El maestro paso de ser símbolo de respeto, autoridad, integridad, lucidez y esperanza, a ser considerado un títere, holgazán, irrespetuoso y demás peyorativos, generando un malestar social que irremediablemente tenemos que revertir para que la práctica docente sea valorada, aceptada y vuelva a ser un símbolo de respeto ante los integrantes de la sociedad.
Sigue leyendo