CONSIDERACIONES SOBRE LAS HABILIDADES COMUNICATIVAS ORALES EN LA FORMACIÓN DEL NUEVO JURISTA ORGÁNICO EN CONDICIONES DE MUNICIPALIZACION DESDE LA UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

 

CONSIDERACIONES SOBRE LAS HABILIDADES COMUNICATIVAS ORALES EN LA FORMACIÓN DEL NUEVO JURISTA ORGÁNICO EN CONDICIONES DE MUNICIPALIZACIÒN DESDE LA UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA. 

POR:

Abg. Liusvimar del Valle Flores Febres (liusvimarf@gmail.com), Profesora a dedicación exclusiva en grado de asistente de la Universidad Bolivariana de Venezuela.

RESUMEN

El presenta artículo aborda la problemática de lograr una competencia comunicativa en los estudiantes universitarios  del Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos de la Universidad Bolivariana de Venezuela, lo cual ha sido motivo de indagación en el marco de la municipalización de la educación superior en Venezuela. La teoría adquirida en las aulas a través de la unidad curricular lenguaje y argumentación jurídica es valiosa, pero no es suficiente para el desarrollo de habilidades profesionales y especialmente las relacionadas con la comunicación oral, vital para el desempeño profesional del jurista.

Palabras claves: comunicación, habilidades comunicativas orales, formación del jurista orgánico, educación universitaria municipalizada

Abstract

The need to achieve a telling competition in the university students of the program of formation willingly in juridical studies of the Universidad Bolivariana of Venezuela, motive has come from investigation in frame of the municipalization of the higher education in Venezuela. The theory acquired at the classrooms through the unit curricular language and juridical argumentation is valuable, but it is not sufficient for the development of professional abilities and specially the related with the oral vital communication for the jurist's professional performance.

Key words: habilidades communicative oral, organic Jurista

 

INTRODUCCIÒN

Las condiciones históricas concretas en que vive el mundo contemporáneo marcado por complejos procesos de cambios, transformaciones o reajustes sociales sobre todo en el plano educativo, demandan innovaciones en las políticas educativas y por tanto le corresponde  a los educadores enfrentar  la necesidad de transformar la dirección del proceso de enseñanza –aprendizaje, en virtud de la importancia que reviste para el profesional que se requiere formar en función de consolidar el Estado Social ,Democrático ,de Derecho y de justicia, de la República Bolivariana de Venezuela.

La comunicación juega un papel preponderante  en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y este núcleo se ha convertido en uno de los aspectos sociológicos más debatidos por la importancia que reviste  en virtud de que  exige una atención especial a la luz de los cambios socio-profesionales que experimenta la sociedad venezolana.

Dentro  de  las políticas universitarias en el marco de la educación superior municipalizada en Venezuela, se debe prestar especial atención al desarrollo de las habilidades comunicativas, ellas son de los logros más importantes de los seres humanos en su desarrollo social y a la vez, su enseñanza aprendizaje constituye un problema de índole global que merece ser objeto de estudio por parte de las instituciones a cargo.

 El estudiante del Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos (PNFGEJ) de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) debe adquirir y desarrollar un sistema de conocimientos, hábitos, habilidades y actitudes que le permita aplicarlos de forma independiente y de manera creadora en la solución de los problemas socio-jurídicos y demandas que se le presentan en la producción y los servicios en la construcción de la nueva sociedad.

Entre los grandes retos  de la UBV se encuentra el desarrollo de las habilidades comunicativas orales de sus estudiantes.  En el caso  de los educandos del Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos este reto adquiere dimensiones especiales porque se requiere que los futuros egresados sean  comunicadores eficientes en el campo del derecho y promover un optimo desempeño a nivel pregrado que habrá de repercutir  en el perfil profesional que se demanda en función de capacitarlos para la actuación en los diversos ámbitos de ejercicio profesional en el campo del derecho.

Tomando en cuenta estas particularidades, la creación y aplicación del pensum del Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos, desde la unidad curricular  Lenguaje y argumentación jurídica, tiene como objetivo fundamental desarrollar la competencia cognitivo-comunicativa en la iniciación en el lenguaje jurídico y para ello aborda aspectos referidos a las técnicas de oratoria, argumentación, interpretación y razonamiento jurídico.

No obstante lo apuntado, y a pesar de que la presencia de las habilidades comunicativas resulta ser contenido inmanente de todo  el pensum del jurista, su tratamiento solo se remite al caso de la unidad curricular ya apuntada.

El caso de las habilidades comunicativas orales reviste especial importancia por cuanto se ha implantado una reforma judicial en el sistema procesal, que goza ahora  de las características de ser oral y público, y tiene como premisa  el discurso, el debate, la argumentación y la refutación, condiciones estas que hacen más patentes las necesidades que se presentan en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las habilidades comunicativas orales.

Un diagnóstico exploratorio sobre esta problemática arrojó los siguientes resultados:

 

  •   Insuficiencias en la elaboración de alegatos de una manera persuasiva, organizada y eficaz, planteando adecuadamente la solución a las situaciones jurídicas concretas, la teoría del caso y las tesis que se van a confrontar dialécticamente en el debate.
  •  Carencias en la identificación de la estructura de los alegatos y sus recursos estilísticos que permitan resaltar la unidad, la claridad, la brevedad y la precisión de lo que se expone.
  •  Pobreza en la aplicación de estrategias  que contribuyan al conocimiento, manejo e  importancia de las  habilidades comunicativas orales en los estudiantes del Programa de Formación de Grado de Estudios Jurídicos.
  •  Falta de fortalecimiento en la formación del jurista de la capacidad asesora para la negociación y solución jurídica de los conflictos sociales en el ámbito de su profesión e inclusive en el desarrollo de sus formación.
  •   Las relaciones humanas individuales y colectivas  requieren de grandes recursos que faciliten el dialogo, la negociación  y llegado  el caso la solución pacifica del conflicto, no obstante en la flexibilidad de nuestro pensa no se contempla especial atención a esta prerrogativa tan necesaria para el ámbito de actuación profesional en el campo del derecho y la formación del jurista orgánico.

Los anteriores presupuestos nos permiten reflexionar de forma somera en algunas de las peculiaridades de la comunicación y de la comunicación oral en específico para favorecer un tratamiento pedagógico y didáctico de las mismas que coadyuve al desarrollo de estas habilidades en los diferentes ámbitos donde se desempeña el jurista orgánico  en el nuevo  sistema judicial venezolano.

Desarrollo:

La riqueza de la variedad de significados  sobre la naturaleza de las habilidades viene dada por la multiplicidad de acepciones de los términos habilidades, hábitos y capacidades y por la diversidad de los tipos de actividad.

Según el Doctor en Ciencias Carlos Álvarez de Zayas "… la habilidad es un elemento del contenido y expresa en un lenguaje didáctico un sistema de acciones y operaciones para alcanzar un objetivo". (Álvarez, 1999:105) Por su parte  A. N. Leontiev señala que la actividad se estructura en acciones y que "Denominamos acción al proceso que subordina a la representación de aquel resultado que debía de ser alcanzado, es decir, el proceso subordinado a un objetivo". (Leontiev,  : 9)

Congruente con lo planteado y siguiendo los propios criterios de Leontiev se puede señalar que los términos acción y operación no se diferencian en lo fundamental, pero que en el contexto de los análisis psicológicos de la actividad sí existe una diferenciación esencial e imprescindible; ya que las acciones se relacionan con los objetivos, mientras que las operaciones lo hacen con las condiciones. Ello es lo que explica que el objetivo de determinada acción siga siendo el mismo, a pesar de que las condiciones varíen.

Se ha señalado que "… la habilidad es el modo de interacción del sujeto con el objeto, es el contenido de las acciones que el sujeto realiza, integradas por un conjunto de operaciones que tienen un objetivo y que se asimila en el propio proceso". (García, 1985:18)

La habilidad, por tanto, y como ha señalado Álvarez de Z.,  se usa en la Didáctica como aquel elemento del contenido de la enseñanza que contiene un sistema de acciones y operaciones que poseen un objetivo y que expresan, en un lenguaje didáctico, la actuación del profesional en su relación con el objeto de trabajo para resolver los problemas consustanciales a dicho objeto. (Álvarez, 1999)

El camino de la excelencia en la formación de profesionales universitarios transita necesariamente por el perfeccionamiento del proceso docente educativo desde el nivel de programa hasta el nivel de unidad curricular, pasando por ejes de formación y trayectos y trabajando de manera sistémica y holística en los eslabones de planificación, ejecución y evaluación del proceso.

Formar profesionales competentes, creativos, versátiles, autónomos y comprometidos con su entorno, su organización y profesión, exige del mejoramiento continuo del proceso formativo, de la puesta en práctica de modelos pedagógicos y estrategias didácticas contextualizadas que faciliten la formación y desarrollo de habilidades profesionales desde el inicio y a lo largo de toda la carrera.

Lo apuntado llevaría a precisar algunos elementos imprescindibles relacionados específicamente con el desarrollo de las habilidades profesionales. Esta temática ha sido objeto de tratamiento por  múltiples investigadores, entre los que se cuentan  (Talízina (1987), Mestre (1995)  Fuentes (1997), Lapido y Cols (2004), Feria (2010), Llanes y otros (2010).

“Las habilidades profesionales son el contenido de las acciones que realiza el profesional al interactuar con los objetos de la profesión. Se definen en función de la asimilación por el estudiante de los modos de actuación de aquella actividad que está relacionada con el campo de acción del futuro egresado y en su desarrollo intervienen conocimientos, hábitos y valores.” (Feria y otros, 2010)

Sin embargo, el análisis de múltiple bibliografía sobre el particular, ha permitido a las autoras constatar la existencia de un alto grado de espontaneidad en la implementación de estas habilidades y de un carácter fragmentado de las acciones que se realizan a lo largo del proceso de enseñanza aprendizaje para su implementación. Quizá una de las causas que condiciona esta situación es la comprometida con los desniveles existentes en la preparación didáctica de docentes y directivos.

La bibliografía sobre el tema recoge múltiples clasificaciones de las habilidades pero a los efectos de este trabajo resulta interesante considerar la taxonomía propuesta por Fuentes (1998) quien parte de la consideración de que las habilidades forman parte del contenido de una disciplina (en el caso de la educación universitaria municipalizada venezolana de un eje de formación) y que en el plano didáctico identifican a las acciones que el estudiante ejecuta para interactuar con el objeto de estudio o trabajo. El mencionado autor agrupa las habilidades en tres grandes ramas:

·         Habilidades específicas (vinculadas a una rama de la cultura o profesión)

·         Habilidades lógicas

·         Habilidades del procesamiento de la información y de la comunicación (Fuentes, 1998: p. 96)

Como se observa en la mencionada clasificación existe un tipo específico de habilidad en el contexto de la educación y que se forma precisamente en ese contexto, que es la habilidad profesional. Ella constituye la base de la futura actuación de quien se incorporará a una actividad laboral.

Lo apuntado permite considerar la importancia que tiene el desarrollo de las habilidades para la comunicación en cualquier tipo de profesional. Un detalle que no debe obviarse en este sentido es el relativo a la nomenclatura hoy en uso relacionada con la temática que se aborda. La definición de los conceptos habilidades y competencias varía considerablemente. Hay quienes consideran que habilidad es la destreza para hacer algo, Pero la palabra también se relaciona, por ejemplo, con el desarrollo mismo de una habilidad, y la palabra habilidad suele utilizarse también como sinónimo de competencia.

Sin ánimo de teorizar sobre la apuntada problemática conviene, no obstante, detenerse sobre el particular. La palabra competencia proviene del griego agón, que da origen a agonistes, persona que competía en los juegos olímpicos con el fin de ganar.  El término competencia, sin embargo,  fue acuñado por el famoso lingüista norteamericano Noam Chomsky en 1957 quien se propuso oponerse a la Psicología behaviorista de corte conductista y en su crítica a Skiner (quien explicaba el aprendizaje de la lengua solo tomando como polos la relación del emisor y el receptor –estímulo-respuesta) acuña el concepto de competencia a la cual definió como “… capacidades y disposiciones para la interpretación y la actuación”. (Chomsky, 1957: 37) Con ello se empezaba a reconocer la naturaleza creativa del hombre, pero a pesar de ello la teoría chomskiana no coadyuvó a la solución del problema que se presentaba en la correlación entre lengua y actuación. Además, el autor citado solo hablaba de competencia lingüística y esta no garantiza per se una comunicación eficiente.

En la larga evolución del término competencia que llega hasta nuestros días y pasa por autores de diferentes latitudes, por posturas encontradas y por disímiles denominaciones, es interés de las autoras destacar que en el mundo empresarial, va a hacer carrera otro concepto de competencia, aquel que liga las destrezas del saber hacer con la capacidad empresarial de competir, es decir ganar en la capacidad de producir rentabilidad ( Herth Salganik, L. 2004: 51)

Sin embargo, en el caso que nos ocupa tres criterios resultarán esclarecedores:

1.    Aquel que plantea que la competencia comunicativa es un “…factor de la eficiencia profesional…” y señala que la presencia de una orientación psicológica favorable a la relación humana y el dominio de un saber profesional de habilidades, procedimientos y técnicas facilitan la eficiencia en el proceso de comunicación interpersonal.   La competencia comunicativa va más allá de la eficacia de los conocimientos, hábitos y habilidades que intervienen en la actuación personal. Esta problemática debe ser abordada desde lo personológico, por tanto, en la actuación en contextos comunicativos entran en juego tanto los elementos que permiten la ejecución pertinente desde el punto de vista cognitivo-instrumental  (conocimientos, habilidades, actitudes) como los que  se refieren a la esfera motivacional-afectiva (necesidades, motivos, propósitos, expectativas, vivencias). En el intercambio comunicativo interviene la subjetividad de aquellos que participan, elementos afectivos que resultan insoslayables y decisivos en la eficiencia.              (Fernández,2002:49)

2.    La postura en torno a las relaciones entre los términos habilidad, aptitud, capacidad y competencias, debe remarcar bien la idea de relación o vinculación, la cual se puede sustentar, pero oponiéndonos a aquellos que los consideran como términos idénticos. Las habilidades están dadas por un conjunto de procedimientos… Las habilidades forman parte de los recursos que pone en juego un individuo para desempeñarse y esos desempeños son la manifestación de su competencia para enfrentar con éxito determinada tarea o solución de problemas complejos. Mientras que las habilidades requieren de un nivel de automatización, la competencia es precisamente la actuación no automatizada ante situaciones nuevas o situaciones de incertidumbre. La competencia pues hace referencia al dominio de una práctica que se convierte en la evidencia de un saber hacer reflexivo, que involucra las habilidades adquiridas, los conocimientos teóricos que permiten fundamentar la práctica y el nivel en el cual se encuentra el desempeño en el camino hacia nuevas posibilidades transferenciales. (Ruiz, s.f:15-16)

3.    El desarrollo de las habilidades profesionales del jurista tiene como núcleo unificador de todas las restantes a las habilidades comunicativas y, dentro de ellas, las referidas a la comunicación oral ocupan un lugar privilegiado.

De lo apuntado hasta aquí se infiere que el estudio de la comunicación es complejo, si se tiene en cuenta que ella es tan antigua como la actividad humana en que se expresa. La determinación marxista de la esencia del hombre como conjunto de relaciones sociales y estas, como concreción de la actividad práctica de los mismos, sentó las premisas teórico metodológicas para la comprensión científica de la comunicación en su dimensión social.

Engels, en su obra Dialéctica de la Naturaleza, refiriéndose a la comunicación plantea que “…constituye un factor activo en el surgimiento y desarrollo del hombre en el proceso del conocimiento humano, además en la manifestación de la vida real, de la actividad social del mismo y el producto de esta…” (Engels, 🙂

Del gesto al grito, del grito al lenguaje oral y luego y después, al lenguaje escrito, son hitos que trazan un camino en el desarrollo evolutivo de la especie humana en el que lo oral tuvo preeminencia.

La comunicación oral se desarrolla a través del diálogo el que se encuentra caracterizado  por la presencia e intervención de varios emisores, el uso de códigos y registros de lengua muy distintos, así como por la inclusión de diferentes tipos de discurso. En la lengua oral el diálogo se desarrolla mediante pausas que marcan la alternancia de la palabra entre los interlocutores que participan. Se pueden distinguir dos tipos de comunicación oral: la espontánea y la planificada.

La primera (espontánea) o también llamada conversación carece de un plan organizativo previo donde ni los temas, ni la estructura son fijados de antemano. De ahí su carácter espontáneo y el hecho de que se desarrolle siempre en forma de diálogo entre dos o más interlocutores.

La segunda (planificada) se atiene a un plan que se fija previamente y en el que aparecen delimitados el tema, la estructura y las pautas que regirán la comunicación. Según su naturaleza pueden encontrarse dos tipologías esenciales: la multidireccional (intervienen varios interlocutores que se turnan en los papeles de emisor y receptor) y la unidireccional (un emisor se dirige a un conjunto de oyentes)

En el caso de la formación del jurista se utilizan todas las tipologías de comunicación oral ya que como se ha señalado: “La oralidad tiene la ventaja de que pone a las partes frente a frente para que le hablen directamente al juez sin intermediarios. Este a su vez inmedia la práctica de la prueba, observa y escucha con análisis crítico las intervenciones opuestas de las partes.” También se apunta que,  “… el ejercicio de la defensa requiere no sólo del conocimiento de las fuentes del derecho y de los métodos de interpretación (hermenéutica); demanda también de un conjunto de habilidades pertenecientes a diversas disciplinas: la calidad idiomática, el rigor lógico conceptual, la narración, la demostración, la comunicación, la argumentación, la refutación y la sensibilidad por lo humano, verdadero, justo y equitativo.”(Cano J., s.f: 12)

Sin embargo, numerosos autores  se hacen la siguiente pregunta: ¿Qué le falta al profesional del derecho para optimizar su práctica jurídica? En su respuesta aluden precisamente a la ausencia de una técnica formalizada y completa en que se incluyan las herramientas y procesos de la comunicación oral. Y aluden también al hecho de que sólo muy recientemente los abogados han comenzado a aceptar que persuadir y convencer a través de las valoraciones de los hechos, puede mejorar las decisiones judiciales.

 (Calonje, 2010)

El Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos se orienta a la formación de “… ciudadanos profesionales preparados para contribuir, desde el campo jurídico, a hacer posible la nueva realidad de justicia social…” (PNFGEJ, 2007:9). En el perfil profesional se definen, entre las actitudes a formar, la relativa a  cultivar la capacidad reflexiva, analítica, autónoma y autocrítica, así como su disposición al trabajo en equipo mediante una actitud de diálogo, tolerancia, flexibilidad y consenso; mientras que en el acápite conocimientos y capacidades del propio perfil se destaca el “manejo de las técnicas de comunicación y metodológicas necesarias para difundir con claridad los conocimientos adquiridos y las propuestas formuladas, facilitando la comprensión de lo jurídico a la comunidad”.(PNFGEJ, 2007:17)

En el acápite referido a las competencias profesionales que debe poseer el jurista se expresa que las relaciones sociales son las que necesitarán de su mayor atención por lo que las relaciones humanas y colectivas requerirán de grandes recursos que faciliten el diálogo, la negociación y la solución de los conflictos de modo pacífico. De lo apuntado se desprende que “la asesoría, desde lo público a lo privado, juega así un rol importante en la sociedad, para lo que debe ser capaz, desde su sensibilidad humana, tolerancia y flexibilidad, de utilizar sus habilidades para la comunicación y los instrumentos para poner en marcha los mecanismos judiciales y extrajudiciales existentes.” (PNFGEJ, 2007:18)

La pregunta sería entonces cómo lograr desarrollar estas habilidades para la comunicación, a la que se añadirían otras no menos importantes: qué estrategias didácticas implementar para el logro de tal fin desde la autonomía universitaria de que gozan los profesores de la Universidad Bolivariana de Venezuela, cómo se logran unificar criterios en tal sentido, en qué medida las unidades curriculares hacen suyo este reclamo y tienen al trabajo con las habilidades para la comunicación como un eje transversal, qué alternativas utilizar en el caso de las habilidades para la comunicación oral…

A estas y otras preguntas se responderá en un próximo artículo; pero baste lo apuntado para sensibilizar a los lectores con una problemática aún no resuelta porque “… Hasta ahora las facultades de derecho se han limitado mayormente a transmitir información que permita entender mejor el mundo jurídico. Ya es hora, sin embargo, de que se empiece a producir lo que la sociedad necesita: ingenieros sociales capaces de rediseñar el mundo jurídico y transformarlo en alianza con la comunidad y los demás focos y polos de una sociedad democrática ampliada…” (Rivera, 2004:59)

Conclusiones:

  1.   El desarrollo de habilidades comunicativas en la formación del jurista resulta ser el eje integrador sobre el que descansan las restantes habilidades de la profesión. Dentro de ellas las comprometidas con la comunicación oral encuentran espacio privilegiado.
  2.   Nadie se forma apartado de los otros, ni desligados de los contextos. todo aprendizaje involucra su dimensión social y los cambios y transformaciones que esta experimenta, por ello se invita a una  profunda reflexión critica que estamos haciendo para formar el profesional del derecho que implora la sociedad venezolana.
  3.   La bibliografía sobre la temática es rica en el uso de variadas denominaciones, términos como capacidades, habilidades, competencias, aptitudes resultan enlazados en ocasiones de forma sinonímica. Se desea remarcar bien la idea de relación o vinculación entre estas definiciones, la cual se puede sustentar, pero oponiéndonos a aquellos que los consideran como términos idénticos.
  4.  El Programa de Formación de Grado en Estudios Jurídicos que se instrumenta en la educación universitaria municipalizada en la República Bolivariana de Venezuela representa un nuevo modelo donde la política del Derecho, juega como conocimiento, un complemento imprescindible para entender su fundamentación social y por ello presta atención especial al desarrollo de competencias profesionales para el desarrollo de las habilidades para la comunicación para poner en marcha los mecanismos judiciales y extrajudiciales existentes.

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