Titulo: El conocimiento de la Historia. Una necesidad para el desempeño de los profesionales de la salud en la comunidad
Autores: MSc. Ana Cecilia Cabrera Pérez, MSc. Sonia LLanes Grande, MSc. Diadeny Chávez del Sol.
Resumen
La consideración formativa de desarrollar un proceso educacional teniendo como pilares esenciales los escenarios comunitarios y la asimilación de los contenidos en la solución de los problemas de salud, propios de una estrategia de atención primaria, caracteriza a todas las carreras de la Salud en Cuba. El trabajo en la comunidad exige el conocimiento de ésta, de sus costumbres, tradiciones, creencias, valores y por tanto, de su historia. Para el logro de este objetivo los estudiantes reciben, como parte de su plan de estudio, la asignatura Historia de Cuba; pero la práctica ha demostrado que es insuficiente la aprehensión del conocimiento histórico de los matriculados en el Centro Universitario Municipal y los de la Filial de Ciencias Médicas no son la excepción. Para un conocimiento profundo y real se requiere del vínculo de la historia nacional con la historia regional y local, a ello deben contribuir todos los docentes. En el presente trabajo se ofrecen sugerencias para elaborar una estrategia que promueva dicha integración del conocimiento, estableciendo vínculos entre el Centro Universitario y la comunidad.
Palabras claves: historia, historia nacional, historia regional, historia local
Introducción
La búsqueda de la calidad de la educación forma parte inherente de todo proceso de renovación constante del conocimiento. En Cuba se ha logrado la universalización de la Educación Superior y con ella las aulas universitarias se han trasladado a municipios y localidades, lo que ha resultado un arma para enfrentar grandes desafíos y la posibilidad de salir victoriosos en ese empeño.
Con la intención de dar al ser humano posibilidades y oportunidades, en una praxis que hace real el concepto de justicia social, en septiembre de 2002 se iniciaron trascendentales cambios. Miles de jóvenes y un gran número de adultos provenientes de disímiles sectores sociales de la población, accedieron a la Educación Superior. En el 2011, el proceso de universalización se ha perfeccionado y fortalecido a partir de una mejor estructura organizativa que se concreta en la integración de los Centros Universitarios Municipales (CUM) del cual forma parte la Filial de la Universidad Médica.
La universidad nueva, requiere de una mentalidad nueva. Se trata de aunar fuerzas en una integración que de respuesta a los problemas basándose en un nuevo modelo pedagógico centrado en el estudiante, donde éste sea el principal gestor y agente del aprendizaje; creando espacios que privilegien la orientación de la actividad independiente para que éste busque, indague e investigue a su nivel.
Es por ello, que frente a los retos que impone la modernidad, se han introducido procedimientos que enriquecen y activan el protagonismo estudiantil. Estos se han dirigido a la formación de un profesional activo, reflexivo y creativo, como aspiración social de ese modelo, potenciando la formación en valores. La enseñanza aprendizaje de la Historia debe contribuir a dicho fin.
La educación desempeña un papel fundamental en la formación de los recursos humanos con que cuenta la sociedad. Es un elemento vital para garantizar el desarrollo constante del nivel de preparación científico técnico, cultural y político ideológico de estos recursos. En Cuba se trabaja por lograr una educación renovadora del hombre, de carácter humanista.
Desde 1993, la comisión internacional sobre la educación para el siglo XXI, constituida por un equipo de especialistas encabezado por Jacques Delours determinó, la necesidad de formar cuatro habilidades básicas las cuales definió como pilares de la educación:
1. Aprender a conocer: dada la rapidez de los cambios provocados por el progreso científico y por las nuevas formas de actividad económica y social, es menester promover no sólo el acceso a la información, sino la curiosidad, la satisfacción y el deseo de conocer permanentemente.
2. Aprender a hacer: más allá del aprendizaje de un oficio o profesión conviene adquirir competencias que permitan hacer frente a nuevas situaciones y que faciliten el trabajo en equipo, dimensión que tiende a descuidarse en los actuales métodos de enseñanza.
3. Aprender a ser: el progreso de las sociedades depende de la creatividad y de la capacidad de innovación de cada individuo.
4. Aprender a vivir juntos: desarrollar el conocimiento de los demás, de su historia, de sus tradiciones y su espiritualidad, en sociedades cada vez más multiculturales y competitivas.
Los años transcurridos le siguen dando la razón a estos especialistas. Ante el desafío de un mundo globalizado, caracterizado por un acrecentamiento de las desigualdades, las injusticias sociales y el deterioro de los valores; se hace inevitable diseñar acciones que contribuyan a transformar la sociedad y llevarla a planos superiores de desarrollo para lo cual es necesario formar dichas habilidades.
Desarrollo
Al iniciarse la década del 90 del siglo XX, en Cuba se declaró la enseñanza de la historia nacional como una prioridad y una dirección principal del trabajo metodológico y en los programas de asignatura para todos los niveles de enseñanza, la historia local se concibió no como un fin en sí misma, sino como un medio pedagógico que facilita la comprensión de la historia nacional y permite, en alguna medida, la aproximación del estudiante al hecho o fenómeno que se estudia, propiciando que sea partícipe en la búsqueda y valoración de los conocimientos en el trabajo independiente, sobre todo, con los elementos culturales de la comunidad donde vive.
Esta idea se ha mantenido y en los Seminarios Nacionales para Educadores, se han realizado importantes reflexiones y debates acerca del tema, sin embargo, no se ha logrado que los estudiantes que matriculan en la universidad, posean los conocimientos de historia que les son necesarios y los resultados de las pruebas de ingreso a la Educación superior así lo demuestran.
Es preciso no olvidar, que la Universidad actual tiene el encargo social de situarse en el contexto de la comunidad en la que esta insertada; colaborando, de esta forma, con la creación de un pensamiento capaz de ayudar en la construcción de una sociedad cada vez más justa, reforzando así, su compromiso social. Los procesos sustantivos universitarios: formación del profesional, investigación científica y extensión universitaria tienen una labor fundamental en la formación del modelo de profesional al que se aspira, no sólo competente, sino más humano.
Con razón ha planteado Armando Hart que “el lado social y más netamente humano del desarrollo plantea a estas alturas la exigencia de una cultura superior en su cabal acepción. No podremos alcanzarla de un día para otro, pero debemos plantearlo en este minuto con toda urgencia porque sólo así podemos salvar a la humanidad.”
La Universidad Médica, tiene la misión de formar profesionales integrales, con una alta calificación que les posibilite responder a las crecientes y continuas exigencias de la ciencia y la técnica, así como a los intereses de la cultura y el progreso social, con una actuación orientada al cumplimiento estricto de los valores ético-morales de la medicina cubana, así como propios de una personalidad responsable, solidaria y humana, que le permitan contribuir a elevar el nivel de salud y de bienestar de la población.
Las nuevas demandas educativas y sociales, imponen a los colectivos de profesores la necesidad de desarrollar, cada vez con más profundidad, la investigación en relación con las estrategias para aprender, pues la sociedad exige de sus miembros una mayor independencia y capacidad de decisión que se traduzca en la posibilidad de enfrentar los problemas más diversos. Se ha de entrenar al estudiante, por tanto, en función de buscar respuestas a las nuevas situaciones y problemas que se plantean constantemente en el campo de su profesión y en el contexto en que desarrollan su actividad.
En este empeño, se han promovido una serie de acciones dirigidas a las transformaciones esperadas, que se concretan en: conocimientos, actitudes y conductas de los futuros profesionales, que serán los encargados de asumir un papel protagónico en el desarrollo de la localidad, la región y la nación.
Para contribuir a lograr dichas transformaciones, resulta imprescindible reforzar la sistematización de la historia nacional, en relación indisoluble con la historia regional y local, pues en la realización de cualquier actividad social subyace una relación dialéctica entre el individuo y el medio en que se desenvuelve. Sin la comprensión de lo local y lo regional, el conocimiento histórico sería prácticamente imposible. Lograr esa integración entre el todo y sus partes, ayudará al cumplimiento del encargo social que se les ha dado a los Centros Universitarios Municipales.
Se tiene en cuenta que la memoria histórica, al igual que las tradiciones, costumbres, valores, formas de pensar, conocimientos y relaciones sociales, forma parte esencial de la cultura. Sin memoria histórica, no hay conciencia ni cultura histórica. De ahí la importancia de que, además de la historia nacional, hayan encontrado su espacio las historias regionales y las historias locales, como una memoria histórica mucho más cercana.
El Centro Universitario Municipal, trabaja en la formación de profesionales con una amplia cultura y formación humanística, capaces de colaborar con el desarrollo socioeconómico de la nación, la región y la localidad, a la que tributan sus egresados. Estos no sólo han de ser competentes en las técnicas que manejen, sino también, en la forma en que piensen y para lograrlo, han de interpretar, como se ha planteado, el contexto histórico en que desarrollan su actividad.
Con mucha razón, José Martí defendía la idea de que “cada cual se ha de poner, en la obra del mundo, a lo que tiene más cerca, no porque lo suyo sea, por ser suyo, superior a lo ajeno, y más fino y virtuoso, sino porque el influjo del hombre se ejerce mejor, y más naturalmente, en aquello que conoce, y de donde le viene inmediata pena o gusto: y ese repartimiento de la labor humana, y no más, es el verdadero e inexpugnable concepto de la patria. Levantando a la vez las partes todas, mejor, y al fin quedará en alto todo: y no es manera de alzar el conjunto el negarse a ir alzando una de las partes”.
El estudio de la región y de la localidad posibilita: potenciar la identidad y sentido de pertenencia, fortalecer el amor al lugar de nacimiento, a su comunidad, a la patria, promover propuestas dirigidas al uso, protección y transformación de la naturaleza, así como, al desarrollo de valores. No es posible contribuir a la transformación de la comunidad y de las personas que en ella viven, si no se conocen sus costumbres, sus tradiciones, su historia.
Con el estudio de la región se crean lazos de compromiso, ya que en la medida en que se realice una aproximación a ella, se le conoce, se da el proceso de identificación, se realiza el rescate de una historia local, junto con la construcción de la historia de la región. Se establece una línea de comunicación en donde la institución docente ya no se verá como un ente aislado del resto de la sociedad. Con todo ello se estará creando una verdadera memoria local y regional, imprescindible para desarrollar la conciencia histórica de los individuos.
Es amplia la discusión que se sucede en el mundo contemporáneo en cuanto a la definición, los alcances y proyecciones, de la indistintamente llamada “historia local”, “microhistoria”, “minihistoria”, o “historia regional”, entre otras denominaciones. En Cuba las más utilizadas son las de “historia local” e “historia regional”
En los planes de estudios de las carreras que se cursan en el Centro Universitario Municipal, se incluye la asignatura Historia de Cuba, se orienta enfatizar en el estudio de la realidad cubana mediante la comprensión de sus problemáticas esenciales, a través de una correcta asimilación de la interrelación pasado-presente, que le permita a los futuros egresados participar creadoramente en el desarrollo de la sociedad. Pero en el programa de la disciplina Historia de Cuba para la Educación superior, no está concebida la vinculación de la historia nacional, regional y local, por lo que resulta necesario buscar vías novedosas que lo propicien.
Atendiendo a esta necesidad y a las disposiciones del Ministerio de Educación Superior de poner en práctica la estrategia de Historia de Cuba, como parte de los programas directores, se ofrecen sugerencias para elaborar estrategias en las que se atiendan las tres dimensiones: curricular, extracurricular y las acciones extensionistas comunitarias, dialécticamente interrelacionadas con el objetivo de contribuir a lograr una educación para la vida, con sentido más integral y a preparar a los futuros profesionales para el trabajo comunitario, lo que resulta favorecido, por las potencialidades de los contenidos de la historia nacional.
• Dimensión Curricular
La calidad del proceso de enseñanza- aprendizaje, es uno de los criterios a tener en cuenta en la búsqueda de la excelencia universitaria, para dar respuesta a las demandas surgidas de la sociedad y a la creación de nuevas necesidades que impulsen el desarrollo social y cultural. La calidad de este proceso considera no sólo la unidad de lo instructivo y lo educativo, sino también, de lo afectivo y lo cognitivo y a ello contribuye la enseñanza aprendizaje de la historia.
Ninguna profesión puede sostenerse actualmente sin adecuar sus recursos humanos a las necesidades de la sociedad. Conocer el pasado de la comunidad en que se desempeñan es garantía para entender su presente y el de las personas que se desenvuelven en ese espacio, para de esa manera poder interactuar con ellas y proyectar el trabajo social comunitario.
Con la enseñanza aprendizaje de la historia se pretende que el estudiante adquiera el conocimiento necesario para que la sociedad en la que se encuentra inmerso, adquiera sentido para él y le prepare para la vida, al ofrecerle un marco de referencias para la comprensión de sus propias raíces culturales y de sus problemas sociales. Es un instrumento para ayudar al estudiante a valorar a los demás y para convivir con ellos.
Se debe tomar en cuenta la tríada pasado-presente-futuro, que en su manifestación didáctica se inscribe en la relación historia nacional-regional-local, como expresión dialéctica de lo general, lo particular y lo singular. Al hacerlo, se trabaja en función de desarrollar la cultura general integral del estudiante y de prepararlo también para resolver problemas de su futura profesión y de su comunidad.
El propósito es que los estudiantes comprendan mejor las transformaciones que han tenido lugar en su región y localidad, en particular en la esfera de la salud pública; cómo han influido los grandes acontecimientos nacionales, qué papel juegan estas en los hechos y fenómenos principales, cómo la localidad, zona y región contribuyen al desarrollo de la nación y cómo pueden ellos contribuir a la transformación de su entorno.
En esta dimensión curricular se han de atender los tres componentes: académico, laboral e investigativo, lo que garantizará que los estudiantes universitarios se relacionen con su contexto social, se motiven por el contenido y participen más activamente en la búsqueda de los conocimientos, para que las convicciones, sentimientos y valores, que se desarrollen en ellos, se traduzcan en modos de actuación.
Consecuente con estos criterios, se ha de determinar el sistema de conocimientos relativos a la historia regional y local que deben conocer los futuros egresados, potenciando los contenidos que guardan mayor relación con el perfil del profesional, entre ellos, los relacionados con las transformaciones ocurridas en el sector de la salud en Cuba y su contribución al desarrollo de la calidad de vida de la población cubana. El contenido debe apuntar al desarrollo del pensamiento histórico con un enfoque humanista que explica la relación entre lo conceptual, lo procedimental y lo actitudinal.
Si se pretende lograr el protagonismo estudiantil, los métodos se han de caracterizar por ser productivos; deberán estimular la independencia cognoscitiva y el pensamiento creador de los estudiantes, en una atmósfera participativa y cuestionadora, mediante la reflexión, la crítica, el debate y la solución de problemas, a partir de una adecuada utilización de diversas fuentes del conocimiento, de forma tal que contribuya a la formación cultural y al enriquecimiento personal como seres humanos.
La selección de los métodos a utilizar está fundamentada en el aspecto interno del proceso de enseñanza aprendizaje de la historia; en función de la relación que se establece entre estos y los demás componentes: objetivos, contenidos y medios, como expresión de la segunda ley de la didáctica. En las actividades docentes se utilizarán las diferentes variantes de las técnicas participativas para el trabajo en sesiones plenarias y en pequeños grupos, con el fin de atender la diversidad, a partir de las diferencias individuales de los estudiantes.
El trabajo colaborativo será empleado teniendo en cuenta que es un proceso de construcción social en el que cada estudiante aprende más de lo que aprendería por sí mismo, debido a la interacción con otros miembros de su grupo de estudio. Propicia que aprendan a negociar, criticar, dialogar, tomar decisiones en conjunto, respetar las opiniones de los demás, cumplir las normas de trabajo grupal, asumir posiciones éticas y de responsabilidad social.
Se aplicarán, además, tareas de trabajo independiente atendiendo a las diferencias individuales de los estudiantes de acuerdo con sus necesidades, con el objetivo de propiciar la activación del aprendizaje y contribuir a organizar y dirigir el estudio individual y colectivo hacia los aspectos medulares del contenido, además de constituir para los participantes un mecanismo eficaz de autoevaluación y de retroalimentación para el profesor, a partir de la función didáctica de control frecuente, parcial y final.
En un sentido pedagógico se potencia el uso de los medios de enseñanza, el trabajo con las fuentes históricas y del conocimiento histórico y se les prepara para resolver problemas de la profesión al contribuir a su preparación para desarrollar proyectos dirigidos a transformar el entorno. El trabajo con diversas fuentes del conocimiento estará dirigido a reforzar el valor de lo probatorio-emocional y el vínculo con la realidad social.
La evaluación debe ser formativa, con enfoque de proceso, que condicione tanto la autoevaluación, que orienta al estudiante a descubrir por sí solo sus limitaciones y potencialidades, eleva su sentido auto valorativo y lo pone en mejores condiciones para el conocimiento de sí, para aprender a auto aprender; como la coevaluación, que desarrolla la crítica y la autocrítica, el compañerismo y la colaboración solidaria en el proceso de aprender a aprender.
Se realizarán evaluaciones frecuentes, parciales y finales que deben educarlos en la crítica y en la autocrítica, por lo que estarán basadas en la autovaloración de los participantes mediante formas productivas: discusión grupal, debates en pequeños grupos y en sesiones plenarias, análisis de materiales bibliográficos, entre otras.
Los aprendizajes significativos han de responder a necesidades concretas de una comunidad, tanto universitaria como de la sociedad en su conjunto y la carrera los adecua a sus necesidades en correspondencia con sus intereses. Se ha de tener presente, que el estudiante aprende significativamente cuando puede atribuirle a la información un sentido y lo aprende, de forma comprensiva, al establecer las relaciones con los conocimientos previos; al establecer la relación de lo nuevo con la experiencia cotidiana, del conocimiento y de la vida, de la teoría con la práctica; al relacionar los nuevos contenidos y el mundo afectivo-motivacional. En este caso, el proceso de enseñanza aprendizaje se considera como un proceso de construcción de significados.
Lo primero ha de ser, rescatar el vínculo que existe entre el proceso enseñanza-aprendizaje y la investigación, para lograr que desde la actividad investigativa los estudiantes aporten iniciativas que contribuyan a buscar soluciones a los problemas de la localidad y de la región, así como a su desarrollo sostenible, a partir del conocimiento de su historia.
Desde esta perspectiva, los estudiantes han de acercarse a la historia, con el fin de rescatar aquella que no ha sido escrita y no se encuentra en sus libros de texto, pero que resulta necesaria para una mejor comprensión del entorno en el que han de realizar su actividad y para una participación más activa en la proyección del desarrollo futuro de la localidad en que viven.
En consecuencia, el proceso de aprendizaje de la historia nacional en su vínculo con la historia regional y local, ha de ser visto como un aprender a aprender de los estudiantes, que se configura en el modelo de organización y significación de sus experiencias, sensaciones, emociones y pensamientos.
Se profundiza en el conocimiento de la historia nacional, mediante el estudio de los procesos históricos en su integralidad y en su vinculación con la historia regional y local; se abordan los elementos geográficos, económicos, políticos, sociales, las costumbres y tradiciones que conforman la cultura identitaria y la memoria del pueblo. El profesor no debe ofrecer los conocimientos como absolutos o acabados.
Es preciso meditar que para los estudiantes, resulta más interesante descubrir cómo ocurrió el hecho, que recibir una explicación de un hecho, proceso o período concreto del pasado. En este sentido es importante seguir el consejo del Maestro José Martí: “Tú hallarás, no se sabe bien sino lo que se descubre”. De esta manera se estará contribuyendo a que los estudiantes sean gestores de su propio aprendizaje, así como al desarrollo de los valores, entre ellos, la responsabilidad ante el estudio.
Al compartir esta idea, las autoras consideran necesario que se establezcan las relaciones interdisciplinarias con la Metodología de la Investigación Social. Las relaciones entre estas disciplinas conducen a que los estudiantes tomen una nueva postura de cómo aprehender, recrear y producir conocimiento histórico, en una relación directa con la región, la ciudad, la familia y el barrio, como el entorno local más inmediato.
La investigación histórica, desde lo local y desde lo regional, se inscribe dentro de las formas actuales de hacer historia y la esencia de esta concepción es que los estudiantes investiguen el medio en que se desarrollan, descubran su entorno y comprendan que la historia de la localidad es parte de la historia nacional.
Lo planteado por Haydee Leal acerca de que “la historia local, además de coadyuvar a la comprensión del material histórico, permite la aproximación de los alumnos a la investigación, es decir, a la búsqueda activa, a desarrollar una relación afectiva a partir de lo más cercano, de lo que para él tiene un significado, un valor; es aplicable a los estudiantes de la Educación Superior, pues se trabaja para formar futuros profesionales, que además de desempeñarse en su especialidad, puedan hacerlo como promotores de los cambios socioeconómicos y socioculturales en los contextos nacional, regional y local, que aporten desde la investigación soluciones al desarrollo con pensamiento creador.
La historia oral, los ha de llevar a establecer una relación con la comunidad en donde realizarán su trabajo de investigación y a enfrentarse a la historia que tienen más cerca. Como resultado, han de aprender a analizar críticamente, a detectar problemas y a proponer soluciones. Esta posición, partiendo de la fase cognitiva, incidirá directamente en la formación humanística de los estudiantes y fortalecerá la identidad de estos.
Se ha de utilizar todo lo disponible en el sistema de relaciones más cercano a los estudiantes. El trabajo con las fuentes primarias de la historia local, a las cuales tienen acceso directo porque las tienen en su propio hogar o en la comunidad, pretende desarrollar en ellos el interés por la investigación y lograr un mayor grado de implicación personal en las tareas de aprendizaje.
A través de entrevistas a miembros de la comunidad, que acumulan información de significación para el conocimiento de su entorno y para su progreso, los estudiantes se identifican más con el medio que les rodea y comienzan a sentirse protagonistas de la historia. Esta acción incide positivamente en el mejoramiento humano, en lo individual y en lo social; refuerza, además, su sentimiento de identidad y por tanto, el compromiso con la transformación de la comunidad.
El adiestramiento de los estudiantes en el proceso de recolección, selección y procesamiento de diferentes tipos de fuentes, resulta significativo. Les ha de permitir un mayor conocimiento de la importancia del uso de las fuentes para el estudio de los diferentes hechos y fenómenos, así como, para la construcción del discurso histórico, que les permita defender, con sólidos argumentos, a la nación cubana y a la comunidad donde actúan.
Es preciso que los estudiantes no sólo conozcan como extraer la información, sino que aprendan, a seleccionar tipos de fuentes que puedan ser útiles para una investigación histórica y a valorarlas. El objetivo es que sean capaces de criticar, a su nivel, las fuentes de información. En resumen, es necesario que desarrollen las habilidades de trabajo con las fuentes, imprescindibles para su formación como futuros profesionales.
La escritura y el rescate de testimonios e historias de vida, ayuda a que los estudiantes recuperen elementos de su propia identidad, tradiciones y creencias de su ámbito social. Las historias de vida tienen dos momentos: uno, el recoger la información y la trascripción fidedigna, es decir el cuidado mismo de la fuente. Y el otro, cuando se realiza el análisis de los contenidos en forma temática.
Entre las personalidades que se han de seleccionar para las historias de vidas deberán estar: médicos, enfermeras y otros trabajadores del sector de la salud, pero también, economistas, juristas, deportistas y entrenadores, psicólogos, educadores, dirigentes que tienen a su cargo las políticas sociales, entre otros, destacados por sus importantes aportes al desarrollo local y regional.
En la valoración de las personalidades y de los hechos en que participaron, se recomienda destacar sus cualidades humanas, acciones e ideales y considerar el contexto en que han desarrollado su labor. Se pretende, con estas acciones, un acercamiento de los estudiantes a la historia más cercana, desde el presente, para que aprendan a amar y a transformar su hábitat.
En consecuencia, el proceso de aprendizaje de los estudiantes ha de ser visto como un aprender a aprender, que se configura en el modelo de organización y significación de sus experiencias, sensaciones, emociones y pensamientos. Esta concepción se ha sustentado en el valor formativo de carácter social y educativo que puede tener el conocimiento histórico.
• Actividades extracurriculares
En la actualidad uno de los pilares fundamentales en los cambios de la Educación Superior son sus actores sociales, los cuales deben responder y promover una transformación en el pensamiento de su comunidad, para así generar también el deseado cambio en la sociedad del siglo XXI.
En estrecha relación con las actividades curriculares, en esta dimensión se han de incorporar acciones relativas a: visitas a museos, lugares históricos, centros laborales y asistenciales, conmemoración de efemérides y acontecimientos históricos vinculados a la historia nacional, regional y local, entre ellos, los relacionados con la historia de la salud, entre otros, que promuevan la relación de los estudiantes con el contexto sociocultural de la comunidad, con su historia y que les permita establecer comparaciones entre el pasado y el presente, para que arriben a conclusiones.
En esta dimensión, del mismo modo que en la curricular, se logra que el estudiante se involucre en su historia social: regional, local, comunitaria, familiar para que los conocimientos adquieran mayor significado para él. Se potencia así lo mejor del ser humano, su crecimiento personal, el desarrollo de sus capacidades valorativas que condicionan actitudes transformadoras de su realidad y de sí mismos y por consiguiente, la formación de los valores éticos de la futura profesión. No debe obviarse que los sentimientos no sólo forman parte del sistema de creencias, experiencias, conocimientos y contexto, sino que los consolidan.
• Actividades Extensionistas Comunitarias
La universidad es una institución que interactúa con la sociedad y, por consiguiente, con el barrio como el entorno local más inmediato de los estudiantes. No sólo es un escenario de creación, sino un espacio para el desarrollo humano en el cual se fortalecen, el conocimiento, los procesos de construcción y las habilidades de pensamiento para la creación.
La extensión universitaria es, sin dudas, uno de los procesos fundamentales de la Educación Superior en Cuba. Se desarrolla a través de la participación en actividades de promoción cultural, para lo cual se parte del diagnóstico de posibilidades, gustos e intereses de la comunidad universitaria y se transita por educar la participación de espontánea a comprometida y responsable. Uno de sus lineamientos es potenciar la realización de proyectos extensionistas dirigidos al desarrollo sociocultural comunitario.
Es objetivo de la actividad extensionista el desarrollo de la labor educativa, que promueva y eleve la cultura general integral de la comunidad universitaria y su entorno social, logrando formar egresados que posean elevada competencia profesional, amplia plataforma humanística y alto nivel de compromiso social.
El Programa de Extensión Universitaria, en todas las filiales del Centro Universitario Municipal, plantea entre sus objetivos:
• Realizar convenios con las instituciones culturales del territorio.
• Estimular el desarrollo de la extensión desde las formas organizativas del proceso docente.
• Difundir la cultura de la profesión en cada carrera.
• Lograr que los estudiantes conozcan, preserven y defiendan el patrimonio cultural, histórico y natural de la localidad.
La historia local hace posible que se recupere la vida cotidiana, que se descubran actividades y conductas propias de la comunidad estudiada, que se revelen las relaciones entre sus miembros, sus contradicciones; aporta los conocimientos necesarios para diseñar un proceso de intervención comunitaria en el que participe activamente la Universidad mediante actividades extensionistas, al mismo tiempo que prepara al futuro profesional para convivir en ese medio y para participar en su transformación.
La idea de José Martí de que “todo esfuerzo por difundir la instrucción es vano cuando no se acomoda la enseñanza a las necesidades, naturaleza y porvenir del que la recibe”, es válida para que se comprenda porqué estas actividades, que favorecen el conocimiento de la historia, han de estar dirigidas a que el estudiante “aprenda a convivir” en la comunidad donde ha de desempeñarse como futuro profesional, a interactuar con su entorno a medida que lo conoce más profundamente y que en consecuencia actúe conscientemente para lograr una mayor calidad de vida de los individuos que conviven en la comunidad.
De lo que se trata, es de propiciar ámbitos de reflexión e intercambio, que se favorezcan actividades en las que los estudiantes piensen acerca de su realidad y que al analizar los problemas esenciales que afectan a la comunidad, indaguen, elaboren ideas y trabajen colectivamente en la propuesta de soluciones, asumiendo un rol protagónico para que puedan constatar que las transformaciones que se han producido en su localidad y región, son parte de las ocurridas a escala nacional y se sientan partícipes.
Los escenarios del aprendizaje, las fuentes de información, los protagonistas del proceso han de ser variados, lo que explica la utilidad de que se incluyan acciones como: cine debate, libro debate, mesas redondas, charlas y talleres, entre otras, en las que resulta importante la participación de miembros destacados de la comunidad. Todas, estarán dirigidas a asegurar el intercambio sistemático de saberes y el aprendizaje colaborativo, así como a desarrollar la cultura del diálogo.
La creatividad de los profesores, unido al trabajo sistemático y coordinado, con los museos municipales, las casas de cultura, las comisiones de historia municipales y las filiales de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, en el municipio y la provincia, coadyuvan al logro del objetivo; ya que potencian la utilización de diferentes vías para la obtención y empleo de la información que brindan estas instituciones en el conocimiento de la historia de la localidad y de la región.
Con estas acciones, se pretende ayudar a los estudiantes en formación a ser consciente de las convicciones que han ido elaborando a lo largo de su trayectoria formativa anterior y de los conocimientos que ha necesitado obtener en cada momento de su vida, para justificar sus acciones o resolver sus problemas vivenciales. No debe olvidarse que la sociedad actual, exige de sus miembros mayor independencia y capacidad de decisión que se traduzca en la posibilidad de resolver los problemas más diversos.
La aplicación de las acciones propuestas ofrece alternativas para adquirir conocimientos de las peculiaridades evolutivas de la región y de la localidad, mediante el uso de fuentes históricas y del conocimiento histórico. En consecuencia, se podrá potenciar la identidad y sentido de pertenencia de los estudiantes, fortalecer el amor al lugar de nacimiento, a la patria y a sus héroes, autorregular la actividad consciente, promover la protección y transformación de la naturaleza, así como del entorno en que viven.
Conclusiones
• Los estudiantes que se forman en el Centro Universitario Municipal, presentan insuficiencias en su formación histórica, lo que es evidente en el limitado conocimiento de las peculiaridades evolutivas de la región y de la localidad, así como, del lugar de estos en el proceso nacional, en su relación dialéctica, por tanto, el conocimiento de la historia es una necesidad.
• La historia regional y la historia local, constituyen medios pedagógicos que facilitan la apropiación del conocimiento, contribuyen a preservar la memoria histórica, a defender la cultura, a desarrollar la conciencia nacional patriótica y los valores; por ello deben formar parte esencial de la cultura histórica de los estudiantes.
• Las acciones dirigidas a profundizar la cultura histórica de los futuros profesionales que se forman en el CUM, cualquiera que sea la carrera que cursen, contribuyen a crear lazos de compromiso entre el Centro Universitario Municipal y la comunidad, a la vez que les prepara para ejercer su profesión con un fuerte sentimiento de identidad y de pertenencia.
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Minicurrículo
Ana Cecilia Cabrera Pérez. Licenciada en Historia y Ciencias Sociales. Es Máster en Educación y profesora Auxiliar con 30 años de experiencia en la Educación Superior. Ha realizado investigaciones relacionadas con la historia regional y local y sus resultados los ha presentado en: Talleres Internacionales, así como en Congresos Nacionales. Ha publicado varios artículos en periódicos, revistas y libros.
Sonia LLanes Grande. Licenciada en Educación. Es Máster en Educación y profesora Asistente, con 30 años de experiencia en Educación. Los resultados de sus investigaciones se han presentado en eventos científicos.
Diadeny Chávez del Sol. Licenciada en Economía. Profesora Asistente con 8 años de experiencia en la Educación Superior. Máster en Educación. Actualmente se desempeña como profesora de pregrado a tiempo parcial en el Centro Universitario Municipal de Rodas. Es miembro de la Asociación Nacional de Economistas de Cuba. Ha publicado varios artículos con los resultados de sus investigaciones en revistas.
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