La educación en valores en el proceso educativo: concepción y sentido integral

Titulo: La educación en valores en el proceso educativo: concepción y sentido integral
Autores:, MSc. Sixto Ramón Toledo Amat. Profesor Instructor, MSc. María Rosa Núñez González. Profesora Auxiliar, MSc. Marta Leni Furones Rodríguez
Resumen
Trabajar desde las primeras edades y durante toda la trayectoria de los escolares por el sistema educacional para formar, desarrollar y fortalecer como valores esenciales que se vinculan a su vida, los de la honestidad, honradez, laboriosidad, responsabilidad, colectivismo y solidaridad, amistad, amor a la patria, a los héroes y mártires entre otros, es una ardua labor que nos corresponde a todos por igual. Corresponde a la universidad dar respuesta a las necesidades de la sociedad, en relación a la formación integral y profesional de las nuevas generaciones, desarrollar rasgos, cualidades y hábitos de conducta de este tipo de hombre, por ser la institución más preparada para la educación, formación y desarrollo de las nuevas generaciones. Es el lugar idóneo para responder a las necesidades de formar un hombre integral, comunista, con cualidades morales acordes a la sociedad cubana ya que cuenta con el personal capacitado para crear actividades variadas, novedosas, tareas vinculadas al proceso docente educativo que logren despertar su interés por fortalecer los valores que con el tiempo podrán convertirse en modo de actuar y convicciones positivas. Es tarea de todos despertar el interés y la motivación interna de cada uno hacia el cumplimiento de sus compromisos para consigo y con todo lo que él se relaciona, que los estudiantes sean cada vez mejores, contando con el apoyo de la familia y la comunidad, como agentes indispensables en la formación del hombre nuevo.
Palabras Claves
Educación en valores, proceso educativo, concepción del valor, formación integral y profesional
Desarrollo
La educación en valores en el proceso educativo
La educación en valores es parte del proceso educativo en el que el contenido axiológico, de determinados hechos, formas de ser, manifestaciones de sentimientos, actuaciones o actitudes humanas, con una significación social buena, que convocan una relación de aprobación y reconocimiento (vigencia) en el contexto de las relaciones interpersonales, trasciende al nivel de la conciencia, forma parte del proceso de formación de la personalidad, toca de cerca un componente esencial del ser humano: la espiritualidad.
Pasa por diferentes etapas en las que hay valores que se van incorporando a los principios y convicciones personales en la vida de un individuo desde edades tempranas y tienen sus reajustes en el transcurso de sus vidas, de acuerdo con el desenvolvimiento de cada individuo en la sociedad y para vivir con ella tiene que apropiarse de las normas que las rigen.
Es un tema de gran actualidad en el mundo de hoy en el que ha aumentado la violencia, los asesinatos, las violaciones, la mayoría de la humanidad sin derecho a la educación y a la salud pública, el desempleo, la falta de atención social, la proliferación de las drogas, la prostitución, la destrucción del medio ambiente, los intereses de ganancias personales por encima de las necesidades sociales, la injusta distribución de las riquezas fomentándose la cultura del tener y no del ser, lo que unido a la creciente globalización de las esferas sociales y sobre todo a la comunicación, se ve reflejado a escala internacional, la pérdida de la significación de los valores sociales.
En este sentido tenemos una situación particular, en nuestro país prevalece la propiedad social sobre la individual, donde todos los hombres tienen igualdad de derechos y posibilidades, pero no estamos exentos de esta influencia internacional que unida a las difíciles condiciones económicas derivadas del bloqueo de Estados Unidos y el desmoronamiento del campo socialista de Europa del Este, nos han sumido en el período especial, posibilitando el reflejo de la conmoción actual de los valores.
Pero aunque la “crisis” en Cuba no alcance las dimensiones del resto de los países de América Latina sometidos a la economía neoliberal, no significa que en nuestro país no se presenten manifestaciones de esta crisis, a las que se agregan un conjunto de factores específicos de nuestras condiciones sociales Esta situación obliga a prepararse y luchar por preservar las conquistas de la Revolución.
Las Instituciones educacionales y sociales se preocupan y ocupan de la educación de los valores de las nuevas generaciones, los cuales aún, cuando los valores históricos esenciales se mantienen, ha variado su contenido.
Hay manifestaciones esenciales de antivalores como: el egoísmo, el ánimo de lucro, el individualismo, la ostentación, la mentira, la traición, la injusticia, la irresponsabilidad que propugnan algunos sectores de nuestra población como paradigmas de éxito y progreso personal.
Si bien no podemos hablar de crisis de valores en la sociedad cubana, tampoco podemos negar que nuestros niños, adolescentes y jóvenes están influenciados por estas manifestaciones. Muchas son las causas que influyen en ello, desde la cultura adquirida, hasta la influencia familiar, del grupo de amigos, por sólo citar algunos ejemplos.
Haber resistido tiempos tan difíciles, buscar soluciones para salir adelante y mantener las conquistas del socialismo sólo ha sido posible por la elevada conciencia valorativa desarrollada en los cubanos desde que en 1959 triunfó la Revolución y se pusieron en práctica las ideas de Martí expuestas ampliamente por el Comandante en Jefe Fidel Castro en su alegato programático conocido por “La Historia me Absolverá”.
Sabemos que muchas han sido las actividades encaminadas a fortalecer la educación en valores morales en Cuba. Se han divulgado a través de conferencias, discursos de nuestros principales dirigentes, talleres, propagandas entre otras, pero aún quedan en una parte de la población rasgos negativos que pueden llevar a la proliferación de males mayores.
La formación política – ideológica y en valores revolucionarios constituye uno de los problemas científicos más apremiantes a nivel nacional en nuestra sociedad.
Durante el V Congreso del Partido Comunista de Cuba, en octubre de 1997, se declaró en el documento “El Partido de la Unidad, la Democracia y los Derechos Humanos que defendemos” que: “Enfrentamos nuevas formas de luchas ideológicas cada vez más sutiles y complejas, que entrañan un reto cotidiano para la capacidad de convocatoria de nuestras instituciones”… (V Congreso del PCC, 1997: p.92).
Trabajar desde las primeras edades y durante toda la trayectoria de los escolares por el sistema educacional para formar, desarrollar y fortalecer como valores esenciales que se vinculan a su vida, los de la honestidad, honradez, laboriosidad, responsabilidad, colectivismo y solidaridad, amistad, amor a la patria, a los héroes y mártires entre otros, es una ardua labor que nos corresponde a todos por igual.
En los momentos actuales acerca de la educación en valores en las nuevas generaciones el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó:…”para nosotros es decisiva la educación y no sólo la instrucción general, inculcar conocimientos cada vez más profundo y amplios a nuestro pueblo, sino la creación y formación de valores en la conciencia de los niños y jóvenes desde las edades más tempranas y eso hoy es más necesario que nunca…” (Castro Ruz, Fidel. 1997: 4).
Lo expresado por el Comandante en Jefe Fidel Castro demuestra además que los valores no sólo son resultado de una comprensión pasiva que realiza el individuo, sino de una concientización en el sujeto y por el sujeto en el transcurso del proceso de socialización mediante la asimilación por él de la cultura material y espiritual creada.
La teoría de Vygotsky sirve de base a esta investigación a partir de definir con claridad:
• La naturaleza socio – histórica y cultural del valor
• El papel activo del sujeto en este proceso
• La unidad indisoluble entre lo interno y lo externo que se influyen recíprocamente
• La unidad de lo afectivo y de lo cognitivo al estudiar al sujeto en su integridad
• La relación entre la enseñanza y desarrollo, donde la primera hace crecer y enriquecer al segundo
Toca a la universidad dar respuesta a las necesidades de la sociedad, en relación a la formación integral y profesional de las nuevas generaciones, desarrollar rasgos, cualidades y hábitos de conducta de este tipo de hombre, por ser la institución más preparada para la educación, formación y desarrollo de las nuevas generaciones.
Es el lugar idóneo para responder a las necesidades de formar un hombre integral, comunista, con cualidades morales acordes a la sociedad cubana ya que cuenta con el personal capacitado para crear actividades variadas, novedosas, tareas vinculadas al proceso docente educativo que logren despertar su interés por fortalecer los valores que con el tiempo podrán convertirse en modo de actuar y convicciones positivas.
También esta tarea tan importante, es responsabilidad de la familia ya que es quien guía los primeros pasos del niño, quien, con las relaciones que establece con su entorno y miembros de la comunidad, va formando su personalidad.
José Martí en su obra “Educación Popular” sentenció: “La educación comienza con la vida y no termina sino con la muerte”. (Martí Pérez, José Julián,1881).
El autor haciendo una reflexión de lo expresado por José Martí, reconoce que la educación en valores es también un proceso por el cual se intenta desarrollar la personalidad del individuo y está presente desde que este nace, es en el seno familiar y en sus relaciones con otras personas que se crean los primeros patrones de conducta.
Tanto la familia como la comunidad llevan gran responsabilidad en las afectaciones en la educación en valores morales ya que no le dan la importancia requerida pues buscan las soluciones a los problemas materiales proliferando así el vicio y la corrupción.
Esto demuestra lo acertado del criterio de Pitágoras cuando expresó: “Educa a los niños para no castigar al hombre.” (Revista Bohemia 1978: 8).
Sobre esto también Fidel expresó: “La educación no se inicia en la escuela, se inicia en el instante en que la criatura nace. Los primeros que deben ser extremadamente educados son los propios padres.” (Castro Ruz, Fidel, (2001).
Si educar es, en sentido estrecho, desarrollar la personalidad del sujeto, entonces y siguiendo los preceptos de Vigotsky, dicho desarrollo se concreta en la apropiación de la cultura vigente y en el desarrollo de las potencialidades individuales.
La necesidad de formar la personalidad del estudiante crece también en gran medida en el profesor, de ahí la necesidad de que éste conozca y utilice la teoría para la educación en valores y explore diferentes vías donde la pueda aplicar.
Luz y Caballero expresó: …”Enseñar puede cualquiera, educar sólo quien sea un evangelio vivo.” (Dr. Julio Le Riverend. p.232; 2007 digital)
Este planteamiento demuestra que los valores se transmiten en las actitudes, en ser un modelo, un ejemplo para quien interactúe con el sujeto, de ahí lo expresado por el Comandante en Jefe Fidel Castro en ocasión de la inauguración del curso escolar 1997- 1998 cuando declaró: …”la tarea del maestro crece en importancia; se multiplica su inmensa trascendencia, en esa batalla por educar en los valores de la Revolución y del Socialismo, a las nuevas generaciones, porque es el arma fundamental para contrarrestar esos efectos negativos a fin de que en nuestro país no se introduzcan los vicios, las injusticias, y los horrores del capitalismo (…), ahí tienen los maestros su papel decisivo y cada vez más importante”. (Castro Ruz, Fidel, (1997).
Con estas palabras se resumen el papel que le corresponde al profesor en la educación en valores morales y normas de conductas que acompañarán durante toda su vida.
En el pensamiento pedagógico cubano de avanzada, a lo largo de la historia de la educación, se destaca la preocupación que tuvieron al respecto los máximos exponentes del siglo XIX, haciendo hincapié en las cualidades personales del maestro para conducir el proceso pedagógico.
En esta misma línea de pensamiento, José Martí, se refirió al deber y responsabilidad del maestro de integrar en su labor, lo instructivo y lo educativo, la educación del intelecto y la instrucción de los sentimientos, como una idea que lleva a la investigación de estos componentes, frecuentemente tratados por separados.
Hoy la respuesta a esta experiencia en la labor educativa del profesor tiene que ver con la elevación de la Profesionalidad Pedagógica en el orden de la ética profesional.
Es importante tomar en cuenta una posición teórica que sustente el trabajo de orientación educativa en la educación en valores de los estudiantes universitarios, es por ello que consideramos el enfoque socio histórico cultural desarrollado por Vigotsky.
El profesor es el protagonista y responsable de la enseñanza, un agente de cambio que participa desde sus saberes, en el enriquecimiento de los conocimientos y valores más precisos de la cultura y sociedad, es el encargado de crear patrones éticos, científicos, que permita a los jóvenes desarrollar su cultura, su ideología, en la sociedad que construimos.
Deben tener presente, en su labor diaria, que los valores no están establecidos externamente, pues son una formación del sujeto, a la que se llega por un proceso que se desarrolla en un sistema social dado. Por lo tanto, la formación y apropiación de éstos es un resultado esencialmente educativo donde se manifiesta la ideología como forma de la conciencia social.
La educación, en el sentido amplio, se basa y se resuelve en la práctica. No se puede olvidar que se educa, en última instancia, para la acción, y los valores se forman y desarrollan si se practican, de ahí que debemos concebir la práctica como el medio privilegiado para la apropiación del valor.
Por eso reviste también gran importancia el conocimiento de las orientaciones valorativas de los estudiantes para los profesores, pues les permite conocer el resultado de su trabajo, obtener información básica para orientar o reorientar su acción educativa.
En ese sentido también el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó en su discurso del 15 de marzo del 2001 en ocasión de la graduación del primer curso de maestros primarios:
“Además de dominar la metodología de instruir, es necesario adquirir la ciencia, el arte y la ética adecuada para educar, educar es todo, sembrar valores, desarrollar una ética una actitud ante la vida, es buscar todo lo bueno que puede estar en el alma de un ser humano, cuyo desarrollo es una lucha de contrarios.” (Castro Ruz, Fidel, 15 de marzo del 2001).
Reflexionando en lo expresado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, el autor concuerda con su planteamiento ya que la acción pedagógica va dirigida también a la actividad para formación de orientaciones valorativas en tanto que ésta es una actitud reflejada del sujeto a partir de sus necesidades y motivación.
En su discurso en julio de 1981 con motivo de la graduación del destacamento Pedagógico el Comandante Fidel Castro sentenció:
…“ El colectivo de profesores de una escuela tiene que servir de modelo moral para el colectivo de alumnos…” (Castro Ruz, Fidel 1981).
El autor asume lo expresado por el Comandante en Jefe Fidel Castro ya que no es válido el trabajo de fortalecimiento de la educación en valores morales sin un paradigma. Es por ello que el colectivo docente es el motor impulsor de toda actividad pedagógica y educativa, es el que, con el accionar diario, puede lograr un desarrollo integral de las generaciones que educa.
La educación en valores ocupa un lugar importante dentro de la enseñanza, pues contribuye a fortalecer el trabajo como elemento esencial en la lucha ideológica que en las condiciones actuales enfrentamos, para garantizar la formación comunista de las nuevas generaciones y la continuidad de la Revolución y el Socialismo en Cuba.
El plan de estudio de cada carrera y el cumplimiento de los programas de cada asignatura tienen que conducir a la formación comunista de las nuevas generaciones partiendo de las vertientes esenciales del trabajo educativo en las que tenemos que concentrarnos:
• la primera: la formación patriótica, revolucionaria y ciudadana
• la segunda: la formación laboral y por la eficiencia económica, mediante las cuales se fomentan convicciones y conductas permanentes en los estudiantes dentro y fuera del centro
En la sociedad socialista cubana los jóvenes tienen la oportunidad de estudiar, expresar libremente sus ideas tal como diría Martí: “…hombres que digan lo que piensan y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros…” (Martí Pérez, José Julián, 1978 p.183)
Todo lo analizado hasta el momento nos demuestra que es tarea de todos despertar el interés y la motivación interna de cada uno hacia el cumplimiento de sus compromisos para consigo y con todo lo que él se relaciona, que los estudiantes sean cada vez mejores, contando con el apoyo de la familia y la comunidad, como agentes indispensables en la formación del hombre nuevo.
La importancia de la adecuada educación en valores, y los resultados que el trabajo a lo largo de estos años de revolución se han obtenido ha sido ampliamente demostrado en los diferentes eventos tales como, Congresos Estudiantiles, asambleas a nivel de base, elecciones, festivales, debates, defensa, estudio y desfiles donde esta parte privilegiada de la sociedad ha puesto en alto los sentimientos patrióticos y valores morales que han desarrollado teniendo como guía al principal exponente en valores; el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Para continuar alcanzando logros significativos en la educación en valores, el colectivo pedagógico debe estar preparado para realizar las adecuaciones correspondientes y comprender que la educación en valores no constituye una asignatura, sino que debe estar presente y materializarse en todo el sistema de trabajo y actividades de la escuela, la universidad o cualquier centro donde se eduque y se forme al niño, al adolescente o al joven.
Se parte de que a través de la enseñanza de las diferentes asignaturas y en particular de la clase, como forma fundamental de organización del proceso de enseñanza-aprendizaje, pueden concretarse las funciones de las instituciones educacionales y favorecer la educación en valores.
Con los objetivos formativos, que constituyen una integración de los aspectos cognitivos, procedimentales y actitudinales que esperamos lograr en los estudiantes, es que fomentamos la labor política-ideológica que lleva implícita la educación en valores.
Por eso, en cada clase planificada deben explotarse al máximo las potencialidades cognoscitivas y educativas de los estudiantes, pero además, ver qué valores morales se ponen de manifiesto en cada uno de los contenidos tratados para fortalecerlos.
La efectividad de la labor de la Universidad y profesores no debe limitarse a los resultados docentes que alcanzan los estudiantes en las diferentes asignaturas, la misma debe apreciarse en un sentido más amplio, la formación de un hombre capaz de pensar, sentir y actuar integralmente, en correspondencia con las necesidades de la sociedad en que vive y en el marco concreto de la comunidad en que se desarrolla.
Fidel nos enseñó desde muy temprano a ver los problemas como de todos y entre todos discutir para encontrar la solución que más convenga a los intereses del país que es lo mismo que decir, los intereses de la mayoría.
Quiere esto decir que desde la escuela se educa en el adiestramiento de los derechos ciudadanos, en el ejercicio de asumir las responsabilidades ciudadanas con un profundo sentimiento de pertenencia y orgullo por la patria, pero la familia también tiene gran responsabilidad en este sentido y se aprecia que, en su mayoría no está desempeñando el rol asignado en la formación integral de sus hijos, educarlos en valores, a pesar de estar recogido en la Constitución de la República capítulo V artículos 35, 36, 38.
No sólo debemos analizar el fortalecimiento de la educación en valores morales desde el punto de vista social y metodológico sino también desde el punto de vista pedagógico y psicológico. Desde el punto de vista psicológico, los valores son un reflejo y expresión de relaciones verdaderas y reales que constituyen regularidades en la vida de los hombres. En la psicología tradicional el estudio de los valores tiene su centro fundamental en los trabajos a cerca de las actividades y su significación en el comportamiento social.
Desde el punto de vista pedagógico esta formación debe lograrse como parte de la educación general científica que reciben los niños, adolescentes y jóvenes que se transforman en sentido personal y se manifiesta como conducta.
Por eso se hace necesario organizar el proceso de enseñanza de manera que los profesores y los estudiantes participen en las diferentes actividades como sujeto de aprendizaje con la necesidad de comunicarse entre sí, que trabajen juntos y se propongan metas comunes.
Para la educación en valores es imprescindible tener en cuenta ciertos requisitos pedagógicos que a continuación se reflejan:
• Profesionalidad del profesor
• Condiciones del marco micro social del individuo, diagnóstico de partida
• Condiciones y tono de la comunicación de las relaciones interpersonales directas, en el contexto de las relaciones sociales
• Métodos activos y participativos de aprendizaje que desarrollan la inteligencia, la creatividad y la independencia cognoscitiva
• Formación de la autoconciencia y reafirmación del yo, autoconocimiento y autovaloración, espíritu critico y autocrítico
• Pensamientos y acciones flexibles, ante las contradicciones y cambios de la realidad, comprometimiento con la realidad, ante las exigencias morales de su época
• Atender el mundo interno, esfera de los sentimientos y la voluntad
• El fortalecimiento de la educación en valores morales debe ir encaminado en cada clase, en cada actividad, en el accionar diario poniéndolos en práctica, exigiendo a familiares, amigos y comunidad que pongan todo su empeño en lograrlo para cumplir con lo planteado por nuestro principal paradigma en valores, José Martí cuando sentenció: “…se es bueno porque sí y porque allá dentro se siente como un gusto cuando se ha hecho algo útil a los demás…” (Martí Pérez, José Julián, enero (1887)
Es la educación en valores morales una tarea imprescindible que comienza desde la cuna y de la que cada educador debe formar parte inseparable dada la vital importancia de estos para el desarrollo de la sociedad.
Es fácil determinar los valores esenciales del socialismo: la paz, la justicia social, la libertad, la responsabilidad, el trabajo creador, el colectivismo y la ayuda mutua, el patriotismo socialista, el internacionalismo proletario, la solidaridad, la disciplina.
Pero no debe olvidarse que los valores se forman en un proceso complejo, no están en los objetos y fenómenos, son producto del grado de significación que adquieren en el individuo, en el proceso de sus relaciones con ellos.
Una sociedad como la nuestra donde prima lo solidaridad no será posible si cada uno de nosotros no fuera portador de responsabilidad, humanismo, honestidad, honradez, compañerismo, amor a la patria y el deber y la obligación de transmitirlo a las futuras generaciones que conforman la obra que construimos.
De ahí que el Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas Miguel d´Escoto, quien participó en la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del Movimiento de Países No Alineados, que tuvo lugar en La Habana los días 28, 29, y 30 de abril de este año (2009), hiciera referencia a la cultura capitalista que reina en el mundo, la que promueve el egoísmo, la codicia, la usura, y la irresponsabilidad social y que estos antivalores han sumergido al mundo en un enjambre de crisis de valores y principios éticos.
Agregó que se han traicionado los valores emanados de las tradiciones religiosas o éticas filosóficas de cada país al caer en la tentación capitalista.
Resaltó en su intervención el clímax de valores que se respira en Cuba lugar donde se aprende lo que es la solidaridad y la responsabilidad, declarando a nuestro país paradigma de solidaridad y responsabilidad internacional. (d´Escoto Miguel, 2 de mayo 2009).
Valores profesionales, concepción y sentido integral
Para poder llegar a comprender qué son los valores profesionales es necesario comenzar por definir qué es profesión “La profesión es una actividad social cooperativa, cuya meta interna consiste en proporcionar a la sociedad un bien específico e indispensable para su supervivencia como sociedad humana, para lo cual se precisa el concurso de la comunidad de profesionales que como tales se identifican ante la sociedad” Hirsch, (2002).
Dentro de las principales características que se deben distinguir cuando se está hablando de un cuerpo profesional se encuentran:
1. La profesión es no sólo un medio de sustento personal sino, sobre todo, una actividad humana social con la que se presta a la sociedad, de forma institucionalizada, un bien específico e indispensable.
2. La sociedad está legitimada para exigir a los profesionales que proporcionen ese bien específico.
3. El profesional debe contar con las aptitudes y actitudes requeridas para proporcionar ese bien y, por tanto, debe ser consciente de la valía del servicio que presta. El ingreso en una profesión es un factor de identidad social y de pertenencia a un grupo.
Para facilitar la puesta en práctica de estas características de la ética profesional es imprescindible la formación de valores profesionales en los estudiantes, Arana y Batista (2000) en “La educación en valores: una propuesta pedagógica para la formación del profesional” consideran estos valores como: “(…) aquellas cualidades de la personalidad profesional que expresan significaciones sociales de redimensionamiento humano y que se manifiestan relacionadas al quehacer profesional y modos de actuación. Los valores profesionales no son más que los valores humanos contextualizados y dirigidos hacia la profesión. Sus significados se relacionan con los requerimientos universales y particulares a la profesión. Estos constituyen a su vez, rasgos de la personalidad profesional y contribuyen a definir una concepción y sentido integral de la profesión”
Consideran además que: La personalidad profesional se manifiesta a través del conjunto de rasgos presentes en el individuo, en la actividad profesional, en los marcos de determinada comunidad y contexto
Al referirse al tema Chacón (2002) precisa que la moral profesional está, en indicar y orientar, bajo el prisma del sentido crítico de la realidad y autocrítico del individuo, qué es lo que hay que hacer en cada momento del desarrollo histórico de su actividad profesional en el contexto de la realidad social, ante cada dilema o conflicto u obligación como compromisos sociales contraídos (deberes) Villalón y González – Longoria (2005) apuntan que los valores profesionales deben ser formados desde el mismo estudio de la profesión argumentando lo siguiente: “los valores que se forman en la carrera, se consideran como el conjunto de valores que heredados de los más genuino de la creación universal, expresan, aglutinados por los valores profesionales, la significación práctica y el sentido de los resultados de la actividad material y espiritual de los estudiantes en el proceso de formación integral, de las carreras universitarias”. Afirman que se desarrollan sobre la base del quehacer cotidiano de los estudiantes, de sus conocimientos, creencias, representaciones, en relación con los diversos fenómenos de la realidad en la que participan, como miembros de colectividades y grupos.
Es criterio del autor que los valores profesionales no se desarrollan por separado.
Las diferentes acciones que ejecuta el profesional contribuyen de alguna manera a la educación de valores dentro del ambiente laboral. Es por ello que es de gran importancia que la institución encargada de formar profesionales tengan el compromiso de proporcionar a la sociedad, no solo profesionales preparados para desempeñarse en un área de conocimiento, sino también con la actitud necesaria para hacer un buen uso de su profesión y de actuar responsablemente en las actividades de convivencia social.
Si se analiza lo anteriormente planteado acerca de los valores profesionales se asume de cara a esta investigación como definición que son las significaciones positivas aceptadas por la sociedad y dirigidas a la profesión, que se demuestran a través de los modos de actuación del individuo en el ejercicio profesional que realiza y posibilitan el desarrollo exitoso de ese grupo profesional.
El autor de esta investigación considera que para formar estas significaciones positivas en los estudiantes es necesario tener en cuenta que la educación en valores en un centro educacional es responsabilidad de todos los profesores y debe realizarse a través de todas las actividades curriculares y extracurriculares; por tanto, solo cuando los valores constituyen verdaderos motivos de actuación del sujeto se convierten en verdaderos reguladores de su conducta.
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