Un repaso a la dimensión psicodinámica y los estados emocionales en cuidadores de pacientes oncológicos.

Título: Un repaso a la dimensión psicodinámica y los estados emocionales en cuidadores de pacientes oncológicos.
Autores: Lic. María Elena Reina Suárez, Lic. Silvia Maria Padrón Álvarez, Msc Marianela Fonseca Fernández.
Resumen
El cáncer, uno de los problemas más graves de salud del mundo, dada su incidencia y afectación al individuo, tanto físico, psicológico y su connotación a nivel familiar, especialmente en el cuidador primario, que permanece cerca del enfermo sufriendo su padecimiento. Por tanto, es oportuno desarrollar un estudio sobre estos. El objetivo: determinar aspectos de la dimensión psicodinámica y estados emocionales en cuidadores de pacientes oncológicos en fase avanzada. Tipo de estudio observacional, descriptivo – transversal. Universo: todos los cuidadores de 154 pacientes. Muestra treinta. Resultados; los cuidadores son adultos medios, femeninos, de nivel medio y medio superior, casados y amas de casa. La mayoría son hijas, desempeñando el rol entre uno y tres años, con sobrecarga intensa. Las necesidades de relación-vinculación están satisfechas, en la mayoría por la familia, no así en relación al apoyo y la información del personal sanitario. La familia también satisface aspectos de la necesidad de aceptación-pertenencia. La necesidad de identidad –individualidad está insatisfecha en la mayoría. No existe percepción adecuada a la realidad en cuanto a gravedad, curabilidad y probabilidad de fallecimiento. Predomina la ansiedad como estado alta, la distimia depresiva moderada, con sentimientos de desesperación, angustia y tristeza. Conclusiones: aspectos de la psicodinámica y estados emocionales particularizan los cuidadores primarios de pacientes oncológicos.
Palabras claves
Cáncer, Cuidador, Dimensión psicodinámica, Estados emocionales, Sobrecarga del cuidador.
Introducción
En las postrimerías del siglo XX las enfermedades crónicas no transmisibles, entre ellas el cáncer, desafían a las políticas, las prácticas y los sistemas de salud.(1) El cáncer no es una enfermedad única, bajo este diagnóstico se agrupan no menos de 200 tipos de enfermedades con localización, etiología, clínica, evolución y pronósticos diferentes, pero con unos fundamentos biológicos comunes: crecimiento celular incontrolado con pérdida de la diferenciación y capacidad para difundir, invadiendo los tejidos próximos y provocando metástasis. (2)
Las manifestaciones del cáncer, están asociadas a sufrimiento, muerte, minusvalía, incertidumbre e impredictibilidad del curso de la enfermedad, al distrés afectivo que genera y a las afectaciones a la autonomía, controlabilidad, imagen corporal y autoestima de los pacientes. Los tratamientos aversivos, mutilantes y prolongados en tiempo, que requieren muchos de estos pacientes, así como el estigma social dado por las creencias, atribuciones y representaciones sociales del cáncer en la población, hacen que la enfermedad se vea como sinónimo de muerte y sufrimiento. (3 )
Ella será la causa del 54 % de las defunciones en el año 2015. El cáncer, que causa actualmente la décima parte de la mortalidad total, es la segunda causa de muerte por orden de frecuencia en todos los grupos de edades en la mayor parte de los países desarrollados y en muchos países en desarrollo. Se estima actualmente que 9 millones de personas aparecen anualmente con cáncer. Hoy en día existen casi 18 millones de personas enfermas de cáncer.(4)
En el año 2000 se estimaron 459,000 defunciones por cáncer en los países de América Latina y el Caribe, lo que representó un aumento del 33 % con respecto a las cifras de 1990. (2)
Las estadísticas en Cuba revelan que en el año 2008 las defunciones por esta causa fueron de189.0 por cada 100.000 habitantes y de 194.2 en Cienfuegos. (4)
De todo lo anterior se infiere que el cáncer es uno de los más graves problemas de salud en el mundo, y también en la región de América Latina y el Caribe. (2)
Estas características de la enfermedad que se conoce globalmente como cáncer, y que como vemos tiene una enorme connotación psicosocial en la población, genera un impacto emocional difícil de medir en estadísticas, asociadas y agudizadas en etapas avanzadas de la enfermedad.
Siguiendo el sistema genérico para la clasificación del cáncer según diferentes estadios; se considera avanzado o extenso cuando se ha extendido más allá del sitio de origen, atravesando varios planos o hasta zonas más distales, a través de los ganglios linfáticos o la sangre. Otras veces se confina a un órgano o región, pero no es posible extirparlo por su extensión o localización anatómica y diseminado cuando, por lo general abarca la médula ósea o varios órganos distantes.(5) Los pacientes en estas condiciones son cada vez más dependientes del cuidador, requiriendo atención continua, lo cual produce un fuerte impacto emocional tanto en el paciente como en los familiares y en el equipo terapéutico.

Para dar respuesta a las necesidades de atención de estos pacientes, a partir de los años 60 se han formulado diferentes soluciones para el cuidado del enfermo en estadío avanzado, especialmente en los países desarrollados, en los cuales existe una amplia gama de servicios que van desde cuidados en el hogar, la atención en hospicios, hasta servicios especializados en distintas instituciones. En consecuencia, la provisión de cuidados especiales a los pacientes en la fase avanzada de su enfermedad adquiere cada día mayor importancia, en el mundo y en Cuba, dentro de la estructura y funcionamiento del Sistema Nacional de Salud. El acercamiento a una muerte tranquila, en un clima de confianza, comunicación e intimidad, donde la familia ocupe un lugar relevante cerca del paciente, y donde la meta de la atención sea la preservación de la calidad de vida, mediante el control adecuado de los síntomas, la satisfacción de sus necesidades y el apoyo emocional necesario, constituye la esencia de estos cuidados. (1)
En un informe de la OMS, hecho público en 1997 añade que “velar porque la vida termine de la manera más digna y con el menor desamparo y bienestar posibles, también es una prioridad, no sólo para la profesión médica, el sector de la salud o los servicios sociales, sino también para toda la sociedad “, (1) especial atención requiere la familia, que sufre el padecimiento del paciente, en especial el “cuidador principal”.
Se define este como la persona (familiar o allegado) con mejores condiciones para asumir con responsabilidad el cuidado del paciente, por contar con posibilidades reales y disposición para su atención, poseer una buena relación afectiva con el enfermo, suficiente nivel escolar para comprender y transmitir la información e instrucciones, así como capacidad para imprimirle seguridad y bienestar emocional en la mayor magnitud posible.(6) Por tanto es aquella persona que asiste o cuida a otra afectada de cualquier tipo de discapacidad, minusvalía o incapacidad que le dificulta o impide el desarrollo normal de sus actividades vitales o de sus relaciones sociales.”(7)
Por otra parte, el cuidador primario asume de forma voluntaria el cuidado del paciente; en la mayoría de los casos, es alguien del entorno familiar (cónyuge o hijos), más raramente es una persona afectivamente importante para el paciente, aunque ajeno a la familia. De cualquier modo, los miembros del equipo deben tener estos atributos en cuenta para orientar la selección o adiestramiento de un familiar que asuma los cuidados al enfermo.(6)
En algunos casos se han considerado a los cuidadores como las víctimas secundarias del cáncer, debido al estrés que genera su labor, algunas investigaciones se han dirigido a intentar determinar cuáles son las variables que tienen más influencia en este malestar del cuidador con el objetivo de propiciarles una mejor calidad de vida. (7)
El cuidador familiar es el pilar del sistema de provisión de cuidados para los enfermos de cáncer, y es el elemento imprescindible para que el enfermo pueda seguir viviendo en la comunidad, pero el cuidado del paciente supone una gran carga física y emocional para el familiar lo que le provoca un empeoramiento en su calidad de vida. (8)
En este sentido se han realizado investigaciones; según Dueñas y Cols. en México, en el 2006, desarrollaron un estudio con el objetivo de describir la prevalencia de características psicosociales de los cuidadores, para esto estudiaron 102 cuidadores, y encontraron que, la mayoría tenían niveles altos de ansiedad y depresión según la escala de Goldberg. En la evaluación de la escala de Zarit, hubo 48 cuidadores con el síndrome del cuidador, de estos el 96% presentaron ansiedad, y el 100 % depresión, concluyendo que es importante anotar que la depresión y la ansiedad son entidades subdiagnosticadas en los cuidadores.(9)
Asimismo Rodríguez Vega, B en un estudio realizado en España, sobre Síntomas de ansiedad y depresión en un grupo de 371 cuidadores de pacientes oncológicos concluyó que, el 36,4% de ellos obtuvieron altas puntuaciones en la subescala de ansiedad y el 9,2% lo hicieron en la subescala de depresión. (10)
La ansiedad y la tensión emocional del cuidador aumentan proporcionalmente con el número de años que dedica a cuidar a otros enfermos, según datos de un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Indiana, en Bloomington (Estados Unidos). Los investigadores estudiaron a cerca de 3.000 mujeres de entre 50 y 65 años que cuidaban enfermos y tenían una mayor tendencia a sufrir tensiones. “Estos resultados proporcionan nueva información de los efectos que sobre la salud puede tener el cuidar a otras personas y comprender cómo la implicación de las mujeres en diversos roles afecta a su salud y a su bienestar”, explican Eliza Pavalko y Shari Woodbury, de la citada universidad.(11) Revelando el estudio una relación directa entre los años de dedicación de cuidados con el aumento de la tensión emocional del cuidador.
Un nuevo estudio de investigadores de Estados Unidos, publicado en Journal of Health and Social Behavior, ha encontrado una relación entre el aumento proporcional de la ansiedad y el estrés del cuidador y el número de años de dedicación a los cuidados del enfermo(12)
En Cuba el cáncer ha sido abordado por numerosos profesionales de la salud, desde la perspectiva de los pacientes, de sus cuidadores y del equipo de salud, así fue realizado en ciudad de La Habana una revisión acerca del cuidado paliativo, aplicado a la práctica de la enfermería comunitaria para mejorar el bienestar de los pacientes con cáncer de mama. (13)
También se realizó un estudio descriptivo para diagnosticar nivel de conocimientos sobre cuidados paliativos (físicos, psíquicos y espirituales) de familiares de pacientes oncológicos y determinar el grado de satisfacción con la atención brindada por el equipo de salud en el policlínico. (8)
En la provincia de Cienfuegos se han realizado otros estudios con diferentes enfoques, por ejemplo un estudio realizado sobre el Estrés, funcionamiento familiar y apoyo social en cuidadores de pacientes con Insuficiencia Renal Crónica Terminal, se constató, la existencia de cuidadores con altos niveles de estrés.(14)Otra línea de investigación estuvo asociada a los moduladores psicosociales relevantes y niveles de estrés en cuidadores de pacientes con demencia, confirmándose la alta relación entre los moduladores psicosociales estudiados y el estrés del cuidador.(15)
Ahora bien, no existen estudios que además de los estados emocionales aborden la dimensión psicodinámica, en especial las necesidades y las creencias, en cuidadores de pacientes oncológicos que se encuentran en etapas avanzadas de la enfermedad, lo cual es importante para la correcta planificación de las intervenciones.
El cáncer entre otras enfermedades es uno de los más graves problemas de salud en el mundo, dada la incidencia del mismo y su afectación al individuo tanto en el orden físico como psicológico y su connotación a nivel familiar, con especial relevancia en el cuidador primario que esta permanente al lado del paciente y sufre el padecimiento del mismo.

De modo que resulta oportuno e imprescindible desarrollar un estudio sobre estos y para ello es necesario conocer sus necesidades, creencias, escuchar sus demandas fundamentales, con vistas a orientarlos y acompañarlos en el proceso, lo cual es una realidad innegable y convierte al tema en un verdadero asunto de salud pública.
La investigación se inserta dentro de las investigaciones que se desarrollan en la provincia para la atención a los enfermos crónicos y que cuenta con varias tareas. De modo que aportará resultados aplicables y generalizables y abordará una línea de investigación no estudiada suficientemente a pesar de su importancia.
Las consideraciones expuestas hasta aquí justifican la necesidad de una investigación sobre cuidadores de pacientes oncológicos en fase avanzada, sustentando así los criterios de pertinencia, importancia y aplicabilidad de esta investigación.
Por lo que se plantea la siguiente interrogante como pregunta de investigación:
¿Cómo se manifiestan los aspectos de la dimensión psicodinámica y los estados emocionales en cuidadores de pacientes oncológicos en etapa avanzada de la enfermedad?
Desarrollo
Los objetivos específicos que persigue la investigación están encaminados a :
1. Determinar variables sociodemográficas según edad, sexo, parentesco, estado civil, así como tiempo como cuidador.
2. Evaluar sobrecarga del cuidador.
3. Identificar aspectos de la dimensión psicodinàmica (necesidades y creencias).
4. Medir el grado de depresión y nivel de ansiedad en cuidadores.
Al analizar los resultados se evidencia que:
En cuanto a las características sociodemográficas de los cuidadores de pacientes oncológicos estudiados, existen similitudes con las identificadas en otros estudios con cuidadores de enfermos crónicos; así en una investigación descriptiva de corte transversal con abordaje cuantitativo realizada en España con el objetivo de describir las habilidades para el cuidado en un grupo de cuidadores familiares de enfermos crónicos, predominaron las mujeres ejerciendo el rol de cuidador y la edad entre 36 y 59 años, seguido de los jóvenes entre 18 y 35. (16)
En el estudio que se presenta tanto la edad como el sexo, tuvo un comportamiento similar a otros estudios realizados en la provincia con cuidadores de pacientes con demencia (15) pues aunque la enfermedad comporta características diferentes coincide con variables sociodemográficas encontradas en los cuidadores muestra del presente estudio, precisamente el hecho de que la edad se corresponda en la mayoría de los casos con el adulto medio en tránsito hacia el adulto mayor, plantea la necesidad de velar por la salud de estos cuidadores ya que se encuentran en una edad que se caracteriza por la aparición de enfermedades crónicas, las cuales pueden agravarse por padecer estrés, asociado a la carga que genera el cuidado del enfermo
La mayoría de los estudios coinciden en que el rol de cuidador informal es ejercido por mujeres, así en un estudio realizado en Granada sobre la valoración que hacen los cuidadores informales de pacientes oncológicos acerca de la calidad de la atención domiciliaria, al caracterizar el perfil de los cuidadores se entrevistaron mujeres pues eran las que estaban ejerciendo el rol, (17) coincidiendo igualmente con la investigación que se presenta.
Con respecto a la escolaridad en los cuidadores estudiados predominó el nivel medio y medio superior lo cual coincide con el promedio de escolaridad de la población cubana y fue similar a lo encontrado por Díaz Álvarez JC en el trabajo referido anteriormente (16) donde la mayoria de los cuidadores sabian leer y escribir.
En cuanto al estado civil, en la presente investigación predominaron las casadas, sin embargo en el estudio de referencia no hay muchas diferencias entre los casados y solteros. De modo similar se comportó las variables ocupación y parentesco pues en ambos estudios predominaron las amas de casa y las hijas o hijos como cuidadores principales (16) variables que se comportaron diferentes al estudio citado en nuestra provincia.
En el caso del tiempo como cuidador por las características de la enfermedad, cáncer en estado avanzado que conduce al paciente en poco tiempo a la muerte, la mayoría de los cuidadores llevaban entre uno y tres años como cuidadores y acompañaron a su familiar por las diferentes etapas de la enfermedad.

El impacto emocional del rol de cuidador fue destacado por Ramón Bayés, estudioso del tema, quien en su monografía Cuidando al Cuidador. Evaluación del cuidador y apoyo social. Análisis de los recursos psicológicos y soporte emocional del cuidador. (18) refiere que los resultados disponibles indican que existe una gran variabilidad en el grado de estrés que experimentan los cuidadores y que los principales efectos negativos para la salud se concentran precisamente en un 40 % de cuidadores que manifiestan un mayor agotamiento físico o mental.
En un estudio realizado en el Centro de Salud de Navamorcuende.Toledo .sobre Atención Domiciliaria a pacientes crónicos (19).El autor señalaba que en las fases avanzadas de la enfermedad tendremos el enfermo en el domicilio y/o escasos resultados obtendremos, si el cuidador principal y quienes le rodean no están en disposición de dar estos cuidados. La mejor garantía para que el paciente continúe en el domicilio, es una familia con buenos vínculos afectivos para con el enfermo y entre ellos mismos organizado, bien informado, educado en los cuidados necesarios y que apoye sin reservas al cuidador principal. Es por ello de vital importancia estar desde el primer momento, hacer un seguimiento cercano, y continuo de la posible sobrecarga del cuidador Al estrés que suponen los cambios y adaptaciones, hay que sumar el estrés físico y psíquico que acarrean los cuidados de las funciones vitales, la dificultad cada vez mayor de comunicarse, las idas y venidas sin rumbo fijo, los actos y preguntas reiterativas, el dormir mal, la agresividad, etc.… durante años y día y noche. No es extraño, pues, que se produzcan en el cuidador agotamiento, decaimiento, enfermedades, somatizaciones simplemente manifestaciones de angustia y depresión.
En un metanálisis sobre el tema cuidados paliativos y familia se revisaron 71 artículos que se correspondían con diversas temáticas relacionadas con el rol de la familia en los cuidados paliativos, una de ellas son las consecuencias físicas y psicológicas de los cuidados paliativos sobre la familia y especialmente sobre los cuidadores. Dicha revisión concluye que cuidar de una persona con dolencia terminal en casa requiere un continuo equilibrio entre sobrecarga y capacidad para superarla. La sobrecarga que implica el cuidado restringe actividades, trae preocupaciones, inseguridad y aislamiento. Esos factores tienen potencial para aumentar el riesgo de cansancio y estrés(20) La presente investigación confirma este planteamiento pues la mayoría de los cuidadores reportaron sobrecarga intensa.
Uno de los factores moduladores del impacto emocional de la enfermedad sobre los familiares son los síntomas y características del proceso morboso, en el caso de los enfermos oncológicos existe un temor universal hacia el cáncer, la asociación con esta enfermedad transmite imágenes de dolor, sufrimiento, culpa, pérdida de control, fatalismo e irreversibilidad. Precisamente esta percepción y la realidad misma de la enfermedad en estado avanzado que se caracterizan por síntomas cambiantes, generalmente dolorosos y por una condición de irreversibilidad hacen que a pesar de que el tiempo como cuidador no es prolongado en la mayoría de los cuidadores la mayoría muestran sobrecarga intensa.
Es necesario dejar claro que las necesidades fueron estudiadas según el criterio de clasificación que mejor respondía a los propósitos de las autoras, no disponemos de investigaciones que utilicen criterios similares por lo que fue necesario emplear datos de estudios realizados que parten de otros supuestos teóricos.
Las necesidades de relación-vinculación se satisfacen fundamentalmente en la familia y su insatisfacción incrementa la sobrecarga en sí misma. En el caso de los cuidadores de pacientes oncológicos estudiados muestran satisfacción de esta necesidad en cuanto al apoyo material y espiritual proveniente de otros familiares y de los vecinos, sin embargo en ningún caso el personal sanitario participa en la satisfacción de un aspecto esencial de esta necesidad que es la comunicación.
La identificación de necesidades en los cuidadores de enfermos oncológicos es un tema de interés, este tema ha sido tratado desde la perspectiva de otras necesidades como se evidencia en el trabajo sobre habilidades para el cuidado (16) donde un alto porcentaje de cuidadores carecía de una habilidad óptima para el cuidado, lo cual indica la necesidad de de que esas personas cuenten con algún tipo de apoyo, en este caso del personal de salud, este resultado evidencia que la insatisfacción de la necesidad de provisión de apoyo por parte del personal sanitario, no es privativa de Cuba, sino que también sucede en otras latitudes.
En este mismo trabajo los autores destacan que pocos cuidadores tienen un nivel óptimo en la dimensión de valor por lo que es necesario identificar en el cuidador sus necesidades respecto al desarrollo de habilidades de valor para cuidar. (16)
A diferencia de los resultados encontrados en los cuidadores estudiados que se sienten satisfechos con el apoyo material proveniente de la familia y le dan gran valor al acompañamiento de la familia; la mayoría de los cuidadores estudiados por Díaz Álvarez JC ((16)refirieron como dificultades para el cuidado las económicas debido a su sustrato socioeconómico bajo (lleno de necesidades y carente de posibilidades), por su parte la fatiga física y falta de apoyo familiar fue referida, pero con una importancia menor.
El metanálisis realizado sobre el tema familia y cuidados paliativos también revela necesidades relacionadas con el personal sanitario y en la revisión realizada por estos autores se revela que los familiares necesitan del equipo de salud habilidades, confianza y seguridad para el cuidado, se destaca en la literatura que las necesidades de información y apoyo no satisfechas provocan estrés prolongado y aumento de la morbilidad psicológica familiar.
Con relación a la necesidad de identidad-individualidad la mayoría de los cuidadores estudiados refieren insatisfacción de la misma, relacionada con esta necesidad es la referencia aparecida en el trabajo sobre las habilidades de los cuidadores (16) donde la mayoría de los cuidadores refieren que las personas requieren espacios para pensar sentir y expresar sus emociones.
Los autores del metanálisis . (20) al que hemos hecho referencia plantean de modo categórico, a partir de la revisión del tema que la enfermedad del paciente involucra a todo el grupo familiar, el paciente pasa a ser el foco de atención y el cuidador debe abdicar de las rutinas de su vida cotidiana para poder dedicarse al cuidado. También afirman que para cuidar de un paciente con un padecimiento avanzado o terminal la familia desarrolla varias formas de apoyo y ayuda, nuevas formas de funcionamiento. La disposición de la familia para ofrecer cuidados en este momento crítico demuestra que el paciente y su cuidador no están solos para enfrentar las dificultades.
Un aspecto relevante en esa fase de crisis es la asistencia espiritual, las familias experimentan necesidades de optimismo, esperanza y gratitud, de ofrecer y recibir amor, encontrar un significado a la vida. Estas consideraciones nos indican que los cuidadores familiares de los enfermos terminales necesitan de más soporte, información de los profesionales de la salud, pues el ejercicio del rol de cuidador puede afectar negativamente su calidad de vida ya que pasan por muchos sufrimientos para poder ejercer dicho rol. (20)

El sistema de creencias constituye el cristal través del cual se interpreta la realidad, en el caso de la actual investigación la exploración de creencias estuvo centrado en aspectos relacionados con la percepción de gravedad y curabilidad del paciente y la preparación para el cuidado, este tema es clave en estudios relacionados con el cáncer por la representación social de la enfermedad existente en el imaginario colectivo, que conforman una imagen de dolor, sufrimiento, muerte e irreversibilidad que mediatizan el vínculo paciente-cuidador.
Confirman estos planteamientos un estudio sobre el cáncer en los distintos contextos culturales que plantea que aunque existe un temor universal hacia el cáncer, la asociación con esta enfermedad transmite imágenes de dolor, sufrimiento, culpa, pérdida de control, fatalismo e irreversibilidad. En países desarrollados y en desarrollo, existen diferencias básicas no sólo en cuanto a los recursos disponibles para los pacientes con cáncer, sino también en el significado que se liga a la experiencia con la enfermedad.
En la presente investigación la mitad considera que el paciente está de cuidado y sólo uno refiere que está en etapa final, con respecto a la posibilidad de curarse la mayoría considera la enfermedad como incurable pero casi nunca piensan en la posibilidad de la muerte, sigue siendo este un tema del cual prefiere no hablarse ni considerarse y casi todas las personas erigen conductas defensivas, fundamentalmente de negación ante la realidad.
Los resultados con respecto a la autoeficacia percibida para ejercer el cuidado y el deseo de centrar el mismo son coherentes con los obtenidos en la investigación sobre Perfil de cuidadores de enfermos en cuidados paliativos (21) donde un grupo de los cuidadores estudiados continuamente remarcaban que no deseaban molestar ni “abusar” de la ayuda de otros familiares o del equipo de salud e intentaban hacerse cargo de todo ellos mismos, postergando cualquier intento de gestionar ayuda.
También Díaz Álvarez JC explora las experiencias durante el cuidado en un grupo de cuidadores de enfermos crónicos y estos señalan que la mayoría desarrollan la actividad de cuidado sin la ayuda de otro miembro del grupo familiar y por lo general durante las 24 horas. (16)
Precisamente esas características que parecen compartir la mayoría de las personas que ejercen el rol de cuidador provoca que frecuentemente desarrollen síntomas de ansiedad y depresión como los encontrados en la investigación actual , cuyo comportamiento es similar a lo reportado por Rodríguez Vega B y cols. en su investigación sobre síntomas de ansiedad y depresión en pacientes oncológicos y sus cuidadores encontró alta prevalencia de ansiedad y síntomas depresivos en los grupos de cuidadores familiares (10) y por Dueñas y cols (9) que reportaron un 85% de cuidadores con síntomas de ansiedad y 81% con depresión.
Al igual que en los cuidadores estudiados aparecen referencias verbales a sentimientos de ansiedad, desesperación, angustia y tristeza, se encontraron expresiones similares en los estudios revisados para conformar el metanálisis sobre familia y cuidados paliativos (20).
La situación de los enfermos oncológicos y sus familiares comporta características dramáticas si tenemos en cuenta que estos pacientes sufren antes de morir debido al dolor que por lo general acompaña las etapas finales de la enfermedad hasta la agonía y la muerte, para el familiar asistir al sufrimiento de su ser querido sin los recursos necesarios, ya sean materiales, informacionales o socioemocionales constituye una verdadera situación conmovedora que desborda las posibilidades de respuesta, corresponde a los profesionales de la salud y en especial a los de las ciencias psicológicas hacer realidad el axioma: “curar a veces, cuidar siempre”

Conclusiones:
La mayoría de los cuidadores de pacientes oncológicos en estadio avanzado son adultos medios, mujeres, amas de casa, casadas, de nivel medio y medio superior, hijas de los pacientes y llevan entre uno y tres años como cuidadoras, con sobrecarga intensa.
Las necesidades específicamente humanas de relación-vinculación se encuentran satisfechas, en la mayoría de los cuidadores, a expensas de la familia, no así en lo relacionado con el apoyo y la información del personal sanitario. La familia también satisface aspectos de la necesidad de aceptación-pertenencia. La necesidad de identidad –individualidad se encuentra insatisfecha en la mayoría de los sujetos estudiados.
No existe percepción adecuada a la realidad en cuanto a la gravedad, curabilidad de la enfermedad y probabilidad de fallecimiento como consecuencia de la misma.
Predomina el nivel de ansiedad como estado alta y la distimia depresiva moderada, unido a sentimientos de desesperación, angustia y tristeza.
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