Karina Avilés
La Jornada/23 de abril de 2012
- López Obrador incluye en su plan evitar que la enseñanza se compare a una mercancía
- Vázquez Mota, Quadri y Peña Nieto resaltan la importancia de las becas y de la evaluación de docentes
Los cuatro aspirantes presidenciales hablan, con diferentes matices, de la revolución educativa, la calidad, las becas, la evaluación y de aumentar las escuelas de tiempo completo, pero sólo en la propuesta del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, se incluyen conceptos como identidad nacional, combate a la desigualdad educativa y rechazo a la enseñanza equiparable a una mercancía.
Aunque la abanderada del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, y la lideresa magisterial, Elba Esther Gordillo se han enfrentado por diferencias políticas, la propuesta educativa de la panista y de Gabriel Quadri, candidato del partido de la maestra, Nueva Alianza, son las que, de manera abierta, plantean la entrada de la iniciativa privada al sector.
Dice Vázquez Mota:
Promoveré asociaciones público-privadas para impulsar la inversión en infraestructura, equipo, talleres e instalaciones en instituciones públicas de educación superior.
En el mismo tono y sólo por la diferencia en el nivel educativo al que se alude, Gabriel Quadri busca
Promover alianzas público-privadas para construcción y mantenimiento de escuelas públicas (contratos a empresas especializadas con estándares objetivos y supervisión permanente) en los 173 mil edificios del sistema.
Los preceptos constitucionales sobre el carácter público, laico y gratuito, bases del sistema educativo mexicano, no merecen la suficiente atención en las plataformas electorales de los aspirantes a la primer magistratura del país y se quedan, más bien, en enunciados políticamente correctos.
En cambio, conceptos que ahora ya son parte de la moda educativa, pero que provienen principalmente de las directrices de los organismos internacionales, como son la calidad y la evaluación, son aceptados y recogidos por todos los candidatos, sin cuestionar siquiera si son las prioridades de un sistema de enseñanza que está a la deriva o en pleno desastre, según el diagnóstico de expertos en los años recientes.
Así,Vázquez Mota plantea, entre otros puntos;
“Impulsar la evaluación del desempeño de todos los docentes y directores de escuelas cada año a partir del ciclo escolar 2014-2015 y transformar el Instituto Nacional de Evaluación Educativa en un órgano autónomo, como lo ha planteado su adversaria política Elba Esther Gordillo.
El candidato de la coalición Compromiso por México, Enrique Peña Nieto, (quien en esta materia tiene el lema)
más educación y de calidad para todos, considera que lo anterior se logrará alcanzando la cobertura universal de la (sic) prescolar a la preparatoria, la cobertura de al menos 45 por ciento en educación superior y ser el primer lugar de América Latina en la Prueba PISA.
En su plataforma electoral, Andrés Manuel López Obrador habla de modificar el sistema de evaluación para garantizar su autonomía, aunque a diferencia de sus contrincantes, plantea que se utilice comoinstrumento de corrección de las desigualdades.
Quadri, quien de entrada señala en su documento de propuestas que el sistema actual de escuela popular y cobertura total está agotado, promueve un sistema federal independiente de evaluación universal obligatorio (un IFE educativo) como se lo ha pedido la “maestra” al presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El grave problema de acceso y cobertura es vista desde diferentes ópticas.
El perredista parte de que la política neoliberal en lo educativo ha significado dejar sin la posibilidad de estudiar a miles de jóvenes anualmente y ha sido irresponsable poner la enseñanza al libre mercado como si se tratara de una mercancía, porque esto ha ocasionado un tremendo daño social.
De llegar a la Presidencia garantizará 100 por ciento de inscripción a todos los jóvenes que soliciten ingresar a la universidad pública y otorgará una beca a todos los estudiantes del bachillerato público.
Por su parte, la panista promete construir mil 550 bachilleratos antes de 2018, edificar 150 universidades antes de concluir su gestión y aumentar de 8 a 16 millones el número de becas, en particular, en la preparatoria y en la universidad.
A nivel de generalidades, Peña Nieto apunta que se debe fortalecer la educación básica mediante el impulso de una nueva agenda de reformas que permita atender los retos de cobertura, calidad y eficiencia, y concretar la reforma constitucional que garantice la obligatoriedad del bachillerato.
Así, todos hablan de la revolución educativa, frase con la que en cada inicio de sexenio, Elba Esther Gordillo vende su propuesta a quien será el nuevo encargado del Poder Ejecutivo de México.
Descubre más desde Odiseo Revista electrónica de pedagogía
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.