MÉXICO, LA OIT Y LA UNESCO. ¿Simulación o Compromiso?
Alfredo Macías Narro Mayo 05 del 2014.
Advertencia. A partir de las más recientes declaraciones de la UNESCO (ver. http://educacionypsicologia.org.mx/revistaodiseo/marcatexto/2014/05/profesores-en-al-caribe-enfrentan-rezago-ante-otras-profesiones-unesco) pensaba actualizar este ya añejo artículo publicado en las páginas de ‘Odiseo; Revista Electrónica de Pedagogía’, sin embargo he decidido dejarlo tal cual puesto que la situación laboral de los docentes, de suyo frágil, el neoliberalismo depredador ha hecho del precario trabajo del profesorado una excusa para ocultar el fracaso continuo de sus ‘Reformas Educativos’, fruto directo de la visión mercantilista de la educación.
No es gratuito, por ejemplo, que se soslaye en los medios de comunicación que el 5 de octubre es el ‘Día Mundial de los Docentes’, consagrado como tal por la UNESCO Desde hace mucho tiempo, nuestro país pertenece al conjunto de naciones que son miembros de organizaciones internacionales tales como son la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), organismos cuya preocupación actual, se enfoca hacia el quehacer docente en todos sus niveles, particularmente en los niveles medio-superior y superior, en dos grandes aspectos fundamentales: El trabajo docente, desde la perspectiva de la mejora en la calidad de los servicios educativos de todos los países, así como desde la óptica de la obtención del reconocimiento y respeto plenos de los derechos laborales y salariales de todo trabajador de la educación.
Las organizaciones arriba señaladas, han conformado un órgano de trabajo conjunto denominado Comité Mixto de Expertos sobre la Aplicación de la Recomendación Relativa a la Situación del Personal Docente (CEART, por sus siglas en inglés), cuyas líneas de trabajo principales son la formación de los docentes, el empleo y la carrera profesional, el diálogo social y la libertad académica. Las primeras conclusiones del CEART (año 2000) son francamente alarmantes. Señala que, tal como sucediera con el Informe 1997, la situación global de los docentes sigue deteriorándose, respecto de esas tres áreas, ya contempladas en la Recomendación de 1966. El CEART precisa que “…el CEART tiene dudas respecto del grado de participación de los educadores y sus organizaciones.
Parece ser que algunas autoridades públicas consideran que la forma de negociar con los docentes consiste en excluirles de las decisiones clave, favoreciendo los tipos de gestión de carácter vertical…” añade líneas adelante que “…se ha experimentado una enorme expansión de la educación, a la vez que se han deteriorado las condiciones de la enseñanza y el aprendizaje, creando un entorno poco atractivo para los profesores con posibilidad de ser contratados en el futuro y para aquellos que ejercen en el presente.” Continúa el CEART señalando que “En el pasado, el CEART había observado que las autoridades educativas asocian con frecuencia a los docentes (o antiguos docentes) con la planificación y la realización de cambios estructurales, olvidándose muchas veces de contar con las organizaciones de personal docente. Esas organizaciones pueden ofrecer la gran experiencia de sus miembros a los responsables de elaborar las políticas en materia de educación, y ello incluso cuando las decisiones básicas sobre la estructura de la enseñanza se toman a niveles de política más altos…”
Otro aspecto básico y de enorme trascendencia tocado por la CEART, es el referente al de la libertad académica. En efecto, resulta incongruente que en el discurso oficial se hagan reiteradas menciones del “papel histórico y de agente del cambio” del profesor, al tiempo que se les margina de toda posibilidad de asociación, y participación, más allá de la que la organización sindical determine o negocie con las autoridades educativas, caso particularmente evidente en México. A este respecto, el CEART no deja lugar a dudas, al afirmar categóricamente “Tras un largo debate, el CEART decidió que la recomendación más importante para un importante proyecto, era la realización por parte de la UNESCO de un estudio sobre la libertad académica”, a la par que “La OIT debía dirigir un estudio sobre los planes de empleo en la enseñanza superior, haciendo especial referencia a las condiciones de titularidad (…) estos dos estudios deberían complementarse y proporcionar las bases para una verdadera promoción de la Recomendación UNESCO 1997.”
El CEART abunda sobre este particular, al recordar que el concepto de libertad académica está definido en el artículo 27 de la Recomendación UNESCO 1997, que consagra los siguientes derechos:
- La libertad de enseñar y debatir sin verse limitado por doctrinas instituidas.
- La libertad de llevar a cabo investigaciones y difundir y publicar los resultados de las mismas.
- La libertad de expresar libremente su opinión sobre la institución o el sistema en que trabaja.
- La libertad ante la censura institucional.
- La libertad de participar en órganos profesionales u organizaciones académicas representativas.
- La libertad de ejercer sus funciones sin sufrir discriminación alguna y sin temor a represión por parte del Estado o de cualquier otra instancia.
Resulta sintomático y desalentador que en su reciente comparecencia ante la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, el secretario Reyes Tamez haya omitido referirse a este tema, pero también lo es que los legisladores careciesen de elementos analíticos adicionales, sobre este tema y otros más, mismos que fueron lamentablemente soslayados.
Todo lo antes expuesto y muchos aspectos más determinados, por la UNESCO y la OIT, deberá empezarse a difundir y discutir entre los docentes mexicanos, dado que ha sido el gobierno federal quién se ha arrogado la “facultad” de decidir por todos los demás. En este sentido y sin el ánimo de minar a las organizaciones sindicales del magisterio, sino por el contrario, es preciso el buscar nuevas formas de integración, nuevas maneras de propiciar la discusión y el análisis y fortalecerlas, al darle mayor autonomía y facultades a las secciones sindicales que los conforman, sin detrimento de que los docentes puedan establecer organizaciones gremiales y profesionales independientes y autónomas.
Tal vez la mejor manera de iniciar este movimiento magisterial “paralelo”, sea la de empezar por ejercer sus derechos a la participación y al disenso por la vía del hecho, sin perjuicio desde luego de tomar contacto con las autoridades educativas en cada centro de trabajo y en cada plantel, así como buscar acercamiento con la organización sindical, instituciones académicas independientes, organizaciones no gubernamentales e, incluso, con las representaciones políticas en el área de educación de los diferentes partidos en el ámbito de la Cámara de Diputados.
Es claro que el proceso no será fácil, puesto que en muchos de nuestros centros de trabajo académico, las autoridades inmediatas actúan con rasgos de verticalidad, autoritarismo y arrogancia, rayanos en la represión. Es impostergable comenzar a cambiar el presente estado de cosas. A fin de cuentas, se supone que este es el sexenio del cambio ¿o, será más de lo mismo?
Por cierto, a propósito de transparencia y de la rendición de cuentas ante la sociedad ¿Alguien se enteró a qué fue la representación mexicana a la UNESCO a la ciudad de París, Francia (del 26 de septiembre al 14 de octubre del presente)?, ¿Supo alguien que el pasado día 5 de octubre* se celebró el día mundial del docente, decretado por la UNESCO?, ¿Sabe alguien algo acerca de las recomendaciones de la UNESCO y la OIT, con respecto de los derechos de los trabajadores docentes?… esta historia continuará…
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Nota: Se refiere al año 2001, mismo en que fue escrito el presente artículo. Mismo que decidimos presentar en su versión original. El autor.
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