Alfredo Leal Lebrez/260319.
Actualmente el rol del maestro se ha visto perjudicado por cuestiones de políticas educativas que han distorsionado la concepción de su práctica a nivel institucional, cultural y social. El maestro paso de ser símbolo de respeto, autoridad, integridad, lucidez y esperanza, a ser considerado un títere, holgazán, irrespetuoso y demás peyorativos, generando un malestar social que irremediablemente tenemos que revertir para que la práctica docente sea valorada, aceptada y vuelva a ser un símbolo de respeto ante los integrantes de la sociedad.
Complicidad entre Maestro, familia y sociedad
El objetivo que actualmente tienen los maestros se ha desviado de lo que era hace unos diez años, el cual era el de compartir su conocimiento y ser un transmisor de él, ahora se requiere que el profesor sea un guía en el proceso de enseñanza-aprendizaje y que estimule y adecue el entorno educativo para el favorecimiento del aprendizaje. Parece que ahora el maestro debe ser la mamá y el papá del niño y se le adjudican obligaciones que no le incumben, culpan a los docentes de las carencias y faltas de atención que se tienen desde el hogar y buscan que la escuela sea el lugar donde se corrijan esas actitudes; se debe crear un lazo de compromiso entre la escuela, el maestro y la familia para que la practica estudiantil se vea favorecida y desarrolle al cien por ciento las capacidades intelectuales, psicológicas, heurísticas, axiológicas y sociales para tener buenos estudiantes y aun mejor; tener mejores seres humanos que se preocupen por mejorar el mundo.
“La educación no cambia al mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” Paulo Freire.
El docente como esperanza social
El docente debe ser una persona en la cual podamos depositar las esperanzas de una sociedad que tiene muchas deficiencias en cuanto a sus aspectos teóricos, heurísticos y axiológicos. “Cuanto más pienso en la práctica educativa y reconozco la responsabilidad que ella nos exige, más me convenzo de nuestro deber de luchar para que ella sea realmente respetada. Si no somos tratados con dignidad y decencia por la administración privada o pública de la educación, es difícil que se concrete el respeto que como maestros debemos a los educandos” Paulo Freire. (1966). Pedagogía de la autonomía. saberes necesarios para la práctica educativa. México: Siglo XXI.
Conclusión
Como futuros profesores debemos dignificar y rectificar la práctica docente que a lo largo de los últimos años ha venido en declive; el maestro debe volver a ser un agente de cambio que promueva los valores y la igualdad en la sociedad, para esto es importante que el sistema educativo valore el trabajo que hace el maestro tanto rural, urbano, multigrado e incluso maestros temporales para que se sienta honrado de tan gloriosa labor que lamentablemente no es bien gratificada.
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Nota mía: Respetuosamente me permití modificar levemente la estructura del artículo de Alfredo Leal Lebrez, con la exclusiva finalidad de facilitar su lectura en el formato de Odiseo. Alfredo Macías Narro.
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