EL TUTOR COMO LIDER EDUCATIVO EN LA ENSEÑANZA MÉDICA SUPERIOR

 

EL TUTOR COMO LIDER EDUCATIVO EN LA ENSEÑANZA MÉDICA SUPERIOR.

Autores: Dra. Bárbara L. Cabezas Poblet 1 Dra. Daisy Leonor Arcia 2 Dra. Bárbara L. Leiva Cabezas 3

 

1 Doctora en Ciencias Pedagogicas. Profesora Titular y Especialista de II Grado en Anestesiología y Reanimación. Máster en Ciencias de la Educación. Máster en Urgencias Médicas. Investigador Agregado.

2 Especialista De I Grado en Pediatría. Profesor Asistente. Máster en Enfermedades Infecciosas.

3. Médico General. Residente de Primer año de Anestesiología y Reanimación.

 

Palabras clave: Tutor, profesionalidad, competencias docentes, tutoría

Brindar servicios de salud de calidad, precisa contar con un recurso humano de alta calificación, lo que a su vez requiere de un personal docente capaz de formar con verdadera excelencia las nuevas generaciones de médicos, enfermeras, estomatólogos, psicólogos y tecnólogos de la salud, con el objetivo de que puedan apropiarse de un conjunto de saberes que promuevan su desarrollo integral, su participación activa, responsable y creadora en respuesta a las exigencias de la nueva sociedad. 

En tal sentido, se hace necesario brindar al estudiante servicios de apoyo que le faciliten su proceso de formación, de modo que la institución educativa y el proceso docente-educativo que en ella tiene lugar desempeñan un importante papel; el profesor como principal dirigente de este proceso de formación debe transformarse de simple transmisor del conocimiento en facilitador, orientador, asesor o tutor del estudiante, a fin de que éste alcance una formación que lo prepare para un desenvolvimiento acorde con lo que la sociedad aspira.

Entre los servicios de apoyo que ayudan a elevar la calidad educativa se destaca la tutoría. A los Policlínicos y Hospitales Universitarios, como centros docentes para el pregrado y posgrado, corresponde la selección de profesionales que realicen la función de tutores, que brinden la tutoría que necesitan los médicos y especialistas en formación la cual, puesta en marcha de una manera organizada e institucionalizada, puede facilitar una serie de mejoras al proceso de aprendizaje, por lo que ha de dedicarse especial atención a la instauración de programas de tutoría y a la figura del tutor.

 Esta concepción de la enseñanza reconoce al profesor como un orientador del estudiante en el proceso de aprendizaje, no se trata del profesor autoritario de la pedagogía tradicional que impone a éste qué y cómo aprender, sino que crea situaciones de aprendizaje en las que ellos se apropian de los conocimientos y adquieren las habilidades que les permitan una actuación responsable y creadora. Esto requiere de condiciones de apoyo y seguimiento por parte del profesor, no sólo en el ámbito académico sino también investigativo, laboral y personal, de modo que se logre egresar un profesional con un perfil amplio, que posea un alto nivel de conocimientos científico-técnico que sean posible aplicarlos a la vida y garanticen su participación en la construcción del socialismo. Por esta razón la tutoría se convierte en un proceso de orientación y apoyo personalizado al especialista durante todo el  proceso de formación.

Resulta esencial el vínculo que se establece entre tutor y tutoreado, el tipo y la calidad de las relaciones interpersonales entre ellos porque permite desarrollar un trabajo educativo de calidad, en el cual el primero se convierte en un modelo de profesional y de ser humano para el segundo. Estas relaciones deben ser de apoyo y confianza, respetuosas, estimulantes, acogedoras y propositivas, todo lo cual requiere del tutor una actitud ética, empática y responsable hacia los tutoreados que le permita desarrollar las actitudes adecuadas para inspirar confianza y lograr la aceptación de éstos.

Los tutores deben promover una comunicación educativa dialógica, mediante la cual los tutoreados puedan ser escuchados, atendidos y orientados; en tal sentido, deben promover espacios de interacción social y de comunicación personalizada. Es importante la relación personal del tutor con los estudiantes que atiende, para lograr establecer la confianza mutua, la comprensión y la empatía de modo que se pueda contribuir al proceso de desarrollo personal del alumno.

Ponce Rosas, expresa que el tutor es “aquel profesional en el cual se negocia la formación y el mejoramiento profesional y humano de acuerdo con los intereses sociales e individuales”. 1 En el concepto  se indica hacia dónde debe estar dirigida su función.

En el informe presentado a la Asamblea Nacional del Poder Popular: “Universalización de la Universidad”, se hace un análisis de la  gigantesca tarea que tiene ante sí la Educación Superior cubana y entre las tareas está brindar una atención personalizada a cada uno de los estudiantes: no cabe dudas que para lograr esto es necesario que el tutor posea el conocimiento profundo de sus características individuales y a partir de esto, desarrollar el sistema de influencias educativas necesarias para su transformación. Esta labor debe ser enfrentada por el docente en su condición de tutor, del cual se plantea en el documento: “Particular importancia adquiere en estas condiciones la existencia del tutor. Esta modalidad augura resultados positivos, porque se trata de la figura que acompaña al estudiante durante toda su carrera, lo asesora, lo guía, e impide que se sienta abandonado, solo, desalentado”.1

Ojalvo afirma que “La Educación Superior cubana concibe a los tutores como líderes educativos, con una alta profesionalidad, cuya labor educativa se realiza a través del asesoramiento a cada estudiante, de modo que éste pueda cumplir todas sus actividades docentes y laborales con calidad” 2 y hace énfasis en la necesidad de tener en cuenta el ejemplo personal, y aquellas cualidades que le permiten establecer relaciones con sus discípulos, de modo que pueda contribuir a la formación integral de su personalidad como futuro profesional. Según declaran estos autores: se trata de que cada estudiante en el Modelo de Continuidad de Estudios cuente con un tutor, “quien de manera individualizada lo asesora, guía y ayuda en el empeño de vencer los estudios universitarios”.

El tutor tiene la posibilidad de evaluar continuamente el aprendizaje del tutoreado, lo que permitirá a éste conocer sus avances. Esta reevaluación formativa constituye un elemento central de la actividad tutorial, lo que supone el análisis, entre ambos, de los estilos de aprendizaje, métodos y acciones encaminadas al logro de los objetivos formativos. Es preciso destacar que el tutor debe tener habilidad para fomentar en el tutoreado una actitud crítica e inquisitiva, como una forma para que él evidencie sus capacidades, debe identificar desórdenes de conducta asociados al desempeño individual derivados de problemas de carácter personal, psicológico, físico, socioeconómico, etcétera. Ello requiere contar con un personal académico que posea un conjunto de actitudes y habilidades adecuado para ofrecer los servicios de tutoría. En tal sentido,  deberá poseer un amplio conocimiento de la filosofía educativa subyacente al ciclo y a la modalidad educativa y curricular del área disciplinar en la que se efectúe la práctica tutoral”.4 Asimismo, conviene que sea investigador dotado de una amplia experiencia académica, que le permita desarrollar eficiente y eficazmente la docencia o la investigación y que además estas actividades estén vinculadas con el área en la que se encuentran inscritos sus tutoreados.

Para el desarrollo de la tutoría, se requiere de una mayor capacidad profesional por parte del tutor porque no basta ser muy bueno en la disciplina, también debe acercarse a muchas otras áreas del proceso educativo, como la pedagógica y psicológica, que le van a dar más herramientas para realizar mejor su trabajo. Considerando lo planteado por la doctora Nogueiras, el tutor debe poseer las siguientes competencias docentes:

  • Competencia académica: dominio de los contenidos propios de su asignatura.
  • Competencia didáctica: manejo de los componentes personales y no personales del proceso de enseñanza-aprendizaje, tratamiento sistémico de las categorías: objetivo, contenido, método, medios, formas de enseñanza y la evaluación como importante control de este sistema.
  • Competencia organizativa: dominio de todo lo relacionado con la planificación, organización, ejecución y control de las acciones pedagógicas y didácticas involucradas en la formación del que aprende.

Además debe:

  1. Poseer un equilibrio entre la relación afectiva y cognoscitiva que le permita llevar a cabo un plan de acción tutoral con el fin de promover la formación integral del estudiante.
  2. Brindar especial atención a las técnicas de estudio y ofrecer estrategias de aprendizaje que permitan al tutoreado desarrollar un pensamiento creador e independiente.
  3. Conocer las expectativas, intereses, potencialidades y limitaciones de sus tutoreados.
  4. Ser capaz de diagnosticar las competencias y capacidades de independencia cognoscitiva en el tutoreado para promover y desarrollar su autonomía en el estudio.
  5. Impulsar la formación reflexiva fomentando en el tutoreado una actitud crítica, como una forma de evidenciar sus capacidades.
  6. Propiciar un ambiente de trabajo que favorezca la empatía tutor-tutoreado.

  1. Poseer habilidades para la comunicación ya que intervendrá en una relación humana.
  2. Poseer dominio del proceso de tutoría y mantenerse actualizado en el campo donde ejerce esta.
  3. Contar con experiencia docente e investigativa, así como poseer conocimiento del proceso de aprendizaje.
  4. Ser creativo para aumentar el interés del tutoreado en todas sus esferas de actuación…5

Para concluir consideramos que junto a los elementos relacionados anteriormente, los que se exponen a continuación, definen y complementan el perfil de la figura del tutor en la Educación Superior. Molina Avilés reconoce la tutoría como “la atención personalizada y comprometida del tutor en su relación con el alumno, que consiste en orientar, guiar, informar, y formar al alumno en diferentes momentos de su trayectoria académica, integrando las funciones administrativas, académicas, psicopedagógicas, motivacionales y de apoyo personal”.6

 

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1.- Ponce Rosas ER y otros. Formación de investigadores en medicina familiar: El modelo de tutorización en investigación asesor-tutor-residente. Rev. Educación Médica. 2003;(2):25-36

2.- Ojalvo Mitrany V. Asamblea Nacional del Poder Popular: universalización de la universidad, el 1ro. de Julio de 2004. Documento citado En: Orientación y tutoría como estrategia para elevar la calidad de la educación. Rev. Cubana Educ Superior. 2005;(2):3-18

3.-Ojalvo Mitrany V. Orientación y tutoría como estrategia para elevar la calidad de la educación. Rev. Cubana de Educación Superior, 2005;(2):3-18

4.- Vela Valdés J. Educación Superior: inversión para el futuro. Rev. Cubana Educ Super. 2000; 20(1):3-16.

5.-Nogueiras Sotolongo M, Rivera Michelena NB, Blanco Horta F. Competencias docentes del médico de familia en el desempeño de la tutoría en la carrera de medicina. Rev. Educa Med Sup. 2005;v19(1):21-24.

6.- Molina Avilés M. La tutoría, una estrategia para mejorar la calidad de la educación superior. Rev. Univ. 2004 Jul;(28):35-40.

 

 

 

 

 

 

 

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