Un repaso a los Fundamentos teóricos de la Psicopedagogía

Titulo: Un repaso a los Fundamentos teóricos de la Psicopedagogía
Autores: Licenciada Yanet Rodríguez López. Profesora Instructor, MSc. María Rosa Núñez González. Profesora Auxiliar, MSc. María del Rosario Sánchez Consuegra. Profesora Instructor.
Resumen
La Psicología constituye una ciencia imprescindible para la labor docente, pues aporta elementos teóricos que son absolutamente necesarios para el trabajo del maestro o profesor. El objeto de estudio de la Psicología educativa es aplicar las teorías y descubrimientos de la Psicología a la investigación y orientación del aprendizaje escolar y estudiar las leyes psicológicas de la enseñanza y la educación. Constituye, pues, un punto de intersección entre la psicología y la pedagogía y se nutre de ambas. El campo de acción de la Psicología Educativa se divide en tres grandes áreas: Psicología de la Enseñanza, Psicología de la Educación, Psicología del maestro. La enseñanza actúa sobre los procesos cognoscitivos del estudiante (sensopercepción, representación, memoria, pensamiento y lenguaje) de manera que las modificaciones producidas en ellos se generalicen y automaticen, dando lugar a la formación de nuevos hábitos, conocimientos y habilidades y al desarrollo de la inteligencia.
Palabras claves
Psicología, Psicología educativa, aprendizaje escolar, hábitos, conocimientos y habilidades.

Un repaso a los Fundamentos teóricos de la Psicopedagogía
La Psicología constituye una ciencia imprescindible para la labor docente, pues aporta elementos teóricos que son absolutamente necesarios para el trabajo del maestro o profesor.
Su estudio ofrece al docente el conocimiento de las leyes que explican el aprendizaje, la formación de hábitos, conocimientos y habilidades, así como también la educación de los valores morales, orienta al profesor sobre cómo llevar a cabo la comunicación con sus alumnos de manera que el docente pueda ejercer una correcta influencia educativa sobre ellos, indica cómo conducirse con los alumnos que presentan dificultades, y es orientadora en muchos otros aspectos del proceso de enseñanza – aprendizaje.
Y esta importancia de la Psicología se comprende porque la tarea del maestro de enseñar y educar consiste precisamente en lograr una transformación y desarrollo del psiquismo del estudiante, de sus hábitos, conocimientos, habilidades, necesidades, motivos, valores y en consecuencia, de su personalidad. Es por ello que la Psicología como ciencia puede aportar una orientación al maestro en este empeño.
Existen diferentes criterios sobre el objeto de estudio de la Psicología Educativa. Según Valera, (1998) existen autores que consideran que la naturaleza de la psicología pedagógica está en el carácter de ciencia aplicada a la educación, lo que conlleva a trasladar los resultados investigativos de la psicología, en particular de la psicología evolutiva, del aprendizaje, individual y de la personalidad al proceso pedagógico. De aquí, que su función sea proporcionar los datos de la ciencia a los pedagogos, programadores de la educación y a los propios maestros para mejorar sus prácticas; atemperándolas con los resultados de las ciencias.
Expresa el referido autor, que esta posición tiene una larga historia con diferentes matices, esencialmente en psicólogos norteamericanos y en algunos de Europa Occidental. Desde fines del siglo XIX e inicios del XX aparece en trabajos tan clásicos como los de E. Thorndike, y posteriormente en A. Crow, E.A. Peel y W. A. Kelly.
Según Valera otra tendencia actual, reconoce la psicología pedagógica como una ciencia límite o limítrofe, por lo que tiene su propia estructura y particularidades como disciplina científica, en la que se integran, pero a su vez, se diferencian, los rasgos de la pedagogía y de la psicología como ciencias que le dan origen.
En este sentido, hay un intento por definir su propia naturaleza, su objeto de estudio y los métodos científicos que le permiten estructurar su cuerpo teórico en un conjunto de conocimientos, leyes, regularidades y teorías, acerca del proceso pedagógico en toda su multiplicidad, que se ha construido en las condiciones de la práctica educativa, y no por generalizaciones o aplicaciones procedentes unilateralmente de la pedagogía o de la psicología.
Esta posición se observa con diferentes grados de precisión en la psicología educativa de los países de Europa Oriental, muy particularmente en la antigua URSS. Por ejemplo, en el libro de Petrovski, (1980) se afirma que el objeto de la psicología pedagógica es estudiar las leyes psicológicas de la enseñanza y la educación.
La autora considera que ambos puntos de vista no se excluyen sino que se complementan, no es posible estudiar las leyes psicológicas de la enseñanza y la educación sin aplicar a este estudio todo el aval de conocimientos y experiencias que ha adquirido la Psicología en su decurso histórico y al hacer esto ya surge una disciplina psicológica relativamente independiente con objetivos, tareas y características propias que constituye una ciencia limítrofe entre la psicología y la pedagogía.
Objeto de estudio y campo de acción de la Psicología
En consecuencia se puede afirmar que el objeto de estudio de la Psicología educativa es aplicar las teorías y descubrimientos de la Psicología a la investigación y orientación del aprendizaje escolar y estudiar las leyes psicológicas de la enseñanza y la educación. Constituye, pues, un punto de intersección entre la psicología y la pedagogía y se nutre de ambas.
El campo de acción de la Psicología Educativa ha sido definido de diversas maneras, según la conceptualización de su objeto de estudio, pero, puede ser dividido en tres grandes áreas:
? La Psicología de la Enseñanza (que aborda todo lo referente a la formación de hábitos, conocimientos, habilidades y al desarrollo de la inteligencia).
? La Psicología de la Educación (que estudia cómo formar los valores morales de los estudiantes en el proceso educativo).
? La Psicología del maestro (que se ocupa de todo lo referente a los determinantes psíquicos que actúan en el maestro como ente activo de la enseñanza y la educación).
Evolución histórica de la Psicología
Los orígenes de la Psicología Educativa como ciencia particular en el mundo se encuentran a fines del siglo XIX en que surge la Psicología como ciencia experimental e independiente y se proclama la necesidad de aplicar sus hallazgos a la educación.
A principios del siglo XX, el municipio de París solicitó al psicólogo francés Alfredo Binet que desarrollara métodos de investigación psicológica de las capacidades intelectuales con vistas a seleccionar alumnos para las escuelas especiales. Esta fue una de las primeras demandas que la vida educacional de un país planteó a la psicología. Binet cumplió con este mandato.
En los primeros diez años del siglo XX numerosos psicólogos de Europa Occidental, Norteamérica y Rusia se propusieron descubrir las bases psicológicas del proceso pedagógico.
A partir de 1890 y durante la primera mitad del siglo XX surgió y se desarrolló principalmente en Estados Unidos, pero también en otros países de Europa, la psicología funcionalista en discrepancia con el estructuralismo de Wundt y Titchener y se convirtió en una de las corrientes principales de la psicología norteamericana. Fundamentado en el pragmatismo de James y el instrumentalismo de Dewey, el funcionalismo se expresó de manera importante en la psicología educativa e inspiró la corriente pedagógica que se llamó escuela nueva, todo lo cual influyó de manera importante sobre el decurso posterior de la psicología educativa. Es evidente entonces que el siglo XX fue extraordinariamente rico en aportes a esta ciencia.
El psicólogo suizo Jean Piaget (1896 – 1980) fue esencialmente un estudioso del desarrollo evolutivo de los procesos cognoscitivos en el niño. La gran obra de Piaget sobre el desarrollo intelectual del niño dio lugar a importantes corrientes actuales de la psicología educativa como son la pedagogía operatoria y el constructivismo.
El iniciador en 1913 y líder teórico del conductismo fue John Broadus Watson (1878 – 1958) al cual siguieron otros destacados científicos como B. F. Skinner quien siguió rigurosamente la tradición conductista y excluyó del lenguaje psicológico todos los conceptos psíquicos o mentales. Su condicionamiento operante o instrumental sirvió de base para la enseñanza programada que fue la primera expresión de la tecnología educativa.
La obra del psicólogo ruso y soviético Lev S. Vigotski (1896 – 1934), que fue elaborada en los últimos diez años de su vida, ha quedado para la posteridad y sigue actuando en el mundo porque descubrió algo esencial a la luz del materialismo dialéctico: el carácter socio histórico del psiquismo humano y su determinación externa y cultural en la vida social. La obra de Vigotski inició la Psicología Educativa inspirada en el marxismo que ha tenido una tremenda repercusión en la URSS y en otros países. También esta orientación de la Psicología Educativa inspirada en el marxismo fue desarrollada por Henri Wallon en Francia.
El psicoanálisis, surgido con Sigmund Freud a principios del siglo XX, se expresó en la Psicología Educativa a través de la obra de Anna Freud y de otros.
La psicología humanista apareció a mediados del siglo XX como una tercera fuerza en oposición al conductismo y el psicoanálisis. Abraham Maslow, Carl Rogers y otros, inspirados en el existencialismo, desarrollaron una importante corriente teórica actual en la psicología. La aplicación del enfoque personalizado de C. Rogers a la educación en los años 60 dio lugar al surgimiento de la pedagogía no directiva.
En Cuba, según Valera, (1995, 1998) y Segura, (1990, 2003), en el siglo XIX aparecen los fundamentos psicológicos de la teoría educativa ilustrada cubana en la obra y actividad pedagógica de José Agustín Caballero (1762-1835), Félix Varela Morales (1799-1853), José de la Luz y Caballero (1800-1862), y los hermanos Manuel González del Valle (1802-1854) y José Zacarías González del Valle (1820-1851). También debemos destacar la obra de José Martí (1853 – 1995). Con ellos surge una psicología educativa filosófica, de carácter precientífico, pero que sienta las bases para el surgimiento de la psicología educativa científica.
En el período colonial, en las dos últimas décadas del siglo XIX, surge la Psicología Educativa como ciencia en Cuba en la obra y actividad pedagógica de Enrique José Varona (1849-1933) y Manuel Valdés Rodríguez (1849-1914). Ambos pueden ser considerados como los fundadores de la Psicología Educativa científica cubana y con ellos nace esta disciplina en Cuba.
La intervención norteamericana a fines del siglo XIX y en los primeros años del siglo XX favoreció una gran influencia de la cultura filosófica, pedagógica y psicológica norteamericana la cual se insertó en nuestro desarrollo en la figura de Alfredo M. Aguayo, quien fue el autor de más amplia y destacada creación científica y bibliográfica en materia de psicología educativa y pedagogía en la etapa de la República Mediatizada por la ingerencia norteamericana. (Esta influencia también se aprecia en Varona y Valdés Rodríguez). La notable obra de Aguayo inspiró a numerosos psicólogos educacionales cubanos a partir de la década del 30, tales como Aurora García, Piedad Maza, Elena Fernández de Guevara y otros.
Entre los psicólogos que hicieron contribuciones a la Psicología Educativa se encuentran Alfonso Bernal del Riesgo, Gustavo Torroella, Aníbal Rodríguez, José M. Gutiérrez, Juan Guevara y otros.
En las décadas del 40 y el 50 del siglo XX se desarrolló la psicometría y la orientación, como formas de desempeño de la psicología y se estableció la profesión de psicólogo educacional.
Así progresó la psicología educativa en aquella República Mediatizada por la ingerencia yanqui, bajo la mayor influencia de la filosofía, la psicología educativa y la pedagogía norteamericanas, pero también reflejando el acervo psicológico mundial y en virtud de las contribuciones creadoras de nuestros profesionales.
A partir del triunfo de la Revolución de enero de 1959 cambió la orientación ideológica de la educación cubana en la dirección de la independencia nacional y la justicia social. Desde los primeros momentos, la psicología educacional, jugó un importante papel en las transformaciones de la educación dictadas por la Revolución.
A partir de 1962, al proclamarse la revolución socialista, comienza a desarrollarse y destacarse una psicología materialista dialéctica fundada en la ideología marxista leninista, en la cual influyó poderosamente la psicología soviética, sobre todo la teoría histórica cultural de Lev Vigotski. Sobre esta base teórica fueron promovidas muchas investigaciones y la enseñanza masiva de la Psicología Educativa en las universidades y centros de formación de maestros que fueron creados en toda la república.
En nuestros psicólogos fueron surgiendo creaciones propias a partir de los postulados de la psicología marxista. Esto ocurre tanto en la docencia universitaria como en la práctica pedagógica de nuestras instituciones. Muchos destacados aportes existen que es necesario revelar y estudiar.
Con la desaparición de la URSS y el campo socialista a principios de la década del 90 del siglo XX se creó una nueva situación histórica para la Psicología Educativa en Cuba. Se descubre con mayor fuerza una nueva perspectiva que siempre estuvo abierta, pero que no se desarrolló en años anteriores. La perspectiva de volver a los orígenes de nuestra psicología educativa que radican en el pensamiento independentista cubano de Félix Varela, Luz y Caballero y José Martí, pero sobre la base de todo el desarrollo posterior de la psicología educativa en Cuba y en todo el mundo y en el de la psicología soviética asimilada de manera creadora por los psicólogos cubanos. Algunos trabajos se han hecho en esta dirección, sobre todo centrados en la figura de José Martí.
En el presente, todo el pasado de nuestra psicología educativa se proyecta hacia el futuro, hacia el logro pleno de nuestra identidad nacional en esta ciencia.
A partir del análisis realizado sobre la evolución histórica de la Psicología Educativa, es necesario establecer relaciones entre esta y los conceptos de enseñanza y educación, declarando entonces que por educación, en un sentido amplio, se entiende la formación moral e intelectual del individuo en el seno de la sociedad.
Relaciones entre Psicología y los conceptos de enseñanza y educación
En una acepción más limitada nos referimos, específicamente, a esta formación moral e intelectual en la escuela. Aquí se emplea el término educación, en una acepción aún más restringida, para indicar la formación de los valores morales, del carácter y de la motivación de los alumnos en la escuela. Y reservaremos el término enseñanza o instrucción para su formación intelectual.
Los procesos psíquicos regulan la actividad en dos aspectos o direcciones fundamentales. Rubinstein, (1965) distingue la regulación inductora de la ejecutora. La regulación inductora es efectuada por los procesos psíquicos, despierta y mantiene la actividad y determina que ésta tenga una dirección respecto a un objeto, sujeto o situación específicos, con un determinado sentido (de aproximación o evitación) y con una determinada intensidad o grado de activación o fuerza. A esta regulación inductora le llamamos motivación.
En la regulación inductora o motivación participan todos los procesos psíquicos (cognoscitivos y afectivos) pero son los afectivos (emociones, sentimientos y tendencias) los que ocupan el papel central. En la regulación inductora participan todas las propiedades y estados de la personalidad pero ella es, fundamentalmente, una expresión del carácter. En la regulación inductora o motivación se manifiestan, pero, además, también se forman el carácter, las necesidades, disposiciones, valores y motivos del ser humano y en consecuencia se modifica su motivación.
En la regulación ejecutora participan todos los procesos psíquicos pero son los cognoscitivos (sensación, percepción, memoria, representación, pensamiento, etc.) los que ocupan el papel central. En la regulación ejecutora participan todas las propiedades de la personalidad pero ella es, fundamentalmente, una expresión de las capacidades cognoscitivas (hábitos, conocimientos, habilidades, inteligencia). En la regulación ejecutora se manifiestan, pero, además, también se forman las capacidades intelectuales y en consecuencia se modifican sus procesos cognoscitivos y la regulación cognoscitiva de su actividad.
Por todo lo antes expuesto se puede definir en este contexto teórico psicológico la educación y la enseñanza de la siguiente forma:
La educación consiste en la labor de los maestros y de la institución escolar dirigida a influir sobre la regulación inductora o motivación de los alumnos de manera tal de formar en ellos valores morales eficientes y autónomos que regulen su actividad de acuerdo a las normas morales y valores de la sociedad y lo conviertan en un legítimo heredero, representante y creador de la misma.
La enseñanza consiste en la labor de los maestros y de la institución escolar dirigida a influir sobre la regulación ejecutora de los alumnos de manera tal de formar y desarrollar en ellos las capacidades cognoscitivas (hábitos, conocimientos, habilidades e inteligencia) necesarias para un buen desempeño en su vida social actual y futura.
Hasta aquí se ha enfatizado que educación y enseñanza son diferentes. Sin embargo, también se debe destacar que se encuentran en estrechísima unidad. La una contiene, conduce y se transforma en la otra. La buena enseñanza, educa. La buena educación, enseña. La tarea de la escuela no es sólo instruir sino también educar. La enseñanza sin la educación moral puede engendrar seres dañinos a la sociedad. La enseñanza y la educación son las dos caras de una misma moneda.
Teniendo en cuenta lo expresado hasta este momento la autora defiende que la enseñanza consiste en la labor de los maestros y de la institución escolar dirigida a influir sobre la regulación ejecutora de los alumnos de manera tal de formar y desarrollar en ellos las capacidades cognoscitivas (hábitos, conocimientos, habilidades e inteligencia).
La enseñanza actúa sobre los procesos cognoscitivos del estudiante (sensopercepción, representación, memoria, pensamiento y lenguaje) de manera que las modificaciones producidas en ellos se generalicen y automaticen, dando lugar a la formación de nuevos hábitos, conocimientos y habilidades y al desarrollo de la inteligencia. Se propone entonces analizar brevemente estos conceptos (hábitos, conocimientos y habilidades).

La enseñanza y su relación con los procesos cognoscitivos
El hábito es la forma inconsciente y más elemental del reflejo cognoscitivo de la realidad en el psiquismo humano y consiste en la asociación o conexión de estímulos y respuestas, físicas o mentales, formados sobre la base del reforzamiento afectivo y la repetición.
El mecanismo fisiológico del hábito ha sido profundamente estudiado por I.P. Pavlov, quien acuñó el término “reflejo condicionado”, pues los hábitos se aprenden, surgen y son modificados en el decurso de la vida.
Los hábitos se manifiestan en la formación de sensaciones y percepciones y en la coordinación visomotriz de la actividad manual o corporal en respuesta a estímulos.
Sin embargo, también las actividades mentales pueden realizarse sobre la base de la formación de hábitos. Esto ocurre, por ejemplo, en la memoria mecánica o directa, cuando repetimos automáticamente los nombres de los planetas o los días de la semana o la letra de una canción Aunque los hábitos son las formas más elementales del reflejo cognoscitivo de la realidad, sin embargo, se encuentran en la base y constituyen el fundamento de toda la vida psíquica más compleja y superior, la cual tiene su naturaleza específica y no es reducible a los hábitos.
Un carácter esencial del hábito es que constituye un automatismo y una generalización de estímulos que no opera en virtud de la conciencia, sino simplemente en virtud de la asociación o conexión de estímulos y respuestas. Sin embargo, en el ser humano, aunque los hábitos operan inconscientemente, están bajo el control de la conciencia. Mientras el hábito regula adecuadamente la actividad, la conciencia no interviene, pero cuando falla el hábito, entonces la conciencia sí interviene y corrige el error. La conciencia utiliza y selecciona los hábitos de acuerdo con los fines y conocimientos con los que regula la actividad.
En la escuela se enseñan hábitos. El escribir supone el aprendizaje de un complejo sistema de hábitos. Igualmente la pronunciación, las formas de construcción gramatical y de conducta suponen la adquisición de complejos sistemas de hábitos. Cuando el hábito se convierte en una afición, motivación o necesidad ha pasado a ser una costumbre y pertenece a la regulación inductora o motivacional.
La formación de hábitos es una tarea fundamental de la escuela. El hábito permite la automatización parcial en la ejecución de la acción dirigida a un fin, que por lo tanto llega a ejecutarse de manera inconsciente, automática, rápida, completa y precisa. De ahí su gran importancia para la vida del escolar.
El conocimiento es la forma superior y consciente del reflejo cognoscitivo de la realidad. El conocimiento puede concebirse en dos niveles: la generalización verbal empírica o pre – concepto (al nivel de la palabra apoyada en la percepción y representación) y la generalización verbal esencial o concepto (al nivel de la palabra y el pensamiento abstracto). El conocimiento tiene su génesis en la asimilación de la palabra que es la representante de los conceptos elaborados por la humanidad. La tarea de la escuela es la formación de conceptos que por lo general en la edad escolar operan como pre – conceptos y a partir de la adolescencia se desarrollan como conceptos en virtud de las leyes que rigen el desarrollo ontogenético del pensamiento. La excelencia en la enseñanza puede acelerar y transformar cualitativamente este desarrollo pero nunca se debe perder de vista el proceso de maduración que actúa en el estudiante.
El conocimiento se expresa y desarrolla en la representación pero sobre todo en el pensamiento racional o abstracto.
El hábito es un reflejo fenoménico de la realidad. El conocimiento es un reflejo esencial de la realidad. En el reflejo fenoménico se dan, inseparablemente unidos, lo necesario y lo casual, lo que constituye y proviene de la naturaleza interna de un objeto y lo que viene de fuera, de otros objetos. En el reflejo esencial se abstrae sólo lo necesario, lo que constituye y proviene de la naturaleza interna de un objeto.
En el pre-concepto actúa la palabra que inconscientemente y por una influencia social apunta hacia la esencia de un objeto, sin embargo, para el sujeto esa esencia se expresa a través de percepciones y representaciones más o menos concretas y fenoménicas.
En el concepto actúa la palabra que conscientemente, por una influencia social, y en virtud de la creación cognoscitiva del propio sujeto, indica la esencia de un objeto, la cual se expresa en conceptos abstractos, en el pensamiento racional.
La tarea de la escuela es formar los conceptos y conocimientos científicos de los estudiantes.
La habilidad es una estructura cognoscitiva compleja, pues integra hábitos y conocimientos al servicio de la realización de un fin consciente. La habilidad es saber hacer algo. Por ejemplo, manejar un automóvil, hablar o comunicarse, cantar, diagnosticar, y muchas otras, son habilidades.
La habilidad supone el dominio y el empleo de hábitos y conocimientos interconectados, automatizados y generalizados, que permiten la realización exitosa de acciones dirigidas a un fin.
La formación de la habilidad supone la adquisición de hábitos y conocimientos, los cuales se integran en una estructura única sometida a un fin y consolidada con el entrenamiento, en el decurso del cual el sujeto adquiere una experiencia generalizada.
La tarea de la escuela es formar habilidades en los alumnos: enseñar a resolver problemas en matemáticas, a redactar composiciones, a estudiar con eficiencia, a interpretar y resumir un texto, etc.
La habilidad es el saber hacer, constituye el dominio de la acción (psíquica y externa) que permite una regulación consciente y racional de la actividad con ayuda de los conocimientos y hábitos que el sujeto posee.
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