Los estudiantes de América Latina y el Caribe han perdido entre uno y 1,8 años de aprendizaje durante la pandemia

Los Jefes de Estado de Argentina, Chile, Ecuador y Honduras se unieron al evento denominado “Mi educación, nuestro futuro” para expresar su firme apoyo a la educación, al tiempo que compartieron sus esfuerzos nacionales de recuperación del aprendizaje e hicieron un llamamiento a otros líderes para que se unieran a la causa.

La pérdida significativa de aprendizaje durante el cierre de las escuelas por la pandemia de COVID-19 en América Latina y el Caribe está poniendo a millones de niños, niñas y adolescentes en riesgo de abandonar la escuela, advirtieron hoy el Banco Mundial, el Diálogo Interamericano, la UNESCO y UNICEF en un evento virtual conjunto y difundido por la UNESCO en un comunicado del 2 de julio de 2022

Los Jefes de Estado de Argentina, Chile, Ecuador y Honduras se unieron al evento denominado “Mi educación, nuestro futuro” (puede leerse abajo de este texto) para expresar su firme apoyo a la educación, al tiempo que compartieron sus esfuerzos nacionales de recuperación del aprendizaje e hicieron un llamamiento a otros líderes para que se unieran a la causa.

Los estudiantes de la región han vivido uno de los cierres de escuelas más prolongados e ininterrumpidos por efecto de la COVID-19 en el mundo. Tras más de dos años de pandemia, no todos los estudiantes de América Latina y el Caribe han vuelto a las aulas. A pesar de los importantes esfuerzos realizados por los países de la región, los niños, niñas y adolescentes que han vuelto a la escuela se han retrasado, en promedio, entre uno y 1,8 años, según las nuevas estimaciones del Banco Mundial.

“La crisis educativa que afecta a la región no tiene precedentes. Si no actuamos ahora para recuperar las pérdidas de aprendizaje, toda una generación de niños, niñas y jóvenes será menos productiva en el futuro y tendrá menos oportunidades de progreso y bienestar”,

dijo Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. “Según nuestras estimaciones, los estudiantes de hoy podrían ver disminuir sus ingresos a lo largo de su vida hasta en un 12 por ciento. Es el momento de actuar, de evitar estas pérdidas, de apoyar el futuro de la próxima generación”.

Durante el evento “Mi educación, nuestro futuro,” llevado a cabo el día de hoy, el Banco Mundial, el Diálogo Interamericano, la UNESCO y el UNICEF hicieron un llamado a acciones urgentes y coordinadas para garantizar que toda una generación de niños recupere su rumbo. Las cuatro organizaciones presentaron un “Compromiso para recuperar y proteger el aprendizaje en América Latina y el Caribe”, que establece cuatro compromisos clave:

  • Colocar a la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública.
  • Reintegrar a todos los niños, niñas y adolescentes que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella.
  • Recuperar los aprendizajes perdidos y asegurar el bienestar socioemocional de los niños, niñas y adolescentes.
  • Valorar, apoyar y formar a las y los docentes.

“Hoy hacemos un llamado urgente a todos los países de América Latina y el Caribe a comprometerse con la recuperación y transformación de sus sistemas educativos”, dijo Claudia Uribe, directora de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago). “La pérdida en los aprendizajes y en el bienestar que millones de niños y niñas y jóvenes sufrieron durante la pandemia pone en riesgo su futuro y su esperanza. No hay tiempo que perder para poner en marcha todas las medidas necesarias para reparar este daño y así evitar que sus consecuencias se tornen permanentes o irreparables”.  

Ariel Fiszbein, director del Programa de Educación del Diálogo Interamericano, señaló que “el cierre de las escuelas ha tenido consecuencias muy graves en las trayectorias educativas, el aprendizaje y el bienestar emocional de los estudiantes, y esto traerá efectos a largo plazo no solo en la educación, sino también en los niveles de productividad y el futuro laboral de los estudiantes”. Sin embargo, también reconoció que la pandemia ha producido importantes lecciones sobre cómo mejorar las prácticas de enseñanza y que hay oportunidades para aprovecharlas en el futuro.

En la clausura del evento, Jean Gough, directora regional de UNICEF para América Latina y el Caribe, instó a todos los países de la región a convertir los compromisos en acciones. “Si bien muchas escuelas han reabierto sus puertas, la crisis de aprendizaje en América Latina y el Caribe está lejos de haber terminado; solo es menos visible que antes”, dijo Gough. “No se trata de unos pocos estudiantes, sino de millones que corren el riesgo de quedarse atrás. Los programas de recuperación del aprendizaje a pequeña escala no serán suficientes. Para hacer frente a la crisis, necesitamos desarrollar e implementar sistemas de recuperación del aprendizaje a gran escala. Podemos invertir ahora o dejar atrás a toda una generación. La elección es nuestra”.

Comunicado: Mi educación, nuestro futuro

Un compromiso para recuperar y proteger el aprendizaje en América Latina y el Caribe

(El comunicado original puede consultarse en: https://es.unesco.org/sites/default/files/compromiso_-_espanol.pdf )

América Latina y el Caribe enfrenta la mayor crisis educativa de su historia. A más de dos años de la pandemia, los 170 millones de niñas, niños y jóvenes de la región han vivido unos de los cierres escolares más prolongados del mundo.

Si bien muchas escuelas han reabierto sus puertas, la crisis educativa no ha terminado, solo se ha vuelto menos visible. A pesar de los esfuerzos significativos de los países, no todos los estudiantes de la región han regresado a las aulas y millones han perdido tanto en términos de aprendizaje que ahora están en riesgo de abandonar sus estudios.

Los graves impactos educativos derivados de la COVID-19 demandan acciones urgentes, coordinadas y a escala para rescatar el presente y el futuro de las niñas, niños y jóvenes de la región y, con ello, la esperanza.

El Banco Mundial, el Diálogo Interamericano, la UNESCO y UNICEF nos unimos para hacer un llamado a todas las naciones de América Latina y el Caribe, y a todos los actores sociales nacionales e internacionales vinculados a la educación, para lograr la recuperación educativa a través de cuatro compromisos clave:

  • Colocar a la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública como factor clave para la recuperación social y económica tras la pandemia
    Esto implica: (i) garantizar un adecuado financiamiento del sector; (ii) adecuar los marcos normativos en función de las acciones necesarias y urgentes para la recuperación; (iii) fortalecer la institucionalidad para agilizar la implementación de procesos y adecuada gestión de recursos; y (iv) contar con recursos humanos idóneos y suficientes en todas las instancias relacionadas al sector, desde las aulas hasta los ministerios.
  • Reintegrar a todos los niños y niñas que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella
    Esto implica: (i) mantener las escuelas abiertas frente a nuevas olas de la COVID-19; (ii) poner en marcha estrategias para localizar a estudiantes fuera de la escuela e invitarles a reintegrarse; (iii) establecer sistemasde alerta temprana para identificar a aquellos en riesgo de abandono; y (iv) apoyarlos para que permanezcan en la escuela.
  • Recuperar el aprendizaje y asegurar el bienestar socioemocional de los niños y niñas
    Esto implica desarrollar e implementar sistemas de recuperación educativa a escala para millones de niños y niñas a través de: (i) diagnósticos con fines de mejora; (ii) la priorización curricular con énfasis en los aprendizajes fundamentales; (iii) estrategias pedagógicas orientadas a la nivelación y recuperación, aprovechando las tecnologías digitales, entre otras herramientas. También significa diagnosticar, acompañar y monitorear la salud y el bienestar de toda la comunidad educativa, tomando en cuenta el trauma y la pérdida que ha significado la pandemia para muchos.
  • Valorar, apoyar y formar a las y los docentes
    Esto implica: (i) cuidar su salud y bienestar; (ii) reforzar sus competencias pedagógicas y digitales; (iii) apoyar sus habilidades socioemocionales para garantizar su propio bienestar y el apoyo a sus estudiantes; (iv) fortalecer la formación profesional con estrategias pedagógicas para la enseñanza en contextos cambiantes, las cuales demandan innovación y creatividad y, (v) resolver la escasez de profesionales que se ha hecho manifiesta en varios países de la región

Las acciones que conforman este Compromiso por la recuperación educativa requieren de la inversión más ambiciosa en la historia de la región. Este mayor financiamiento está respaldado por la Declaración de París de la Reunión Mundial sobre Educación (2021) y por la reciente petición del Secretario General de las Naciones Unidas en su convocatoria a la Cumbre de Educación Transformadora (TES). Ambas instancias llaman a todos y todas a retomar las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 y desarrollar estrategias para garantizar una financiación adecuada y sostenible, adaptada a las necesidades de cada país.

Los esfuerzos de los Estados fueron considerables para asegurar la continuidad educativa a través de métodos a distancia. Tomando en cuenta las particularidades políticas, sociales y económicas de cada país y las limitaciones de conectividad presentes en millones de hogares en la región, urge redoblar los esfuerzos para eliminar las desigualdades y lograr una justicia educativa, priorizando a las y los estudiantes más vulnerables.

De no tomarse acciones urgentes, inmediatas y firmes para la recuperación educativa, millones de estudiantes en toda la región están en riesgo de abandonar la escuela por no tener el nivel de aprendizaje suficiente para seguir con sus estudios. Una generación entera podría sufrir consecuencias profundas y duraderas a nivel educativo, social y económico.

Instamos a los gobiernos, organismos de cooperación internacional, y a toda la ciudadanía a un renovado compromiso político y financiero, y a realizar acciones concretas ahora para evitar una catástrofe generacional.

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