Gerardo Barboza
ElPais.Cr
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2013-09-14
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Los estudios internacionales contradicen la presunta utilidad de los exámenes estandarizados de PISA.
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El autor a los “especialistas” a cargo del cuarto informe sobre el “Estado de la Educación” en Costa Rica: ¿dónde se encuentra el análisis que desacredita el criterio de los expertos internacionales sobre PISA?
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“Al promover ese informe las pruebas PISA, como lo hace con todo un capítulo para “remediar” lo poco que han sido empleadas en el país, ¿el compromiso de las universidades públicas es con la educación nacional o la OCDE?”
La versión costarricense de los “Informes de Progreso Educativo” de Panamá, Perú, República Dominicana, Colombia, Ecuador, Honduras, Guatemala, Nicaragua, y Estados Unidos de América (“National Assessment of Educational Progress”) se intitula “Estado de la Educación”.
En la presentación del cuarto informe sobre el progreso de la educación costarricense, se señala que la finalidad de este es “proveer conocimiento actualizado sobre el desempeño de la educación costarricense, para propiciar el debate ciudadano y apoyar el proceso de toma de decisiones en este campo. Además, pretende determinar cuánto se acerca o se aleja el país de la aspiración de ofrecer oportunidades para que la población tenga, de manera equitativa, acceso a una educación de calidad, que promueva el desarrollo de las capacidades de las personas para realizarse individualmente y contribuir al bienestar social”.
Indica además que “También se buscó generar nuevos conocimientos para orientar el diseño de políticas con visión estratégica y de largo plazo, y se fortaleció la perspectiva comparativa con mayores referencias a buenas prácticas nacionales e internacionales” y que “Los resultados de esta edición ratifican el compromiso de las universidades públicas con la educación nacional y reiteran la necesidad que tiene el país de acometer los desafíos pendientes con entusiasmo y tenacidad, para lograr una educación de calidad a la que puedan acceder todos sus habitantes, sin distingos de ningún tipo y como herramienta fundamental para el perfeccionamiento de la democracia costarricense”.
En el capítulo quinto, en el apartado “Valoración general”, se establece: “La reciente participación de Costa Rica, por primera vez, en las pruebas estandarizadas internacionales del programa PISA, abrió una oportunidad para investigar en profundidad no solo el rendimiento académico, sino también los aspectos que inciden sobre él. Se trata de medir la habilidad de los estudiantes para usar los conocimientos adquiridos en la solución de situaciones o problemas cotidianos, y de explorar los factores sociales, del entorno y de la trayectoria personal, que están asociados a esta habilidad. Esa oportunidad para el análisis es la que motiva los esfuerzos de este capítulo especial”.
Y se hace hincapié de que “PISA es un instrumento de comparación internacional de gran valor que ha sido poco empleado en el país, situación que este trabajo procura remediar”.
Posterior a esto, en el capítulo se presenta información teórica que justifica la importancia de esas pruebas estandarizadas y otros derivados de esa justificación.
No obstante el valor científico educativo que pudiera revestir ese informe, surgen interrogantes precisamente sobre los supuestos de los que parte el estudio en torno a las pruebas PISA, sin haber en el informe, al menos, un análisis sobre la literatura internacional científica que, por el contrario, no solo contradice sino que además desacredita ese instrumento que señalan como “norte ideal” para la toma de decisiones en la “política educativa” errónea, impuesta principalmente desde 2006.
Por ejemplo, en “PISA According to PISA – Does PISA Keep What It Promises?, por Stefan T. Hopmann y Gertrude Brinek de la University of Vienna, los autores categorizan las discusiones y críticas sobre PISA de la siguiente manera:
. quienes responsabilizan a PISA por no cubrir todo un respiro a la educación (e.g. Fuchs 2003; Ladenthin 2004; Kraus 2005; Herrmann 2005; Dohn 2007);
. quienes señalan el hecho que PISA es administrada por compañías privadas (“PISA Incorporated”) en la búsqueda de una participación en el creciente mercado de pruebas estandarizadas (e.g. Bracey 2005; Flitner 2006; Lohmann 2006);
. quienes describen a PISA como un nuevo mercado público de gobierno de corte neoliberal (e.g. Lohmann 2001; Huisken 2005; Klausnitzer 2006).
. quienes alaban PISA por brindar la mejor base de datos jamás disponible para investigación comparativa, desarrollo de nuevas herramientas para investigación y para el análisis creativo de los datos brindados por PISA (Pekrun 2003; Roeder 2003; Weigel 2004; Stack 2006).
Al parecer, de acuerdo con lo anterior y el énfasis hecho en el cuarto informe, los encargados del Estado de la Educación ¿pertenecen a la cuarta categoría descrita?
Continúan Hopmann y Brinek: “Sin embargo, sorprendentemente, y a pesar de su impacto público, PISA no ha conducido a debates metodológicos dentro de la comunidad de investigación comparada, al menos no internacionalmente. Ha habido algunas críticas que señalan el diseño o los defectos en algunos países participantes (e.g. Bonnet 2002; Romainville 2002; Nash 2003; Prais 2003, 2004; Goldstein 2004; Allerup 2005, 2006; Bodin 2005; Bottani & Virgnaud 2005; Gaeth 2005; Olsen 2005; Jahnke & Meyerhöfer 2006; Neuwirth, Ponocny & Grossmann 2006; Grisay & Monseur 2007). Ha habido alguna crítica fundamental y disputada sobre la solidez de las investigaciones PISA como un todo (Jahnke & Meyerhöfer 2006…). Sin embargo, nada de esto ha conducido al debate internacional sobre la validez PISA fuera de su misma comunidad.
Parece como si el gran éxito de este enfoque ha dado lugar a que todo intento de discutir el diseño de PISA, la recopilación de datos y el análisis metodológico parezca mezquino e irreverente. La estrategia de PISA en no dar acceso a la base de datos completa, incluyendo todos los cuestionarios, contribuye a este problema”.
¿Dónde se encuentra en el cuarto informe el análisis “profundo” de las otras tres categorías? ¿Cuáles fueron los criterios fundados para no mencionarlas? ¿No se supone que el informe se fundamenta en investigación científica rigurosa? ¿Cuál es el interés de presentar al país una única versión de PISA? ¿Constituye PISA una “deidad educativa”, incuestionable y a sacralizar?
En la Revista Interamericana de Educación para la Democracia (2010), se encuentra el artículo “The Pull of PISA: Uncertainty, Influence, and Ignorance” (La popularidad de PISA: incertidumbre, influencia e ignorancia) de Sharon Murphy de York University.
En el abstract del artículo, Murphy indica que el “Programme for International Assessment (PISA), patrocinado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), está aumentando en influencia, y que la OCDE planea la expansión del alcance de PISA. Luego de la discusión de algunos problemas de validez en relación con PISA, varias razones se postulan para la popularidad de ese instrumento, entre los que destacan: los préstamos de otras jurisdicciones de cara a las incertidumbres de la globalización, la influencia política que los Estados-nación pueden obtener ya que pueden compararse con los demás, tanto en términos de PISA como en lo económico, y el discurso común que rodea PISA, que es el producto de la profesionalización de la evaluación educativa”.
Argumenta Murphy, además, que “la influencia de PISA puede poner en peligro la democratización de la política educativa en la medida en que permite a las élites perseguir sus propios agendas con poca participación del público”.
¿No es que en el informe se establece que “Los resultados de esta edición ratifican el compromiso de las universidades públicas con la educación nacional y reiteran la necesidad que tiene el país de acometer los desafíos pendientes con entusiasmo y tenacidad, para lograr una educación de calidad a la que puedan acceder todos sus habitantes, sin distingos de ningún tipo y como herramienta fundamental para el perfeccionamiento de la democracia costarricense”?
Al promover ese informe las pruebas PISA, como lo hace con todo un capítulo para “remediar” lo poco que han sido empleadas en el país, ¿el compromiso de las universidades públicas es con la educación nacional o la OCDE? Si la literatura internacional fundada demuestra serias falencias en torno a PISA, ¿por qué la insistencia en ese informe de “remediar” la situación sobre el no uso de ese instrumento? Pero no refieran a lo que dice ese informe que no explica la causa de la insistencia…
En la revista TES, en Reino Unido, aparece el artículo “Pisa rankings are ‘utterly wrong’” (“Las clasificaciones PISA están totalmente equivocadas), y agregan “Los expertos dicen que las tablas mundiales amadas por los políticos son “inútiles”.
En la nota citan al Profesor Emérito Svend Kreiner, de University of Copenhagen en Dinamarca, y al Dr. Hugh Morrison, de Queens University Belfast en Irlanda del Norte.
Por ejemplo, para revisión por los “especialistas”, el Profesor Kreiner, junto con Karl Bang Christensen, igualmente profesor de University of Copenhagen, han publicado en junio de 2013 (para su traducción) “Analyses of Model Fit and Robustness. A New Look at the PISA Scaling Model Underlying Ranking of Countries According to Reading Literacy”.
Esencialmente señalan que “…Nuestros análisis proporcionan una fuerte evidencia de desajuste del modelo de escala PISA… Estos resultados no apoyan las afirmaciones de que las clasificaciones de los países reportados por PISA son robustas”.
El matemático Morrison, dice TES, señala que el modelo PISA está “totalmente equivocado porque contiene un profundo error conceptual… PISA nunca funcionará…”
Nuevamente, a los “especialistas” a cargo del cuarto informe, ¿dónde se encuentra el análisis que desacredita el criterio de los expertos internacionales sobre PISA?
Para el Tercer Informe sobre el Estado de la Educación, los “especialistas” en ese momento emitieron un documento infundado sobre la situación de la educación en lenguas en Costa Rica. Lo intitularon “Extensión y dominio efectivo del inglés como segunda lengua en el sistema educativo costarricense: Situación actual, problemas y desafíos” (2010).
De los “especialistas” nunca recibí respuesta a mi artículo “El “Tercer Informe Estado de la Educación”: Inglés”, publicado en elpais.cr (2011) y Semanario Universidad (1897).
El “Tercer Informe Estado de la Educación”, en lo referido a inglés, resultó ser un mercadeo gratuito en plataforma universitaria dizque académica para los promotores del infundado Plan Nacional de Inglés…
¿Constituye este cuarto informe un “mercadeo gratuito” sobre la meta PISA a alcanzar por los estudiantes costarricenses? Un instrumento altamente cuestionado internacionalmente según la literatura seria internacional… ¿por qué es promovido por el Conare… (no refieran al estudio…eso no lo explica)?
¿Guardarán estos “estados sesgados de la educación costarricense” estrecha relación con lo publicado por los Drs. Ball y Youdell del Instituto de Educación de la Universidad de Londres “Privatización encubierta de la educación pública”?
¿Hacia dónde dirige el Conare la educación costarricense promoviendo (1) un Plan (no) Nacional de Inglés cuyos resultados de las supuestas metas a alcanzar y planteadas desde 2008 no aparecen por ningún lado -no pudieron contestar mi artículo “¿Qué es lo que sucede en el Conare?” (Ticovisión 14/01/13; elpais.cr, 15/01/13; La Prensa Libre, 16/01/13; Semanario Universidad 1977- y, ahora, (2) la urgencia de “remediar” el no empleo de un instrumento “estandarizador” insuficiente?
Quedo atento a la respuesta… fundada.
(*) Educador
www.englishincostarica.org
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