Lic. Rolando Enebral Rodríguez.
MsC. Carmen Seijas Bagué.
Instituto Superior Pedagógico
"Silverio Blanco Núñez"
Sancti Spíritus.
Cuba
El objetivo general de la educación cubana es la formación de generaciones de hombres y mujeres desarrolladas en todas sus potencialidades, para ello se hace necesario dotarlos de una vasta cultura que les permita enfrentar los retos que tienen ante sí.
La realidad contemporánea muestra un mundo dominado por grandes trasnacionales de la información y las comunicaciones, cuyo accionar pretende borrar las culturas nacionales imponiendo cánones formativos de un modelo neoliberal que está condenado al fracaso.
Ante esta realidad se hace necesario que desde el sistema de enseñanza se propicie la participación protagónica, sistemática y masiva de la población infantil, adolescente y juvenil en un movimiento cultural de alta calidad ética y estética, abarcando los planos curricular y extracurricular.
No es posible hablar de la formación de una personalidad integral sin la existencia de una educación, de un desarrollo estético y de la enseñanza del arte, sin la capacidad de concebir cualquier acción de acuerdo con las leyes de la belleza, Enrique José Varona aseguraba que: … “amar lo bello, es ya ser artista. Realizarlo es poseer el talismán que transforma la vida y la engrandece.”iEs esa una de las razones por la que los educadores deben estimular a los niños hacia el conocimiento y las vivencias en relación con los colores, las formas, los matices, los tonos y otros elementos plásticos.
La escuela cubana está llamada a convertirse en la institución cultural más importante de la comunidad, ella debe propiciar, entonces, los basamentos de la cultura, es en ella donde deben promoverse los valores más representativos de nuestras tradiciones culturales, es decir es en ella donde debe sembrarse la identidad cultural.
El Ministerio de Educación incorpora la Educación Estética como una de las vías esenciales para asegurar la formación integral del individuo que necesita la nueva sociedad. Dentro de ella la Educación Artística, no puede reducirse solamente al plano curricular, tiene que contar necesariamente con la planeación del componente extracurricular a partir de un diseño coherente e integrador de todas las expresiones artísticas y materias de estudio.
La educación artística actúa, fundamentalmente en la esfera de los sentimientos, de la sensibilidad estética, de las normas morales y de la conducta. Constituye esta una vía idónea para la promoción de los elementos representativos de la cultura, que expresan, por supuesto, los valores ideológicos, políticos y morales como expresión de soberanía.
En el primer ciclo de la educación primaria, los estudiantes reciben curricularmente la Educación Artística, integrada esta, por la Educación Musical y la Educación Plástica. Recientemente, con la incorporación del instructor de arte reciben además, talleres de creación y apreciación. Participan en talleres interdisciplinarios y de las manifestaciones Artes Plásticas, Música, Teatro y Danza.
Lograr que los niños se apropien y hagan suyos aquellos elementos que proporcionan a la cultura nacional y local un sello inconfundible no es algo espontáneo, sino que tiene que ser el resultado de un largo proceso educativo, donde valores propios de una cultura se acentúan en el entorno físico- social y en la situación de aprendizaje desde las primeras edades para propiciar, en sus relaciones iniciales con los objetos y las personas, un matiz especial en la manera de experimentar sus vivencias.
Este tema, muy vigente en la actualidad a raíz de las transformaciones para el perfeccionamiento de la Educación Estética en la que está enfrascado el país para reafirmar su identidad, ha sido tratado por varios autores, como es el caso de: R. Cabrera Salort (1981, 1989, 1992), A. Arocha (1990,1995, 1999), L. T del Prado (2000, 20001), C. P. Estrada (2000), M. Barnet (2000), A. Minujín (2000), L. R. Espín(1991), R. Junco(1989,1991), E. G. Alfonso (2000). Aunque en sus investigaciones hacen referencia a diferentes vías para potenciar la formación de esta desde la escuela y la localidad, se carece de precisiones metodológicas que permitan la inserción de estos postulados en las actividades docentes y que sustenten el cómo de su concreción en el primer ciclo de la Educación Primaria.
De ahí que esta ponencia tenga como objetivo: Fundamentar desde el punto de vista teórico y metodológico el tratamiento a la formación de la identidad cultural a partir de las potencialidades de la Educación Plástica en el primer ciclo de la Educación Primaria..
La construcción de la nueva sociedad en Cuba, requiere de la formación de personalidades multilateralmente desarrolladas, para ello se hace necesario la concepción de un proceso pedagógico que tome partido por la verdad científica y su uso humanista.
El arte es un tipo específico de la conciencia social y de la actividad humana, se encuentra en los diversos fenómenos y procesos de la vida y puede llegar a constituir una necesidad para el hombre.
“En el arte,… se expresa la cultura, se formaliza por así decirlo, el fenómeno cultural. La subestimación del arte y la literatura, equivale, pues a subestimar una de las formas esenciales a través de las cuales se expresa la cultura… ” ii
Waldo Leiva en la conferencia Cultura y Comunidad caracteriza la actualidad como “… una época en que lo diferente, lo local, corre el riesgo de ser devaluado.”iii El panorama contemporáneo es caracterizado por la invasión cultural a que nos somete la globalización neoliberal. Un mundo dominado por las trasnacionales de la información que promueven los valores y cánones de una sociedad que está condenada al fracaso.
Ante esta realidad la escuela cubana tiene ante sí el imperativo de concebir un proceso pedagógico que asegure la participación protagónica, sistemática y masiva de la población infantil, adolescente y juvenil en un amplio movimiento cultural de alta calidad ética y estética. Se necesita un individuo capaz de apropiarse de su historia y ser consecuente en su modo de pensar, sentir y actuar con los principios y conquistas de su pueblo y la experiencia social más avanzada de su tiempo. Esto es posible, según Lecsy Tejeda del Prado, “…cuando a escala de naciones se plantea como objetivo primordial el desarrollo de la conciencia de identidad cultural…”iv
Desde las edades más tempranas hay que estimular en los niños y niñas el conocimiento de las vivencias en relación con la historia de la localidad y del país, también respecto a la vida y la obra de los hombres destacados de la ciencia, la técnica, el arte, el deporte o cualquier acción que demuestre relevantes cualidades morales; de este modo todas las instituciones de la sociedad pueden ejercer una función educativa y propiciar conductas basadas en ellos y exteriorizadas en las relaciones interpersonales en los diferentes colectivos, para lograr la identificación de los niños con el conocimiento, comprensión y respeto de todos aquellos componentes de su cultura e identidad cultural.
La expresión identidad cultural en su sentido ideológico, va referida a toda la cultura, término que tiene sus raíces epistemológicas en el siglo XVIII, y que fue prácticamente desconocido en épocas anteriores. La modulación latina y medieval de este concepto se dio mediante el término “agricultura”, del latín agros cultivare, “cultivar, trabajar, labrar, los campos”. Con el tiempo se consolidó el concepto de “cultura” en el sentido de “cultura animi” (cultura subjetiva), donde “cultura” implica, derivadamente de “agricultura”, un sentido de “cultivo del alma”.
Este vocablo, cuyo significado ha sido expuesto con anterioridad ha ido evolucionando y enriqueciéndose con el decursar de los siglos hasta definirse según los razonamientos de Néstor García Cancilini como: “Todo lo producido por todos los hombres, lo que la naturaleza no ha dado, sin importar el grado de complejidad y desarrollo alcanzado en relación con nuestras sociedades. Son parte de la cultura aun aquellas prácticas o creencias que suelen juzgarse manifestaciones de ignorancia”…“La cultura no es básicamente expresión, creación o representación sino un proceso social de producción”.v
Es axiomático que la cultura expresa los valores ideológicos, políticos y morales como expresión de soberanía y como instrumento de lucha para alcanzar un desarrollo de la conciencia social y de sí mismo.
De todo lo anterior se deriva por tanto que la base de la identidad es precisamente la cultura, pues si el sujeto se reconoce y es capaz de reconocer a los demás en el medio histórico-cultural donde ambos se desarrollan, es porque los elementos de esa cultura que le son inherentes tienen códigos ontológicos sintéticos propios de la memoria histórico-social a la que estos responden.
Después de finalizada la segunda guerra mundial el hombre toma conciencia verdadera de la importancia del patrimonio cultural como imagen de identidad. En medio de tanta destrucción y de un desdibujado paisaje en el que no se reconocía, el hombre pone a prueba su voluntad y adquiere conciencia de su historicidad, de su herencia.
Como resultado de este proceso histórico aparece en el panorama mundial una actitud nueva que por supuesto, se desarrolla fuertemente en los países que protagonizaron el desarrollo de la guerra y que se fue extendiendo en décadas posteriores a todo el ámbito internacional.
Este proceso marca el inicio de una nueva política de rescate del pasado, de valoración de los centros históricos, de definiciones conceptuales respecto a lo creado por el hombre y por la naturaleza y de la identidad del objeto como valor de referencia.
Según Marta Arjona en la Conferencia Mundial sobre políticas culturales. UNESCO, desarrollada en México en 1982, la identidad cultural está expresada como una consecuencia y no como un objeto en sí. Se comparte el criterio de que la suma de los bienes culturales acumulados de forma voluntaria por una comunidad, conforma su patrimonio cultural y que la consecuencia social inmediata de ello es la identificación de este conjunto heterogéneo con este grupo de hombres. La identidad cultural se produce a través del patrimonio y como una consecuencia de él.
La capacidad de reconocerse históricamente en su propio entorno físico y social crea el carácter activo de la identidad cultural, por la acción de conservación y renovación que genera.
Se asume la identidad cultural no como la momificación de formas del pasado, sino como una asimilación espontánea de lo que fuimos y todavía somos, como la revitalización coherente de nuestras precedencias, que coexisten sin supeditaciones de compromiso, con las nuevas formas de vida, cuando estas son generadas por una auténtica y profunda asimilación de lo moderno.
Disímiles son los criterios vertidos por diferentes autores acerca de la concepción de identidad cultural, el Diccionario Filosófico , designa la identidad como la “categoría que expresa la igualdad de un objeto, de un fenómeno consigo mismo.”vi , para Pelayo García Sierra, no es más que “el todo de una cultura”vii; Jaime Rodríguez Alba, por su parte considera la misma “no como una parte longitudinal (rasgo, nota, carácter) de la cultura, sino el todo de la cultura, no en su universalidad sino distribuidas en esferas (naciones, etnias, pueblos, etc”).viii El Dr. Miguel Barnet la define, en sentido general, como “el conocimiento de las más intrincadas raíces con una visión internacional y nacional”. ix
Maritza García Alonso y Cristina Baeza Martín definen: “Llámese identidad cultural de un grupo social determinado (o de un sujeto determinado de la cultura) a la producción de respuestas y valores que, como heredero y trasmisor, actor y autor de su cultura, este realiza en un contexto histórico dado como consecuencia del principio sociopsicológico de diferenciación – identificación en relación con otro(s) grupo(s) o sujeto(s) culturalmente definido(s)”x.
La Dra Lecsy Tejeda del Prado por su parte la considera “Parte de la tradición histórica como fuente de los valores morales, implícitos en nuestra cultura, presentes en la vida cotidiana y en el comportamiento personal y social del cubano y revelador de las obras artísticas y literarias que contribuyen a enriquecer nuestro patrimonio más auténtico”. xi
Todos coinciden en que la identidad de un pueblo es algo muy peculiar que los hace diferenciar de los demás, dándole un rango y categoría única. Pero hay consenso que los criterios expresados por la Dra. Lecsy Tejeda del Prado son los más acertados para llevar adelante el proyecto social cubano pues la consulta de sus estudios con respecto al tema han revelado la necesidad de fomentar, desde las primeras edades, el conocimiento acerca del arte del país y de los más notables cultores, pues el fin supremo de la educación cubana es formar generaciones de hombres y mujeres desarrollados en todas su potencialidades, con una extensa cultura que le permita enfrentar los desafíos que tienen ante sí.
El problema de la identidad cultural está muy vigente en la cultura cubana, de ahí que la sociedad demande de la educación la formación de un ciudadano patriótico, consecuente con su historia, comprometido con el proceso revolucionario, verdaderamente culto, conocedor y defensor de sus raíces y de su identidad, que sepa discernir entre cultura y seudo cultura, apto para interpretar los procesos sociales más generales y sensible ante el hecho cultural.
Es la pedagogía la encargada de descubrir las regularidades, y de establecer los principios que permitan de forma consciente, estructurar, organizar y dirigir; tanto en el marco institucional, escolar o extraescolar, el proceso pedagógico; en función de un objetivo determinado, en este caso, la apropiación de la herencia histórico- cultural acumulada por generaciones anteriores.
“Nuestras escuelas necesitan desarrollar en sus educandos tanto sus capacidades como sus sentimientos y convicciones. Que no sólo desarrollen su pensamiento sino también su esfera afectiva, que lo aprendido adquiera un significado y un sentido personal tal que abone el terreno para próximos aprendizajes necesarios en su desenvolvimiento en la vida.”xii
Durante la dirección del proceso, el docente tiene que lograr que el estudiante se comprometa con la tarea del aprendizaje. El conocimiento, debe procurar una modificación estable de la conducta del sujeto en su interacción con el medio.
La personalidad se forma y se desarrolla en la actividad y en el proceso de comunicación, de ahí la aplicación necesaria del principio la unidad entre la actividad, la comunicación y la personalidad.
La cultura es producto de las relaciones sociales. Sin comunicación no hay cultura ni personalidad humana. La actividad y la comunicación son dos procesos esenciales en el proceso de formación de la personalidad del sujeto.
Encauzar la socialización del niño implica organizar adecuadamente su actividad y su comunicación, no sólo con el adulto, sino sobre todo con los demás integrantes de su grupo.
El docente debe procurar como herramienta fundamental el conocimiento de la organización de la comunicación grupal, favoreciendo con ello la socialización de los alumnos e introducirlos de forma sistemática en la cultura.
Aprovechar el papel formador de la cultura en el desarrollo de la personalidad, exige de los educadores la comprensión cabal de su importancia, el dominio de los conceptos básicos y el ejercicio de técnicas creativas para asumir, con toda responsabilidad, la educación de los alumnos como el proceso de aprendizaje de los contenidos de la cultura y su conversión, a través de la vivencia personal, el conocimiento y las cualidades, que provienen de los valores universales y propios y los reafirman como ciudadanos del mundo y de su patria.
Subestimar este aspecto conduciría a un déficit esencial en la formación humanística, ideológica y moral de las nuevas generaciones.
En las actividades escolares los estudiantes deben ejercitar y enriquecer los lenguajes: verbal, escrito, gráfico, gestual, entre otros. Esto favorece la comprensión de la cultura y la expresión.
En la pedagogía cubana, cobra mucha importancia el estudio de las leyes que rigen la formación estética del individuo, a partir de considerar que el desarrollo de esta esfera de la personalidad resulta imprescindible para lograr la formación de un hombre capaz de poner de manifiesto toda la plenitud de las fuerzas humanas.
Acerca de la importancia de la Educación Estética en la vida de las personas, Armando Hart Dávalos señaló que: “La Educación Estética constituye un elemento esencial de nuestra política, de nuestra ideología. No se trata exclusivamente de una necesidad artística. No amamos lo bello por lo bello mismo… tiene significación en la medida en que responde a una necesidad en el desarrollo histórico de la sociedad”. xiii
El Ministerio de Educación, situó la Educación Artística, hace más de 30 años, como una de las líneas esenciales de los programas de estudio; entre los objetivos que esta persigue se encuentran:
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Formar un mejor ciudadano patriota, socialista, consecuente con su historia, comprometido con la Revolución y dispuesto a defenderla.
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Garantizar la formación ético-estética de los educandos, preparándolos para que comprendan, aprecien, sientan y hagan arte.
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Educar generaciones verdaderamente cultas, conocedoras y defensoras de sus raíces, de su identidad, que sepan discernir entre cultura y seudocultura para que no se dejen manipular.
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Enseñar a apreciar y sentir satisfacción ante todo lo bello.
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Participar activamente como promotores, creadores y espectadores en las expresiones culturales en su escuela o su comunidad.
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Formar ciudadanos creativos, reflexivos, aptos para interpretar los procesos sociales más generales, para entender su lugar en ellos e insertarse en su dinámica de manera transformadora.
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Favorecer la apropiación de conocimientos y valores humanos.
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Formar hombres y mujeres sensibles ante el hecho cultural, hacedores también de sus propias creaciones artísticas.
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Falta de preparación de los docentes de la educación primaria que compromete la calidad en el cumplimiento de los programas de estudio.
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Falta de material bibliográfico en las escuelas sobre la actividad cultural, así como la débil relación de los docentes con las instituciones culturales.
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No se aprovechan las potencialidades que pueden brindar la correcta interrelación de la Educación Artística con otras áreas de desarrollo.
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No se aprovechan en toda su magnitud las posibilidades que brinda la Educación Artística en el tratamiento más profundo a lo relacionado con la cultura popular y tradicional cubana, así como el legado español, africano y asiático que forman parte de nuestras raíces.
Ante esta realidad en el curso escolar 1999 – 2000 se implementa la Estrategia de trabajo para el perfeccionamiento de la Educación Estética, y entre sus líneas directrices se encuentra el Desarrollo de conocimientos, motivaciones e intereses mediante la aplicación de los programas de Educación Plástica y Musical. Entre las acciones que propone esta línea esta:
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A través de las diferentes temáticas de los programas profundizar en el conocimiento de la cultura popular y tradicional cubana, y las raíces españolas, africanas y asiáticas presentes en ellas.
En el curso 2003 – 2004 se precisan algunas indicaciones sobre el Programa de Educación Estética, se declara como objetivo general del programa, contribuir a la formación y desarrollo de la personalidad de las niñas y los niños, adolescentes y jóvenes mediante la apropiación, elaboración y manifestación de los valores éticos y estéticos contenidos en la herencia cultural y en las relaciones sociales, con vistas a construir su propia imagen como individuos y grupos, participar en le progreso de la nación y comprender mejor las realizaciones de otros pueblos.
La forma especial de manifestarse la Educación Estética es la Educación Artística que no es más que la manera de introducir al individuo en el proceso de creación y apreciación, para favorecer desde los puntos de vista práctico y teórico el desarrollo de estas potencialidades en él. Forma parte del proceso docente educativo y es la única capaz de ofrecer las especificidades propias del lenguaje artístico a través del cual se prepara al niño desde las primeras edades para percibir lo bello.
Es ella una de las vías a través de las cuales se puede fomentar la defensa de los valores históricos y culturales de la nación, ya que tiene dentro de sus objetivos educar y desarrollar las percepciones, para que estas sean más ricas y completas, así como la capacidad de sentir, comprender y emocionarse ante el hecho artístico; ya sea natural o creado por la mano del hombre.
Las actividades de Educación Plástica, se derivan de la educación estética y están encaminadas a educar y desarrollar las percepciones, con el objetivo de que sean más completas, detalladas y sensibles.
Están dirigidas además a desarrollar y educar la capacidad de sentir, comprender y amar lo hermoso en el medio y en las obras de arte. Se ocupa además, de la educación y desarrollo de las capacidades creadoras de los niños.
La Educación Plástica en el primer ciclo de la Educación Primaria, está conformada por actividades de creación plástica y por actividades de apreciación artística, estas actividades están orientadas en los programas de estudio. Además se enriquece con las actividades de carácter extradocente y extraescolar, ofreciendo una infinita gama de posibilidades.
El educador tiene la misión de educar poco a poco la capacidad de percepción estética. A través de la concepción de situaciones de aprendizaje encaminadas a la observación, los estudiantes se relacionan no sólo con el contenido, sino también con la forma y los medios de expresión que utiliza el artista. En las actividades de apreciación los niños realizan valoraciones estéticas, expresan con sus palabras sus emociones y sentimientos acerca del objeto observado.
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La apreciación del entorno natural.
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La apreciación de objetos creados por el hombre.
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La apreciación de reproducciones de obras de arte.
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La apreciación de obras de arte.
Acentuar en las situaciones de aprendizaje de Educación Plástica los valores más representativos de nuestra cultura, devendría en una forma especial de experimentar las vivencias y relaciones de los niños con estos valores. La sistematicidad y el aumento gradual de la complejidad de este tipo de actividad, enriquece la personalidad en el proceso de apropiación de la realidad, fundamentalmente en las primeras etapas de su desarrollo.
Desde las posiciones de la filosofía marxista, no se considera que sólo con este tipo de actividad basta, las influencias externas no son suficientes para lograr ninguna de las formaciones psicológicas de la personalidad, por lo que se considera imprescindible la creación de necesidades, motivos y convicciones que permitan la apropiación de las condiciones externas y proyectarlas en su conducta.
Todas estas actividades tienen que ser consecuencia de una planificación y de una secuencia lógica que irá complejizándose en la medida que los niños desarrollen un pensamiento lógico verbal. No se puede olvidar que la apreciación plástica necesita de una situación de aprendizaje que estimule el interés del niño por acercarse al universo visual cultural que se le muestra, de modo que influya positivamente en la asimilación de los contenidos y al mismo tiempo lo sensibilice con el producto cultural que lo hace identificarse con su localidad.
La concepción del proceso pedagógico de la Educación Plástica debe desarrollarse con una fuerte carga emotiva y resultar muy atractiva para los niños. Para el desarrollo del maravilloso mundo de la Educación Plástica el maestro del primer ciclo de la educación primaria se vale de la clase como forma fundamental de organización de la enseñanza.
El objetivo como imagen ideal de lo que se desea obtener, determina el contenido, los métodos, medios de enseñanza, formas de organización y la evaluación. La materialización de estos componentes contribuye al logro de las trasformaciones que en materia formativa se pretende lograr a través de la Educación Plástica.
Para concepción de las actividades docentes de Educación Plástica y aprovechar sus potencialidades para contribuir a la formación de la identidad cultural, en el primer ciclo de la Educación Primaria el maestro debe tener en cuenta las siguientes orientaciones de carácter metodológico:
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Tener bien claro los objetivos a desarrollar en cada actividad.
Se debe tener dominio de las habilidades a desarrollar en cada una de las actividades así como las invariantes de cada una, para poder demostrarles a los niños como hacerlo de la mejor manera. El componente formativo, dentro de la estructura interna de los objetivos debe estar en función de la formación de la identidad cultural. Además la elaboración correcta del sistema de objetivos permitirá una mejor selección de los métodos y procedimientos a utilizar.
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Selección adecuada del tema a trabajar.
Para la selección del tema el docente debe tener en cuenta que el mismo sea cercano a los niños, a sus intereses, que facilite ricas y variadas interpretaciones que propicien el conocimiento del mundo natural y del entorno social en el cual se desarrolla.
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Adecuada selección de los medios de enseñanza.
Los medios de enseñanza son un componente esencial en el proceso docente educativo, constituyen el soporte material mediante el cual se trasmite el contenido de la enseñanza. Le ofrece al niño la imagen, que al ser apreciada penetra en sus mentes y se apropian de sus cualidades, convirtiéndose por tanto en centro de discernimiento. Aunque ellos ostentan todas esas prerrogativas, el docente no puede desdeñar que estos deben caracterizarse por tener rigor científico y similitud con los objetos de la realidad, tener plena correspondencia con los objetivos y contenidos de la actividad, y favorecer la formación ideoestética de los escolares, destacándose por una buena factura y un tamaño adecuado.
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La selección de los materiales y utensilios y los posibles sustitutos..
En el primer ciclo de la Educación Primaria las actividades de creación están en función de la aplicación de diversas técnicas plásticas por lo que hay una gran diversidad de materiales con los que se puede trabajar, pero antes de planificar el sistema de actividades es necesario que se consulte de cuáles dispone el centro para en caso de no disponer de una gran variedad se busquen alternativas de trabajo donde los materiales no convencionales también puedan contribuir al desarrollo exitoso del proceso creativo de los niños. Promover la utilización e materiales tradicionales en la expresión plástica de los artistas locales.
Las tres vías de apreciación antes mencionadas necesitan siempre del cuestionario de apreciación, preparado con anterioridad al desarrollo de la actividad, este juega un papel fundamental en la concepción de planificación de la actividad.
El docente tiene que poner su ingenio y creatividad en aras de propiciar la formación estética de los escolares y esto sólo se logra realizando actividades sistemáticas que enriquezcan la percepción visual del entorno donde el niño se desenvuelve, desarrollándoles la sensibilidad ante el hecho cultural de que es testigo cada día, para que puedan expresar su mundo exterior a través de diferentes formas expresivas y al mismo tiempo puedan transformar el entorno social del cual forma parte.
Para lograr el éxito de estas actividades el docente tiene que realizar un estudio de los posibles temas a trabajar durante el curso que se corresponden con las potencialidades artísticas locales que por su significación propician la formación de la identidad. De esta manera puede hacerse articular, interdisciplinariamente la Educación Plástica con otras áreas del conocimiento que favorecen habilidades fundamentales como el desarrollo del pensamiento lógico, la expresión oral y el gusto estético, pues al apreciar cuadros, esculturas, arquitecturas, se interesan por lo que se les está presentando, reconocen objetos y fenómenos conocidos, se familiarizan con temas que antes desconocían, no solo se interesan por el contenido de lo representado, sino también por la forma y los medios con que esto se logra, en este intercambio se familiarizan con los fenómenos de la vida, tienen referencia de lo bello, lo armónico, lo útil, lo expresivo, aprenden a asimilar la vida y aquellos elementos de su entorno con los que están en contacto directo o indirecto todos los días.
No se puede olvidar que la reafirmación de la identidad es lo que proporciona a cada cultura y a su patrimonio un sello inconfundible, de ahí que cada localidad atesore elementos de gran significación que se convierten en elementos distintivos de ella . En la medida que se garantice el contacto de los niños con los elementos que los identifican como localidad, pueblo y nación se estará contribuyendo a la formación de un hombre comprometido con su historia y su cultura.
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La sociedad cubana contemporánea demanda de la educación la formación de un individuo desarrollado en todas sus potencialidades, defensor de lo mejor de sus tradiciones e indentificado con el proyecto social de la Revolución. La pedagogía como ciencia es capaz de dar respuesta a las exigencias que la sociedad contemporánea le impone a la educación.
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No se aprovechan las potencialidades del proceso pedagógico en la concepción de un diseño coherente donde la formación de una cultura patrimonial encaminada a acentuar los valores de la cultura, constituya elemento fundamental en función de la formación de la identidad cultural desde las primeras edades.
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La Educación Plástica constituye, a partir de sus especificidades, un área potencialmente efectiva para contribuir a la formación de la identidad cultural desde los primeros grados de la vida escolar.
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xii Addine Fernández, Fátima. Principios para la dirección del proceso pedagógico. En compendio de Pedagogía, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 2002, pág 93.
xiii Armando Hart. Citado por Ligia Ruiz y otros en “Metodología de la Educación Plástica en la Edad Infantil.” Editorial Pueblo y Educación, La Habana , 1991. p. 7.
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ix Miguel Barnet: en “Compendio de lecturas acerca de la Educación Estéticas”. Editora Política, La Habana, 2002. p.14.
No dejes de ser, el hombre, el profecional que hasta hoy descubri un beso grande y todo el exito que un hombre como tu merece