Buscan académicos crear organismo que coadyuve a la defensa de su trabajo
- En foro de la UNAM alertan sobre fragilidad del sector
- Imagen. Alfredo Macías Narro
Emir Olivares Alonso
La Jornada/270913.
Frente a la desarticulación y dispersión que existe entre los profesionales de la docencia y la investigación en el nivel superior, un grupo de universitarios planteó la necesidad de crear una asociación nacional de académicos (AMA), donde se pueda articular la defensa y trabajos del sector, promover la profesionalización de la enseñanza y difundir una perspectiva realista de lo que significa ser académico en México.
Lo anterior, durante el segundo día de trabajos del simposio La universidad pública a futuro, organizado por el Seminario de Educación Superior de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde Jesús Galaz, de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), indicó que dicha agrupación no debe tener carácter sindical ni recibir recursos de las autoridades, a fin de conservar su autonomía; asimismo, expresó el investigador de la UABC.
“La idea es conjuntar un grupo de personas que pueda contribuir a lo que se está haciendo bien y señalar dónde hay problemas. Históricamente, en otros países estas asociaciones han surgido como un intento de los académicos para clarificar conceptos como libertad de cátedra y de investigación, y para llamar la atención sobre condiciones de trabajo que ameritan revisarse de manera obvia”.
El documento, dado a conocer ayer en este simposio –en el que participan docentes e investigadores de varias instituciones de educación superior del país–, asienta que en México no hay agrupación alguna de académicos que a escala nacional promueva el desarrollo profesional de este sector desde una perspectiva integral.
Como parte de este primer esfuerzo, dijo, la AMA tendría cuatro objetivos que deben ser enriquecidos:
1. Coadyuvar en la profesionalización de la academia mexicana, incluyendo en lo particular lo relacionado con la libertad académica, la carrera, sus condiciones de trabajo y su participación en la toma de decisiones;
2. Promover el estudio y análisis crítico que guarda y las perspectivas de desarrollo de este sector;
3. Velar porque el funcionamiento de las instituciones de educación superior y del sistema de este nivel formativo sea congruente con su propia naturaleza y con las características de las culturas académicas de mayor desarrollo en el mundo, y
4. Difundir todo aquello que se considere propio de la profesión, incluyendo sus aportaciones, realidades y problemas.
Al respecto, Manuel Gil Antón, investigador de temas educativos de El Colegio de México, afirmó;
“Se trata de una iniciativa positiva porque en la medida en que sigamos aislados, tratando cada uno de sobrevivir con la consecución de estímulos, becas, del empleo y el ingreso al Sistema Nacional de Investigadores, mientras se haya roto la relación de gremio o de grupo profesional para pasar a una especie de contratación individual, tenemos cada uno muchísima fragilidad”.
“Considero que este proyecto es un reto para el sector, ya que desde 1989, cuando se emprendió la política de diferenciación de los ingresos, los académicos hemos reaccionado, hemos sido rehenes, pero no hemos sido actores de la regulación de nuestro oficio, ya que el ingreso, promoción y permanencia dependen de criterios de mérito y evaluación”.
Laura Padilla, de la Universidad de Aguscalientes, indicó;
“Una de las principales problemáticas en el sector es la falta de relevo generacional”.
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Nota mía: Respetuosamente me permití modificar levemente la estructura de la nota de Emir Olivares Alonso, con la exclusiva finalidad de facilitar su lectura en el formato de Odiseo. Alfredo Macías Narro.
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