Al bachillerato tecnológico le falta educación de calidad
- Alumnos y profesores señalan falta de equipo e insumos
- Diversos cobros dificultan que los alumnos continúen sus estudios
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- Cortesía de <www.ceppemsoax.com>
Laura Poy Solano
La Jornada/230613.
Con matrícula de 629 mil alumnos y 442 planteles y ante la obsolescencia de las instalaciones y equipamiento, así como por el abandono de actividades en laboratorios y talleres debido a falta de insumos, el bachillerato tecnológico se ha convertido en una educación de manual, con prácticas de pizarrón o por computadora, aseguraron profesores y ex alumnos.
Rodrigo y Diana, quienes cursaron la educación media superior en uno de los subsistemas de bachillerato más grande del país, que agrupa a 168 Centros de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios (CETIS); y 274 Centros de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios (CBETIS), adscritos a la Dirección General de Educación Tecnológica e Industrial, afirman que;
“Al egresar sales con un mal sabor de boca. No cumplen con la expectativa de ofrecer una educación de calidad”.
Graduados en distintas especialidades, desde técnicos en informática y comunicación, señalan que en la mayoría de sus prácticas sólo se reciben instrucciones de cómo hacer las cosas, pero nunca las podemos realizar con instrumentos o equipo.
Un profesor con más de 25 años de servicio entrevistado que solicitó el anonimato por temor a represalias, afirmó;
“Uno de los problemas más urgentes es atender la sobresaturación de las aulas. En el primer semestre tenemos hasta 55 alumnos y es imposible atenderlos a todos”.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Deserción de la Educación Media Superior, elaborada por la subsecretaría de Educación Media Superior en 2012, el subsistema de bachillerato tecnológico enfrenta una tasa de deserción de 15.7 por ciento, es decir, superior a los 14.9 puntos porcentuales de la media nacional.
Asimismo agregó;
“Además, la formación académica con que ingresan sus estudiantes es muy deficiente. Prácticamente no comprenden los textos y las matemáticas son un factor que pesa mucho para que acaben por abandonar el aula”.
Como profesor de lectura, expresión oral y escrita, enfatiza que, los propios alumnos sienten una terrible frustración porque no pueden expresar lo que piensan o sienten. Su vocabulario es escaso. No tienen herramientas para comunicarse con los demás.
Gloria, docente de un CBETIS de la zona conurbada, denunció las mismas condiciones de infraestructura y equipamiento;
“En los salones no caben los alumnos. Tenemos una demanda creciente, porque no hay espacios para todos en otros subsistemas, pero la mayoría de los estudiantes no solicitaron como primera opción ingresar a nuestras aulas”.
El cobro de inscripciones, credenciales y aplicación de exámenes extraordinarios, así como el pedir el apoyo al alumno para que compren de su bolsillo insumos básicos, han hecho más difícil que muchos jóvenes puedan continuar estudiando, sostuvo.
Egresada de la generación 2009-2012 del CETIS 50, Diana se especializó como técnica en informática, pero, dice:
“Nunca pudimos aprender a desarmar y armar una computadora, tampoco programación, porque no existen equipos en el plantel. Sólo nos dieron el manual y una explicación en el pizarrón”.
Rodrigo agrega;
“Sin equipamiento poco o nada se puede llevar a la práctica. Además, si quieres usar la biblioteca no siempre están abiertas ni hay muchas alternativas para consultar Internet. En los CETIS sólo tienes acceso si tu profesor te autoriza una investigación o te extiende un permiso. Si queremos consultar algún dato, tenemos que pagar hasta 10 pesos”.
Ex alumno del CETIS 49, señala que las prácticas de video o fotografía son las que más deserción generaron en su grupo;
“En tercer semestre te piden trabajos con fotografías, y no todos tienen cámara digital. Cada impresión nos cuesta 10 pesos, porque nos venden el papel. Las prácticas de diseño, asegura, también son muy costosas, porque todo el material lo compramos nosotros”.
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Nota mía: Respetuosamente me permití modificar levemente la estructura de la nota de Laura Poy Solano, con la exclusiva finalidad de facilitar su lectura en el formato de Odiseo. Alfredo Macías Narro.
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