El profesor como militante político

Eliseo Cruz Aguilar (1)

Caricaturista: Sofía Elizabeth Barranco Arellano (1)

(1) Centro Universitario Casandoo

“Rodeados de política”, de Sofía Elizabeth Barranco Arellano. Técnica: plumones y lápices de colores. Junio 2024.
“Rodeados de política”, de Sofía Elizabeth Barranco Arellano. Técnica: plumones y lápices de colores. Junio 2024

El profesor que asume su postura política como parte de su ejercicio docente, es alguien que entiende a la educación como un acto propiamente revolucionario.

El artículo 90 de la Ley General de Educación (LGE, 2024), menciona que, maestras y maestros, son “agentes fundamentales del proceso educativo y, por tanto, se reconoce su contribución a la transformación social”, en este sentido, se les otorga el reconocimiento como sujetos pedagógicos y políticos, porque de acuerdo con las palabras dictadas por Heidar (2006, como se citó en Muñoz et al., 2013), el profesor,  es aquel que “se afilia por simpatía atraído por la ideología, pero no se involucra de ninguna forma en las actividades partidistas”, dicho con otras palabras, su militancia política va al margen de su simpatía por un partido político. Rey Leyes (s.f.) dice que “como docentes, debemos recuperar la naturaleza política de la educación, sin que esto signifique reducirla a la práctica política” (p.7), evitando así, la confusión del proselitismo con el acto de politizar la educación, puesto que, no se trata de adoctrinar, sino de formar desde un enfoque crítico para lograr una verdadera transformación. 

Es necesario explicar el proceso educativo a partir de las estructuras económicas, dado que, resulta lamentable que el profesor no descubra relación alguna entre estas y su quehacer profesional, y como consecuencia, actúen ingenuamente en un vacío epistemológico que los convierte en presas fáciles de la ideología dominante. Con la pretensión de la neutralidad escolar, “al profesor se le ha convertido en un mero instrumento ideológico, pues su actividad se ha reducido al de un autómata que, condicionado mediante un contrato injusto, obedece sin cuestionamientos los preceptos dictados por una institución que se presenta con investiduras democráticas” (Cruz, 2023, p.324), prisioneros de un sistema represivo que los convierte en administradores y ejecutores de contenidos, como parte de su proletarización técnica e ideológica.

Exhorta Cruz (2023), “no se debe practicar la educación como un simple ejercicio metafísico, separada de las estructuras económicas”, por el contrario, debemos ser conscientes de que el punto de partida de los estudiantes es desigual e injusto, mismo que condiciona la labor del profesor en el aula. Por eso, como exige el profesor, Policarpo Chacón (2020), es necesario que el profesorado sea consciente de que su actividad magisterial es esencialmente una tarea política, tarea que implica la participación decidida de cada uno de ellos para su mejoramiento.

El profesor que asume su postura política como parte de su ejercicio docente, es alguien que entiende a la educación como un acto propiamente revolucionario, que lucha contra la ingenuidad de los profesores que se deslindan de su responsabilidad política, pero sobre todo, es un profesor que procura problematizar la realidad y hacer del aula un espacio dialógico-transformador, es decir, politiza el aula, trata a su estudiante como sujeto, no como objeto, lo descosifica, lo humaniza y personifica, lo enfrenta como sujeto político.

El profesor desde su militancia política promueve la conciencia de clase, es decir, se asume clase trabajadora y se comporta como tal, denuncia y enfrenta las injusticias del propio sistema educativo a través de su práctica y a través de la exigencia al resto del profesorado, contribuye a mejorar los ambientes laborales a partir de la dignificación de su persona y de su profesión, se desenvuelve como parte de un colectivo en donde si bien no subsume sus intereses personales, trabaja por el bienestar colectivo. No es aquel docente que entrega su dignidad a cambio de migajas patronales, comportándose como un verdadero canalla.

Uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el profesor, militante político o no, es con la carga administrativa a la que se ve sujeto y condicionado, pues son horas de trabajo que legitiman su explotación laboral, carga que, mayormente, resultan ser ocurrencias de los denominados “ingenieros de la educación”, puesto que atienden problemas de forma y no de fondo. Para el profesor, Policarpo Chacón (2020), la lucha sindical del magisterio es principalmente para mejorar sus condiciones salariales, conscientes o no, convertirlos en mejores consumidores del capitalismo. Por eso, el profesor Vladimir Acosta (2018), describe a los sindicatos como instrumentos en defensa del capitalismo, porque buscan mejorar las condiciones de sus agremiados como consumidores en este modo de producción, sin saber que reproducen un sistema que los oprime, los despersonifica y los convierte en “consumidores consumidos” (Cruz, 2022, párr. 19).

Profesores del sector público y privado, resienten políticas laborales que van en contra de sus intereses; los del sector privado, independientemente de sus credenciales, tienen que aceptar contratos que se caracterizan por ir en contra de lo establecido en la Ley Federal de Trabajo (2024), a saber: seguro social, vacaciones, aguinaldo, prestaciones, pago de uniformes por descuento vía nómina, y más aún, cuando se es profesora, porque sin necesidad de entrar en un debate estéril, la carga doméstica asignada dentro de una sociedad marcadamente machista y patriarcal, lo hace aún más precarizante. 

El salario docente, por su parte, es un escarnio para su persona, en él se aprecia, con tristeza, el valor social que tiene la actividad magisterial, actividad poco valorada, a pesar de clamorosos discursos en donde se ensalzan la vocación docente como un apostolado y el valor de la educación como pilar fundamental de la reconstrucción social. Con el reciente triunfo electoral del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y sus aliados, con el denominado “Plan C”, se esperan medidas favorables para el gremio docente y la población en general, mismas que hay que exigir y por las cuales luchar.

El profesor que es consciente de su práctica, lucha en contra de la colonización epistemológica, enfrenta al sistema educativo desde la crítica y la rebeldía, no se convierte en un lacayo del sistema y de la institución en la que trabaja.

Se equivoca Daniel Santa Cruz, columnista de La Nación, cuando señala que, no se deben discutir temas como el neoliberalismo, la derecha o la privatización de la educación dentro de las aulas, acusando a los que así lo hacen, de adoctrinamiento militante. Arengas que despolitizan a la educación y que exigen del docente prácticas neutrales a pesar de ser sujetos políticos.  Discursos que niegan el pensamiento vivo de un aula que ha muerto, como lo postula Darío Sztajnszrajber (2019), es decir, que el aula no es aquel espacio aislado de la esfera política y social, y si el aula ha muerto, la práctica docente y los saberes que ahí se desarrollan también, por tanto, es inevitable pensar en reinventarla y transformarla. Planteado de otra manera, es necesario ver al estudio como un acto de rebeldía, “un ejercicio de indisciplina intelectual que confronta la disciplina del orden social. Acto revolucionario que desmitifica el ejercicio dogmático de la enseñanza y aboga por una relación dialéctica entre educador y educando” (Cruz, 2022).

Como mencionan los profesores, Cruz y Chacón:

“El diálogo es causa y consecuencia del hombre liberándose, de hombres en proceso de emancipación política, con el diálogo no se obstaculiza la comprensión crítica de la totalidad, diálogo como rendición de cuentas, diálogo franco y abierto que exige humildad y respeto para el otro, para la otra conciencia que pronuncia su palabra con responsabilidad, compromiso y libertad” (2022, p.12).

Es necesario formar a profesores y educandos desde la militancia política, de derecha o de izquierda, pero formarlos desde la crítica, la reflexión y el cuestionamiento permanente de la realidad. Profesores que no dejan de ser ciudadanos, es decir, sujetos políticos inmersos en la esfera de la cosa pública, puesto que, es imposible ejercer la práctica docente fuera de esta, sería desentenderse de la realidad, actuando desde el analfabetismo político que los condena al vasallaje intelectual. El profesor que es consciente de su práctica, lucha en contra de la colonización epistemológica, enfrenta al sistema educativo desde la crítica y la rebeldía, no se convierte en un lacayo del sistema y de la institución en la que trabaja, dicho de otra manera, como aquellos profesores que toman una posición de clase contraria a la que pertenecen y se convierten en aduladores del patrón y su capital.

Referencias

 Ángel Chacón, P. (2020). Un panorama de la educación pública en México. Contra la corriente. México: Carteles editores.

Cruz Aguilar, E. (2022). De antimarxismos, profesores y cosas peores. Revista Conciencias. Recuperado de https://revistaconciencias.mx/2022/07/23/de-antimarxismos-profesores-y-cosas-peores/

Cruz Aguilar, E. (2022). Estudiar como acto de rebeldía. Odiseo. Revista electrónica de pedagogía. Recuperado de https://odiseo.com.mx/articulos/estudiar-como-acto-de-rebeldia/

Cruz Aguilar, E. (2023). La escuela vive de ilusiones. Educere, 27(87), 321-331. Recuperado de http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/educere/article/view/18949

Cruz Aguilar, E., & Policarpo Chacón, Ángel. (2022). La participación política del pueblo mexicano en el movimiento de la cuarta transformación. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 6(1), 2321-2340. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v6i1.1652

Escuela de Cuadros. (06 de mayo de 2018). Programa 216 ‐ Vida y pensamiento de Rosa Luxemburgo (con Vladimir Acosta). [Archivo de Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=jOGPaLm-fVs&-t=589s

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Ley General de Educación (LGE). (01 de abril de 2024). Diario Oficial de la Federación. Recuperado de: https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGE.pdf

Muñoz-Armenta, Aldo, Heras-Gómez, Leticia, & Pulido-Gómez, Amalia. (2013). Una aproximación a la militancia partidista en México: el caso de los partidos emergentes. Convergencia, 20(63), 177-205. Recuperado en 15 de junio de 2024, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-14352013000300007&lng=es&tlng=es

Rey Leyes, M.A. (s.f). Paulo Freire: ¿Pedagogo o Político? [Archivo PDF]. https://rieoei.org/historico/deloslectores/569Rey.PDF

Santa Cruz, D. (11 de diciembre de 2020). Cuando el militante le gana al maestro. La Nación. https://www.lanacion.com.ar/sociedad/cuando-militante-le-gana-al-maestro-nid2537182/


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