Titulo: La formación de valores ciudadanos visto desde la Pedagogía cubana de vanguardia
Autores: MSc. Edelmis Chapis Cabrera, MSc. María Rosa Núñez González, MSc. Juan Carlos González Reyes.
Resumen
Valoración acerca de las principales concepciones y actividad pedagógica de los más genuinos exponen¬tes del magisterio de vanguardia del siglo XIX, partiendo del condiciona¬miento histórico social en su formación ética, hasta llegar al eticismo pedagógico que tuvo como núcleo central la influencia pedagógico patriótica en la formación ética de las generaciones de cubanos que tuvieron como privilegio contar con educadores de esta talla. La eticidad de esta avanzada de pensamiento encierra un sistema de valores morales y sociales en la que con gran sentido humano se debaten los problemas referidos a la moral: el deber y la utili¬dad. Resulta interesante en las concepciones éticas de la avanzada criolla el análisis del sistema de valores que predica¬ron y en el que a nuestro juicio la patria se convierte en un valor preciado ocupando un lugar cimero que adquirió significa¬ción social positiva, con una nueva connotación, unida a la necesidad de libertad, de independencia y soberanía. Alrededor del valor patria se conformaron los principales ideales y aspiraciones de esta clase criolla y, de este modo, el patriotismo pasó a ocupar un lugar de honor en el ordenamiento jerár¬quico de valores sociales (morales): dignidad nacional, compromi¬so social, fidelidad, decoro, independencia, justicia, identidad nacional.
Palabras claves
Magisterio de vanguardia del siglo XIX, condiciona¬miento histórico social, formación ética, valores.
Desarrollo
Remontarse al siglo XIX cubano constituye un acercamiento necesario al magisterio de vanguardia cuyo pensamiento y práctica pedagógica constituyó, sin duda, la génesis de una pedagogía auténticamente cubana.
Remontarse al siglo XIX cubano constituye un acercamiento necesario al magisterio de vanguardia cuyo pensamiento y práctica pedagógica constituyó, sin dudas, la génesis de una pedagogía auténticamente cubana.
La centuria decimonona marcó el desarrollo ascendente de la cultura cubana, que como siglo de oro fue la expresión de lo más descollante de la intelectualidad criolla progresista, en medio de polémicas en diferentes campos del quehacer humano. (García Jerez, S. 2009)
Estas polémicas que se sucedieron reflejaron las contradicciones fundamentales de la época. En el terreno pedagógico la lucha estaba dirigida a la dependencia mental hacia la emancipación de las ideas, hacia el desarrollo de una cultura autóctona y hacia la formación de un hombre interesado en los progresos de su país para lo cual requería de fuertes sentimientos de nacionalidad erigido sobre los más preciados valores del hombre.
En este proceso de formación de conciencia, los prestigiosos educadores cubanos asumieron un rol protagónico en la formación de valores. Se trataba sobre todo de formar los valores más apremiantes para el cubano conforme a su realidad histórica y las necesidades sociales de su tiempo.
No es posible entender este proceso al margen de las caracterís¬ticas propias del proceso de formación de la cubanía en el que se fue conformando y definiendo la eticidad propia de la época en una confrontación permanente entre las más disímiles ideas, posiciones y tendencias, marcó en el que se definió el pensamiento revolucionario cubana que sintetizó e integró lo más valioso del quehacer filosófico, político, ideológico y axiológico y que tuvo como tribuna principal el pensamiento y la práctica pedagógica de avanzada de este siglo. (García Jerez, S. 2009)
Adentrarse en las figuras cimeras portadoras del pensamiento pedagógico y la práctica educativa innovadora de esta época implica acercarse a la labor desplegada por estos educadores en la formación del hombre de su tiempo.
Realizar una valoración acerca de las principales concepciones y actividad pedagógica de los más genuinos exponen¬tes del magisterio de vanguardia de este siglo, es un reto: Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí, partiendo del condiciona¬miento histórico social en su formación ética, hasta llegar al eticismo pedagógico que tuvo como núcleo central la influencia pedagógico patriótica en la formación ética de las generaciones de cubanos que tuvieron como privilegio contar con educadores de esta talla. (García Jerez, S. 2009)
La eticidad de esta avanzada de pensamiento encierra un sistema de valores morales y sociales en la que con gran sentido humano se debaten los problemas referidos a la moral: el deber y la utili¬dad. Resulta interesante en las concepciones éticas de la avanzada criolla el análisis del sistema de valores que predica¬ron y en el que a nuestro juicio la patria se convierte en un valor preciado ocupando un lugar cimero que adquirió significa¬ción social positiva, con una nueva connotación, unida a la necesidad de libertad, de independencia y soberanía.
Alrededor del valor patria se conformaron los principales ideales y aspiraciones de esta clase criolla y, de este modo, el patriotismo pasó a ocupar un lugar de honor en el ordenamiento jerár¬quico de valores sociales (morales): dignidad nacional, compromi¬so social, fidelidad, decoro, independencia, justicia, identidad nacional.
En las valoraciones de los pensadores e intelectuales progresis¬tas de esta época puede apreciarse el cambio conceptual que adquirieron estos valores. Se manifiesta una reconstrucción de su contenido que encierra las nuevas necesidades sociales de la clase criolla. Resulta evidente su carácter histórico concreto, entendiéndose de este modo la radicalización de las concepciones éticas en el decursar del siglo, desde Varela hasta José Martí.
En todo este proceso de conformación ética encontramos los variados matices en las concepciones axiológicas sustentadas en diferentes posiciones ideológicas, filosóficas y políticas.
El pensamiento ético de avanzada se muestra a favor de defender y desarrollar lo auténticamente cubano en un proceso en que se gestó la formación de la nacionalidad y la nación en Cuba.
En su eticidad el patriotismo se fortaleció adquiriendo una significación positiva que encierra las tendencias más progresistas de la clase social portadora del desarrollo, de los cambios cualitativos del país; el patriotismo se convirtió en un valor que orientó a la generación de cubanos a enfrentar todo lo que significaba freno y todo lo que se oponía al bienestar de la patria.
El bienestar de la patria es entendido sólo a partir del mejora¬miento humano y en ello se refleja la interpretación de estos pensadores a los problemas de la sociedad que constituyen en última instancia los problemas del hombre.
Hay en la filosofía y en la ética una constante preocupación por la felicidad, por el perfeccionamiento del hombre y para ello conceden gran importancia al conocimiento y las virtudes que este debe poseer, reconociendo el papel de las facultades inte¬lectuales y morales en la preparación para la vida social.
En las ideas axiológicas que valoramos se evidencia la relación que establece el hombre con el mundo que le circunda, en su dimensión sujeto objeto y los sujetos entre sí, relación a partir de la cual analizamos las categorías del bien y el mal, lo agra¬dable y lo desagradable, lo útil y lo inútil. Sobre esta base se escribieron algunas sentencias e instrucciones morales que encierran valores tan importantes como la modestia, la honradez, la justicia, la sencillez y virtudes como la prudencia, la benevolencia, la beneficencia entre otros. (García Jerez, S. 2009)
Es caracterológico en el pensamiento ético de estos educadores el alto sentido humanista revelado en las ideas acerca del hombre como ser natural y parte inseparable de la naturaleza lo que les permite situar los valores como algo común a todos los hombres. No significa que consideren como algo innato las ideas de los hombres acerca del bien y el mal, sino que las entienden como resultado del conocimiento y la valoración que tienen acerca del mundo y sus objetos, por tanto le conceden un papel importante a la educación en este proceso.
Es significativo analizar en todo este proceso la transición que se abre paso en la historia cultural y política de Cuba en una época convulsa y de profundos cambios que se manifestaron a todo lo largo del siglo con diferentes matices en cada una de las etapas de su desarrollo y que cristalizó en las diversas concep¬ciones éticas, políticas y filosóficas.
A lo largo de este siglo se gestó una pedagogía nacida en el seno del proceso de formación de la nacionalidad y que formó parte intrínseca de la corriente de pensamiento esencialmente popular, patriótica e independentista y en la que se fundamentaron las raíces de una pedagogía progresista, renovadora y auténticamente cubana, que contribuyó a fomentar sentimientos de nacionalidad y patriotismo.
Es criterio de la autora que tal aseveración; lleva a fundamentar que el pensamiento pro¬gresista de los educadores cubanos del siglo XIX tiene un carác¬ter integral, en el que se funden de manera inseparable, el conte¬nido de su filosofía, su ética y su pedagogía, razón suficiente para asimilar lo mejor del quehacer y el pensamiento filosófico y axiológico de esta figura; desde su práctica y su pensamiento pedagógico que hicieron filosofía constituyendo esta a su vez basamento de su pedagogía.
Asume además, que para comprender la labor del magisterio cubano de vanguardia en la formación de valores, es necesario penetrar en el quehacer y la práctica pedagógica, que como profesores desplegaron y en la que mostraron gran preocupación no sólo por la formación en sus discípulos, de sistemas de conocimientos, en lo que sin duda pusieron gran empeño, sino también de sentimientos, voluntades y conductas. (García Jerez, S. 2009)
La investigadora observa en sus concepciones pedagógicas un llamado constante a la necesidad de la formación de un hombre que responda a los recla¬mos de la patria y en este sentido mostraron empeño en buscar las mejores vías y formas para lograrlo. Se trataba sobre todo de formar a la juventud con una nueva mentalidad que le permitiera buscar soluciones a los problemas de su tiempo, desde su condi¬ción de cubano; esto requería sobre todas las cosas de una educación para el patriotismo; precisamente estas concepciones pedagógicas las que los llevaron a ejercer un magisterio revolucionario en el que se reveló la ejemplaridad de estos educadores cubanos cuyo pensamiento y acción constituye una unidad orgánica.
Las concepciones pedagógicas de Félix Varela se encuentran en sus obras, estrechamente relacionadas con sus ideas filosóficas. Sus concepciones gnoseológicas constituyen la base del método que emplea en la enseñanza y la educación de sus jóvenes discípulos; se preocupa por desarrollar la reflexión como imperativo para promover una mentalidad diferente, para fomentar el pensamiento racional. A partir de estas ideas se enfrentó de forma decidida a toda enseñanza que pudiera entorpecer el desarrollo de los alum-nos.
Su enfrentamiento a la escolástica significó una lucha en el terreno escolar y pedagógico que tuvo trascendencia mayor en tanto representó la lucha contra las ideas oficiales dominantes impuestas por la metrópoli; fue más allá de una lucha filosófica, pedagógica, que alcanzó y reflejó las posiciones políticas del maestro con gran sentido ético.
En sus clases brindaba, ofrecía conocimientos, promoviendo la reflexión y en este sentido resulta oportuno señalar que su método estaba dirigido a lograr el conocimiento con el uso de la razón y en esa medida promover el desarrollo de la conciencia.
Sus concepciones pedagógicas son el mejor exponente del enfrenta¬miento entre lo nuevo y lo decadente, entre la renovación y el estancamiento, de ahí su crítica y su lucha contra la forma tradicional de la enseñanza de su época que impedía el libre desenvolvimiento de la mente.
Los métodos desarrollados por Varela fueron válidos no sólo para el desarrollo de una educación científica, sino también para la formación moral.
La autora sustenta que su quehacer pedagógico reflejó su alto sentimiento humanista que se manifestó en la atención, la preocupación y las relaciones que establecía con sus discípulos, y en este sentido trasmitió los más preciados valores humanos, pudiendo afirmarse que educó lo humano desde lo humano.
Son estas concepciones las que van a guiar en la educación de valores como la modestia, la honradez, la justicia y la senci¬llez. Varela realizó un análisis ético de las acciones humanas a fin de determinar la moralidad o naturaleza de las acciones. En sus reflexiones señala que en toda acción moral de los hombres es necesario tener en cuenta su conocimiento acerca de esa acción y el sentido íntimo o conciencia. Define sentido íntimo del si¬guiente modo: …”el conocimiento que tiene el hombre de lo que pasa en sí mismo” y “…aplicando este conocimiento a la morali¬dad de las acciones le llamamos conciencia… no es otra cosa la conciencia sino el juicio que forma el hombre de la bondad o la malicia de sus actos. (Varela Morales, Félix, citado por García Jerez, S. 2009)
Al reflexionar la autora en relación al análisis efectuado desde la posición en las ideas de Varela establece una relación entre conocimiento y valoración; que identifica cada una de sus tesis, de sus concepciones sobre educación y enseñanza como el resultado de un análisis lógico que se fundamen¬ta en su filosofía, en su axiología, en su eticidad.
Asume entonces que Varela es un ejemplo de patriota y su magisterio estuvo al servicio de la patria. Su pensamiento pedagógico es ante todo patriótico y su labor estuvo encaminada a la educación del pa¬triotismo. (García Jerez, S. 2009)
Desde el aula, en sus clases de Filosofía primero y desde la cátedra de constitución después, analiza con profundidad la necesidad de servir ala patria y defenderla de todo aquello que pueda dañarla o entorpecerla, destacando la necesidad de combatir los males sociales que ocasiona la falsa interpretación del patriotismo, todo lo que repercute negativamente en la formación de los ciudadanos, en tanto distorsiona sus deberes para con la patria y engendra actitud de falso patriotismo.
Una de las ideas de Varela que lo engrandece como pedagogo y patriota es la siguiente: “Muchos hacen del patriotismo un mero título de especulación… un instrumento aparente para obtener empleo y otras ventajas de la sociedad. Patriotas hay (de nombre) que no cesan de pedir la paga de su patriotismo, que lo vociferan por todas partes, y dejan de ser patriotas cuando dejan de ser pagado…” (Varela Morales, Félix, citado por García Jerez, S. 2009)
Enfatiza en el papel del maestro en la formación moral y se refirió alas cualidades que este debía reunir para lograr tal empeño.
Las concepciones pedagógicas de esta época alcanzaron un matiz importante en su desarrollo a través de las ideas de José de la Luz y Caballero cuyo pensamiento pedagógico tuvo como núcleo central la formación del hombre en el que el desarrollo del entendimiento y la educación de los sentimientos debían estar íntimamente relacionados.
El centro de sus concepciones sobre educación lo ocupa su preocupación por la formación moral y con ello de los valores más preciados: patriotismo, sinceridad, honestidad, laboriosidad, modestia, cortesía, el respeto.
Sus concepciones y actividad pedagógica constituyen continuación lógica del pensamiento de Varela.
Es interesante analizar las palabras de José Martí que aparecie¬ron en “El Economista Americano” en 1888 y en “Patria” en 1894; al referirse a Luz y Caballero, reconoce las grandes cualidades del maestro que fue ante todo un patriota, pero sobre todas las cosas, desde su magisterio, un sembrador de hombres.
Combatió los males de la educación de su tiempo y desarrolló un sistema de métodos educativos dirigidos no sólo a propiciar instrucción, sino también educar las ideas y sentimientos morales señalando como tarea fundamental de la escuela la educación moral.
Sus afirmaciones, cartas, discursos y escritos educativos son de un valor extraordinario cuando se analizan sus concepciones éticas y sus ideas sobre qué y cómo educar al hombre.
En el centro de su eticidad está el amor al hombre y a la patria (a lo cubano), alrededor de lo cual se agrupan un sistema de valores morales que predicaba a través de su práctica pedagógica.
Su deber en la formación de valores trascendió los marcos de sus clases, pero además se extendió más allá de sus discípulos.
En las concepciones lucistas, el maestro debe poseer cualidades que lo permitan cumplir con las exigencias de su profesión y señala como condición primera la formación moral del educador. De aquí su sentencia moral: “Instruir puede cualquiera; educar solo quien sea un evangelio vivo”. (Martí Pérez, J. citado por García Jerez, S. 2009)
Precisó que era necesario combatir a través de la educación los rasgos morales negativos.
En sus ideas sobre la formación apunta hacia dos elementos impor¬tantes:
1.- La educación moral será más eficaz si se hace palpar las venta¬jas de sus preceptos más que tomarlas de memoria.
2.- La educación moral se inicia desde las primeras edades y en ello son tan responsables los padres como los maestros.
Penetraren el pensamiento pedagógico de Luz y Caballero requiere ahondar en sus concepciones didáctico metodológicas y educativas y en esa medida comprender la dimensión de sus ideas acerca de la formación del hombre a que aspiraba.
Martí señaló con justeza: “Los cubanos viven y los americanos todos conocen de forma al hombre santo que, domando dolores profundos del alma y el cuerpo, domando la palabra, que podía por su exelcitud, aplausos y auditorios, domando con la freución del sacrificio todo amor a sí, y a las pompas vanas de la vida, nada quiero ser para serlo todo, pues fue maestro y convirtió en una sola generación un pueblo educado para la esclavitud en un pueblo de héroes trabajadores y hombres libres…” (Martí Pérez, J. citado por García Jerez, S. 2009)
El magisterio cubano del siglo XIX integró en su seno figuras valiosas cuya labor pedagógica constituyó una entrega a la formación de las generaciones de cubanos de esta época, siguien¬do la senda luminosa trazada por Varela y Luz y Caballero.
Como resumen e integración del pensamiento pedagógico de vanguardia de centuria que analizamos encontramos el ideario pedagógico de José Martí, en el que se integran de manera orgáni¬ca las concepciones filosóficas, políticas, axiológicas y educa¬tivas del Héroe Nacional de Cuba.
Aproximarse a la eticidad martiana constituye una necesidad para comprender con mayor dimensión su labor de educador y formador de hombres.
Las concepciones de Martí sobre educación tienen como idea esen¬cial la necesidad de preparar al hombre para la vida.
Es importante preguntarse ¿Qué significa para Martí el hombre?, ¿Cómo debe ser el hombre ante la vida?, ¿Qué es para Martí la vida?, ¿Cuál es el sentido de la vida?
La respuesta a estas interrogantes ayudará a comprender el eti¬cismo martiano, sus concepciones y su actividad para la formación del hombre.
En las concepciones axiológicas de Martí el hombre constituye valor de extraordinaria importancia, apuntando sobre todo a lo mejor, a lo más puro del ser humano y en este sentido conforma sus ideas acerca del hombre virtuoso, del ideal de hombre de la época.
Para Martí el hombre necesita ante todo independencia pues sólo así podrá desplegarse en toda su dimensión humana.
Alrededor de estas ideas se entrelazan los principales valores humanos: amor al hombre, dignidad, honradez, decoro, sencillez, modestia, valentía.
En la ética martiana los valores patrios y patriotismo adquieren una dimensión mayor.
No concibe al hombre sin patria, por eso todo los esfuerzos de este tienen que estar a favor de la libertad y la independencia, al cumplimiento del deber para con ella, sólo en esta medida la vida tendrá sentido. El patriotismo de Martí tiene una amplia dimensión humana, resulta interesante adentrarse en su obra para comprender la grandeza de sus ideas.
Su eticismo es estético. Sus concepciones éticas tienen como fundamento la belleza del hombre, de sus acciones, de la vida, siempre en la búsqueda de lo mejor, de las más bellas cualidades humanas. Además desde la estética desarrolló su ética. Hurgó a través de la estética cómo contribuir a la formación de valores en el hombre, pero descubrió además los mejores valores de la estética en el arte.
En Martí toda su actividad, todo su accionar estuvo siempre dirigido a contribuir al perfeccionamiento humano, a resolver los problemas del hombre, por eso su labor en la formación de valores hay que verla a través de su propia vida. Sus concepciones, sus ideas sobre la formación moral se encuentran en todo su pensa¬miento.
Es criterio de la autora que en la continuidad, trascendencia y vigencia del pensamiento pedagó¬gico de vanguardia, se encuentran raíces y tradiciones de la pedagogía cubana, que sustentan desde sus pocisiones los principios morales, para la formación de un ciudadano que de respuesta con sus modos de actuación, a lo que se ha aspirado desde siglos anteriores y con el devenir histórico del proceso de la Constitución, como ley cívica que norma deberes y derechos de los cubanos.
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