James Petras (“La casa de los horrores: tortura y genocidio”. La Jornada. México D.F. Sábado 26 de junio de 2004), al describir la manera en que el Imperio se ha venido apropiando de las conciencias y los recursos del planeta, señala el papel de los “académicos” de la universidades más prestigiadas del mundo en la definición de la “política” del terror y la tortura:
“Entre los principales ideólogos defensores de la tortura están los más prestigiados académicos y estrategas políticos sionistas en Estados Unidos: Alan Dershowitz, profesor de derecho en Harvard; Bernard Lewis, catedrático en Princeton; William Kristol; Robert Kagan, académico de Yale; Eliot Cohen, de la Universidad Johns Hopkins, por nombrar sólo algunos de los ideólogos totalitarios que defienden el terror israelí y la fuerza imperial estadunidense.”
Líneas más abajo:
“Estados Unidos, como Israel, ha robado tierra y recursos y construido fortalezas y murallas de segregación. Un grupo de académicos sionistas extremistas ha contribuido a la negación totalitaria de la cultura árabe, encabezado por el virulento Bernard Lewis (véase From Babel to Dragomans). En fecha reciente, Martin Wolf, del Financial Times, justificó las guerras imperiales en el mundo rechazando la soberanía nacional y defendiendo la conquista de “estados fallidos” por Estados Unidos, Europa e Israel (Financial Times, 9/6/04, p.5).Más que nunca en la historia reciente de Estados Unidos, existe una larga lista de distinguidos académicos que se alinean para defender la casa de los horrores, las prisiones de tortura, los seminarios sobre deshumanización de los árabes. Estos prestigiados catedráticos convierten a millones de víctimas en terroristas para mejor justificar la brutalización. Todos son partidarios incondicionales de Israel, de su política paranoica, de su tortura vuelta rutina, sus amenazas nucleares a la humanidad, sus salvajes asaltos contra palestinos. Tienen constantes apariciones en todos los medios masivos, esparciendo su veneno ideológico: Perle, Abrams, Wolfowitz, Stern, Dershowitz, Cohen, Kagan, Kristol, Rubin, Adelman, Lewis, Pollock y muchos más. Su lealtad primordial es hacia unir el imperialismo de Washington y el colonialismo de Tel Aviv en una sola y maravillosa casa de los horrores, bajo la gran tienda de campaña de una ‘iniciativa de reforma democrática de Medio Oriente’.
Para poner fin a la tortura y derrotar a las potencias coloniales en el mundo, debemos confrontar con decisión a quienes los apoyan y a sus ideólogos en el país, sean cuales fueren sus afiliaciones étnicas o religiosas. No debemos dejar que su fanatismo ideológico y su agresión nos silencien y nos impidan congregar a una creciente mayoría de estadunidenses que se oponen a la guerra y al terror sionista.”
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