La Represión. II/III. Civiles asesinados por paramilitares.

La represión II/III. Civiles asesinados por paramilitares.

  • Fotocomposición. Alfredo Macías Narro.

Los sangrientos ejemplos del paramilitarismo en nuestro país, tienen su origen en las ‘Guardias blancas’ de las fábricas textiles, las empresas mineras y las fincas cafetaleras desde mediados del siglo XIX. Los dueños de las empresas los empleaban para intimidar a los obreros, asesinando a sus líderes y persiguiendo a los familiares y allegados de aquéllos.

Entrado el siglo XX, la amplia difusión de las teorías de Marx llevadas a la práctica en la naciente URSS, provocó la creación de una oleada de organizaciones gremiales y sindicales en toda América. Aparejado, trajo también el refinamiento de métodos de disuasión y represión, siempre en obvio beneficio de las clases opresoras. El magonismo fue el objeto prototípico de la persecución oficial. La huelga de trabajadores mineros de Cananea (1906) fue salvajemente reprimida por paramilitares mexicanos y norteamericanos.

La lucha popular-campesina vuelve a cobrar auge, particularmente en el estado de Guerrero; la fusión de uniones de copreros, cafeticultores, ajonjolineros y de la palma, crea, con otros paisanos, la Asociación Cívica Guerrerense (ACG) en 1959. La lucha de esta y otras organizaciones, se enderezaba contra los caciques locales fundamentalmente.

El profesor Genaro Vázquez Rojas, encabezó la creación de una organización guerrillera a partir de 1968. Desde entonces, el gobierno federal y los caciques locales crearon las ‘Guardias blancas’, entidades paramilitares encargadas de infiltrar, espiar, delatar y asesinar tanto a las bases de apoyo, como a los propios guerrilleros, dando inicio oficialmente a la tristemente célebre ‘Guerra sucia’. S

Secuestros, desapariciones forzosas, tortura, asesinatos… son el sello de esta cruel forma de contrainsurgencia.

  • El 20 de agosto de 1967, un grupo de 800 copreros, encabezados por César del Ángel, intentaron tomar al recinto de la Unión de Productores de Copra de Guerrero, siendo acribillados por guardias blancas y pistoleros dejando un saldo de 21 personas muertas y 37 heridas. La guerra sucia ha dejado un número aún desconocido de muertos y desaparecidos.

  • El 10 de junio de 1971, se ha convertido en el más claro ejemplo del empleo abierto de grupos de choque/exterminio; ese día se había convocado a una manifestación estudiantil pacífica en la que normalistas, universitarios y politécnicos, apoyados por organizaciones sociales, partieron de la Normal Superior hacia el Monumento de la Revolución, en  demanda  de  libertad  para  los  presos  políticos  y  en  rechazo  a  la  nueva  Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Nuevo León. El grupo paramilitar conocido como los ‘Halcones’, pagado, organizado y protegido por autoridades del DDF arremetió contra la marcha, asesinando a 125 personas e hiriendo a más de 300.

  • 22 de diciembre de 1997. Masacre de Acteal, Chis. El 22 de diciembre de 1997, 45 indígenas tzotziles fueron asesinados mientras oraban en una iglesia de la comunidad de Acteal, del municipio de Chenalhó. De las víctimas, 16 eran niños, niñas y adolescentes; 20 eran mujeres y nueve hombres adultos. Siete de las mujeres estaban embarazadas.

La Organización de la Sociedad Civil ‘Las Abejas’ de Acteal se organizó en diciembre de 1992, como reacción a la prisión de 5 de sus compañeros. Sus principios fueron claros desde un principio;

“Nosotros  y  nosotras  ‘Las  Abejas’,   definimos  una  postura  muy  clara,  la  de  ser pacifistas y con un método de lucha No Violenta activa”.

Desde el inicio del gobierno zedillista, se optó por lidiar con el “problema” zapatista por la vía del conflicto. Eso significó, por un lado, el incremento de las bases militares y, por otro, su contrapartida civil: la gestación de grupos paramilitares y de un estado de guerra civil latente.

Los responsables directos de la masacre fueron grupos paramilitares opuestos al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Según testigos, las mujeres, hombres, niños y pertenecientes al grupo comunitario de ‘Las Abejas’, fueron todos masacrados sin la menor misericordia por unos 90 paramilitares al interior de la iglesia, en una operación que se extendió durante siete horas y que se desarrolló a sólo 200 metros de un retén de la policía.

Continuará… 


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