Caída en su propio descrédito, la presente época de pragmatistas y utilitarios, es llegado el momento de jubilar a toda esta generación de jóvenes viejos y de viejos que se creen jóvenes porque nunca llegaron a madurez. La pedagogía del presente deberá rebasar los linderos que han querido marcarle los teóricos de la utilidad y volverá a asentarse en los valores eternos.
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