Por Camilo Cienpasos
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Artículo publicado con motivo de la marcha por la revolución educativa, Argentina, septiembre de 2006
• O educación socialista o ignorancia capitalista
• La “Oposición” y los dirigentes sindicales
• La timidez reformista de la izquierda
• Nuestra propuesta socialista
• Por un Congreso Nacional Constituyente de la Educación con delegados democráticamente elegidos de estudiantes, padres y trabajadores de la educación.
• Organizar la movilización, la organización y un plan de lucha
La marcha contra el gobierno de Kirchner y su Nueva ley de Educación aparece aun con un perfil desdibujado. Muchos concuerdan que debería transformarse en el primer día de un plan de lucha, pero no existe un plan para el mismo.
La CTERA, CONADUS, y todos los sindicatos docentes y no docentes del país deberían romper con el gobierno y llamar a luchar. En su lugar, insisten en una propuesta miope de pequeños ajustes salariales y genuflexión ante el poder.
La izquierda, la FUBA, los centros de estudiantes y seccionales docentes que dirigen deberían levantar una alternativa socialista y la realización de un Congreso Nacional Constituyente de la educación con delegados de base democráticamente elegidos entre los trabajadores de la educación, estudiantes y padres. En su lugar, proponen una marcha y un congreso de tinte pedagógico.
Se contentan con ponerse un poco a la izquierda de la burocracia sindical.
La marcha es la oportunidad de revertir el proceso, si se hace un llamado a todos los maestros para que convoquen a asambleas de padres para iniciar junto a los docentes y los estudiantes, medidas de acción directa. Lo mismo deberían hacer los docentes y centros de estudiantes en las universidades.
Ante el planteo capitalista y de clase de una educación en ruinas, asentada en un abstracto “ser nacional” de sexo burgués, dirigida por maestros y profesores marginados y en edificios en ruinas, los socialistas y la izquierda deberían enarbolar la bandera de la revolución educativa y una propuesta de educación socialista.
Los problemas los conocemos todos
La educación, en la Argentina, está en ruinas. Los edificios se caen a pedazos, las aulas atestadas de alumnos, los maestros y profesores pocos y mal pagos, la inseguridad enorme. Los alumnos con hambre que no pueden aprender, la comida escasa y mala, los horarios desquiciados que conspiran contra los padres que trabajan…
Los planes de estudio desde la primaria a la facultades, digitados para producir mano de obra barata para una burguesía “nacional” estrecha de imaginación y carente de empleos dignos y para multinacionales de la importación, las comidas rápidas y los antros del empleo en negro y tercerizado.
El capitalismo regentea con la misma incompetencia que la economía, la educación de los trabajadores y el pueblo. La educación obligatoria, universal y gratuita es un recuerdo. Ahí están las estadísticas de la propia burguesía para probarlo: 50% de deserción escolar y 70% que nunca se recibe en las universidades.
La mayoría de los pocos que, por talento y sacrificio se destacan, se van del país o tienen que optar por empleos miserables con título. En la primaria no se prepara para ingresar a la educación secundaria y en esta no existe transición hacia la terciaria. Los planes de estudio hablan de una historia irreal, de una geografía deformada, de ciencias atrasadas y sin recursos… el arte y los deportes son minimalistas, en las aulas se reproduce la descomposición social, el lumpenismo, el reinado de la mediocridad y la ignorancia, la genuflexión a los poderosos y a los futuros empleadores, el arbitrio de reglas obsoletas.
Nada es gratis. Lo que no se paga en dinero, se paga en recursos humanos desperdiciados, en presupuestos desbaratados, en transportes en ruinas, en tiempo de trabajo y en frustraciones. La semi-privatización aumenta a pasos acelerados y cada vez son más los recursos para la educación privada y religiosa en todos los niveles en forma de subsidios que se arrancan de los fondos de la educación pública. El objetivo es claro, dejar que la educación pública se derrumbe e ir reemplazándola con instituciones privadas.
Cada vez son más los padres que, apoyando la educación pública se ven obligados a enviar sus hijos a escuelas y universidades pagas, lo que implica un verdadero impuesto a la educación.
Por fin el capitalismo ha logrado una educación a su imagen dependiente y subdesarrollada y su objetivo de habitantes ignorantes. Este capitalismo educacional no puede, ni la nueva Ley de Educación de Kirchner lo propone, ser reformado. Para educarnos, es necesaria una Revolución Educativa, desde abajo, que arrase con lo que tenemos y transforme a la educación en uno de los motores del desarrollo de un país al servicio de los trabajadores y el pueblo.
La “Nueva” Ley de Educación de Kirchner
El Proyecto de Kirchner dice textualmente que “hay que ser realista en los objetivos” y “que los cambios propuestos deben ser el resultado del consenso”, siendo la propuesta, una que “represente a todos los sectores de la sociedad”. Traducido a términos de política esto no es más que el continuismo y el hundimiento de las nuevas generaciones. “Realismo” significa ensalzar el 6% adoptado como presupuesto (en realidad menos de un tercio del porcentaje gastado en los años 40, 50 y 60; o sea seguir administrando la pobreza existente y al que se alcanzara en… diez anos!)
El “consenso” significa el derecho a decisión de la minoría de la sociedad, es decir la burguesía y los ricos. “Representar a todos los sectores de la sociedad” significa diluir en ese consenso a las mayoría obreras y populares. Kirchner se propone profundizar la política burguesa de abandono del gobierno de sus responsabilidades federales, aumentando el pase a las provincias y las municipalidades de la responsabilidad de los presupuestos y, por lo tanto, condenarlas a más pobreza y a la educación a mayor mediocridad y crisis.
El gobierno, que ya tiene en carpeta y con el visto bueno de la mayoría de los legisladores, un proyecto de ley, propone hipócritamente, un “debate” con tiempos brevísimos, y una votación expedita en el Congreso a través de su mayoría automática en ambas Cámaras.
La “Oposición” y los dirigentes sindicales
La oposición de Macri seguramente se hará oír, basándose en la profundización del punto de vista capitalista y la defensa de mayores porciones de privatizaciones. Macri ya ha dicho que la educación privada debe tener no solo mas influencia, sino ser preponderante y que las empresas y empresarios deben participar más del diseño de la educación y su implementación.
La oposición de Carrió será en base a la falta de “consulta”. Es decir a la forma más que a la sustancia. El límite a esta crítica de formas queda clara con la abstención en la lucha por la democracia en la UBA y con el apoyo a la “oligarquía de los 600” profesores del sistema que imponen su orden en la Asamblea Universitaria. La posición de Carrió de defensa de los intereses de la iglesia la pone, como en la cuestión del aborto y la educación sexual, como defensora de los aspectos más oscurantistas de la iglesia católica.
Los sindicatos (CTERA-CTA-Conadus) limitan sus posiciones a la exigencia del reparto de las migajas del 6%. Aceptan negociar, y de hecho lo hacen, con el gobierno sobre la base de mantener el status quo de semi-privatización, demandando algunas “reformas” cosméticas la Nueva Ley de Educación y empujando por algunos aumentos raquíticos de salarios.
Los sindicatos docentes han olvidado el rol social de los maestros que, como trabajadores de la educación, son formadores de estudiantes y trabajadores del futuro, sino también deberían ser dirigentes naturales de las comunidades a las que sirven, como sucede en muchos países.
Incluso aquellos dirigentes sindicales que se reivindican peronistas han renegado de las conquistas políticas, sindicales y sociales que lograron durante el primer periodo peronista de 1945 a 1951: clases reducidas, libros gratuitos, estudiantes bien alimentados y vestidos en las escuelas, prestigio del trabajo del docente…
Un ejemplo muy claro de esta estrategia es la del SUTECO de Corrientes que ha decretado un paro total para el 15 de septiembre reclamando el aumento del 19% que no han recibido y una marcha hacia la capital de la provincia el mismo día. No hubo esfuerzos de esta dirección por ligarse a los padres y estudiantes, y movilizarlos, no ha integrado a sus reclamos la oposición frontal a la ley de Kirchner y no posee una estrategia de unificar su lucha con la Marcha Federal del mismo día en Buenos Aires.
La demanda de consignas sindicales, como lo expresa la miopía estratégica de la dirección del SUTECO, sin pelear por la transformación revolucionaria de la educación, sin la transformación radical de la enseñanza a todos los niveles se convertirá, en el mejor de los casos, en «pan para hoy, hambre para mañana.»
La timidez reformista de la izquierda
En el país existen miles de maestros y estudiantes de izquierda o que se dicen socialistas. La izquierda, en sus diferentes denominaciones, dirige sindicatos y seccionales docentes, centenares de escuelas, centros de estudiantes secundarios y universitarios y hasta federaciones como la FUBA.
Si en algún lugar de la sociedad podría la izquierda ser una alternativa de dirección es en la comunidad educativa y es allí donde también podrían presentar una alternativa socialista a los planteos del capitalismo decadente que administra Kirchner. De hecho, la izquierda es la columna vertebral de la Marcha Federal por la Educación del 15 de septiembre y la impulsora de los congresos, de tinte pedagógico, convocados a nivel regional y uno nacional para octubre.
La razón de ser de existir de la izquierda y los partidos socialistas es ofrecer una alternativa a la sociedad de clases dominada por la burguesía, regida por sus necesidades e intereses. No existe un aspecto de la sociedad donde esto no se perciba más claramente como una prioridad, donde las contradicciones de clase se expresan mas claramente, que en el área de la educación. Allí se concentra el núcleo de la dominación ideológica de la clase en el poder – y sus necesidades basadas en la base material de su sistema de ganancias – y como estas chocan violentamente con los intereses de los explotados y oprimidos.
La educación no deber ser vista sino como una expresión aguda de la intensa lucha de clases que libra, todos los días, la burguesía en defensa de sus intereses y contra los trabajadores. Comienza por tímidamente oponerse a decir con claridad que el tipo de educación que existe no sirve para nada y cual es la educación que ellos propondrían en su lugar.
Claro esta que muchos en la izquierda organizan sus cátedras paralelas, sus conferencias y charlas sobre el socialismo, pero nunca se les ha ocurrido hacer de esos objetivos el núcleo central de la educación de los trabajadores. Es decir, se auto marginaliza del debate publico y la organización política para lograr esos objetivos y esa sociedad que proclama.
Coinciden cuando son presionados en decir casi al unísono “claro que estamos de acuerdo, pero eso es para después de tomar el poder.” Como si la lucha por el poder, en este caso de los trabajadores, se redujera a un cambio de personal en el que las propuestas concretas – que los trabajadores perciben como razonables pero la burguesía es incapaz y esta totalmente en contra de conceder – no fueran su aspecto fundamental.
En ocasiones anteriores, algunos dirigentes de izquierda se han mostrado ofendidos cuando decimos que se han “socialdemocratizado”—es decir han comenzado un proceso de adaptación paulatina al régimen democrático burgués. Creo que les sorprendería saber que sus posiciones actuales en relación a la educación – y sus objeciones a los planteos socialistas – son casi un calco de las del padre de la “social democratización” de la izquierda revolucionaria de principios del Siglo XX: Eduard Bernstein.
La izquierda en su mayor parte, sin embargo, no vislumbra ninguna estrategia más allá de las simples demandas sindicales un poco a la izquierda de las de la burocracia sindical. Detrás de frases vacías sobre la defensa de la educación publica (que no se atreve a decir como seria logrado) y del pedido de un aumento del presupuesto educativo (que no dice quien debería pagarlo), la Marcha Federal o el Congreso pedagógico no son organizados como los disparadores de un plan de lucha, sino como una protesta una y un foro de debate el otro.
¿Cuántos maestros socialistas y de izquierda, por ejemplo, han invitado a todos los padres de sus estudiantes asambleas o reuniones amplias para plantearles que clase de educación quieren para sus hijos, que tipos de escuelas y como los padres podrían plegarse a un movimiento para revolucionar la educación?
¿Cuántos maestros socialistas y de izquierda han logrado establecer alianzas con padres y estudiantes para tomar escuelas primarias y secundarias en forma conjunta para exigirle al gobierno la educación que proponen?
¿Cuantos maestros y profesores socialistas, o dirigentes estudiantiles socialistas y de izquierda, han impulsado la elección de delegados de padres y estudiantes por grado, por aula, por curso en la universidad, y de trabajadores docentes y no-docentes por lugar de trabajo para la transformación del Congreso de Octubre en un congreso de lanzamiento de un plan de lucha nacional y un proyecto alternativo de educación para los trabajadores y el pueblo?
¿Qué pasaría en el país si decenas de miles de padres, alumnos y trabajadores de la educación tomaran centenares de escuelas y universidades del país reclamando una verdadera revolución educativa?
La indignación de los padres, la frustración de los estudiantes y las necesidades de los trabajadores de la educación son las pre-condiciones necesarias y están dadas. ¿Por qué la izquierda se limita a la protesta si puede ir más allá?
Por otro lado, la izquierda, como ya dijimos, ignora a los padres de los alumnos primarios y secundarios de los primeros anos que son fundamentales en una lucha por la revolución educativa. Por el otro, las distintas organizaciones socialistas, las oposiciones que dirigen seccionales docentes y la FUBA y centros de estudiantes universitarios y secundarios de izquierda no tienen una programa para forzar a las organizaciones sindicales para que rompan con el gobierno y se sumen a la luchan.
Ni siquiera han planteado que la marcha del 15 pase por los sindicatos como CTERA para obligar a la burocracia sindical a retroceder en su entrega al gobierno.
Nuestra propuesta socialista
Discutiendo con maestros socialistas y de izquierda y con muchos padres de familia, nosotros hemos elaborado una propuesta para construir un movimiento de masas para luchar contra la Ley de Kirchner, pero desarrollando al mismo tiempo la movilización por una Revolución Educativa que, como punto de partida, se plantee.
1 Establecimiento de una educación nacional, bajo responsabilidad única del estado nacional, con un presupuesto y normativas centralizadas, salarios y condiciones de trabajo nacionales. Revertir todas las municipalizaciones y provincializaciones de la educación. Derogación, para tal efecto, de toda la compleja trama de legislación educativa, rechazo de la propuesta Nueva Ley de Educación y su reemplazo por las decisiones de un Congreso Nacional Constituyente de la Educación.
2 Establecimiento de un presupuesto no menor al 20% de forma inmediata, transfiriendo los fondos actualmente destinados a las Fuerzas Armadas a la educación e imponiendo impuestos progresivos a las grandes empresas nacionales, duplicado para las multinacionales con el mismo destino.
3 La primera inversión masiva debería ser para construir suficientes escuelas y universidades en un exceso de 20% a las necesidades actuales en los próximos cuatro anos y la formación de 250.000 nuevos maestros y profesores en el mismo lapso.
4 Salarios para maestros y profesores que sean el equivalente a por lo menos el 80% del sueldo de un diputado nacional y ajustables al ritmo de la inflación.
5 Establecimiento del sistema de jornada completa para los estudiantes primarios y secundarios, obligatoriedad de la educación para los mismos y provisión de tres comidas diarias de calidad. Pago de ropa y útiles escolares para todos los estudiantes primarios, secundarios y terciarios y subsidios para los estudiantes mayores de 16 años para asegurar su dedicación de tiempo completo.
6 La garantía de que las clases no contarán con más de 20 alumnos y que se realizará un plan de emergencia para duplicar primero, y satisfacer en exceso luego la demanda de maestros y profesores. Estos nuevos docentes deberían estar listos a la finalización de las obras de infraestructura.
7 Subsidios de viviendas y gastos de manutención para todos los estudiantes universitarios, con dedicación de tiempo completo y notas suficientes, para garantizar que los números de aquellos que se diploman se triplique en los próximos cinco años y se triplique en la próxima década.
8 Obligatoriedad de servir en áreas sociales, de educación y de infraestructura y desarrollo económico de industrias y proyectos sociales del estado a todos los egresados de universidades durante un lapso entre tres y cinco años. Este servicio sería con sueldos equivalentes a los del sector privado y con derechos sindicales plenos y en las áreas de experiencia de los egresados. La racionalidad de este aspecto de la educación es el de la defensa y pago con esfuerzo (no dinero) de los beneficios recibidos y el vuelco de la capacidad profesional al servicio de los trabajadores y el pueblo que lo hicieron posible.
9 La inviolabilidad de la plena autonomía de las escuelas y universidades del país, donde gobiernos de padres, alumnos, maestros y trabajadores no docentes en las primeras y de estudiantes, docentes y no-docentes en las segundas, serían encargados de desarrollar los planes de estudio y determinar la administración.
10 Expropiación sin pago y puesta bajo la dirección de co-gobiernos como los descriptos de todas las universidades y escuelas privadas. Los subsidios pagados a estos sectores durante décadas han sobrepasados sus inversiones en las mayorías de los casos.
11 La educación religiosa será respetada fuera de los horarios destinados a la educación pública, laica, gratuita y obligatoria y no contara ni con subsidios gubernamentales ni podrá enseñarse en ningún edificio público.
12 Separación estricta de la iglesia y el estado en todas su manifestaciones.
13 Dotar a las escuelas y universidades de todos los adelantos técnicos, digitales, laboratorios e industriales de última generación para capacitar a una clase trabajadora y profesionales de primer nivel.
14 Atraer al país a los mejores pedagogos y profesores en las distintas áreas y socializar todos los adelantos y conocimientos de las escuelas y universidades de punta, tanto del país como del exterior.
15 Establecimiento de una enseñanza de defensa de los intereses nacionales frente al imperialismo; de debate y estudio de la realidad política, económica y social basada en la lucha de clases a nivel internacional; reemplazando el abstracto dogma burgués del “ser nacional” — por el que reivindica un concepto de clase de los trabajadores y el internacionalismo. La adecuación de los planes de estudio al servicio de la sociedad y no de las multinacionales y corporaciones.
16 Establecimiento de materias y estudios de Derechos Humanos, diversidad étnica y de defensa de los derechos de las mujeres y todas las preferencias sexuales desde la primaria.
17 La enseñanza bilingüe y trilingüe obligatoria (incorporando donde sea necesario los idiomas de pueblos originarios) que reemplace el anodino y mediocre aprendizaje de lenguas por hora. La formación educativa debe ser en una totalidad y por el sistema de inmersión multilingüe.
18 La obligatoriedad del reconocimiento por las autoridades municipales, provinciales y nacionales de los gobiernos democráticos de los centros de estudio y el derecho irrestricto de los estudiantes, profesores y maestros y personal no-docente al debate, la organización sindical y política en los centros educativos. Plena autonomía y derechos a los centros y organizaciones sindicales.
Organizar la movilización, la organización y un plan de lucha
No planteamos la prosecución de estos objetivos iniciales de ninguna otra forma que no sea la movilización, organización y lucha de los maestros y profesores, de los estudiantes de todos los niveles, de los trabajadores no-docentes y de los padres.
La Marcha que se lleva a cabo el 15 de septiembre, organizada por organismos sindicales y estudiantiles y la izquierda debería ser un primer paso para desencadenar movilizaciones regionales y locales.
Esta movilización debería tener como objetivos derrotar la Ley de Educación de Kirchner y crear las bases para el llamado a un Congreso Nacional Constituyente de la Educación formado por delegados electos democráticamente por curso en cada escuela y universidad entre los estudiantes, y cada centro de trabajo en el caso de profesores, maestros y trabajadores no-docentes y por clase en el caso de los padres de familia de los estudiantes de primaria y primeros anos de la secundaria.
Este Congreso Constituyente de la Educación podría ser realizado en la fecha y lugar fijados para el Congreso de tipo pedagógico del mes de octubre. Debería, en nuestra opinión estar precedido por la agitación en las aulas, escuelas y universidades del país y en el marco de acciones directas tomadas por padres, estudiantes y trabajadores de la educación en la forma de ocupaciones, asambleas permanentes y movilizaciones locales y regionales.
Para aquellos que se pregunten de donde surgen estas ideas, es necesario responder que son las iniciativas del socialismo para la educación. La izquierda debe agitar y propagandizar – y donde se pueda acompañarlas con acciones concretas — estas propuestas y crear las bases pasa un movimiento de masas. A la ignorancia pregonada e institucionalizada por la burguesía y su gobierno, debemos enfrentarle la propuesta de una educación socialista.
Para ello es necesario exigirle a las organizaciones sindicales de maestros, profesores y no docentes, a los centros y federaciones estudiantiles que se pongan a la cabeza de la lucha y presenten ante los trabajadores, estudiantes y el pueblo cuales son sus propuestas y como estas difieren de las del gobierno y las nuestras. Para ello es necesario que los padres se organicen y participen en lo que, en definitiva, es de interés vital para sus hijos.
El curso de esta lucha determinará, en definitiva, qué dirección y qué programa deberán tener los maestros, profesores, estudiantes, los padres y los trabajadores en general, pero también expresara en forma concentrada que tipo de sociedad queremos. En ello, los socialistas debemos jugar un papel de primer orden.
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