‘Colectivo Académicos por la Democracia’; Declaración de Principios

 

‘Colectivo Académicos por la Democracia’

Declaración de Principios

Introducción.

El sistema educativo mexicano, funciona como un amortiguador de los violentos impactos generados por las contradicciones del grado de desarrollo del país que, en teoría, el Estado promueve, versus la limitada capacidad de absorción de mano de obra profesional calificada del sector productivo, sumido en una profunda crisis desde hace más de treinta años, aunada a la cada vez más evidente disminución de la inversión productiva, en beneficio de las inversiones de capital especulativo.

La manipulación tendenciosa y oculta que hace el Estado con dicho “efecto amortiguador”, funciona en un sentido mediatizador. En este sentido, el sistema educativo en su conjunto, actúa como un mecanismo perpetuador de la desigualdad social, el estructurarse, en realidad, como un aparato ideológico del Estado, que vela por sus particulares intereses, en detrimento del derecho a la educación laica, gratuita, justa y liberadora de las mayorías.

La sociedad no es una entelequia teórica, sino el escenario en que se desenvuelven las relaciones entre las clases que la configuran y, desde luego, entre personas. Estas relaciones son complejas, contradictorias y aun antagónicas, ya que responden a los intereses que cada grupo étnico, político, gremial y de clase define como propios y se agrupa, de manera organizada, en colectivos que se orientan hacia la defensa de dichos intereses; por tanto, es impostergable definir los intereses de las mayorías y avocarnos a la construcción del discurso orientado en la defensa de estos intereses.

Esto es lo que entendemos nosotros como política educativa.

De acuerdo con lo antes expuesto, es dable suponer que, los intereses de la sociedad se configuran con base en la suma de los intereses de todos los grupos organizados y, en sintonía con ello proceder, por un lado, a construir la confluencia de intereses comunes y afines para los diferentes entes colectivos que componen a la sociedad organizada y, por el otro, diseñar y establecer los medios y mecanismos (teóricos, legales, jurídicos, económicos y pedagógicos) que nos permitan darnos, en el marco de las libertades propios de un sistema realmente democrático, las nuevas reglas de relación entre las instituciones y el pueblo, que nos permitan encontrar, en primera instancia, las dimensiones olvidadas y degradadas de las oportunidades de aprendizaje relacionadas con la “praxis” democrática, producto de la educación cívica, en su más pura expresión.

Para lograr construir el país que deseamos y merecemos, es imprescindible contar con los ciudadanos, del presente y del futuro, que lo puedan hacer realidad, con una educación liberadora y crítica, formadora de mujeres y hombres libres, concientes y felices.

                 Por ello y para ello estamos aquí…

                                     Para forjar nuestro mañana.

 

“POR UNA EDUCACIÓN LIBERADORA Y JUSTA”

Responsables:

Prof. Alfredo Macías Narro.

Prof. Alejandro Rendón Ricardi

 

“NO PUEDE HABER UNA BUENA EDUCACIÓN EN UNA MALA SOCIEDAD”. (Julio Barreiro).


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