Enseñar a aprender un reto para la formación de profesionales universitarios en el nuevo siglo

Dra. C. Margarita González González*

Dr. C. Ignacio Ramírez Ramírez **

Resumen: Con el crecimiento vertiginoso de la información disponible en las últimas décadas, la labor de los docentes debe centrarse en la utilización de adecuadas estrategias para enseñar a los estudiantes a aprender.

En la actualidad un currículo para enseñar a aprender requiere reformas profundas que afectan no sólo a los contenidos de ese currículo, sino también a decisiones administrativas que tienen que ver con la organización de los centros educativos y a los modos de actuar y sentir de directivos profesores y alumnos para transformar la realidad educativa.

Para la transformación curricular, es necesario elaborar estrategias que posibiliten la formación de competencias profesionales necesarias en el mundo de hoy lo que requiere del papel activo y consciente del estudiante en su propio aprendizaje. Estas estrategias deben partir de un diagnóstico de la realidad, una planeación adecuada de todos los recursos, una ejecución según lo planeado y una validación del impacto, determinando los cambios necesarios para contribuir a erradicar las debilidades y desarrollar el pensamiento reflexivo y maneras de actuar y sentir en correspondencias con las necesidades sociales.

Palabras clave: Aprender a aprender, enseñar a aprender, profesional competente, estrategias de aprendizaje, estilos de aprendizaje.

Enseñar a aprender y las exigencias de la educación en la sociedad actual

 

El crecimiento vertiginoso de la información disponible y del conocimiento científico en sus diferentes ramas, que ha tenido lugar en las últimas décadas, han cambiado sustancialmente las concepciones teóricas acerca de la función de la escuela y el carácter del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Las posiciones actuales de diferentes investigadores concuerdan en señalar la necesidad de que se haga énfasis en preparar a los estudiantes para el aprendizaje independiente, de manera que puedan enfrentar por si solos la tarea de orientarse en el objeto de estudio, seleccionar la información que necesitan y elaborar sus propias concepciones y puntos de vista.

“…Enseñar a estudiar y enseñar a aprender siguen siendo reclamos cruciales en el mundo de la información. La labor profesional está llamada a ser cada vez más tutorial, en el mejor sentido de la expresión; es el profesor como mentor de los caminos del saber y muy especialmente del corazón, del mejoramiento humano de la contribución a ser mejores personas. Ninguna tecnología podrá sustituir nunca esa función que demanda saber orientarse en el complejo universo del ser humano. (1)

En estas condiciones la labor de los docentes debe centrarse en la utilización de adecuadas estrategias para enseñar a los estudiantes a aprender y lograr de esta manera que la educación se convierta en verdadera promotora del desarrollo, que conduzca al educando más allá de los niveles alcanzados en un momento determinado de su vida, propicie la realización de aprendizajes que superen las metas ya logradas y forme las competencias integradas que requieren los profesionales en la sociedad actual.

Una educación desarrolladora, se anticipa, guía el aprendizaje, orienta al estudiante y estimula su desarrollo, parte del nivel alcanzado por el estudiante y lo tiene en cuenta para ampliar continuamente los límites de la zona de desarrollo próximo o potencial y por lo tanto, los progresivos niveles de desarrollo del sujeto.

La educación desarrolladora promueve y potencia el aprendizaje desarrollador, con lo cual intenta superar las concepciones de la escuela tradicional, al conferirle su verdadero valor al proceso de aprendizaje de los estudiantes.

Durante el siglo XXI, se ofrecerán recursos sin precedentes tanto a la circulación y al almacenamiento de informaciones como a la comunicación, lo cual planteará a la educación el transmitir, masiva y eficazmente, un volumen cada vez mayor de conocimientos teóricos y técnicos que son las bases del futuro. Al mismo tiempo se deben estructurar orientaciones que permitan no dejarse sumergir o desviar por las corrientes de información poco sustentadas científicamente, que invaden los espacios informativos a los que tienen acceso los estudiantes y conservar el rumbo en proyectos de desarrollo individual y colectivo, en lo cual la universidad tiene una importancia vital.

En la actualidad la educación en sentido general y esencialmente la superior se ve obligada a ser la brújula en un mundo complejo y agitado para poder navegar por él, porque en la sociedad de la información las instituciones educacionales ya no son la única fuente de conocimientos y a veces ni siquiera la principal, para los alumnos en muchos campos del saber. Los estudiantes son bombardeados por distintas fuentes, que de forma general se presentan en formatos casi siempre más atractivos que los escolares, por eso, lo que necesitan cada vez más los alumnos no es tanto más información, que pueden sin duda necesitarla, como capacidad para organizarla e interpretarla, para darle sentido. Y sobre todo lo que van a necesitar como futuros ciudadanos son capacidades para buscar, seleccionar e interpretar la información. (2)

El crecimiento vertiginoso de la información disponible y del conocimiento científico en sus diferentes ramas, que ha tenido lugar en las últimas décadas, han cambiado sustancialmente las concepciones teóricas acerca de la función de la escuela y el carácter del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Para lograr el estilo de trabajo que requiere la universidad de hoy, desempeñan un papel esencial el enfoque científico en la solución de los problemas, el trabajo independiente creativo y el trabajo metodológico de los colectivos de profesores.

Los retos que se avizoran para el futuro imponen la actuación de los colectivos en equipos multidisciplinarios, que busquen la solución de los problemas a partir de la utilización de métodos científicos que propicien en los estudiantes universitarios la posibilidad de aprender a aprender, para lo cual se hace imprescindible un estilo de trabajo donde predomine la cooperación y relaciones interpersonales positivas.

Las instituciones educativas del siglo XXI, tienen que estar dirigidas a ayudar a los estudiantes a aprender a aprender. Ninguna reflexión seria sobre el papel de la educación, deja de tener en cuenta como función esencial la de promover la capacidad de los alumnos de gestionar sus propios aprendizajes, adoptar una autonomía creciente en su preparación profesional y disponer de habilidades intelectuales y sociales que les permitan un aprendizaje continuo a lo largo de toda su vida. En una sociedad cada vez más abierta y compleja, hay una insistencia creciente, en que la educación debe estar dirigida a promover capacidades y competencias y esencialmente la capacidad de aprender a aprender como centro de todo proyecto educativo, porque aprender es una capacidad necesaria y humana, es la capacidad esencial en el mundo de hoy y lo será mas en el mundo del fututo, por eso cualquier proyecto educativo bien elaborado tiene que tenerla en cuenta.

Ante los retos que se presentan en este siglo, la perspectiva de una educación que enseñe a aprender debe formar parte de sistemas educativos que borren buena parte de la función selectiva y pragmática a la que tradicionalmente han estado dirigidos, para que puedan adoptar posturas más flexibles, porque la universidad no es el sitio donde sólo se puede aprender, sino es el espacio que le da al individuo la posibilidad de continuar su aprendizaje y de desarrollar cualidades positivas de su personalidad, de desarrollar las capacidades necesarias para transformar su entorno.

Las exigencias formativas de los profesionales en la actualidad explica la necesidad de centrarse en el desarrollo de competencias y habilidades transferibles. Un profesional es competente no sólo porque manifieste conductas en el plano cognitivo (conocimientos y habilidades) que le permiten resolver adecuadamente los problemas profesionales sino también porque siente y reflexiona acerca de la necesidad y el compromiso de actuar en correspondencia con sus conocimientos, habilidades motivos y valores, …manifiesta una motivación profesional sustentada en intereses y valores profesionales y dispone de recursos personológicos que le permiten funcionar con flexibilidad, reflexión personalizada, iniciativa, perseverancia, autonomía, perspectiva futura en su actuación profesional de manera tal que posibilitan un desempeño profesional eficiente y responsable. (3)

Para que un profesional se considere competente, desde nuestra concepción, no basta con lograr un desempeño eficiente sino que es necesario además que actúe con compromiso y responda por las consecuencias de las decisiones tomadas, esto ocurre justamente porque la competencia profesional como configuración psicológica compleja, integra en su estructura y funcionamiento elementos de orden cognitivo y motivacional que se expresan como una unidad reguladora en la actuación profesional. (4).

Por lo cual, los sistemas educativos si realmente pretenden formar esos profesionales integrales que necesitan la sociedad actual deben tener presente los pilares básicos para hacer frente al porvenir con criterio renovador planteados por la Comisión Internacional sobre Educación en el siglo XXI, UNESCO. Estos son:

Aprender a conocer; que significa adquirir instrumentos de comprensión trascender la simple adquisición de conocimientos para centrarse en el dominio de los instrumentos que permiten producir el saber. Apropiarse de procedimientos y estrategias cognitivas, de habilidades metacognitivas, en resumen aprender a aprender y a utilizar las posibilidades de aprendizaje que permanentemente ofrece la vida.

Aprender a hacer; que significa poder influir en el entorno, adquirir habilidades y competencias que preparen al individuo para aplicar nuevas situaciones en contextos culturales y sociales determinado.

· Aprender a convivir; que significa poder cooperar y participar supone el desarrollo de las habilidades de comunicación e interacción social, la tolerancia, la solidaridad y del respeto a los otros.

· Aprender a ser; que significa el desarrollo de las actitudes de responsabilidad personal, de la autonomía, de los valores éticos y de la búsqueda de la integridad de la personalidad significa en fin, la síntesis creadora que se aspira en la preparación de las nuevas generaciones. .(5)

Limitaciones y desafíos de los proyectos curriculares para enseñar a aprender

Elaborar un currículo que enseñe a aprender, teniendo en cuenta las competencias profesionales básicas, requiere de reformas profundas que afectan no sólo a los contenidos de ese currículo, sino también a decisiones administrativas que tienen que ver con la organización de los centros educativos y a los modos de actuar y sentir de directivos profesores y alumnos, sin embargo, en la realidad educativa, de una forma mucho más amplia que la deseada, se evidencia que:

· La acumulación de insuficiencias en el aprendizaje, se incrementan de un nivel educativo a otro y se manifiestan en el limitado desempeño de los estudiantes en la apropiación y uso de los conocimientos, con predominio del plano reproductivo, situación que se arrastra hasta la universidad.

· La estimulación al desarrollo intelectual y la formación de habilidades y competencias para aprender a aprender se trabajan en las aulas de forma limitada y no se tiene en cuenta las particularidades psicológicas del escolar.

· La práctica pedagógica no siempre asegura la suficiente ejercitación para desarrollar en los estudiantes la independencia, por apegarse a formas tradicionalistas, o por el contrario por entender que aprender a aprender no requiere de una orientación y una preparación pedagógica eficiente por parte de los docentes.

· Es insuficiente la atención a las formas de orientación y control de la actividad de aprendizaje, que propicien eliminar la tendencia poco reflexiva de los estudiantes a ejecutar sin que medien suficientemente los procesos de análisis y razonamiento requeridos, sobre lo que tiene que aprender y sobre su propio aprendizaje.

· La concepción de las relaciones interdisciplinarias en muchas ocasiones queda a un nivel de declaratoria, porque incluso en aquellos países donde las reformas curriculares han incluido ejes transversales o los llamados programas directores del currículo, no se han trazado las estrategias investigadas que permitan alcanzar ese propósito.

· Se maximiza lo cognitivo, lo intelectual, lo informativo, sobre lo afectivo-emocional, lo ético y sobre el saber hacer, por lo que no se trabaja sobre la base de la formación de competencias integradas, cuyos rasgos deben incorporarse en la formación del profesional desde una visión integral, “que además de promover el desarrollo de ciertos atributos (habilidades, conocimientos, actitudes, aptitudes y valores), considere la ocurrencia de varias tareas (acciones intencionales) que suceden dentro del contexto (y la cultura del lugar de trabajo) (6) ;

· Se privilegia una formación para lograr adaptarse al medio, más que para aprender a transformar ese medio, a desarrollarse en el, a aprender a convivir y a crecer.

Todas estas dificultades explican la resistencia que se produce en ocasiones a estos cambios curriculares. Muchas veces los profesores continúan aferrados a la idea de su papel protagónico, esto explica la importancia de la superación sistemática y sobre todo la investigación educativa para la identificación y superación de los problemas, con más apertura en los modos de pensar.

Las nuevas demandas educativas y sociales en el marco de la llamada civilización cognitiva, imponen la necesidad a los colectivos de profesores universitarios de desarrollar cada vez con más profundidad, la investigación en relación con las estrategias para enseñar a aprender y para formar las competencias que necesitan los profesionales de hoy. Se necesita además profundizar en cómo desarrollarlas para preparar mejores profesionales, que puedan transformar, reelaborar, reconstruir los conocimientos que reciben y además identificar y resolver los problemas de su práctica.

Las razones para considerar la necesidad de estrategias de aprendizaje, tiene que ver con el aumento acelerado de fuentes de información con el uso de tecnologías como medio de comunicación, la distancia física con el profesor y los compañeros, en los cursos semipresenciales, el insuficiente dominio de técnicas de autoaprendizaje y la necesidad de aplicar el contenido con autonomía y creatividad.

El estudio sobre el desarrollo de estrategias de aprendizaje en estudiantes universitarios no puede ser desde enfoques unipersonales, el abordaje desde posiciones interdisciplinarias es un requisito esencial, por lo cual los profesores tienen que flexibilizar cada vez sus posiciones, estar abiertos al trabajo en equipo y al análisis y la crítica colectiva.

Para estructurar estas estrategias los colectivos docentes deben tener presente, que el aprendizaje es un proceso activo, en el que el sujeto tiene que realizar una serie de actividades para asimilar los contenidos informativos que recibe. En este sentido, lo que se aprende depende de lo que se hace, es decir, de las actividades realizadas al aprender. Según la actividad que realice el estudiante, o sea si repite, reproduce o relacione los conocimientos, así tendrá un aprendizaje repetitivo, reproductivo o significativo.

El aprendizaje es un proceso constructivo; las actividades que se realizan llevan a una construcción individual y social de la realidad. En este proceso el sujeto estructura los contenidos informativos que recibe a través de las diversas formas en que se organiza el proceso de enseñanza-aprendizaje. La construcción personal pone de manifiesto las diferencias individuales en el aprendizaje, pero estas diferencias están mediatizadas por las relaciones de intercambio y colaboración que se producen en el marco de las clases, en la realización de tareas y otras actividades que se realizan en el colectivo de estudiantes. Estas formas de colaboración van transformando el ritmo individual de aprendizaje, se convierten en ayudas para ir elevando ese ritmo y alcanzando metas superiores

El aprendizaje es un proceso significativo porque lo que se construye son estructuras cognitivas organizadas y relacionadas, esa construcción es significativa cuando el estudiante es capaz de relacionar los nuevos significados con los conocimientos ya presentes e incorporarlos a sus estructuras cognitivas, ampliando así sus redes conceptuales y con ello las posibilidades de reflexión y análisis. Si no se establecen los mecanismos adecuados para lograr esa relación y se hace de manera arbitraria o no se produce, el aprendizaje será mecánico y repetitivo. Aprender significativamente es construir el conocimiento atribuyéndole sentido y significado, es por consiguiente un paso esencial para aprender a aprender.

Teniendo en cuenta la misión de la universidad de preparar individuos para que el aprendizaje sea cada vez un proceso más significativo, capaces de aprender a aprender, con un pensamiento flexible que permita desaprender lo obsoleto y competentes para el ejercicio de su profesión, los currículos universitarios tienen desafíos importantes en este siglo entre los que pueden citarse:

a La universidad debe ser capaz de generar sus propias transformaciones, estos centros no pueden esperar que los cambios le sean impuestos desde fuera, sus directivos, el claustro de profesores, los estudiantes, los centros de práctica vinculados a las universidades, la comunidad educativa y todos los implicados en el acto educativo, deben trabajar en conjunto, con creatividad y responsabilidad en la concepción del currículo que se requiere para los nuevos tiempos.

a El proyecto institucional de cada universidad debe ser concebido y ejecutado a partir de la investigación científica.

a Elaborar estrategias que posibiliten el papel activo y consciente del estudiante en su propio aprendizaje. Es necesario cada vez más crear las condiciones para elevar la independencia de los estudiantes, quienes deben ser gestores de su aprendizaje, pero esto no significa asumir la actividad semipresencial y no presencial, como formas organizativas en que el profesor no tiene responsabilidad con el aprendizaje, porque su orientación precisa y adecuada es un factor esencial para que las estrategias que asuma el estudiante los guíen por el camino correcto.

a Utilizar las potencialidades que brindan las tecnologías de información y las comunicaciones. Para enseñar a aprender, la universidad de hoy debe lograr cada vez un nivel más elevado en la informatización, unido a la elevación del pensamiento crítico para poder extraer los aspectos más positivos de toda la información que se recibe a través de Internet.

a Crear ambientes favorables de aprendizaje en la dirección de la actividad cognoscitiva, el estudiante para aprender a aprender necesita de relaciones interpersonales adecuadas, que estimulen su actividad.

a Desarrollar en los estudiantes la metacognición. La posibilidad de aprender a razonar sobre el propio conocimiento, con sentido crítico y constructivo es base para alcanzar un aprendizaje verdaderamente desarrollador. No se trata solamente de reflexionar sobre lo que no se ha sido capaz de alcanzar por si solo, sino también los tipos de ayuda que se necesitan para llegar al objetivo propuesto.

a La autorreflexión sobre la calidad de su trabajo y la socialización de sus logros y dificultades, debe constituir para los profesores una práctica necesaria en la elevación de la calidad de su trabajo.

La enseñanza desarrolladora que propicia aprendizajes con significatidad, es concebida como proceso y como producto, por eso el término de estrategia adquiere una importancia especial. Con frecuencia se pueden encontrar ideas que reducen este concepto a un conjunto de métodos de enseñanza, más ello no es tan simple, pues aunque en las estrategias de enseñanza-aprendizaje se contemplan la selección y combinación de estos métodos, toda estrategia incluye la selección y articulación práctica de todos los componentes de este proceso. Así, puede interpretarse como estrategias de enseñanza-aprendizaje las secuencias integradas, más o menos extensas y complejas, de acciones y procedimientos seleccionados y organizados, que atendiendo a todos los componentes del proceso, persiguen alcanzar los fines. (7) La experiencia y profesionalidad del personal docente están asociadas a decisiones estratégicas en relación con las condiciones concretas en las que desarrolla el proceso.

La determinación de las estrategias de enseñanza-aprendizaje incorpora el diagnóstico, porque es la realización de un diagnóstico adecuado lo que permite al profesor estructurar los niveles de ayuda que precisa cada estudiante para aprender a aprender.

Cada estrategia de enseñanza se corresponde con el cómo se aprende. Ocurre así en virtud de la unidad entre enseñar y aprender. Este criterio de unidad del proceso de enseñanza-aprendizaje implica que las estrategias expresan diferentes maneras de enseñanza y se conciben sobre equivalentes maneras de aprender. Bajo este criterio la aplicación reflexiva de un sistema secuencial de acciones y procedimientos para la enseñanza presupone necesariamente de una estrategia de aprendizaje. Sin embargo, la práctica que siempre es mucho más rica que la teoría, nos pone frente a interrogantes con marcado carácter problémico: ¿Por qué es posible que no se manifieste total correspondencia entre el cómo se enseña y cómo se aprende?, ¿Cuál debe ser la actitud del docente cuando identifica que esta correspondencia no se presenta en la realidad?

No es posible ignorar la relación entre estrategias y tácticas. Mientras que las primeras son planes globales que se conciben para alcanzar los objetivos del proceso de enseñaza-aprendizaje, una táctica es un procedimiento específico que se aplica y tributa a todo el proceso, a la estrategia en su conjunto.

Si un conjunto de tácticas interrelacionadas conforman una estrategia, el conjunto de estrategias con cierta similitud en la selección, combinación y secuenciación de las acciones conforman estilos de enseñanza y de aprendizajes.

La necesaria relación entre estilo de enseñanza y estilo de aprendizaje no puede ser interpretada linealmente, es decir, un estilo de enseñanza no tiene que originar un único estilo de aprendizaje.

También es importante reconocer aquí que la diversidad en las combinaciones de estrategias de enseñanza-aprendizaje determina la individualidad del estilo de actuación docente de cada profesor, igual ocurre con los estilos de aprendizaje de cada estudiante.

En los estilos de enseñanza y de aprendizajes intervienen múltiples y complejos condicionantes objetivos y subjetivos, personales y colectivos que explican por qué la determinación de estrategias de enseñanza-aprendizaje para una estructura óptima del proceso, es una labor profesional de gran complejidad y seriedad. Tal es así, que responder a la pregunta: ¿Qué estrategia conformar cuando los objetivos del profesor y los de los estudiantes no son coincidentes?, es ya un problema que requiere una actitud científica para su solución, teniendo en cuenta las características del contexto.

Las ideas expuestas implican que la labor del docente para enseñar a aprender es en esencia una permanente planificación estratégica, es decir, la toma de decisiones anticipadas y puede resumirse en el cumplimiento de las siguientes etapas:

♦ DIAGNOSTICAR. Esencialmente es analizar el estado real y las alternativas de desarrollo en el contexto de enseñanza aprendizaje, es determinar las condiciones y nivel de desarrollo de los estudiantes.

♦ PLANEAR. Definición de métodos y recursos, tácticas y estructuras organizativas metodologías, conformación de estrategias que permiten preparar al estudiante para aprender a aprender.

♦ HACER. Ejecución de la estrategia de enseñanza-aprendizaje concebida. Educar según lo planeado.

♦ RETROALIMENTAR. Verificación y evaluación de los efectos de la realización del trabajo planeado, determinación de ajustes, cambios y recomendaciones para contribuir a erradicar las debilidades y desarrollar el pensamiento reflexivo en los estudiantes.

Notas

1. Díaz Pendás, Horacio. En el Prólogo de la obra “Enseñanza de la Historia Selección de lectura”. Editorial: Pueblo y Educación, 2002

2. POZO, Juan Ignacio y Carlos Mereneo (1999).Aprendizaje estratégico. Santillana, Madrid. Ed. Aula XXI. Pág 8.

3. González Maura Viviana. ¿Qué significa ser un profesional competente? Reflexiones desde una perspectiva psicológica . Revista Cubana de Educación Superior. Vol. XXII No.1. 2002, pp. 48).

4. González Maura, Viviana, Doris Castellanos Simons, María Dolores Córdova Llorca y otros. (1995). Psicología para Educadores. Pueblo y Educación. 105- 123p.

5. .Delors, Jacques. La Educación Encierra un Tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. Fotocopia. Citado por: Castellanos Simons, Doris, Castellanos Simons, Beatriz, Llivina Lavigne Miguel Jorge y otros. Aprender y enseñar en la escuela. Una concepción desarrolladora. Editorial Pueblo y Educación. C. Habana. 2002. Pág.11.

6. Gonczi, Andrew, "Instrumentación de la educación basada en competencias. Perspectivas teóricas y prácticas en Australia", en Argüelles, A. (comp.), Competencia laboral y educación basada en normas de competencia, Limusa-sep-cnccl-conalep, México, 1996. pp. 265.

7. González González, Margarita. (2005) La Didáctica y el proceso de enseñanza aprendizaje. Texto Básico de Didáctica universitaria para la Maestría en Ciencias de la Educación Superior. Universidad de Matanzas. Cuba. Pág. 92.

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* Dra. C. Pedagógicas y profesora Titular del Centro de Estudios y Desarrollo Educacional de la Universidad de Matanzas. Especialista en Didáctica y Currículum. Tiene 35 años de experiencia de trabajo en la Educación Superior. Ha participado en diversos proyectos de investigación y eventos internacionales sobre las temáticas de su especialidad y ha publicado artículos y libros en Cuba y otros países. Ha ofrecido superación posgraduada en países de América y África. Email: margaritagonzalez.gonzalez[arroba]umcc.cu

** Dr. Ciencias Pedagógicas y Profesor Titular de la Universidad de Ciencias Pedagógicas “Juan marinello” de Matanzas. Presidente de la Comisión de grado Científico y director de Relaciones internacionales de dicha universidad. Dirige el proyecto de investigación sobre introducción de resultados científicos en la práctica, ha participado en diversos eventos científicos internacionales en Cuba, Méjico, Perú, y Argentina y actúa como gestor de los eventos internacionales que organiza su universidad.


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