650 intelectuales decidieron marchar por la ruta de “los abajo firmantes” para demostrar que su voz pesa más que dos millones setecientas mil firmas.
Histéricos y estridentes, los 650 comodinos nos quieren hacer creer que Andrés Manuel López Obrador inventó las contradicciones del capitalismo, la lucha de clases, las diferencias sociales. “¡Promueve el rencor!”, dicen los mudos de Ayotzinapa “¡Qué malas maneras tiene el señor presidente!” gritan con exquisitez los que por lo bajito nos desprecian. “¡Destruye la democracia!”, dicen los que fingieron no ver los fraudes electorales.
¿Por qué esos gritos desaforados? ¿Qué les aterroriza? ¿Vivir fuera del presupuesto? El presidente les prueba que son embusteros, corruptos, vividores y se lanzan a la calle a gritar enloquecidos “¡Muere la democracia!” Y yo que pensé que sólo moría el chayote.
¿Qué les aterroriza más? ¿acaso tener que compartir el escenario político con los que antes eran invisibles? ¡Qué mal gusto, dicen, eso de andar dándole la voz a los cholos! No es bonito, no es de gente-bien
Están dispuestos a reinventar el significado de conceptos como represión, censura, autoritarismo. Los intolerantes, los vividores, piden ahora tolerancia. Las conciencias blanqueadas quieren hacernos creer que ellos no conocían el racismo, el sexismo, el clasismo. ¡Sólo el buen gusto nos liberará de los chairos! Gritan estridentes y malhumorados.
Refugiados en sus buenas maneras, los 650 políticamente correctos no quieren ver que su voz ya no es la única voz en este país.
(M.F. 18/09/2020)
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