La humanidad ha llegado a un punto crítico que entraña serios peligros. Asoma una nueva barbarie. No se trata sólo de que una minoría haya concentrado una proporción enorme de la riqueza, mientras masas empobrecidas apenas pueden sobrevivir. El sistema hegemónico opera como una maquinaria de exclusión social.
Una cantidad cada vez mayor de seres humanos ha sido declarada prescindible para el modelo en expansión; y predomina la idea de que los organismos públicos deben desentenderse de la suerte de los excluidos de la globalización.
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