El silencio de Lady Iguala

El silencio de Lady Iguala

 


  • Imagen cortesía de Aristegui Noticias.

Luis Hernández navarro

La Jornada/060115.

Silencio, guarda silencio. De la boca de María de los Ángeles Pineda, ‘Lady Iguala’, no sale una palabra de más. Sabe mucho, tal vez demasiado. Por eso, no hablar es su garantía de sobrevivencia.

Esposa de José Luis Abarca, ex alcalde de ese municipio, ‘Lady Iguala’, está señalada como una de los autores intelectuales de la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa. Detenida junto a su marido el pasado 4 de noviembre, fue finalmente consignada este 5 de enero por el delito de delincuencia organizada y uso de recursos de procedencia ilícita.

‘Lady Iguala’ y José Luis Abarca se conocieron en una tienda de vestidos de novia, propiedad del padre del ex alcalde, a la que ella iba a vender las rústicas prendas que elaboraba con su madre. De allí su sobrenombre de ‘La Costurera’.

Abarca, nacido en el municipio de Arcelia, no es muy alto de estatura pero, en cambio, cultivó su físico. Enamorado de su imagen, ha vivido durante muchos años rodeado de espejos. Presumido y fanfarrón, no tiene muchos amigos pero le sobra el dinero, tanto como para comprar la candidatura a la alcaldía de Iguala al Partido de la Revolución Democrática (PRD). Originalmente comerciante de huaraches y sombreros de palma, establecido en un puesto callejero al lado del mercado ‘Adrián Castrejón’, fue apodado en la región como ‘El Guarachudo’, y luego incursionó en el negocio de la compra y venta de oro.

A pesar de sus humildes orígenes, la familia Abarca Pineda posee un emporio millonario. Según el departamento de análisis financiero de la Procuraduría General de la República (PGR), son dueños de, al menos, 65 propiedades: casas, departamentos, joyerías, locales comerciales. La joya de la corona es el mall ‘Plaza Tamarindos’, construido con una inversión inicial de 300 millones de pesos, y que cuenta con siete salas de cine, una tienda departamental, 50 locales comerciales y un estacionamiento con capacidad para 720 automóviles.

Lejos de ser producto de enriquecimiento inexplicable, el origen de la fortuna del clan Abarca Pineda tiene un origen preciso: sus vínculos con el narcotráfico. Dedicarse al comercio de estupefacientes es parte de una larga tradición familiar de los Pineda Villa. Los papás de ‘Lady Iguala’, Leonor Villa Ortuño y Salomón Pineda Bermúdez, originarios de Zirándaro, Guerrero, emprendieron en el municipio de Iguala un lucrativo negocio dedicado a la compraventa de drogas al menudeo.

Hijos de tigre, pintitos, en esta misma ruta se encaminaron sus hijos (hermanos de ‘Lady Iguala’) Guadalupe, José Alberto (conocido como ‘El Borrado’), Marco Antonio (alias ‘El MP’) y Salomón (al que apodan ‘El Salo’ o ‘El Molón’).

Guadalupe fue asesinado por La Familia Michoacana. El MP y El Borrado, integrantes del cártel de Arturo Beltrán Leyva, fueron ejecutados por éste en septiembre de 2009 para vengar su traición. Al MP le metieron 17 balazos y al Borrado lo calcinaron. Otro de los hermanos, Salvador, ha sido señalado como jefe de una de las células de ‘Guerreros Unidos’.

Cuando en mayo de 2009 la entonces Secretaría de Seguridad Pública federal anunció la captura de 14 presuntos integrantes del grupo de los Beltrán Leyva, dio a conocer que La familia Pineda Villa cuenta con una red de corrupción y protección institucional en los estados de Morelos y Guerrero, quienes además de brindarles protección, informan de las acciones emprendidas por parte de la autoridad. Entre los detenidos estaban los papás de Lady Iguala.

José Luis Abarca siempre negó tener negocios con sus parientes. En cada ocasión en la que se le formularon preguntas sobre las actividades ilícitas de la familia de su esposa, él respondió:

“Si yo me dedicara a eso, ya no lo estaría contando o “si mis cuñados son narcos, yo me casé con mi esposa, no con sus hermanos”.

Curiosamente, la gran mayoría de las propiedades de la familia Abarca Pineda fueron adquiridas cuando los hermanos de su esposa trabajaban para Arturo Beltrán Leyva.

El matrimonio Abarca Pineda se convirtió en una próspera alianza económica y política, en la que María de los Ángeles lleva la voz cantante. Era ella la que cerraba los negocios y los tratos. Sin recato alguno, una y otra vez, la flamante esposa le espetaba en público a su marido: ¡Ya cállate, estúpido!

Junto a su marido, ‘Lady Iguala’ era la encargada de entregar a 80 policías que no estaban en la nómina del municipio y que servían a ‘Guerreros Unidos’ entre 2 y 3 millones de pesos al mes.

Además de dirigir el DIF municipal, María de los Ángeles se alistaba para ser la próxima alcaldesa de Iguala. Como se sabe, el día en que los normalistas de Ayotzinapa fueron atacados y desaparecidos ella brindaba su informe de actividades y celebraba su destape. Esa noche, a pesar de que declaró no saber nada de lo que sucedía en la ciudad, realizó 25 llamadas telefónicas hasta altas horas de la madrugada, incluida una al jefe del 27 Batallón de Infantería, de Iguala.

Lady Iguala era ampliamente conocida en el entorno cercano del ex gobernador con licencia Ángel Heladio Aguirre. La mamá de María de los Ángeles señaló que el ex mandatario tiene vínculos con el ‘Cártel Independiente de Acapulco’, aliado de ‘Guerreros Unidos’. 

También admitió la naturaleza de las relaciones existente entre su hija y el ex jefe del Ejecutivo estatal.  Al respecto afirma la señora; 

“Mi hija María de los Ángeles Pineda Villa empezó a tener amistad con el gobernador desde su campaña política. Ella viene sosteniendo encuentros sentimentales con el gobernador Ángel Aguirre, al cual visita continuamente y permanecen encerrados por mucho tiempo, ya sea en las oficinas denominadas Protur, ubicadas en Acapulco Diamante, así como en la Casa Acapulco. Todas estas entrevistas de mi hija con el gobernador son autorizadas por el presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca Velázquez.”

Iguala es clave en la trama de la narcopolítica estatal. Hasta el momento, ‘Lady Iguala’ no ha dicho una sola palabra de esta urdimbre. Ella sabe que la masacre y desaparición de los 43 normalistas no es sólo un asunto de policías municipales y crimen organizado, sino una hidra que trepa hasta las más altas esferas de la política y los cuerpos de seguridad.

Imaginemos qué sucedería si ella hablara. Su silencio vale oro.

 

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Nota mía: Respetuosamente me permití modificar levemente la estructura del artículo de Luis Hernández Navarro, con la exclusiva finalidad de facilitar su lectura en el formato de Odiseo. Alfredo Macías Narro.

 


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