Gerardo Barboza
Publicado el 25 de mayo de 2015 en:
Noticias y artículos de opinión han llenado los medios de prensa sobre la demanda que realizan las empresas de personal calificado en distintas técnicas. Paralelamente, también han surgido una serie de noticias sobre inauguraciones de colegios técnicos profesionales, los CTP. De un momento a otro, hubo dinero para incentivar la oferta técnica profesional que responde a intereses sobre la competitividad de un país.
Pero, de igual manera se ha tratado el tema del desempleo, de la necesidad de crear miles y miles de empleos para los jóvenes, en una gran mayoría destinados a solventar las necesidades de las empresas, que con el cuento de “desarrollo económico”, “visión país”, las necesidades de un grupo hegemónico son trasladas a los estudiantes: “necesito esto, enriquézcame, usted paga por eso que necesito, con su tiempo, sus recursos, su fuerza vital y, a cambio, en especie o con una dádiva, ínfimamente proporcional a la riqueza que me produce, le pago, se va, y es su problema qué hace luego”.
Al parecer, la inversión que se ha realizado en los países para la mejora de la oferta técnica profesional que ha sido considerada como exitosa, no ha sido suficiente. Hace falta algo.
Lo que ha hecho falta según una serie de noticias publicadas y artículos de opinión es el modelo alemán de educación dual. El común denominador de ese tipo de propaganda ha sido poner como ejemplo otra propaganda: Alemania posee la tasa más baja de desempleo.
Al parecer, el país europeo logró un “milagro” que otros países aceptan, muchos por la imposición de sus dirigentes, para bajar las altas tasas de desempleo, como consecuencia de la crisis económica de 2008, según sus promotores. ¿Un “milagro” planeado como respuesta a una crisis provocada?
En “modelo de educación dual” hay tres variables: “modelo”, “educación” y “dual”. Es decir, un posible “ejemplo” que la educación de un país completo debe seguir sin cuestionamiento alguno sobre dos líneas paralelas para poder alcanzar una misma meta: la satisfacción del mercado que controlan las empresas.
Las dos líneas paralelas en parangón con los dos carriles de hierro paralelos, con una gran dificultad. El vagón de la educación no lleva maquinista y al final los dos carriles se entrecruzan. Pero esto, lo oculta.
A los estudiantes, a sus familias, a sus docentes y administrativos, los invitan a subirse al vagón de la educación, pero al estilo alemán, una sociedad desconocida para muchos y no al estilo con el que crecieron en sus propios países; jóvenes y familias que solo buscan superarse, de buena fe, creyendo que el tren tiene maquinista y que los carriles nunca se cruzarán entre sí.
La invitación ha incluido un viaje por los CTP, esos vagones remodelados con el dinero de todos que por ahora solamente deben ser recorridos por un corto tiempo pero con destino, creando entusiasmo y convicción de que el siguiente viaje será mejor.
Los letreros CTP en los vagones buscan eliminarlos, para sustituirlos por otros con FTP, formación técnica profesional, ED, educación dual o FD, formación dual. Esos vagones viajan sobre dos carriles paralelos que terminan cruzándose entre sí.
En otros países vendieron esos letreros para los vagones financiados solidariamente. Los estudiantes se subieron buscando un mejor futuro. Poder tener un empleo para poder salir adelante con sus familias. Lamentablemente, los vagones en esos países se han descarrilado rompiendo las aspiraciones de quienes viajaron en ellos.
No les dijeron que esos vagones con letreros FTP, ED, FD, solamente y quizá, podían funcionar en Alemania. No les informaron que esos vagones eran producidos en línea, uno tras otro, que podían usarse y desecharse y que los que venían, venían más actualizados que los primeros. No les dijeron que esos vagones eran pagados con el trabajo de sus tripulantes, pero que los tripulantes no podían conservar sus seguros, sus derechos de viaje, que en caso de accidente ya no podrían ser atendidos en los hospitales solidarios, porque esos hospitales solidarios también dejaban de existir porque los dueños de los vagones no pagaban ya su parte por la seguridad, la salud; mas que aquella necesaria, limosna en especie, para que el estudiante hiciera su trabajo temporal.
El modelo de educación dual no debe aceptarse.
Primero, porque es para Alemania. Segundo, porque distrae a los jóvenes de ser jóvenes imponiéndoles trabajo desde temprana edad. Tercero, porque ese trabajo impuesto no es reconocido como derecho laboral, significando que son desposeídos de un ahorro, de una pensión, de una seguridad social solidaria, de servicios de salud solidarios. Cuarto, porque sus docentes ya no serán sus docentes. No tendrán trabajo. Quinto, porque sus familiares tampoco tendrán trabajo. Sexto, porque ese modelo es una cortina de humo que es presentado como un “milagro”, pero un “milagro” para aquellos a quienes se les entrega, o toman, los vagones pagados con el dinero de todos. Séptimo, porque cuando no tienen trabajo y este no es reconocido como tal, los beneficios que se obtienen a través del seguro social disminuirán o desaparecerán. Octavo, porque quienes hacen la invitación a los vagones CTP a pesar de ser exitosos, buscan a toda costa entregarlos en un solo paquete, unificado, integrado, articulado, un maquinista empresario que solo gana y gana y conduce los vagones a control remoto; controles que desecha una vez que vienen nuevos vagones. Noveno, quienes hoy venden los nuevos letreros FTP, ED, FD, no saben ni qué significa eso de la educación dual. Son simples nescientes repetidores del discurso de otros. Décimo, porque a los promotores de la educación dual en realidad no les interesa la educación de los jóvenes; se encuentran cegados por el “milagro” e ignoran a los accidentados en otros países.
La educación dual es una vía férrea, con carriles paralelos que se cruzan al final. Los vagones con letreros FTP, ED, FD, solo inician un viaje que no tiene retorno, porque para eso vendrán más y más vagones.
El modelo de educación dual alemán no debe aceptarse.
No es un modelo educativo humanista. La educación pública, los derechos laborales, los derechos fundamentales no pueden seguir descarrilándose.
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