Tomado de:
Periódico La Patria Oruro Bolivia
Domingo 26 de noviembe
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Adán Rioja Pérez
PARTE II Y FINAL
LA COLONIZACION CULTURAL
Uno de los objetivos, afanosa y persistentemente buscado por el poder dominante en el país, respondiendo a iniciativas y exigencias del súper poder imperial, ha sido el control de la educación por ser la fuente matriz de ideas y potencias examinadoras de la realidad y por constituirse en la madre de la vigilante conciencia social, capaz de disputarle la hegemonía en el condicionamiento del pensamiento colectivo, en el análisis y la dirección de los asuntos económicos, políticos, sociales y culturales.
La toma de la voluntad colectiva, como parte de la ocupación total de la vida de la nación para someterla incondicionalmente, sin la molestia dejas voces y actitudes detonantes, ha sido siempre un propósito nunca abandonado por los adoradores de la dependencia y la colonización. Todos los recursos puestos en práctica para internalizar formas de vida, costumbres, valores, moda, corrientes del pensamiento, estilos y escuelas en las expresiones artísticas, de la misma manera que los patrones de la información, han encontrado siempre el desafío de la acción resuelta del aparato educativo que, con la vehemencia de la denuncia o la cautela de la confrontación, ha puesto al descubierto los recursos, desde los más sutiles hasta los más abiertos, en la porfiada y tenaz batalla de la colonización cultural.
La mejor manera de dominar a los pueblos, después de apoderarse de sus riquezas naturales, es capturar su conciencia y alienar su pensamiento, a través de elementos deformantes de su identidad, misión que la voluntad supranacional le asigna al sistema educativo dócil a sus designios.
La lucha de los países dependientes, conscientes de su postración, es la lucha por el rescate y la defensa de su derecho a pensar libremente, a elaborar un sistema de ideas con sus propios valores y en función de sus intereses. Esta difícil misión de mantener incontaminados los atributos espirituales y las potencias creadoras del pueblo tiene la educación, a través de la escuela y el magisterio comprometidos en el combate por la dignidad y la soberbia del país.
El poder imperial pone en juego todos sus medios y recursos para consolidar y afianzar la ocupación física de los países débiles ocupándoles mentalmente, imponiendo sus modelos y patrones culturales, con el uso prepotente de todas las formas de presión, al punto que ese poder dominante es el que decide los objetivos de las políticas educativas sin abandonar su estrategia de colonización cultural.
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