Formación de habilidades profesionales en estudiantes de Enfermería

Título: La formación de habilidades profesionales en los estudiantes de Enfermería desde la perspectiva de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Autora Principal: MsC. Leyla Pérez Piñeiro. RESUMEN: Existe una percepción ético política del trabajo científico el cual se realiza para satisfacer las necesidades del desarrollo social, que es compartida por los actores involucrados en los procesos científicos, tecnológicos y de innovación, convocándonos a perfeccionar el enfoque integral de nuestros profesionales, como estrategia y método de trabajo, que garantice un desempeño competente, de excelencia académica. Las diversas comunidades científicas pugnan por tener agentes activos en defensa de sus paradigmas en el ámbito docente. Los retos en la preparación de profesionales son una tarea de prioridad, para lo cual establecemos un proceso reflexivo de los fundamentos y la importancia social del desarrollo de habilidades profesionales en los estudiantes de enfermería. Se exponen algunas vertientes de ciencia, tecnología y sociedad en el transcurso de la historia y valoraciones de sus relaciones con el Proceso Docente Educativo, insertándolo a la formación del enfermero. Palabras clave: Ciencia, tecnología y sociedad, teoría de la actividad, habilidades, valores, enfermería.

 INTRODUCCIÓN: "… El desarrollo de un individuo está determinado por el avance de todos los demás con los cuales está en contacto directo e indirecto. Las distintas generaciones tienen una relación entre sí. Los sucesores están condicionados en su existencia física por sus antecesores, tomando de ellos las fuerzas productivas acumuladas y las formas de contacto para ser influenciadas en sus propias relaciones mutuas….", palabras de Carlos Marx y Federico Engels, en su obra La ideología Alemana, T 3. P. 423. Durante las últimas cuatro décadas, el desarrollo de la cultura, la educación y la ciencia han constituido una prioridad fundamental del estado cubano, expresándose no sólo en avances significativos en estos campos, sino también en una cierta mentalidad y estructura de valores de los profesionales, en particular los vinculados al campo científico – técnico, donde el sentido de responsabilidad social se haya ampliamente extendido. Existe una percepción ético política del trabajo científico que incluye la clara concepción de que el mismo se realiza para satisfacer las necesidades del desarrollo social. La misma es compartida por los actores involucrados en los procesos científico tecnológicos y de innovación y tiene sus raíces en las transformaciones sociales e ideológicas del país, según Núñez Jover, (1994). Se persigue precisamente cultivar el sentido de responsabilidad social de los sectores vinculados al desarrollo científico tecnológico y la innovación. En Cuba no sólo hay conciencia de este enorme desafío que enfrenta el mundo, sino que se promueven estrategias en los campos de la economía, la educación y la política científica y tecnológica que intentan ofrecer respuestas efectivas. Todo eso, desde luego, necesita de marcos conceptuales renovados. Cuba cuenta con una fuerte tradición de crítica y resistencia al orden mundial actual. El pensamiento político del compañero Fidel Castro ha sido penetrante en la crítica al "capitalismo realmente existente" y especialmente esclarecedor respecto a la marginalidad creciente que las tendencias actuales reservan al tercer mundo. Ese pensamiento se articula coherentemente con el énfasis en el desarrollo de la ciencia y la tecnología y la orientación de estas a la atención de necesidades sociales relevantes, pretendiendo participar y fecundar tradiciones de teoría y pensamiento social, así como estrategias educativas y científico tecnológicas que el país está fomentando, las cuales crecen en las cuestiones de salud, desarrollo científico, seguridad social, recuperación económica y especialmente por la educación. En el perfeccionamiento de la preparación docente, como desafío de la escuela cubana, Salcedo Estrada, C. Inés y otros, (2003) y en documentos sobre el trabajo metodológico del MINED, (2003, se establece la exigencia para el personal docente de alcanzar resultados superiores en el trabajo metodológico y científico, en función de resolver los problemas principales de la escuela. El período actual, caracterizado por revoluciones científico técnicas y sociales, hace que la sociedad le exija cada vez más a la universidad el desempeño de un nuevo papel, que esté comprometido con los problemas de la comunidad, por lo que la enseñanza universitaria médica requiere un giro en el proceso formativo de enfermeras y enfermeros, basado en una concepción flexible y competente que satisfaga las carencias y necesidades crecientes de este miembro del equipo de trabajo, en las distintas unidades docente-asistenciales como manifiestan Sierra Salcedo R. A, (2002) y Mur, Norma, (2002). Es un reto de nuestra Universidad Médica actual garantizar la continuidad de estudios de forma masiva de jóvenes provenientes de los planes emergentes, así como de los preuniversitarios y otros centros formadores de personal técnico, que podrán optar por especialidades propias del sector salud. El resultado a alcanzar corresponderá con la necesidad del Sistema Nacional de Salud de incrementar cuanti-cualitativamente los recursos humanos que el mismo necesita para continuar el fortalecimiento de la calidad de los servicios que se ofrecen y con ello incrementar los niveles de satisfacción de la población, así como su calidad de vida, reiterado por nuestro comandante en jefe en varias intervenciones y presentado como directriz de trabajo en los documentos rectores del Congreso de Educación, 2004. El V Pleno del Comité Central del PCC, el V Taller del Trabajo Político Ideológico, 2001 y Bello Fernández, (1999), nos convocan a perfeccionar el enfoque integral de nuestros profesionales, como estrategia y método de trabajo, acorde con los valores más genuinos de la patria, de nuestro socialismo, formando habilidades que garanticen un desempeño competente, de excelencia académica, con una alta productividad científico tecnológica, además de un horizonte cultural válido y a la vez capaces de insertarse con éxito en el nuevo escenario internacional. Por tanto, los retos en la preparación de profesionales de Enfermería son una tarea de prioridad, para lo cual pretendemos establecer un proceso reflexivo acerca de los fundamentos y la importancia social de la formación de habilidades profesionales en los estudiantes de enfermería, tomando como punto de partida la teoría de la actividad de Pavlov y sus consideraciones sobre los procesos psicológicos, así como la influencia de la ciencia y la tecnología sobre dichos procesos, contribuyendo así a la formación de profesionales altamente calificados y capacitados para la ejecución de los problemas de salud que presenta nuestra compleja y cambiante sociedad. DESARROLLO: La ciencia es una actividad social vinculada a las restantes formas de la actividad humana. Los procesos de producción, difusión y aplicación de conocimientos propios de la actividad científica son inexplicables al margen de los intereses económicos, políticos y militares que caracterizan los diversos contextos sociales. Es una actividad institucionalizada, permeable a los valores sociales y no puede ser neutral. Esos intereses se expresan en su financiamiento, en las prioridades que para ella se establecen y que intentan instrumentalizarla y ponerla al servicio de los más variados fines, para lo cual requieren de un conocimiento objetivo que haga de ella un saber útil. Las políticas científicas, los programas de investigación y las instituciones que articulan el trabajo científico, como plantea Núñez Jover, (1994), reconocen sus fines sociales. La función de la ciencia por tanto, se vincula a la adquisición de conocimientos, cuyo ideal más tradicional es la verdad, en particular la teoría científica verdadera. La objetividad y el rigor son atributos de ese conocimiento, por lo que la imagen de la ciencia, vista como relación sujeto –objeto ha sido desarrollada, sobre todo, por la metodología del conocimiento científico y la epistemología. De ahí sus temas clásicos: método, verdad, objetividad, explicación y argumentación. Sin embargo, comprender la ciencia exige también entenderla en el marco de la relación sujeto – sujeto. Este es el ángulo preferente que ha aportado la Sociología de la Ciencia. El sujeto de la ciencia no es el individuo aislado, no es un hombre abstracto. Si se presta atención a la naturaleza social del proceso científico, pudiera indicarse como sujeto a la sociedad toda. Es preferible un enfoque estratificado que identifique a los diferentes sujetos que definen la actividad científica. Se trata del individuo (cuya actividad cognoscitiva está socialmente condicionada) que en su interacción con otros, conforma comunidades científicas u otras comunidades profesionales, las que interactúan con sus semejantes, tanto nacional como internacionalmente. Situado explícitamente en la tradición de Marx, Kröber (1986), Núñez Jover (1994), expresa una definición de ciencia que en alguna medida resume la diversidad de sus aspectos relevantes,… "entendemos la ciencia no sólo como un sistema de conceptos, proposiciones, teorías, hipótesis, sino también, simultáneamente, como una forma específica de la actividad social dirigida a la producción, distribución y aplicación de los conocimientos acerca de las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad. Aún más, la ciencia se nos presenta como una institución social, como un sistema de organizaciones científicas, cuya estructura y desarrollo se encuentran estrechamente vinculados con la economía, la política, los fenómenos culturales y con las necesidades y las posibilidades de una sociedad dada". La presencia progresiva de la experimentación a partir del siglo XVII y la complejidad creciente de los recursos y habilidades técnicas que ellas reclaman, determinan que la relación del investigador con los procesos que estudia es cada vez más mediada por toda una extensa red de dispositivos tecnológicos. Lo que se puede investigar y las conclusiones que es posible alcanzar sobre los procesos estudiados, con frecuencia, es altamente dependiente de la tecnología disponible. El concepto de técnica que describe Agazzi, (1996), se usa en un sentido amplio. Incluye actividades productivas, artesanales ó industriales, artísticas ó incluso estrictamente intelectuales. La técnica se refiere al hacer eficaz, a reglas que permiten alcanzar de modo correcto, preciso y satisfactorio ciertos objetivos prácticos. Es preciso advertir que de igual modo que la ciencia vinculada al saber ha experimentado profundas transformaciones en su evolución, la técnica ha sufrido un proceso de diferenciación que ha dado lugar a la tecnología que "constituye aquella forma (y desarrollo histórico) de la técnica la cual se basa estructuralmente en la existencia de la ciencia". Desde esta perspectiva, la tecnología representa un nivel de desarrollo de la técnica en la que la alianza con la ciencia introduce un rasgo definitorio. La naturaleza social de la tecnología puede ser subrayada a través de la noción de socio sistema y entendida como prácticas sociales, que involucran formas de organización social, empleo de artefactos, gestión de recursos. Están integrados en socio sistemas, dentro de los cuales establecen vínculos e interdependencias con diversos componentes de los mismos. La transferencia de tecnologías y los procesos de difusión tecnológica, pueden generar alteraciones en los socio sistemas, semejantes a las que ocurren en los ecosistemas cuando alteramos el equilibrio que los caracteriza. Por tanto, debemos considerar, como Pacey (1990) y González García y otros, (1996), que tecnología es mucho más que una suma de aparatos cada vez más caros y sofisticados. La tecnología es una práctica social con tres dimensiones: La dimensión técnica: incluye conocimientos, capacidades, destrezas técnicas, instrumentos, herramientas y maquinarias, recursos humanos y materiales, materias primas, productos obtenidos, desechos y residuos, etc. La dimensión organizativa: política administrativa y gestión, aspectos de mercado, economía e industria, agentes sociales, empresarios, sindicatos, cuestiones relacionadas con la actividad profesional productiva, la distribución de productos, usuarios y consumidores, etc. La dimensión ideológico – cultural: en esta se presentan finalidades y objetivos, sistemas de valores y códigos éticos, creencia en el progreso, etc. Esta formulación tiene la virtud de ensanchar la idea habitual de tecnología y revelar la conflictividad social que rodea la práctica tecnológica la cual no sólo involucra equipos, sino conocimientos, destrezas, problemáticas organizacionales, valores e ideologías. Un punto básico para nuestro análisis lo constituye la unidad entre ciencia y tecnología. La formación de científicos sin nociones tecnológicas y de ingenieros con deficiente visión científica, contradice las tendencias contemporáneas. A lo largo de este siglo la interacción ciencia – tecnología se ha venido haciendo cada vez más fuerte y cada vez se debe más una a otra. De modo creciente, las necesidades técnicas, influyen en el desarrollo del conocimiento científico y a la inversa. La selección de teorías, los programas de investigación, condicionan formas de acción instrumental que envuelven tecnologías. Se habla de un "complejo ciencia – tecnología" ó de una "tecnociencia". Esa novedad sugiere la necesidad de reconsiderar algunas estrategias en la educación de científicos e ingenieros, en dos sentidos: subrayando el nexo ciencia – tecnología y fortaleciendo la formación social de los mismos, como plantea Echeverría, (1995). Tecnociencia incluye los complejísimos móviles sociales que conducen el desarrollo científico-tecnológico. El papel de los intereses sociales en la definición de su curso es tanto más claro, en la medida que la dimensión tecnológica pasa a ser preponderante. Una consecuencia de ello es la colocación, en primer plano de los dilemas éticos. Manipular, modificar, transformar, son acciones que conducen siempre a dudas acerca de los límites de lo moralmente admisible. En este punto del análisis este autor sugiere considerar que: * Los nexos ciencia – tecnología – sociedad han cambiado radicalmente en el curso de tres siglos y hoy adquieren una especial intensidad. * La educación de científicos e ingenieros debe tomar en cuenta esos procesos. Los enfoques sociales son hoy tan importantes para estos profesionales, como el resto de las disciplinas que aceptamos como necesarias. * La educación debe fundarse en la idea de que ciencia y tecnología son procesos sociales y no verdades y aparatos al alcance de todos. Chomsky y Dieterich, (1997), citados por Núñez Jover, (1994)), expresan que el factor más importante al considerar el papel que jugarán los conocimientos y la educación en el siglo XXI son los "imperativos de la realización del capital humano a nivel mundial". En la economía global de este siglo, la calificación científica y profesional de la fuerza de trabajo debe constituir el arma competitiva fundamental, desplazando las ventajas comparativas tradicionales como riquezas naturales u otras. Esta tendencia "aumenta, in abstracto, la importancia de los sistemas educativos formales a nivel mundial." El contenido de lo que se ha de enseñar ha sido fijado previamente, en forma de planes de estudio. Hay por tanto, una mediación social que delimita los conocimientos y las habilidades básicas de un futuro científico. Ello es, particularmente decisivo a partir del establecimiento de la enseñanza y de la adquisición de nociones científicas elementales por parte de todos los ciudadanos. Uno de los objetivos básicos de la enseñanza de la ciencia es la adquisición por parte de los estudiantes de representaciones mentales adecuadas y de conocimientos científicos previos. Dichas representaciones no sólo son lingüísticas, no basta con poseer los conceptos o saberse de memoria las leyes básicas de una determinada teoría, sino que hay que haber interiorizado el por qué, así como las técnicas de escritura, observación, medición, cálculo y experimentación, que van ligadas a la misma. En esta época se prefigura la adscripción del futuro científico (o profesional) a uno u otro paradigma y comunidad científica. Es importante subrayar, como infiere Echeverría, (1995), que dicha construcción de representaciones mentales nunca es una actividad exclusivamente individual, sino que está profundamente mediatizada por la sociedad. La misma está determina, al menos en la enseñanza regulada, por los contenidos tecnocientíficos a enseñar y el orden de su presentación y a continuación evalúa e interactúa con el individuo a través de sus agentes docentes, dilucidando su mayor ó menor competencia y aptitud y corrigiendo, motivando y en general, normalizando las representaciones mentales que el sujeto individualmente se haya hecho de las teorías, por lo que el ámbito por excelencia para la ciencia normal es el contexto de educación. Las diversas comunidades científicas siempre pugnan por tener agentes activos en defensa de sus paradigmas en el ámbito docente. La objetividad científica nos aproxima al proceso humano de construcción del conocimiento objetivo porque existe un mundo ó realidad objetiva que se apoya en el hecho de que la ciencia tiene finalidades inseparables, pero irreductibles de las que persiguen otras actividades sociales, para lo cual desarrolla métodos, destrezas técnicas, habilidades, intuiciones, enfoques, todos ellos imperfectos, pero favorecedores de la producción de conocimiento objetivo. El éxito de la ciencia al interpretar, explicar, predecir y manipular la realidad, es un argumento a favor de su objetividad. En un contexto dado, como refiere Núñez Jover, (1994), caracterizado por un cierto desarrollo cognitivo y técnico, es posible encontrar argumentos que favorezcan ciertas elecciones sobre otras en materia de conocimientos. Importante es el hecho de que la práctica científica puede ser explorada desde diversas perspectivas y con variados fines, produciendo conocimiento verdadero, teorías válidas, usando el conocimiento disponible para satisfacer necesidades sociales, por lo que el autor plantea que el paradigma tecnológico que se viene imponiendo es altamente intensivo en conocimientos y la información es hoy vital para el funcionamiento de la economía y la sociedad contemporánea (cuyas complejidades no se reflejan adecuadamente en su definición como sociedad de la información) y donde las estrategias para avanzar no están sujetas a un determinismo tecnológico que excluya la necesidad del análisis de los intereses económicos y políticos que la determinan. En consecuencia, se insiste en la necesidad de complementar los análisis en el campo de la gestión en ciencia y tecnología, orientado preferentemente a la identificación y uso de los medios que pueden propiciar el desarrollo científico y tecnológico, con análisis verdaderamente políticos y sociales, que ofrezcan un marco de referencia orientador de su desarrollo estratégico en las tendencias mundiales de Ciencia y Tecnología, expresadas en el Informe Mundial sobre Ciencia, UNESCO, (1996). La política científica y tecnológica en América Latina, debe poner énfasis en aspectos tales como: la formación de recursos humanos (tanto a la formación de alto nivel como a la dotación de habilidades técnicas), el fortalecimiento de núcleos capaces de realizar la ‘traducción del conocimiento disponible, tornándolo aplicable y la prestación de servicios científicos y tecnológicos (particularmente sistemas de información)" y de comunicación. Países como España, Costa Rica, Uruguay, Colombia y Cuba desarrollan proyectos de incorporación de los medios de comunicación y educación como elemento didáctico en las aulas, lo cual ha tenido un impacto en el Programa de la Organización de Estados Iberoamericanos, (OEI), para la Educación, la Ciencia y la Cultura, expuestos en el Encuentro Nacional Prensa Escuela OEI – MEN – ANDIARIOS, julio, (1998). La capacidad científica (que supone cierto grado de autonomía) consiste en recepcionar, difundir, extender, transformar, aplicar conocimientos y todo ello, según el criterio de autores como Saldaña, (1994), Arozena, (1993), Goldstein, (1989) y Albornoz, (1997), en conexión con las demandas y necesidades sociales. Es preciso insistir en el papel que la educación tiene que jugar en todos estos procesos, constituyendo una clave para la democratización, la equidad y la eficiencia. En la perspectiva de los cambios que se suceden en el mundo, los países y las personas que no posean una buena formación, susceptible de permanente actualización, quedarán marginadas en lo económico, lo social y lo cultural. La formación básica generalizada es imprescindible, entendiendo que ella ahora exige una cierta actualización tecnológica, por ejemplo, el dominio de conocimientos informáticos. Los ciudadanos deben ser educados para aprender a aprender, lo que exige, entre otras cosas la generalización de la educación de avanzada y permanente. Ese tipo de educación, por supuesto, no puede asociarse exclusivamente a la que se obtiene en las escuelas y con fines de titulación. Se trata de la conversión de la sociedad (empresas, comunidades, escuelas, universidades) en un escenario educativo, donde la actuación del individuo es decisiva. Drucker, citado por Arocena (1995), afirma que "cada institución que genera empleo tiene que convertirse en un maestro" a lo que el último agrega, "quizás sea más adecuado decir que todo ámbito, donde una tarea socialmente útil es desempeñada eficientemente, constituye un aula que no puede ser desperdiciada." Este escenario, como autores de este artículo, consideramos tiene muchas características semejantes al proceso de universalización de la educación que se viene desarrollando en nuestro país y en el cual están involucrados no sólo las instituciones de educación, sino el estado cubano. El proceso educativo, señalado por Talízina, (1988), es un proceso de dirección, para lo cual la utilización de estrategias y alternativas pedagógicas en una constante toma de decisiones y redefinición de la innovación en su contexto de trabajo, es fundamental. La dirección del proceso de enseñanza sobre el desarrollo armónico y multilateral de la personalidad, implica que sea ejecutado integralmente y posea un caudal de riqueza espiritual, pureza moral, perfección física y que además proporcione conocimientos, hábitos, habilidades, normas y modos de actuación que correspondan con el nivel de desarrollo de la ciencia moderna. Hay regularidades expresadas por la autora como son las condiciones sociales y educación, teniendo en cuenta el desarrollo de la sociedad y el surgimiento progresivo de escalones superiores, la participación activa del individuo que desarrolla su personalidad en la colectividad y la influencia conjunta de los educandos y educadores, con unidad de criterios y de acción generan valores de incalculable trascendencia. Las políticas científico – tecnológicas y las educativas, deben desplazar los viejos abordajes ó marcos conceptuales con los cuales operaban en el pasado y sustituirlos por ideas contemporáneas, lo que requiere inevitablemente la comprensión de los procesos de innovación social. El problema de la relación entre innovación y desarrollo social es uno de los más relevantes que podemos imaginar para el campo del desarrollo científico actual, sobre todo si se enfoca desde la perspectiva de los países subdesarrollados. Es un tema que enlaza cuestiones técnicas con valoraciones política y éticas fundamentales, como expresa Núñez Jover, (1994). La competencia profesional. La Teoría de la actividad. Desde fines del siglo anterior, en las sociedades más desarrolladas surgen los oficios industriales. La formación laboral se preocupó por el aprendizaje de las capacidades profesionales que comprenden los deberes, aptitudes y habilidades, cuya meta es efectuar actividades relacionadas con una profesión. El concepto de competencia, en el marco de la educación y el trabajo, rescata la visión del profesional como un agente reflexivo frente al cambio y plantea la existencia de competencias objetivas y subjetivas. Irigoin, María E, (1996), señala que el trabajador debe poseer una base de (habilidades básicas, habilidades de pensamiento, cualidades personales) y competencias (habilidades interpersonales, recursos, información, sistemas y tecnología). Ubica tres grandes grupos de competencias: aprender a pensar, aprender a hacer y aprender a ser. Las acciones educativas deberán estar encaminadas al desarrollo de los tipos de competencia destinadas a aprender a pensar. Insiste en que no pueden ignorarse los contenidos, ellos deben adquirir un nuevo sentido al servicio del desarrollo de determinadas competencias: las vinculadas a las habilidades personales, interpersonales y sociales y las destinadas a aprender a pensar. Mur, Norma, (2002), se identifica con García Vera, Antonio, (1996), para el modelo del profesional y el proceso enseñanza – aprendizaje, que permite su formación y en el cual, en el diseño del currículo se elabora la estrategia esencial del proceso a nivel de carrera, disciplina, colectivo de año y asignatura, considerándolo como un sistema, ya que hay delimitación de objetivos como metas, que determinan los restantes componentes y las relaciones entre ellos. Esta tendencia la encontramos en las concepciones cubanas y en los planes de estudio actuales. Las Tendencias Pedagógicas Contemporáneas, recogidas en documentos del Centro de estudios de la Didáctica y la Dirección de Educación Superior de Cienfuegos, CEDES, (2003), nos aproximan a la aplicación de los más acertados modelos, citados entre otros por López Hurtado, Josefina, (2002) y en las cuales existen invariantes como: • El aprendizaje es de carácter social y el estudiante participa logrando objetivos. • Se considera el carácter activo de los procesos psíquicos, o sea, la comunicación. • Fundamenta el desarrollo integral de la personalidad del alumno con métodos activos. • La formación de habilidades, como cualidad psicológica, permite la base lógica para aprender y proporciona al estudiante el entrenamiento con lo dicho y lo replanteado. El modelo integrador, propone una concepción de la educación que sintetiza la dimensión científica y humanista, expresando el desarrollo y la aplicación más original y creativa de la filosofía materialista dialéctica a la pedagogía, dada por el científico ruso L. S. Vygotski, (1985), quien con su teoría histórico – cultural del desarrollo humano, ha ofrecido uno de los fundamentos de las teorías educativas más fuertes de estos momentos, demostrando la cercanía de lo mejor de las tradiciones educativas actuales a lo mejor de la tradición marxista y poniendo en ventaja teórica a la pedagogía cubana. En la misma, se reflexiona sobre cómo destacados científicos de renombre internacional, han reconocido la necesidad de asimilar aspectos esenciales de su teoría, como la mejor forma de solucionar el dilema de: cómo la escuela puede transmitir la totalidad socio – cultural y formar al hombre integralmente, por ser una realidad viva, bio – psico – social, individual y comunitaria e histórica. A la naturaleza humana es necesario considerarla en general y como históricamente condicionada por cada época, porque el hombre varía en el curso de la historia, se desarrolla, se transforma y llega a ser el producto de esta. El mérito fundamental de esta teoría es que sentó las bases del principio de la psiquis y la actividad. El surgimiento de la psiquis, como una forma relativamente nueva de reflejo en el transcurso de la filogenia, se produjo en estrecha relación con la realidad extrema objetiva. En la misma medida en que el medio se hizo cada vez más complejo, los organismos desplegaron formas de actuación cada vez más eficaces y perfectas en su actividad de adaptación. Según Petrovski, (1976), Luria, (1982), Talízina, (1985), el reflejo psíquico en la actividad cerebral surge vinculado a la necesidad de conocer el mundo objetivo, sus propiedades y relaciones, para poder interactuar en el mismo. Las peculiaridades de la psiquis del hombre, son determinadas como algo específico de la vida social, considerando el carácter sistémico de ella y la aproximación de la misma a la actividad extrema, en primer lugar, según las particularidades de la actividad práctica de los hombres que intervienen como determinantes en la psiquis y en segundo lugar, por la estructuración de la psiquis humana, que se examina por analogía con la estructura de su actividad laboral. Por tanto, las funciones psíquicas mediatizadas, surgen al principio en el proceso de la actividad exterior conjunta: el lenguaje y los signos que se presentan desde el principio con todos sus elementos. La definición del área de desarrollo potencial del niño como la diferencia entre el nivel real de las tareas realizables con la ayuda de los adultos y el nivel de las tareas que pueden desarrollarse con una actividad independiente la plantea Vygotski, (1983), enunciando la ley fundamental del desarrollo en la cual todas las funciones superiores aparecen dos veces en el curso del desarrollo del niño: la primera vez, en las actividades colectivas, sociales, como funciones inter psíquicas y la segunda, en las actividades individuales, como propiedades internas del desarrollo del niño, como funciones intra psíquicas. El rasgo esencial del aprendizaje es el que engendra el área de desarrollo potencial, o sea, estimula y activa un grupo de procesos internos de desarrollo en el marco de las interacciones con otros, que se convierten en adquisiciones internas del niño, señalado por Leontiev, (1982) y Talízina, (1985), los que ponen de manifiesto la unidad de la psiquis y de la actividad. La Teoría de Pavlov, referida al I y II sistema de señales, relaciona al individuo desde su medio interior hacia lo exterior, apoyándose en el carácter creador de la conciencia para su transformación. En la misma se ve al hombre como un producto del proceso de desarrollo de la personalidad, interactuando los sujetos en el aprendizaje, lo que diagnostica las capacidades intelectuales, manifestando una zona de desarrollo entre las capacidades intelectuales reales y las capacidades potenciales, partiendo de comprender cómo la psiquis tiene un carácter activo en la regulación de la actuación y está determinada histórica y socialmente en su origen y desarrollo, en la medida que se forma y desarrolla en el proceso de la actividad y comunicación con un carácter de continuo, que el sujeto establece en el medio socio histórico en que vive. Fuentes González, Homero, (1995), señala que el enfoque histórico – cultural desarrollado por Vygotski y sus continuadores, a partir del modelo psicológico del hombre, postula una concepción original de la relación entre la enseñanza y el aprendizaje y expone las ideas fundamentales y consecuencias para el planteamiento curricular de la Educación Superior. En este sentido, es necesario tener en cuenta dos premisas fundamentales: las exigencias de la teoría general de la dirección y regularidades del proceso de asimilación de los conocimientos en la actividad de enseñanza aprendizaje. Esta última es el proceso que mediatiza la relación entre el hombre, como sujeto de ella y los objetos de la realidad. Posee una estructura que relaciona entre sí al sujeto como agente y el objeto que resulta transformado en un producto final por un sistema de medios que utiliza el sujeto, constituido por el sistema de acciones que realiza, los instrumentos que emplea, sean ideales ó materiales y los objetivos de la actividad, que establecen la relación entre estos componentes y dan a la actividad una dirección determinada hacia el resultado final. En la elaboración del perfil del profesional, los seguidores de esta corriente, citan tres etapas en el análisis de la actividad profesional: La primera etapa, es la identificación precisa de las tareas de un profesional, en una situación social determinada, lo que considera la imagen del profesional. La segunda etapa "fundamentación del perfil", consiste en determinar el sistema de actividades básicas y generalizadas, que definen el núcleo de la profesión y que deben orientar la elaboración del plan de estudio. Sus componentes tienen el siguiente orden: objeto, sujeto, resultado final, objetivos, acciones e instrumentos y condiciones específicas en que se ejecuta. La tercera etapa, establece las relaciones entre las actividades básicas generalizadas, donde es imprescindible determinar las relaciones estructurales y genéticas entre ellas. Estos nexos se modelan en el planteamiento docente y constituyen el núcleo de la profesión. A partir de la aplicación de estas tres etapas, se organiza todo un proceso docente-educativo. Vygotski (1985) asigna un significado especial a las relaciones existentes entre el desarrollo y el aprendizaje, por su repercusión en el diagnóstico de las capacidades intelectuales y en la elaboración de una teoría de la enseñanza. Para él, lo que la persona puede hacer con la ayuda de otras es más indicativo de su desarrollo mental, que lo que puede hacer por sí solo. Al analizar este enfoque Histórico Cultural, planteado por Talizina, a partir del modelo psicológico del hombre, postula una concepción original de la relación entre enseñanza – aprendizaje, vigente en las concepciones actuales de la educación cubana. Su teoría se basa en la actividad, como medio de transformar el objeto, teniendo relación con las funciones nerviosas superiores del ser humano, los procesos psicológicos superiores y la comunicación y el lenguaje, vistos desde un contexto social y que actualmente son la base de la implementación de los programas de la Universalización de la enseñanza, de los cuales hacen comentarios, Benítez Cárdenas, Francisco, Hernández Gutiérrez, Dimas Nestor, Pichs Herrera, Berta, (2005), manifestando que los mismos se han comenzado a aplicar en la enseñanza superior en Cuba, con el apoyo estatal para incrementar el acceso de aquellos estudiantes, que habiendo terminado los niveles 3 o 4 según la Clasificación Internacional Normalizada de la Educación (CINE) de la UNESCO, por diversas razones, no han continuado estudios universitarios. El mismo desarrolla un modelo pedagógico centrado en el aprendizaje del estudiante, con el uso de los medios tradicionales (guías y libros) y de las TIC, ha permitido elevar la matrícula universitaria en tres veces en solo 4 cursos. La sustentabilidad del programa se basa en la escala nacional del mismo, lo que permite el uso de los recursos humanos y materiales (aulas, medios de cómputo y videos) que existen hoy en los municipios gracias al desarrollo de la educación en los últimos cuarenta años y a la cooperación que se alcanza en los distintos niveles de dirección del programa, desde la nación al municipio y el abaratamiento de costos por la edición masiva de medios de enseñanza. De esta manera, junto al perfeccionamiento de la universidad tradicional, surge un nuevo concepto de universidad, que abarca tanto el campo central como las Sedes Universitarias Municipales ya que se desarrolla y se apoya en ella y que permite elevar el acceso, mejorar la composición étnica y de estratos sociales en Cuba, la pertinencia y el impacto social de los procesos sustantivos (docencia de pre y postgrado, investigación y extensión), con relevancia para la educación continua, y crea las condiciones adecuadas para la universalización de los conocimientos, lo cual pone a nuestro país en mejores condiciones de competitividad ante los retos del nuevo milenio. Estas consideraciones nos posibilitan en el marco de la propuesta de formación de los estudiantes colocar la práctica como centro generador de aprendizaje, a partir de la cual se debe proyectar el proceso de formación de habilidades, que supone no sólo el contexto donde se desarrolla, sino además los aspectos técnicos, cognitivos y socio afectivos, así como la transferencia de conocimientos, propiciando el interés y un mayor grado de participación e implicación personal en las tareas orientadas, a partir de considerar el carácter continuo de la formación de los educandos, como manifiesta Rubinstein (1957): "Los fenómenos psíquicos surgen y se desarrollan sólo en el proceso de interacción constante del individuo con su medio". En esta afirmación se expresa el carácter amplio de su comprensión acerca de la actividad, la cual considera en dos sentidos: en uno interno, en tanto todo proceso psíquico ocurre como actividad y en uno externo, de interacción. Para él, la categoría actividad es la vía de interacción del hombre con lo que le rodea y la forma propia de lo psíquico. Por su parte Leontiev (1978), expone que "La actividad no es una reacción, ni un conjunto de reacciones, sino un sistema que tiene estructura, transiciones y trasformaciones internas y un desarrollo". Por tanto, la actividad es un proceso complejo. Ella conforma un sistema que como tal posee una estructura, que se traduce en las relaciones estudiante – profesor. Vygotski (1985) fundamenta que el proceso de la cultura humana transcurre a través de la actividad y mediatiza la relación entre el hombre y su realidad objetiva. A través de ella el hombre modifica la realidad y se forma y transforma así mismo. En tal sentido resalta "El punto nodal de desarrollo social y humano lo constituye el concepto de actividad. Estas concepciones generales han sido analizadas y resumidas por Fuentes González (1995), en: • La actividad humana transcurre en un medio social, en activa interacción con otras personas, a través de variadas formas de colaboración y comunicación, y por tanto tiene un carácter social. • Un rasgo fundamental de la actividad transformadora del hombre es su carácter mediatizado por el instrumento que se interpone entre el sujeto y el objeto de la actividad. La actividad del profesor frente al alumno se enfrenta a una contradicción básica: las exigencias orientadas socialmente por la profesión y la posibilidad para darle respuesta, a partir de las particularidades de los estudiantes. En esta dirección, en el contexto de la práctica se relacionan a través de un conjunto de operaciones concretas, que garantizan la formación de conocimientos, intereses, hábitos, habilidades y otros componentes de capacidades más complejas, formando parte de su actividad interna como eslabón de enlace hacia las funciones psíquicas superiores como expresa Suárez Rodríguez, Clara, (1995). El conocimiento y la habilidad, señalado por Leontiev A. N, (1982) y en documentos del IPLAC, (1997), se vinculan dado que en la estructura de una habilidad, se incluyen siempre determinados conocimientos, específicos y generales, así como el sistema operacional que permite aplicarlos concretamente. Rodríguez Guerra Emiliano y otros, (1994), plantean que el conocimiento constituye una premisa para el desarrollo de la habilidad y existe realmente en la medida en que sea susceptible de ser aplicado, de ser utilizado en la resolución de tareas determinadas y cuando esto ocurre, es ya un saber hacer, es ya una habilidad. La verdadera asimilación de los conocimientos conlleva necesariamente a un proceso de formación de las habilidades, así como en la base de toda habilidad se encuentran determinados conocimientos. Una relación evidente entre el objetivo y el contenido, consiste en que los componentes esenciales ó invariantes, en ambos, son los conocimientos y las habilidades, pero en el objetivo se refleja la esencia de dichas invariantes y en el contenido se manifiestan los conocimientos en forma detallada, desplegada y con diferentes niveles de asimilación, sistematicidad y profundidad, expresado por Álvarez de Zayas, Carlos, (1992), López Balboa Lutgarda, (1998), teniendo en cuenta: Un primer nivel, de familiarización, en el cual sólo se exige que los estudiantes reconozcan determinados elementos de la tarea, que identifiquen, señalen objetos y situaciones, etc. El segundo nivel, de reproducción, cuando el estudiante imita acciones, repite el conocimiento asimilado, ejecutando las acciones que observó en un previo modelo de actuación. El nivel de producción, el tercero, cuando el estudiante puede aplicar con relativa independencia los conocimientos y habilidades adquiridos para solucionar y transformar nuevas situaciones. Cuando hablamos de creación, nos referimos a un cuarto nivel, donde se elaboran en forma independiente alternativas para dar solución a una tarea. El estudiante organiza en forma novedosa los conocimientos y habilidades y logra elaborar nuevos modos de actuación. En varias definiciones sobre habilidades, López Balboa, Lutgarda, (1998); Becerra Soto, Mirella, (2002); Petrovski, A. V, (1985); López Soto, Matilde, (1988); Zilberstein, (1999); (Álvarez de Zayas, Carlos, (1992), resaltan como aspecto esencial el sistema complejo de acciones psíquicas y prácticas que permiten una regulación racional de la actividad con un dominio de la misma. Al analizar la estructura de la habilidad, esta tiene como base gnoseológica el conocimiento, como componentes ejecutores, las acciones y las operaciones y como componentes inductores los objetivos y los motivos y en ellas está intrínsecamente ligado el potencial de desarrollo psicológico de la persona ó habilidades conformadoras del desarrollo personal, porque posibilitan la eficiencia ó competencia del individuo, ya sea en la actividad ó en la comunicación (con las demás personas o consigo mismo), en cualquier esfera de la vida porque están en la base de todo aprendizaje y porque son mecanismos de auto desarrollo. Las habilidades y los hábitos se contemplan por documentos del IPLAC, (1997), como experiencias asimiladas mediante los distintos modos de actuación, por lo que sin el conocimiento de estos modos, sin una reproducción reiterada y además después de actuar de manera independiente en la solución de tareas y problemas, en un nivel de adquisición de experiencias nuevas y creadoras, no se podrán adquirir, ya que necesitan una interpretación científica del mundo para facilitar un proceso de desarrollo de la personalidad, además de la presencia de invariantes funcionales de ejecución, para las cuales el alumno, teniendo un conocimiento de las mismas, será capaz de: explicar, argumentar, demostrar, interpretar y predecir, debiendo tener el dominio de una secuencia de acciones intelectuales y prácticas para la solución de un problema dado, clasificado como un sistema de habilidades desde varias posiciones: intelectuales, prácticas, generales y particulares. Cuando planteamos la significación de las habilidades profesionales desde el nivel de saber hacer, tenemos en cuenta que ellas se convierten en el objeto de la profesión y del cuidado de enfermería al hombre, la familia y la comunidad sanos y/o enfermos en relación recíproca con su medio social, tomando como base las necesidades humanas y su satisfacción con la aplicación del Proceso de Atención de Enfermería para el cual, este profesional podrá desempeñarse en los tres niveles de atención médica y en los diferentes centros de la estructura administrativa, docente e investigativa del Sistema Nacional de Salud, planteado en Documentos Rectores de Enfermería del Nuevo Diseño Curricular, 2003 y por Pérez Piñeiro, L, (2004). La Enfermería. Retos. Estrategias. La enfermería ó el ejercicio de la enfermería es identificación y tratamiento de las respuestas humanas a los problemas reales ó potenciales de salud y comprende la práctica y la supervisión de las funciones y servicios que, directa ó indirectamente y en colaboración con un cliente ó con otros profesionales de la salud, que no sean enfermeros, tienen como objetivo la promoción de la salud, el alivio del sufrimiento, la recuperación de la salud y el desarrollo óptimo de ésta, e incluye todos los aspectos implicados en el proceso de enfermería, descritos en artículos como Canadian Nurse Asociación (C.N.A.), (1984). La Enfermería es cuidado, es un arte, es una ciencia, es holística, es adaptable y está centrada en la persona. La Enfermería se ocupa de la promoción, del mantenimiento y de la recuperación de la salud. Es una profesión de ayuda. Lo/as enfermero/as constituyen una fuerza humana y profesional de primer orden. En número, sus miembros sobrepasan a los otros profesionales de la salud. Sus competencias están diversificadas y se encuentran en todas las esferas de actividades relacionadas con la salud: cuidan, educan, aconsejan, dirigen y también investigan. Su trabajo está marcado por la polivalencia, la flexibilidad y la multidisciplinariedad. Más allá de la diversidad y del cambio, los cuidados siguen siendo la razón de ser de la profesión y constituyen el motor y el centro como refiere Martínez-Espejo, Mª Dolores y otros, (2005). Es caracterizada por Bello Fdez, N, (1999), como una de las profesiones que se distinguen de la educación médica por la actuación profesional de este recurso en salud, que esencialmente se concreta en cuatro dimensiones: el cuidado de enfermería, la persona (familia, comunidad), la salud y el entorno. Se ocupa de la satisfacción de las necesidades humanas y las alteraciones de la salud, aplicando la lógica del Proceso de Atención de Enfermería como método científico, teniendo en cuenta acciones de promoción, prevención, curación y rehabilitación para garantizar el bienestar físico, mental y social, utilizando los procesos docente, gerencial e investigativo, para garantizar la calidad y optimización de los servicios. Al existir sólo 828 enfermeros en el país, a partir de 1961 se comienza a organizar la especialización y la formación masiva de graduados como premisa básica para cubrir las necesidades existentes, reflejado en Documentos Rectores del MINED, MINSAP y del Instituto Superior de Ciencias Médicas, 1987, 1999, 2000. En todos los países la enfermería no está incluida en el contexto universitario como en Cuba. Esto dificulta la unidad en cuanto a contenidos educativos, especialización, perfil profesional, competencias y reconocimiento de responsabilidades, lo que conlleva a una diversidad en la formación, por la variedad de contextos sociales, económicos y educativos, señalado por Espina Prieto, Mayra y otros, (1997); Mur, Norma, 2002), cosa que dificulta la formación integral y armónica del profesional y su preparación para enfrentarse a su vida laboral. Estudios de la organización panamericana de la salud, (OPS), 1998, respecto a la formación del personal de salud, señalan la intensidad de los procesos de transformación y las modificaciones de los mercados laborables e indican la dirección y estrategias en que las instituciones formadoras deben redefinir su misión y los perfiles de enseñanza. Se aprueban entre muchas medidas la integración docente asistencial de los servicios de Enfermería, así como la creación de una Comisión Universitaria y Ministerial para elaborar los programas de estudio de la Licenciatura en Enfermería en el ámbito universitario, destacándose en ellos el principio de combinación del estudio y trabajo. En el primer decenio del siglo XXI se mantienen las dos variantes en la formación de estudiantes de Licenciatura en Enfermería: Curso Regular Diurno (C.R.D.) y Curso para Trabajadores por encuentros (CPT), descritas por Feliú Escalona, Belkis y otros, (1998). En el año 2003 se aprueba por el Viceministerio de docencia e Investigación del Instituto de Ciencias Médicas de La Habana un Nuevo Diseño Curricular para la formación de los Recursos Humanos en Enfermería, que integra el nivel técnico y el nivel universitario, con tres estadios de desarrollo en tres perfiles determinados: Enfermero Básico, Enfermero Técnico y Licenciado en Enfermería, presentado en Documentos Rectores del Nuevo Diseño Curricular, 2004. La misión del enfermero en Cuba y su carácter social están sustentados en lograr un óptimo estado de salud del individuo, la familia y la comunidad, asegurándoles una atención integral y personalizada, mediante el uso racional de los recursos humanos y tecnológicos y siguiendo las estrategias y programas priorizados por el MINSAP. Para esto se ha implantado en el país la denominada Carpeta Metodológica, como estrategia para elevar la calidad en el ejercicio de la profesión, donde se recogen los procedimientos y la estandarización de los procesos técnicos y organizativos que han evolucionado hacia 5 fases sucesivas e interrelacionadas y compatibles con la naturaleza de la profesión, que son: valoración, diagnóstico, planificación, ejecución y evaluación y que integran las funciones intelectuales de la resolución del problema en un intento por definir las acciones de enfermería. Este proceso fue descrito por primera vez por Hall, (1995). Luego fue desarrollado en tres fases diferentes que contenía elementos rudimentarios del proceso actual de cinco fases, elaborado por Jonson, (1959); Orlando, (1961); Wiendenbach, (1963). En 1967, Yura y Walsh fueron los autores del primer texto en el que se describía un procero con 4 fases. A mediados de los años 70, Bloch, (1974); Roy, (1975); Mundinger y Jauron, (1975) y Aspinall, (1976), añadieron la fase diagnóstica, dando lugar al que ha sido legitimado por Iyer, P. W y otros, (1997), como el sistema de la práctica de Enfermería. La exactitud de esta fase de valoración descrita por Maslow. A, (1943), menciona las prioridades y niveles jerárquicos de las necesidades humanas, denominadas como Jerarquía de Necesidades Humanas. Las ubica en 5 niveles: fisiológicas, de Inocuidad y/o seguridad, sociales, de estima y de autorrealización, además de sugerir que el cliente va subiendo en jerarquía cuando intenta satisfacer necesidades. En otras palabras, las necesidades fisiológicas suelen tener una mayor prioridad para el cliente que las demás. Por tanto, coincidimos con Iyer P. W, (1997); Bello Fernández, N, (1999); Pomares José A, (2002), en que cuando estas necesidades básicas no están satisfechas, es muy posible que el cliente no tenga ganas ó no sea capaz de satisfacer necesidades de mayor nivel. Esta teoría, que puede considerarse como holística – dinámica, es mejorada por Kalish, (1983), citado por Iyer P W, (1997), dividiendo las necesidades fisiológicas en: de supervivencia y de estimulación, lo que resulta especialmente útil para ayudar al profesional de enfermería a establecer prioridades en la recogida de información y los datos de la valoración, los cuales serán fundamentales para establecer un acertado diagnóstico. De ahí la necesidad de que el profesional sea competente a la hora de analizar todo lo referido por el sujeto en estudio y dentro de esto realizar una acertada valoración fisiológica. En Cuba, el carácter social de la Enfermería, permite el desarrollo de su labor de forma integral, teniendo en cuenta los aspectos de prevención, promoción, curación y rehabilitación, perfilándose actualmente hacia niveles superiores de aprendizaje, que llevan a la profundización de los conocimientos y habilidades para poder cumplir el encargo que la sociedad le ha designado, con la incorporación de valores de la cultura universal, teniendo en cuenta el desarrollo de sus capacidades físicas y mentales, la aplicación del principio pedagógico de la vinculación de la teoría con la práctica, la combinación del estudio trabajo, que transforma al estudiante de consumidor en productor, permitiéndole realizar actividades de complejidad creciente que ayuden a la solución de problemas de salud, según lineamientos de trabajo descritos en Documentos Rectores del ISCM, (1987); del MINSAP, (1999); el V Taller Político Ideológico del MES, (2001); Placeres Hernández, (2002) y reiteradas intervenciones de Castro Ruz, F, (2002), (2004). Citamos de Carlos Álvarez, (1990),…: "Cada tipo de educación tiene un objeto propio, de acuerdo a la labor futura del egresado……y en la contradicción entre el modo de actuación y el objeto de trabajo, se resuelve el objeto de la profesión”. Los modos de actuación de nuestro sistema de salud para el licenciado en enfermería, se señalan en Documentos Rectores, (2003), del programa de esta especialidad. Se agrupan en 5 acciones de vital importancia, las cuales son el eje central de la labor del enfermero, manteniendo las habilidades de observación y comunicación como constantes, por lo que las mismas estarán presentes en dichas acciones que son: Diagnostica, Tratar, Investigar, Administrar y Educar. Se reconocen una serie de etapas generales, comunes y estratégicas a la hora de desarrollar habilidades, las cuales se proponen para la especialidad de enfermería, descritas en artículos como: el Programa del curso para un modelo Pedagógico en la Formación y desarrollo de habilidades, hábitos y capacidades, IPLAC, (1997); Anderson, J, (2003); Hernández Fernández M. A, (1993); Carbajosa Martín, Ignacio, (2003), el sitio Web del Colegio de Enfermería de la Universidad de Sevilla, (2003), y citadas por Pérez Piñeiro, L, (2004), entre las que están: 1.- Planificación y Organización: Considerada como trabajo metodológico esencial. En ella se realizan las decisiones más importantes en la ejecución del docente y de los estudiantes. Se determinan los objetivos, se estudian las relaciones entre las habilidades, los hábitos, los conocimientos y los restantes componentes del contenido de la enseñanza, además de conformarse la secuencia estratégica, los medios de enseñanza y se proyecta la ejecución de las tres etapas restantes. 2.- Demostración: Comprende mostrar al alumnado la manifestación concreta de la habilidad en cuestión. Incluye la información de la importancia de la habilidad, las condiciones en que se manifiesta, reglas, cuidados y especialmente la secuencia de acciones (invariantes funcionales). 3.- Ejercicios de entrenamiento: Acompañados de indicaciones del profesor y mejoramiento de la actividad con la eliminación de interpretaciones no correctas. Exige la aplicación de la habilidad a nivel reproductivo y el entrenamiento por ejercitación requiere el aumento progresivo de la complejidad y la independencia hasta llegar a la etapa de desarrollo de la habilidad. 4.- Aplicación independiente de la habilidad por los alumnos: Hay una actuación del alumno a un nivel creativo ó productivo. Se logra al desarrollar actividades de resolución de tareas nuevas. Puede ser sin la ayuda del docente, pues ya tienen la preparación teórica y práctica que les permite actuar con independencia y creatividad hasta la solución de la tarea docente en cuestión. En todo el proceso se destaca el papel determinante del alumno de un sistema de invariantes funcionales y del conocimiento metodológico procesal correspondiente. El éxito dependerá de la integración de las etapas y del nivel de comunicación alcanzado por el estudiante. Para facilitar el proceso de aprendizaje durante la actividad y fomentar el desarrollo de las habilidades, se utilizarán los procesos de reflexión, integración de conocimientos, aplicación del aprendizaje necesario en las actividades, dando problemas a resolver y solucionar, en los que tendrá que disponer de sus recursos intelectuales. Se trata, según Anderson, J, (2003); Carbajosa Martín, (2003), no sólo de recurrir a su memoria, sus conocimientos, códigos, sino a su imaginación, o sea, se requiere de un aprendizaje creativo. Conviene destacar que es la persona la que llega al conocimiento a través de experiencia. Es necesario, pues, desde la formación inicial, una enseñanza práctica que proporcione el entrenamiento de habilidades profesionales con las personas y grupos con los que se va a intervenir, siendo básicas la comunicación y fomentar la adquisición de una serie de actitudes positivas como: motivación, flexibilidad, participación, trabajo en equipo y autocrítica. CONCLUSIONES: El desarrollo científico ha determinado que las tecnologías actuales tengan un impacto importante sobre el accionar del profesional de la salud y su labor ante la sociedad. El trabajo de enfermería, desde su tradición y su historia, ha estado comprometido con los procederes y acciones que debe realizar para dar salud al ser humano y con el ejercicio de valores universales y de derechos humanos que el futuro profesional debe adquirir y consolidar en la práctica profesional. A la luz de las concepciones actuales de los cuidados de enfermería se insiste en la adquisición de aptitudes intelectuales como el análisis, la resolución de problemas, el juicio y el pensamiento crítico, las actitudes, lo mismo que el dominio de los procesos de intervención. De esta manera, los futuros profesionales deben ser formados con una mente abierta, que sepan aceptar las ambigüedades del mundo moderno: transformación, complejidad, y simultaneidad y que tengan una capacidad de diferir, crear e inventar. El basamento científico fundamental para este tipo de proceso formativo radica, entre otros aspectos, en la teoría de la actividad de Vygotski. Por razones muy concretas de las condiciones sociales y políticas que provocaron el aislamiento de la Unión Soviética, la teoría de este investigador y sus colaboradores no fue conocida a profundidad por la comunidad científica hasta después de la década de los 70 de la pasada centuria. Es por ello que el mundo occidental recibe la misma en estos momentos como un aporte nuevo a las ciencias psicopedagógicas, por lo que debemos continuar revisando, actualizando y aplicando todos los logros que ha alcanzado este enfoque cuyo basamento fundamental es el dialéctico materialista sobre los procesos psicológicos y de la personalidad, así como las funciones corticales, el lenguaje, la comunicación y la relación del hombre con la sociedad, para lo cual consideramos que: * El curriculum de la especialidad de enfermería debe continuar siendo fortalecido con la realización de actividades docentes en su formación integral y especializada. * Permitir un acercamiento mayor a la problemática de la enfermedad que padece el paciente, que en muchas situaciones, es desconocida ó estereotipada, facilitando la aplicación, por parte del estudiante de enfermería de las técnicas más actuales en los tratamientos y curación. * En el marco de las actividades docentes, desarrollar un intercambio mayor de saberes y experiencias permitiendo la reflexión, el análisis y el debate de los diferentes temas en situaciones en las que puede el futuro enfermero actuar. * Posibilitar el desarrollo de una metodología activa que fomente el aprendizaje de habilidades como la observación, motivación, comunicación, relación, receptividad, por ser básicas y fundamentales para el ejercicio profesional. * Facilitar la autonomía e independencia, garantizando que tanto alumnos como pacientes interactúen con conocimiento pleno del padecimiento ó enfermedad. * Continuar fomentando no sólo el aprendizaje de conocimientos instrumentales, sino también la práctica de valores como la igualdad, solidaridad, tolerancia, respeto mutuo, estableciendo una relación más empática y humana entre el profesional de la salud y el paciente. 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Leyla Georgina Pérez Piñeiro. Master en Ciencias Pedagógicas. Profesora Asistente. Institución Facultad de Ciencias Médicas. Cienfuegos. "Raúl Dorticós Torrado".Cuba. 2007. leyla@cmc.cfg.sld.cu Coautores: Dr C. Juan Antonio Castellanos Álvarez. Profesor Titular. Universidad de Cienfuegos, “Carlos Rafael Rodríguez” jcastellanos@ucf.edu.cu Dr. Raúl Chauvin Roche. Profesor Asistente. Facultad de Ciencias Médicas. Cienfuegos. chauvin@jagua.cfg.sld.cu

5 comentarios

  1. hola por favor necesito información arbitrada sobre el rol del docente universitario en enfermería

  2. Por favor me pasrarian datos sobre habilidades experimentales, su clasificacion pero en Fisica experimental III (electricidad y magnetismo ) basado en la enseñanza problémica.
    Gracias

  3. el documento nos muestra la perspectiva cubana de la formación de habilidades en enfermería, sin embargo resulta algo complicado para nuestro entorno, sin embargo, los aspectos sociopolíticos indudablemente que afectan el desarrollo de todas las profesiones sobre todo si sus recursos econoómicos depende del gobierno.

  4. estoy investigando metodologia de alto impacto alguien sabe de algo hcerca de este tema ?

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