La dirección de una escuela, vital para un trabajo armónico y competitivo

Libia Vargas Cordero

Universidad Marista

Maestría En Educación

 

Hoy en día en un marco de globalización y de libre comercio la labor educativa mexicana requiere más que antes, de un trabajo armónico de equipo que redunde en beneficios para un gremio magisterial deteriorado y devaluado por mucho ante toda comunidad.

Sin querer anular la parte humana en la labor educativa pues la ética y los valores, deben de seguir siendo pilares de toda Escuela, también debemos de considerar que como toda empresa la tarea educativa reditúa un plusvalor: mientras mejor preparación, mayores resultados. Difícil resultaría el querer precisar en que momento deja de servir una y aparecer la otra sin embargo, no podemos negar que la parte social demanda la parte comercial y viceversa.

Así, resulta decisiva e imperiosa la necesidad de actualización e incorporación rápida de las TIC en nuestra actuación como mediadores del aprendizaje, papel que hoy día la tecnología nos ha legado. Este legado indiscutiblemente nos enfrenta a la tarea constante e ininterrumpida de actualizaciones que estén al nivel de la ciencia y la técnica. Parecer o ser ignorantes de la modernidad minimiza nuestro valor social y nos conduce a la desaparición como docentes. De ninguna manera podemos competir con la capacidad de acumulación de datos del software de una máquina computadora, pero ella jamás podrá alcanzarnos en el aspecto humano que logra generar lazos afectivos entre docentes y discentes en pro de un buen estado de ánimo y comunicación durante el proceso de aprender.

Pero bien y con todo esto, la Dirección ¿cómo, cuándo y dónde interviene?

Repararemos nuevamente en las empresas cuyos líderes son determinantes para el engrandecimiento y presencia de las mismas en una sociedad: un buen producto es aceptado y demandado por un usuario y a su vez recomendado a otros demandantes; se genera así la supervivencia y competitividad en un mercado inmenso como lo es nuestro país.

De ninguna manera se pretende que el aprendiz se equipare con un objeto porque en realidad como sujeto se tiene mayor facilidad para ser competitivo. A diferencia de un objeto que debe esperar la intervención de un sujeto para ser modificado sin poder participar en su modificación y estado final; todo sujeto es libre de elegir ¿cuándo, cómo y hasta dónde? ha de detenerse en pro de su competitividad. Desde este punto de vista cualquier otra empresa estaría por debajo de la rama educativa pues es precisamente a partir de ésta y durante ésta que las competencias laborales en todas sus ramas, demanda capacidades, habilidades y destrezas que favorezcan el enriquecimiento de aprendizajes.

La empresa educativa de tal forma, demanda un organigrama horizontal en el cual las especialidades de manera armónica desempeñen sus tareas, eslabonadas porque de lo contrario los resultados no son visibles, ni respetados y mucho menos considerados. En este sentido no es relevante la función de un director si solo funge como “jefe”, sino su importancia estriba en ser un líder de sectores: técnico, administrativo, docente, discente, asociación de padres, mantenimiento y limpieza entre otros.

Durante la tarea educativa, el director de una escuela en cualquiera de sus niveles, debe fungir y conducirse con un grado tal de liderazgo, que verse con el ejemplo ante su plantilla de personal, pero además que conozca su trabajo, se involucre con las diversas tareas del plantel y además se relacione con su personal.

Lo anterior de ninguna manera, deberá demandar del líder, conocimiento de todas las especialidades educativas ni tampoco de las ramas afines a las necesidades educativas mas bien requiere, de su capacidad de delegar tareas pero, coordinándolas y conociendo cada uno de las etapas de desarrollo de las tareas cotidianas e inherentes a la educación.

Considerar a la tarea educativa como una serie de actividades que se coordinan en un plano horizontal, definitivamente demandará que cada uno de los elementos involucrados conozcan sus capacidades, habilidades y destrezas que conduzcan a buen término las competencias que se deban desarrollar en los aprendices.

Con la entrada en vigor del nuevo Plan y Programas de la Educación en 1993 para el nivel Primaria, para Preescolar en el 2000 y las consecuentes adecuaciones para el nivel Secundaria y Preparatoria, se ha pretendido actualizar un método educativo desfasado con respecto a los avances tecnológicos internaciones y que nos inundan, acrecentando la brecha entre Método Educativos y las TIC. Esto no ha sido fácil ni en el sector público ni en el privado, todavía hoy en día las instituciones de gobierno y las incorporadas; se presentan ante el conflicto de continuar siendo tradicionales y obsoletas con respecto a los avances tecnológicos o ser revolucionarios para convencer a la comunidad que circunda ala educación, de la necesidad de cambiar estructuras reacias que evitan el análisis y capacidad de pensar de los aprendices –y en estos últimos nos incluimos los propios docentes-.

El papel eminentemente social de los docentes, demanda un cambio bien pensado y debidamente conducido a favor de grandes logros, pero también demanda de un grado tal de coordinación, engranaje y trabajo en equipo, que sólo un líder puede encauzar. Deberá ser tan inteligente que procure el máximo esfuerzo de sus compañeros de trabajo pero además comprenda sus necesidades, conozca sus capacidades y valore sus habilidades y destrezas de tal manera que genere un engranaje en el cual el trabajo se ejecute en base a criterios y normas laborales que el mismo “equipo” haya analizado, reconocido y aceptado como el más idóneo para la población a la cual sirve, así como los recursos con los cuales cuenta y las herramientas con las cuales se apoyará.

De ninguna manera podrá realizarse un trabajo, cuando es impuesto, cuando no es analizado y sobre todo cuando no es funcional. Cuando un director no quiere reconocer fallas del sistema y actúa sólo como jefe, difícilmente podrá tener logros junto con el personal, los alumnos no se sentirán parte de su institución y ante la comunidad poco a poco o rápidamente se deteriorará la imagen de la Escuela.

Con tal panorama es urgente que en todo plantel educativo público o privado, se enfatice en líderes y no en simples directivos, se coordine el trabajo deseado de manera colectiva y atendiendo a los propios intereses del plantel , se cambien estructuras de trabajo y los profesores en realidad estén convencidos del papel importante que tenemos en la sociedad y la necesidad de actualizarnos y trabajar en equipo, todo esto en pro de una reivindicación del gremio magisterial y en pro de una nueva forma de nuestro trabajo frente a las inevitables TIC, si es que no queremos desaparecer.

 

 

Recuerda compañero docente que antes, ahora y siempre, somos necesarios para la sociedad porque nuestro rasgo humano, nada podrá reemplazarlo

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