Resumen
Existen diversos programas de desarrollo de habilidades de aprendizaje que sirven de apoyo a los docentes en su labor educativa, dichos programas han tenido desde sus inicios una fuerte aceptación y en muchos países están sólidamente implementados. El objetivo de este ensayo es el de informar al profesorado acerca del programa “Filosofía para Niños” (FpN) de Matthew Lipman, que es un programa que pretende desarrollar en los alumnos la capacidad de un razonamiento crítico, creativo y cooperativo.
Palabras clave
Programas de desarrollo de habilidades, Filosofía, currículum, comunidad de indagación, destrezas cognitivas.
Introducción
En el ámbito de la educación, existen diversos programas que ofrecen a los docentes un modelo bien elaborado y contrastado de intervención educativa encaminada a mejorar las capacidades fundamentales de aprendizaje de los alumnos. Dichos programas comenzaron a surgir a finales de los años sesenta y comienzos de los setenta; se han desarrollado y mejorado desde entonces y en la actualidad están sólidamente implementados. Es posible que no hayan alcanzado toda la difusión que debieran tener, aunque también es posible que su influencia se haya dejado sentir en el modo y manera en que se realiza el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Filosofía para Niños (FpN) es un programa desarrollado por Matthew Lipman que fue profesor de Filosofía en la Universidad de Columbia en Nueva York, en la década de los sesentas. Dicho programa ha tenido una gran difusión en todo el mundo, existiendo traducciones de los materiales básicos a muchos idiomas y contando con centros activamente involucrados en la difusión del programa, incluyendo la investigación, adaptación de materiales y formación del profesorado.
Lipman, considera que la educación debe desarrollar en los estudiantes la capacidad de razonamiento, pero es necesario desarrollar estas habilidades antes de llegar a la universidad, porque después, resulta muy difícil modificar hábitos profundamente arraigados.
Atendiendo a las aportaciones de Piaget, considera que el momento más adecuado para ampliar está capacidad hay que situarlo de los 11 a los 13 años (Piaget,1967). Por otro lado; constata, que en la tradición occidental es la filosofía la disciplina que se ha dedicado con rigor a cuidar la calidad de nuestro razonamiento. La conclusión a la que llega resulta novedosa, se trataría de enseñar a pensar a los niños de esas edades utilizando la filosofía, es decir, si queremos que los niños desarrollen adecuadamente la capacidad de razonar bien, de forma crítica, creativa y cooperativa (dialógica) es necesario hacer filosofía con ellos. Es entonces cuando escribe El descubrimiento de Harry (Lipman,1988), una narración en la que niños de 11 a 13 años van discutiendo, en el contexto habitual de la escuela y la familia, los grandes temas de la filosofía, con una especial atención a la lógica clásica aristotélica.
La incorporación de Ann M. Sharp es decisiva para darle la adecuada configuración pedagógica. Trabajando conjuntamente desde entonces, elaboran un manual para uso del profesorado en el que se incluyen numerosas actividades, ejercicios y planes de discusión, así como breves introducciones para que los docentes sean conscientes de las cuestiones filosóficas que se plantean (Lipman, Sharp, 1988). Eso significa además un modelo de trabajo en el aula muy preciso y elaborado, centrado en lo que ellos denominan comunidad de indagación. Y algo más importante todavía, este enfoque pedagógico les llevará a diseñar un modelo de formación docente que va a tener una gran importancia en la difusión del programa.
La propuesta recibe pronto la atención de las autoridades académicas y de las personas implicadas en la educación. Lipman abandona su trabajo en Columbia y pasa a Montclair State College para dedicarse íntegramente al programa de Filosofía para Niños. Allí crea el Institute for the Advancement of Philosophy for Children, que se convierte desde entonces en el eje de un intenso trabajo de creación de nuevos materiales, investigación y formación del profesorado. El programa crece en dos sentidos. Hay un crecimiento interno del propio programa marcado por la aparición sucesiva de nuevos materiales. Lipman considera que las destrezas adquiridas trabajando con la novela inicial, Harry, deben aplicarse a otros ámbitos de la experiencia cotidiana de los adolescentes y eso le lleva a elaborar tres novelas más, con sus correspondientes manuales del profesorado centradas en cuestiones de ética, creación literaria y filosofía social y política. Pero también llega a la conclusión de que la filosofía puede ser muy provechosa antes de los 11 años; es más, es algo necesario si queremos que los niños, cuando llegan a esa edad, puedan adquirir las dimensiones propuestas en ese nivel de trabajo. Hace falta, por tanto, hacer filosofía con niños desde los primeros momentos de la escolarización. Eso le lleva a elaborar otras tres novelas destinadas a hacer filosofía con niños desde los 5 hasta los 11 años.
Cada una de las novelas centrada en unas destrezas cognitivas fundamentales, y con los temas clásicos de la actividad filosófica. El programa experimenta otro tipo de crecimiento en la medida en que el reconocimiento que va recibiendo significa su progresiva difusión y aplicación en diferentes países del mundo. Las novelas y manuales comienzan a ser traducidas a diversos idiomas y se crean centros encargados de la difusión, así como una coordinación internacional, con su correspondiente organismo, el International Council for the Philosophical Inquiry with Children.
También van apareciendo nuevos materiales que suponen alternativas creativas al currículum original de Lipman, y también se van desarrollando experiencias muy valiosas, guiadas todas ellas por el propósito inicial: hacer filosofía con los niños.
La propuesta educativa se aplica en campamentos de verano, en programas educativos destinados a los niños de la calle en América del Sur, en exposiciones de obras de arte y también en el mundo de los adultos, con experiencias significativas, en contextos especiales, como puede ser la cárcel. Brasil, Australia y España son los tres países en los que la implantación es en estos momentos más fuerte y el programa está presente en todo el mundo con mayor o menor intensidad, a excepción del mundo islámico cuya presencia es muy escasa.
Son cinco características básicas que definen y diferencian a FpN de otros programas destinados igualmente a la mejora del razonamiento.
1.- Desarrollo de la Metacognición
El planteamiento es relativamente sencillo, si lo que estamos buscando es mejorar la capacidad de razonamiento de los niños, lo mejor que podemos hacer es acostumbrarles a pensar sobre su propio pensamiento.
2.- El Hacer Filosófico
Sin duda alguna estamos ante un programa de filosofía. Esa es, posiblemente, la premisa más novedosa de toda la propuesta y la que encuentra más resistencia. Resistencia de parte del profesorado de educación infantil y primaria, cuya formación filosófica es escasa y de la que con cierta frecuencia, no guardan buen recuerdo.
3.- Programa Integral
Es habitual, presentar el programa en el marco de los programas de mejora de la inteligencia o desarrollo del pensamiento. Es cierto también que las investigaciones realizadas hasta el momento en diferentes países indican con claridad que el programa efectivamente incide en la mejora del razonamiento, o de algunas dimensiones cognitivas de los alumnos; por lo tanto, será necesario que forme parte de la currícula escolar.
4.- Un Programa y Estudio a Largo Plazo
La filosofía, tal y como aquí es entendida, debería convertirse en una de las áreas o materias fundamentales de un currículum bien diseñado. Sólo la inercia de una práctica educativa secular puede explicar que ese lugar lo ocupen el español o las matemáticas, pero no la filosofía que, sin embargo, puede tener un impacto decisivo en la formación de personas adultas críticas, creativas y solidarias.
5.- Programa de Inter-acción e Intervención Social
La educación es imprescindible para conseguir construir sociedades democráticas, pues estas sólo florecen si están formadas por personas capaces de pensar por sí mismas, de forma crítica, creativa y solidaria. La educación no es condición suficiente para transformar nuestras sociedades en otras más democráticas, pero sí es una condición necesaria.
Con personas inadecuadamente preparadas se está dando facilidades a la imposición de sistemas en los que unas minorías terminan controlando todos los mecanismos de poder, ya sean económicos, políticos o culturales.
Conclusión
“Filosofía para Niños” es la traducción de “Philosophy for Children”. Sin embargo, no hay que tomar el nombre de Filosofía para Niños en un sentido literal. Cuando hablamos de “niños” nos estamos refiriendo a sujetos, sea cual sea su edad, que tienen esa disposición de espíritu que caracteriza a los niños.
La mayoría de las veces, al escuchar la palabra filosofía pensamos en las obras y enseñanzas de los grandes pensadores de la historia, pero rara vez pensamos en niños; sin embargo, la filosofía es un aspecto fundamental y naturalmente presente en sus vidas.
El niño necesita entender el mundo que lo rodea y las cosas que suceden. Su primera pregunta filosófica es el tan conocido y familiar ¿por qué?. El problema es que quienes estamos con los niños interpretamos la pregunta literalmente e intentamos responderla con información dando por hecho que es información lo que el niño quiere obtener. Muchas veces no caemos en la cuenta de que el significado o la intención de la pregunta va más allá de la mera información, o que muchas veces es menos que información lo que el niño quiere.
En la medida en que nos demos cuenta que somos trascendentes en la vida de otros, podremos crear en el salón de clases un ambiente de confianza que va a facilitar en el alumno el desarrollo de un sentido de pertenencia, y que le va a permitir darse cuenta de que su opinión y su experiencia son únicas y valiosas. Pensar con otros respecto a cuestiones importantes de la vida, en el contexto de la comunidad de indagación que plantea el programa de Filosofía para Niños, ayuda a que los niños pongan su imagen en perspectiva y facilita que vayan modificando sus puntos de vista y actitudes aprendiendo de la experiencia de los demás, y con la disposición social de “dejarse modificar” por otros no como una debilidad, sino como una oportunidad de ser sensible a lo valioso que los demás pueden aportar a su vida.
Bibliografía:
- Piaget, Jean, La formación del símbolo en el niño, México, FCE, 1961.
- Piaget, Jean, Seis estudios de psicología. Barcelona, Seix Barral, 1967
- Piaget, Jean, Psicología y Pedagogía. México, Planeta, 1981.
- Lipman, Matthew, El descubrimiento de Harry, Madrid, Ed. de la Torre, 1988
- Lipman, Matthew, Pensamiento complejo y educación, Madrid, Ed. de la torre, 1997.
- Lipman, Matthew, et al, La filosofía en el aula, Madrid, Ed. de la Torre, 1992.
- Lipman, Matthew, El descubrimiento de Aristeo Téllez, UIA, México, 1993.
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