos lleguen a la valoración de lo importante, útil, agradable, bueno, que resulta lo que hacen y lo importante del para qué y por qué lo hacen.
Asume además que son múltiples las vías y alternativas que tiene la escuela para trabajar en función de que los escolares interioricen y hagan suyos los valores para la responsabilidad ciudadana de la sociedad en que viven, esto es posible, en la medida en que se logre motivarlos e interesarlos de forma que los hagan suyos y estén dispuestos a defenderlos hasta sus últimas consecuencias. (Baster Pérez, E. 2008)
La formación de acciones y orientaciones valorativas en el escolar, son procesos que han de ser objeto de importantísima atención en la clase. Ambos estarán vinculados a la revelación del valor del conocimiento que es objeto de aprendizaje – cualidad que le confiere su valor social – la valoración podrá ser positiva o negativa, en relación con el significado que adquiera para el escolar lo cual debe expresarse por este en los diferentes momentos de la clase, al darles la posibilidad de plantear sus ideas, criterios, juicios, reflexiones, sentimientos y argumentos. Comprende revelar y valorar el vínculo del conocimiento con la vida, plantearse proyectos propios, ideas a emprender, cosas por hacer, de acuerdo a su edad y al contenido de la asignatura.
Otro aspecto importante en esta dirección, es que el maestro propicie la realización por el alumno de actividades de control y valoración, por parejas y colectivas, así como la autovaloración y el autocontrol, lo que le permitirá conocer sus errores y aciertos, de una manera objetiva y consciente.
En las actividades que planifique la institución ha de tomar en cuenta el accionar de los padres y otros factores de la comunidad. Todo esto forma parte de su labor, y por lo tanto debe incluirse en los diagnósticos que se realicen, para saber cómo piensan los demás adultos de esos valores para la responsabilidad ciudadana, cómo actúan, cómo es la forma de educación de la familia, y qué características tiene el barrio o zona donde transcurre la vida de los menores
Es opinión de la investigadora que la labor, tanto del colectivo pedagógico en general, como de cada maestro en particular, ha de estar dirigida a hacer coincidir cada vez más los valores para la responsabilidad ciudadana sociales con los individuales. Esto no se logra porque constante y sistemáticamente por ejemplo se les diga a los estudiantes lo que tienen que hacer, lo que es correcto o incorrecto, sino que es necesario enfrentarlos a situaciones concretas, donde tengan que demostrar con su conducta lo acertado de una acción, donde tengan que asumir una posición al respecto, argumentarla y defenderla.
Lo anterior determina que las actividades que se organicen, sean el resultado del análisis grupal, donde cada estudiante encuentre su espacio y protagonismo directo. Estudios realizados evidencian que mientras más elevada es la participación de un sujeto en el análisis de un valor, mayor será el efecto estabilizador del mismo.
Considera entonces, la autora que los educadores cubanos de hoy día, no deben perder la oportunidad de utilizar todas las formas y posibilidades de activación de las mentes y de los corazones de sus alumnos como son: las conversaciones individuales y colectivas; el debate grupal, donde tengan que fundamentar y defender sus puntos de vista y decisiones; la realización de tareas que respondan a un objetivo común; de trazar metas alcanzables a veces con un poco más de esfuerzo para algunos; de valorar y analizar en el momento oportuno el por qué y para qué se efectúan las diferentes actividades, qué obtuvo éxito y qué no, y ser capaces de
A consideración de la autora, corresponde a la escuela desempeñar un papel determinante en la formación de valores para la responsabilidad ciudadana, y para ello es necesario efectuar transformaciones en el trabajo educativo que se realiza en los centros. Resulta fundamental que este se oriente a potenciar en cada estudiante, aquellos aspectos que le permitan conocer de una manera más significativa, el momento histórico que están viviendo, visto desde la óptica de enseñar y educar los aspectos relacionados con la Constitución de la República de Cuba.
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