El logro de una cultura estética a partir de una triangulación epistémica en la formación de docentes

José Manuel Ubals Alvarez

Universidad de Ciencias Pedagógicas “Raúl Gómez García”, Guantánamo, Cuba

 

Resumen: El trabajo que ponemos a consideración del lector no se ha abordado en Cuba desde estos referentes que estamos bocetando, se ha trabajado la educación estética, más bien desde una perspectiva que quiéranlo o no sus autores, lo hayan hecho consciente o no, al concluir y/o exponer sus resultados científicos, le dan la acostumbrada primacía al arte – de manera subyacente o francamente declarada – como medio poderoso e influyente en el discurso estético y “obvian” en una buena parte de los casos, ya sea de manera objetiva y/o subjetiva el resto de la cadena de significantes que proponemos en este trabajo.

Precisamente esta ponencia es un intento de acercamiento a una de las problemáticas que en la formación del profesional de la educación debemos atender de manera priorizada: la cultura estética; precisamente a su conceptualización, como debe operar el proceso de formación de ese tipo de cultura, el diálogo educación estética-cultura estética es lo que cualifica esta aproximación teórica que todavía debe trabajarse y sistematizarme aún más por parte de los investigadores de esta área del conocimiento en nuestro país.

 

Palabras Claves: Formación del Profesional, Construcción Espiritual, Umbral Cultural, Cultura Estética, Educación Estética. 

Introducción:

Hace varios años se ha estado publicando en diferentes espacios mucho material en torno a la formación estético-educativa de los individuos, esto ha cobrado un mayor realce en congresos, simposios, en otros cónclaves científicos, y en el ámbito académico en general, en los que se ha puesto la mirada a esta sensible problemática.

No obstante, aún persiste la tradicional pretensión de continuar cualificando a la educación estética teniendo en la educación artística su modo más evidente de operacionalización.

Nadie duda que el discurso artístico – por la naturaleza que le es inmanente – logre catalizar muchos de los procesos que se orquestan dentro de la llamada educación estética.

Por ello esta aproximación teórica peregrina a una de las problemáticas que en la formación del profesional de la educación debemos atender de manera priorizada: la cultura estética; precisamente a su conceptualización, como debe operar el proceso de formación de ese tipo de cultura, el diálogo educación estética-cultura estética es lo que cualifica esta oferta académica. Se conceptualizan los referentes epistemológicos en relación a cómo debe trabajarse y sistematizarme la nombrada y no trabajada con suficiencia: cultura estética, mucho menos en la formación del profesional de la educación.

Desarrollo

Cuando en 1990 el Ministerio de Educación de la República de Cuba daba a conocer el Programa Director de Educación Estética, se estaban delineando una serie de presupuestos epistémicos que intentaban organizar los núcleos conceptuales, los referentes esenciales, que no podían obviarse para concebir desde los centros educacionales el necesario proceso de formación del individuo con una percepción integra en el orden estético-educativo.

Persistía hasta ese momento – y continúa persistiendo con sus matices contextuales – una franca orientación hacia considerar que “el objetivo de la educación estética no es solamente el arte, sino todo el vasto campo de actividades del hombre.  En los centros docentes, la educación estética se dirige y desarrolla a través de todo el proceso docente educativo.

No obstante, es necesario precisar la importancia de la educación artística para el logro de una adecuada educación estética, ya que ella es su instrumento principal. La educación artística está constituida por un sistema de asignaturas de arte y literarias, así como por actividades extradocentes y extraescolares, de modo que los estudiantes puedan participar activa y creadoramente en el arte y en la literatura” (1).

Ahora bien, en 1998 se puso en práctica el Programa para el Perfeccionamiento de la Educación Estética a tenor con las necesidades de continuar fortaleciendo todo el arsenal de elementos que se plantearon con anterioridad en el ya citado Programa Director de Educación Estética.  Cuando se dio a conocer este trazó como “objetivo general contribuir a la formación y desarrollo de la personalidad de niñas, niños, adolescentes y jóvenes mediante la apropiación, elaboración y manifestación de los valores éticos y estéticos, contenidos en la herencia cultural y en las relaciones sociales, con vistas a construir su propia imagen como individuos y grupos, participar en el progreso de la nación y comprender mejor las relaciones con otros pueblos” (2).

Ya se va a observando una gradualidad que como negación dialéctica va planteando una mirada que nos parece esencial, está centrado el objetivo en este programa en la formación y desarrollo de la personalidad multifacéticamente preparada y comienza a aparecer con fuerza el que se aborde una tesis como la que cada actividad que se realiza en la escuela es un acto cultural, desembocando en la bien divulgada idea de que la escuela debe ser el centro cultural más importante de la comunidad.

A propósito, es importante destacar que  en el recién concluido Congreso Pedagogía` 2011 se acaba de impartir un curso pre – reunión titulado Educación Estética y Educación Artística:  Realidades y Desafíos donde se muestra que el  “Programa Nacional de Educación Estética, promovido por el Departamento de Educación Artística del Ministerio de Educación (MINED), que se propone contribuir, precisamente, al desarrollo integral de niños y jóvenes, apoyándose en la diversidad de medios estético-educativos al alcance de la escuela (entre ellos el arte, la naturaleza y el trabajo), así como en la acción de numerosas instituciones de carácter artístico-cultural y  social del país” (3)  es vital para lograr tan importantes fines. 

Más adelante, en este propio material se demarca que “el arte en especial, como medio fundamental de la educación estética, ejerce una función esencial no solo en el desarrollo de la capacidad estético-perceptiva de niños y jóvenes (para la aprehensión de los valores artísticos); sino también en la configuración de una visión crítica del mundo, de la sociedad y de sí mismos (4).

No hay que olvidar que cuando estamos hablando de educación estética – y aunque creo que nadie pone en duda la impronta, la huella, que en la cadena de significantes deja el arte a su paso por el ente y discurso humanos – hay que decodificarlo en 4 microcosmos (naturaleza, sociedad, arte y hombre) interactuantes y recombinantes, interconexas como he esbozado en un trabajo anterior (5),

Desde otra perspectiva es válido considerar que en la formación del profesional de la educación — y a partir de lo que se ha constatado – aún persiste la concepción de potenciar por encima de los demás supuestos a lo artístico, lo que limita un loable reconocimiento expreso al alcance de lo estético en la naturaleza, la sociedad, el arte y el hombre, en interacciones sistemáticas e ininterrumpidas.

A lo anterior se adiciona el que no se exhibe – como tendencia — un reconocimiento en torno a las necesidades de preservar el patrimonio cultural (material, espiritual y artístico) en el contexto donde se ha desenvuelto y se desenvuelve el futuro profesional de la educación.

Por otro lado este profesional en formación no tiene desarrollado, ya sea por epistemes socioculturales o de la psicología de la edad, un análogo sistema de motivaciones, intereses, aficiones y comportamientos culturales que sean una  muestra, una expresión fehaciente, de los propósitos que tiene planteado ante sí un profesional del área de las ciencias pedagógicas.

Por tanto el tema que nos convoca – como ha de observarse – se torna hartamente complejo, pero no inviable, si tenemos en cuenta que a pesar de todo el docente formador de formadores y los que aspiran a en su momento juagar ese rol, pues poseen en potencia los saberes esenciales para convertirse en promotores culturales.

Esto significa que desde la teoría y la praxis de la educación estética debe irse transitando al logro de un empeño mayor que no puede verse por estancos: la formación de una cultura estética, una meta-aspiración que tiene su nivel de explicación racional.

 

Claro, la categoría cultura estética no ha sido definida de manera organizada en el discurso teórico internacional y Cuba no ha sido una excepción, realmente lo que aparecen son determinados acercamientos que siguen mostrando carencias epistemológicas en su tratamiento secular.

Pero, ¿qué es realmente la cultura estética?

Este investigador, como resultado de su indagación científica y de reflexiones sistemáticas durante más de una década, le ha permitido que hoy pueda definir esta categoría de la siguiente manera:

La cultura estética es la categoría con la que se designa:

  • Todo el sistema de relaciones emocionales, sensibles, figurativas y estético-educativas que establece el hombre en sus nexos conscientes con la naturaleza, la sociedad, el arte y el propio hombre.
  • Que denota un nivel de aprehensión espiritual de la realidad en una especie de síntesis cualificadora de las conexiones inmanentes a la actividad sujeto-objetual, observando a lo objetual desde una perspectiva de fascinación, embeleso, éxtasis y seducción subsiguiente.
  •  Que logra que se operacionalice en el polílogo que se revela cuando en el sistema de trabazones hombre-hombre, hombre-naturaleza, hombre-arte y hombre-sociedad se permite una construcción espiritual de la belleza.

Fijémonos que nos estamos moviendo en el plano de la formación del profesional, por lo que es necesario que en este orden, y para una cabal comprensión de las esencialidades de este proceso, debemos concebir que el proceso de formación de la cultura estética de los profesionales de la educación implica dos nociones básicas derivadas de la definición que hemos planteado:

  1. La inclusión y sistematización del sistema de relaciones emocionales, sensibles, figurativas y estético- educativas que establece el educador en sus nexos conscientes con el entorno, viendo este entorno como una integridad otra de un universo múltiple, complejo y plural.
  2. La denotación de un nivel coherente de aprehensión espiritual de la realidad, a través de una construcción espiritual de la belleza de su sensibilidad.

 

Las dos nociones anteriores “sugieren” el momento de definir cuáles son las características del proceso de formación de la cultura estética de los profesionales de la educación que no han sido formulada en nuestro país.

Estas son como siguen:

  • Posee carácter profesionalizante, al tener que “cimentarse” desde las competitividades del sujeto, direccionadas desde los espacios educativos y subsistemas socializadores que catalizan el nivel de discernimiento de la estructura interna de la misma.
  •  Incluye e integra relaciones esenciales relativas a la educación emocional, sensoperceptual y simbólica que enriquecen la cultura estético- educativa del profesional, por cuanto va de las etapas preconsciente del sujeto al de maduración, diríamos, intelectual, que hace que lo cosificable, lo material, lo llegue a ver en una dimensión espiritual, redimensionando todas las lecturas metafóricas posibles y medibles en los sujetos.
  •  Se genera a partir de una comprensión espiritual de la realidad e implica además la construcción de la espiritualidad del profesional a partir de la integración de las influencias educativas que tienen lugar en los contextos donde se forma, actúa y operacionaliza su vida cotidiana, connotándose de manera particular el contexto competitivo.
  •  Se generaliza en la construcción de la belleza de su sensibilidad como aspecto que singulariza los niveles de aprehensión consciente de la cultura estética, que al decir del eminente esteta cubano Doctor en Ciencias Filosóficas José Orlando Suárez Tajonera “se debe aprender, sobre todo, a leer lo no visible, tener en cuenta que todo lo visible, concreto y funcional no es más que un ‘puente’ que se le tiende al homo sapiens para transitar hacia lo que está detrás de las apariencias, es decir, la expresión física de un contenido metafísico, que quiere decir descubrir en el contenido objetal, un contenido espiritual-práctico…, único e irrepetible” ya que como acotara más adelante “la Estética es la disciplina que estudia las leyes, categorías, códigos y principios en que se sustenta la belleza, cuyo claustro materno no es otro que el componente espiritual del inconsciente freudiano, donde se forjan aquellas acciones que ennoblecen la inviolable dignidad del homo sapiens; de ahí que todo lo que contribuya –de una u otra forma- a elevar la condición humana es necesariamente bello” (6).

Consideramos que entre los subsistemas que ayudan a formar una cultura estética en nuestros profesionales es necesario que se trabajen de manera holística, sistémica y dialécticamente las aportaciones que hacen desde sus discursos contextuales:

  • La educación familiar.
  • La educación comunitaria.
  • La educación formalizada.
  • La educación mediática
  • La educación artística.
  • La educación estética

He ahí la insustituible necesidad de que el profesional de la educación transite hacia formación de una cultura estética que vaya atenuando las insuficiencias que puedan aflorar en la formación integral de los estudiantes que se forman como pedagogos y que limitan su formación cultural general tan necesaria.

Conclusiones:

Todo el desarrollo de nuestro trabajo nos permite concluir que:

  1. Para paliar el insuficiente reconocimiento en torno a las necesidades de preservar el patrimonio cultural (material, espiritual y artístico) en el contexto donde se ha desenvuelto y se desenvuelve el futuro profesional de la educación.
  2. Para solventar el insuficiente dominio de conocimientos teóricos y práctico-metodológicos sobre lo artístico, lo estético y su cultura correspondiente que muestra hoy.
  3. Para atenuar el no pleno abordaje al sistema de motivaciones, intereses, aficiones y comportamientos culturales de nuestros pupilos, que a su vez no muestran ser expresión fehaciente de los propósitos que tiene planteado ante sí un profesional del área de las ciencias pedagógicas.
  4. Para intentar resolver los escasos conocimientos de las vías y métodos más pertinentes para la educación estética, con la consiguiente insuficiencia en el dominio teórico de los principios, conceptos, categorías, leyes, regularidades, así como de los mecanismos y procederes a partir de los cuales se puede dar viabilidad a la educación estética como componente de la educación integral de las nuevas generaciones.
  5. Para pretender contrapesar las insuficiencias en la formación integral de los estudiantes de las Universidades de Ciencias Pedagógicas que limitan su formación cultural general es necesario: una profesional CULTURA ESTÉTICA a partir de la triangulación epistémica: UMBRAL CULTURAL – EDUCACIÓN ESTÉTICA – SUBSISTEMAS SOCIALIZADORES.

Referencias bibliográficas:

  1. Ministerio de Educación(1990):  Programa Director de Educación Estética, p. 41
  2. ———————————(1999): Programa para el Perfeccionamiento de la Educación Estética, p.1
  3. ———————————(2011): Educación Estética y Educación Artística:  Realidades y Desafíos, p. 13
  4. ——————————–:  Ibíd., p. 13-14
  5. Ubals Alvarez, J.M (2009): Educación Estética y Educación Artística: un diálogo recombinante. Obtenido de : http://revista.ucp.gu.rimed.cu/articulos/vol_2_2009/art_ubals.pdf
  6. Valenzuela, T (2006): Un cubano que enalteció su nación. Obtenido de: http://www.cmbfradio.cu/cmbf/educacion/educacion_00000075.html

Bibliografía

  1. Barnet, M(2000): La Enseñanza de la Cultura Tradicional y Popular como garantía de una Educación Integral. En: Compendio de lecturas acerca de la Cultura y la Educación Estética. La Habana, Editora Política.
  2. Baxter, E (1989): La Formación de los valores. Una tarea pedagógica. La Habana, Cuba: Editorial Pueblo y Educación.
  3. Castro Ruz, F (2000): “Por el camino de la cultura y de las ideas”. En: Granma, La Habana, 10 de junio de 2000.
  4. Estévez Rodríguez, P. R (2006): El papel de los valores estéticos en la formación cultural integral de la personalidad. En: Estudios Culturales No. 1, Año 2006
  5. ——————————— (1987): La educación estética del hombre nuevo, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.
  6.  ——————————— (2004): La revolución estética en la educación. Editorial Pueblo y Educación, La Habana.
  7. González Morales, A(2003): “La formación humanístico-cultural en la educación cubana”, ponencia, I Conferencia Internacional de Estudios Humanísticos, UCLV, Santa Clara.
  8. Hart Dávalos, A (2010): "Cultura General Integral". En Periódico Granma Internacional. Edición en Español. Disponible en: Consultado: marzo 5, 2010.
  9. ——————————— (1986):"La educación estética". En: Pensamiento y política cultural cubanos: Volumen III. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1986.
  10. Ministerio de Educación (1990): Programa Director de Educación Estética. Editorial Pueblo y Educación. La Habana.
  11. ——————————— (1999): Programa para el Perfeccionamiento de la Educación Estética. Ministerio de Educación. La Habana.
  12. ——————————— (2011): Educación Estética y Educación Artística: Realidades y Desafíos.  Sello editor Educación Cubana. Ministerio de Educación, La Habana.
  13. Suárez Tajonera, J.O (1991:) Textos Escogidos de Estética. La Habana, Pueblo y Educación.

Escribe aquí tu opinión o comentario...

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.