Índice temático.
Tercera parte.
Autor: Alfredo Macías Narro.
Editorial: Edición privada.
Año de edición: 2005.
Introducción.
3. La Educación en México, de Cara al Tercer Milenio.
3.1. Las Perspectivas de Futuro.
3.3.1. El Gasto Público en Educación.
3.3.2. La Nueva Función Social de la Educación.
3.3.3. Política Educativa.
3.3.4. Prospectiva de la Educación.
3.3.5. Nuevas "Praxis" Educativas.
Introducción.
En fechas recientes, nuevamente, vemos a gran número de profesores, en particular los integrantes y simpatizantes, de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (C.N.T.E.), realizando movilizaciones y actos de protesta, de diversa índole y en diferentes tonos, por las calles de muchas ciudades del país.
Los antecedentes inmediatos del movimiento del magisterio, se pueden explicar por el desengaño creciente, tanto de aquellos cegados por el espejismo del “cambio”, como de los promotores del “voto útil” [1] la realidad demuestra de manera fría e incontrovertible que la estructura vertical, autoritaria y apegada al poder de la dirigencia magisterial, permanece incólume. La cuasi permanente exclusión (de manera por demás vergonzante), de amplios sectores del profesorado discrepantes y aún contrarios al modelo clientelar y corporativo del sindicalismo pro-oficialista.
Es momento de reflexión profunda, crítica y consciente para el magisterio de base (en su conjunto), con la finalidad de explorar alternativas políticas y revisar tácticas de lucha que le permitan, sin dejar a un lado sus demandas (por demás justas) inmediatas de mejoría en su condición laboral, configurar una estrategia efectiva de apropiación y conducción de sus propios procesos (reconocidos y reconocibles) de organización y producción socialmente útiles y legitimados para y por sus respectivas comunidades aledañas, es decir, insertándose más profundamente en su correspondiente tejido social.
En este sentido, se han vislumbrado algunos resquicios en el antes monolítico aparato estatal de control social. Por citar sólo dos ejemplos, ahí están los inservibles y disfuncionales Consejos de Participación Social a la espera de ser rectificados y puestos en marcha (por las fuerzas oscurantistas y retrógradas de la reacción o por las fuerzas democratizadoras de la sociedad civil organizada y, en particular, del magisterio).
Amén de que, con toda certeza, existen muchas opciones políticas dignas de ser puestas en práctica, se deben recordar los antecedentes, quizá, más significativos de la larga lucha magisterial. Estos, los podemos ubicar en torno al periodo cardenista, en el que cristalizó el anhelo de configurar un sistema educativo, cuyo modelo operacional diese respuesta a los principales cuestionamientos de carácter social y económico de su momento, tales como: ¿Debe la escuela aislarse de su entorno social inmediato o, por el contrario, debe recuperar a través de sus funciones los problemas y vicisitudes que agitan a la comunidad en que se halla enclavada?…¿Es posible una educación neutral desde el punto de vista de los intereses de clase?…¿El saber que la escuela pública transmite puede y debe ser asumido por quien lo recibe como una forma de propiedad individual?…¿Puede la escuela llegar a ser una palanca efectiva en la construcción de una sociedad igualitaria o, por el contrario, se halla inexorablemente condenada a cumplir la función de reproductora de las desigualdades?…He aquí algunas de las interrogantes que suscitó la reforma educativa de 1934 y que continúan teniendo enorme actualidad.” [2]
El efecto que, en 1934, causó en la sociedad mexicana la declaración oficial, que decretaba la implantación de la educación socialista, fundamentalmente, por medio de la reforma al artículo tercero constitucional, fue el punto climático de las fuerzas progresistas del país, particular y especialmente el gremio magisterial, que habían sido marginadas por los vencedores de la revolución encarnados en la persona y figura de Álvaro Obregón, principalmente.
Las metas y objetivos fundamentales de la educación socialista se resumían, en lo tocante a su orientación política, en tres grandes principios rectores:
· Vincular a la escuela con las organizaciones populares y con la lucha social.
· Vincular a la escuela con el medio productivo.
· Configurar a la escuela como un medio de propaganda y difusión de la obra de gobierno.
Desde el punto de vista operacional, el gobierno procedió a la creación de centros de instrucción y formación para el magisterio, amén de la fundación de nuevos institutos educativos como el Instituto Politécnico Nacional (cuya finalidad primordial era lograr y consolidar la independencia tecnológica del país) y el sistema de escuelas normales rurales (cuya principal tarea era la de formar maestros rurales en las propias regiones y comunidades en que prestarían servicio). El gobierno cardenista se preocupó, asimismo, por reorientar el currículo de algunos centros educativos ya existentes, como la Escuela Nacional de Agricultura (hoy Universidad Autónoma de Chapingo) o la Escuela Nacional de Maestros, en el marco de la educación socialista, al tiempo que se propugnó por la creación de centros de educación general y profesional para las comunidades indígenas, con la expresa finalidad de preservar sus valores culturales y tejido social.
Dicho en otros términos, el gobierno cardenista se esforzó en poner en marcha un sistema de educación popular y en depositar en manos del magisterio la responsabilidad de consolidarlo y operarlo a plenitud en todos sus niveles y modalidades.
Aunque la profundidad de los logros y la relativa ambivalencia de la retórica cardenista de izquierda pueden, ser cuestionables, la huella dejada en el magisterio nacional, gracias a la práctica de procesos educativos diferentes y de gran significado (sobre todo en lo social), así como la tenaz lucha por defender las conquistas obtenidas a sangre y fuego, sigue manifestándose con un gran vigor en los albores del siglo XXI.
[1] Se refiere al sexenio 2001-2006,
[2] Palabras escritas en 1985 por el Dr. Gilberto Guevara Niebla en el prólogo a la obra antológica “La Educación Socialista en México (1934-1945)”.
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