
Wendy Estrella Nahomy Andrade Roblero
Alumna de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro
Introducción
Para referirnos a la educación en la cultura nahua prehispánica, emplearemos los términos tlacahuapahualiztli (arte de criar y educar a los hombres) e ixtlamachiliztli (la sabiduría transmitida a los rostros ajenos). Estos conceptos nos acercan a lo que hoy denominamos pedagogía, entendida como la ciencia que se ocupa de la educación y la enseñanza.
Según León-Portilla (2017), la tlacahuapahualiztli era un arte refinado que abarcaba la crianza y educación de los hombres. La educación nahua se enfocaba en formar individuos capaces de servir tanto a la comunidad como a los dioses, preparándolos para roles como sacerdotes, gobernantes o guerreros. Además, siguiendo al mismo autor (1958), a través del ixtlamachiliztli se buscaba transmitir conocimientos prácticos, disciplina, valores morales y espirituales, así como habilidades en las artes y materias humanísticas.
El propósito de esta educación radicaba en preservar la tradición y la cultura, formando hombres valientes y comprometidos con su pueblo y sus creencias. Esto contribuía a construir una sociedad cohesionada, dotada de líderes capacitados para guiar y servir tanto a la comunidad como a los dioses.
La educación nahua se impartía en instituciones específicas, como el calmécac (institución de educación superior destinada a los nobles, futuros gobernantes y sacerdotes) y el telpochcalli (la casa de los jóvenes), que se especializaban en la formación de líderes y guerreros, respectivamente. Estas instituciones ofrecían una educación especializada según el estatus social, preparando a las personas para desempeñar sus roles en la sociedad. El objetivo de esta formación era desarrollar individuos con un intelecto riguroso, conocimiento histórico, autocontrol y sabiduría, capaces de contribuir a los objetivos y a la vida de la comunidad.
En este trabajo se explorará en detalle la educación nahua, incluyendo sus instituciones, métodos y objetivos, así como el papel del maestro y la disciplina en este enfoque educativo. Se analizarán las características de la educación en el calmécac y el telpochcalli, y se compararán los enfoques educativos de estas dos instituciones.
¿Qué es la educación nahua?
Educar en el mundo nahua prehispánico se conocía como tlacahuapahualiztli, que significa “el arte de criar y educar a los hombres”. En la sociedad azteca, esta práctica se centraba en enseñar fuerza y autocontrol a los niños, además de habilidades prácticas, valores morales y éticos. Su propósito era transmitir la sabiduría y el conocimiento de generaciones anteriores a las nuevas, preparándolas y moldeándolas a nivel personal y social para formar individuos capaces de servir a la comunidad y a los dioses.
León-Portilla (1958) hizo referencia al ixtlamachiliztli (acción de dar sabiduría a los rostros ajenos), expresando la idea nahua de que la educación era un proceso de transmisión de sabiduría y formación integral de la persona. Este proceso buscaba moldear el rostro y el corazón de los educandos, para que pudieran conocerse a sí mismos y gobernarse.
Instituciones educativas
Durante la época prehispánica se establecieron instituciones educativas como el calmécac y el telpochcalli. Los padres elegían la escuela basándose en la consagración a la divinidad protectora del centro educativo, con el objetivo de que sus hijos fueran protegidos y bendecidos por dicha deidad. La consagración era crucial para definir el futuro de los estudiantes. Los padres buscaban garantizar que sus hijos recibieran la formación necesaria para su destino, ya fuera como sacerdotes, guerreros o líderes, demostrando su fe y lealtad al consagrarlos a la divinidad tutelar de la institución. Estas instituciones desempeñaban un papel fundamental en la estructura social y cultural, brindando una educación especializada según el estatus social y preparando a las personas para cumplir sus roles como guerreros, líderes o sacerdotes.
Según Escalante (2010), los estudiantes del calmécac se sometían a un riguroso entrenamiento que incluía pruebas físicas, ayunos y rituales, todo con el objetivo de prepararlos para desempeñar roles de liderazgo en la sociedad. Estos estudiantes seguían una estricta rutina de mortificaciones y sacrificios, diseñada para acostumbrarlos a las ofrendas de sangre.
La educación en el calmécac también incluía el estudio de textos importantes, como el tonalámatl, el xiuhámatl y el libro de los sueños, centrándose en los calendarios, los registros históricos y las prácticas de adivinación.
En la Historia general de Sahagún se precisa que los estudiantes del calmécac debían aprender a interpretar estos tres tipos de libros. El tonalámatl contenía el calendario adivinatorio de 260 días, como se observa en el Códice Borgia, y podía incluir tablas de adivinación y ciclos astronómicos (Escalante, 2010, pp. 18–19).
Según León-Portilla (2017), la institución hacía hincapié en la rectitud moral, la disciplina y la transmisión del conocimiento. Otras características importantes del calmécac son las siguientes:
1. Estaba destinado a la educación de los nobles y futuros sacerdotes.
2. Los niños ingresaban al calmécac entre los 6 y 9 años de edad, mucho antes de los 15 años que indica el Códice Mendocino.
3. La entrada al calmécac no dependía exclusivamente del estatus social, sino de la elección y consagración de los padres a la divinidad protectora de la institución.
4. Aquí se enseñaban y transmitían los aspectos más elevados de la cultura nahua.
En el calmécac, la transmisión de sabiduría a través del concepto de ixtlamachiliztli era esencial para la formación integral de la élite y los futuros sacerdotes nahuas. Este enfoque educativo destacaba la importancia de cultivar tanto el intelecto como el espíritu de los educandos, reflejando así la visión holística de la educación en la sociedad.
Escalante (2010) define el telpochcalli como una institución educativa esencial en las sociedades mesoamericanas, particularmente entre los aztecas. Era una escuela principalmente destinada a los hijos de plebeyos (macehualtin) y se centraba en el entrenamiento militar para formar guerreros valientes. Los estudiantes se sometían a ejercicios físicos, militares y tareas prácticas relacionadas.
Los jóvenes recolectaban materiales del bosque para ofrendas y sacrificios (madera, ramas y espinas). Seguían una rutina de mortificaciones y sacrificios, preparándose para las ofrendas de sangre. La disciplina en el telpochcalli incluía noches de vigilia, perforaciones corporales, baños fríos y ayuno. Esta vida rigurosa y disciplinada preparaba a los jóvenes para roles de liderazgo y resistencia.
Según León-Portilla (2017), el telpochcalli era una de las principales instituciones educativas del mundo nahua prehispánico, destinada a la educación de los jóvenes del pueblo en general. Aquí se enseñaban aspectos prácticos de la cultura nahua, como el manejo de armas, la danza y el canto.
En el telpochcalli, donde la mayoría de la población joven recibía formación en las artes y virtudes necesarias para la vida comunitaria, se consolidaba junto con el calmécac como parte de un sistema educativo integral en la sociedad nahua.
La transmisión de los oficios artesanales probablemente ocurría dentro de los mismos barrios, en talleres familiares. Es poco probable, sin embargo, que los telpochcalli situados en barrios de artesanos se ocuparan de la enseñanza artesanal (De Estrada, 2010).
En la educación de los nahuas, el término ixtlamachiliztli se refiere a la transmisión de sabiduría a otras personas, es decir, la capacidad de compartir conocimientos y experiencias de generaciones anteriores.
Dentro del telpochcalli, la transmisión de sabiduría mediante la enseñanza de aspectos prácticos de la cultura nahua era esencial para la formación de los estudiantes. Esto incluía el manejo de armas, la danza y el canto. Aunque no se enseñaban conocimientos especializados, la noción de ixtlamachiliztli seguía siendo fundamental para la educación integral de los jóvenes, formando futuros miembros de la comunidad con las habilidades y virtudes necesarias para la vida social.
Según León-Portilla (2017), esto está relacionado con el concepto de tlacahuapahualiztli, que abarca la educación y el desarrollo de la personalidad en dos aspectos fundamentales: la sabiduría (ixtlamachiliztli) y la fortaleza del corazón (téutl yiollo). Este objetivo se alcanzaba a través de la instrucción en el Calmécac, donde se procuraba perfeccionar la personalidad de los alumnos mediante el razonamiento matemático y la transmisión de la historia a través de los Xiuhámatl (libros o códices de años). Para lograr esto, se utilizaban actos y penitencias disciplinadas que ayudaban a forjar un “querer humano” capaz de controlarse a sí mismo.
En la casa paterna, la educación se centraba en la fortaleza y el autocontrol, enseñando a los niños a manejar su apetito y realizar tareas del hogar. En el Calmécac, se impartían conocimientos sobre artes militares, religión, mecánica, astrología y cronología, destacando la importancia de la moderación y el autocontrol.
Podemos resumir de la siguiente manera los dos enfoque educativos que representaban el telpochcalli y el calmécac:
Enfoque educativo en el telpochcalli:
1. Formación de guerreros: El telpochcalli se enfocaba en la formación de guerreros y líderes militares, con un énfasis en la educación práctica y en la preparación para la lucha.
2. Disciplina: La disciplina en el telpochcalli se centraba en la formación de un “querer humano” capaz de controlarse a sí mismo a través de una serie de actos y penitencias disciplinadas.
3. Educación práctica: La educación en el telpochcalli se caracterizaba por ser más práctica y enfocada en la preparación para la lucha, en contraste con la educación teórica y filosófica del Calmécac.
Enfoque educativo en el calmécac:
1. Formación de sacerdotes: El calmécac se enfocaba en la formación de sacerdotes y líderes religiosos, con un énfasis en la educación teórica y filosófica.
2. Disciplina: La disciplina en el calmécac se centraba en la formación de una personalidad firme y sabia, con un enfoque en la moderación y el control de sí mismo a través de una serie de actos y penitencias disciplinadas.
3. Educación teórica: La educación en el calmécac se caracterizaba por ser más teórica y enfocada en la formación de una personalidad firme y sabia, en contraste con la educación práctica del telpochcalli.
La disciplina
La disciplina era esencial en la educación nahua y se reflejaba en una serie de actos y penitencias que formaban un “querer humano” capaz de autocontrolarse. Estas prácticas incluían levantarse temprano, realizar oraciones y cumplir tareas arduas, como recoger leña y bañarse con agua fría.
“¡Oh, señor nuestro, todo piadoso y misericordioso y nuestro amparo! Dado que vuestra ira y vuestra indignación y vuestras saetas y piedras han gravemente herido a esta pobre gente, sea esto castigo como de padre o madre que castigan a sus hijos tirándolos de las orejas y pellizcándolos en los sobacos, azotándolos con ortigas y derramando sobre ellos agua muy fría, y todo esto se hace para que se enmienden de sus mocedades y niñerías.” (Códice Florentino, folio 3r).
En el Calmécac, la disciplina buscaba formar personalidades firmes mediante conocimientos matemáticos e históricos, basados en los Xiuhámatl. Los estudiantes aprendían sobre las fechas, los hechos y las circunstancias mediante pinturas y signos numéricos.
El sistema educativo se complementaba con el Telpochcalli, donde se preparaba a los jóvenes para funciones militares y sociales. Mientras que el Calmécac enfatizaba la formación teórica y filosófica, el Telpochcalli era práctico y orientado a la lucha.
Maestros y alumnos
La importancia de los roles en el desarrollo del comportamiento, las habilidades y los valores de las personas en las sociedades mesoamericanas los conectaba con las normas y deberes sociales que debían seguir. Los estudiantes debían recibir una educación completa que incluyera disciplina, conocimientos prácticos, entrenamiento militar y prácticas religiosas, adaptadas a su posición social y género. La meta era prepararlos para cumplir roles específicos dentro de la sociedad. El tlacahuapahualiztli promovía la participación activa del estudiante en su educación y crecimiento personal mediante prácticas disciplinadas, el cultivo de la sabiduría y la moralidad, y la inclusión en la vida comunitaria.
El estudiante, a través del concepto de ixtlamachiliztli, no solo adquiría conocimientos, sino que también se moldeaba integralmente en sabiduría y valores. Este enfoque educativo nahua buscaba que el estudiante no solo absorbiera pasivamente la información, sino que se convirtiera en un agente activo en la adquisición de sabiduría y en la formación de su carácter. Asimismo, desempeñaba un papel fundamental en su propia educación al estar abierto a lo que aprendía, integrando y aplicando ese conocimiento en su vida diaria. La educación nahua, a través del ixtlamachiliztli, tenía como objetivo formar personas que no solo poseyeran conocimientos, sino que también fueran capaces de reflexionar, comprender y actuar de manera sabia y consciente en su entorno.
En la educación nahua, el maestro desempeñaba un papel esencial como guía, educador y transmisor de conocimientos y valores para las futuras generaciones.
Según León-Portilla (2017), el maestro, al igual que el padre de familia, era responsable de la educación y formación de los jóvenes en los centros educativos como el calmécac y el telpochcalli. Se le atribuía la tarea de enseñar, amonestar y guiar a los alumnos en su proceso de aprendizaje y desarrollo personal. El maestro no solo impartía conocimientos, sino que también inculcaba valores, autocontrol y habilidades prácticas en los educandos.
El papel del maestro en la educación nahua era crucial para la transmisión de esta sabiduría. Los maestros, conocidos como tlamatinime, eran especialistas en diversas áreas, como las artes militares, eclesiásticas y mecánicas, así como en astrología y cronología. Estos conocimientos se transmitían a través de libros y pinturas conocidos como el tonalpohualli y el xiuhámatl, los cuales servían como herramientas de aprendizaje para los estudiantes.
El ixtlamachiliztli, también llamado “sabiduría compartida con otros”, era esencial en la educación nahua. En el contexto del tlacahuapahualiztli, se refería a la transmisión de conocimientos y sabiduría a los estudiantes, especialmente en el calmécac, una de las principales escuelas nahuas. El objetivo principal de la educación en el calmécac era formar individuos con “un corazón firme como la piedra, un rostro sabio”. Para lograrlo, los tlamatinime enseñaban a los estudiantes a controlarse a través de prácticas disciplinadas y rigurosas, como levantarse temprano, recoger leña, bañarse y hacer oraciones a medianoche. Estas prácticas buscaban desarrollar la voluntad y la capacidad de autocontrol de los estudiantes.
El maestro no solo era visto como un líder, sino también como un modelo a seguir, un mentor que inspiraba a los estudiantes a explorar sus propias capacidades, disciplinarse y alcanzar su máximo potencial. A través de sus consejos, ejemplos y enseñanzas, el maestro contribuía a la formación integral de los jóvenes, preparándolos para integrarse en la comunidad y desempeñar un papel significativo en la sociedad nahua.
En la educación basada en el ixtlamachiliztli, el maestro tenía la tarea de compartir conocimientos y valores fundamentales con los estudiantes. En este modelo educativo, el maestro no solo impartía información, sino que también guiaba a los alumnos en el desarrollo de la sabiduría y la moralidad.
En la cultura nahua, el maestro desempeñaba un papel que iba más allá de la simple transmisión de conocimientos y habilidades; también influía en la personalidad y el carácter de los estudiantes, facilitando su descubrimiento personal y su comprensión del entorno. A través del ixtlamachiliztli, el maestro no solo buscaba impartir saberes, sino también fomentar la reflexión, el autoconocimiento y el desarrollo personal de los alumnos. Su función en este contexto implicaba ser un guía sabio y compasivo que compartía conocimientos y valores profundos, ayudando a los estudiantes a cultivar tanto sus capacidades intelectuales como su carácter y su percepción del mundo y de sí mismos.
Los roles de maestros y alumnos en el calmécac y el telpochcalli eran fundamentales para comprender la relevancia de los enfoques educativos en la cultura nahua. Estas instituciones, con sus funciones específicas, contribuyeron a la formación de individuos competentes y comprometidos con el bienestar de su comunidad y la preservación de sus tradiciones. Este sistema educativo reflejaba una perspectiva integral que buscaba el desarrollo holístico de la persona, asegurando la cohesión social y cultural en la sociedad nahua.
La educación en el telpochcalli y el calmécac entre los nahuas se centraba en la formación de guerreros y sacerdotes, respectivamente. Aunque ambos centros educativos compartían ciertos aspectos, como la importancia de la disciplina y la educación intelectual, existían diferencias significativas en su enfoque y métodos.
Tlacahuapahualiztli: educación que garantizaba el desarrollo moral
y la preparación para la vida comunitaria.
La meta de la educación entre los nahuas
Podemos resumir en los siguientes principios los fundamentos de la tlacahuapahualiztli (“arte nahua de criar y educar hombres”):
1. Transmisión de sabiduría (ixtlamachiliztli): Transmitir el conocimiento y la experiencia de las generaciones anteriores.
2. Forjamiento de la voluntad y el autocontrol (téutl yiollo): Enfocarse en la firmeza del corazón y la capacidad de autocontrol mediante prácticas disciplinadas.
3. Formación integral de la personalidad: Perfeccionar la sabiduría (en el plano intelectual) y la firmeza del corazón (en el plano moral y espiritual).
4. Incorporación a la vida comunitaria: Integrar a los estudiantes en los objetivos supremos de la comunidad sin absorber su personalidad individual.
5. Igualdad de oportunidades: Incluso los futuros sumos sacerdotes (Quetzalcóatl) debían cumplir con el ideal de excelencia personal, sin importar su linaje o condición social.
La educación nahua resaltaba la importancia del autocontrol, tanto en el hogar como en las instituciones. En casa, se enseñaba a los niños a ser fuertes, controlar su apetito y realizar tareas domésticas. En el calmécac, se instruía en artes militares, eclesiásticas, mecánicas, astrología y cronología, destacando siempre la moderación y el autocontrol.
El tlacahuapahualiztli tenía como objetivo fortalecer la voluntad y el autocontrol de los estudiantes a través de actividades como levantarse temprano, recolectar leña, bañarse y rezar a medianoche. Estas actividades promovían el “querer humano” y la capacidad de autocontrol.
El propósito último era perfeccionar la personalidad de los estudiantes en dos aspectos fundamentales: la sabiduría y la firmeza del corazón. Este ideal de “tener un corazón firme como la piedra” era esencial para formar individuos capaces de servir eficazmente a la comunidad. Incluso los futuros sumos sacerdotes (Quetzalcóatl) debían cumplir con este ideal de excelencia personal, independientemente de su linaje o condición social.
Así, por ejemlo, se resaltaba que los líderes debían actuar como figuras paternas y maternas para el pueblo, y tener un profundo conocimiento de la cultura y las tradiciones para gobernar con sabiduría. También se enfatizaba la importancia de la oración y la devoción para alcanzar prosperidad y justicia. Los líderes eran descritos como designados por Dios para gobernar y, por ende, debían ser justos y rectos en su gobierno.
“¡Oh señor nuestro, valerosísimo, piadosísimo, nobilísimo! Esto poquito he dicho delante de vuestra majestad. Y no tengo más que decir sino postrarme y arrojarme a vuestros pies, demandando perdón de las faltas que en mi oración he hecho.” (Códice Florentino, Folio 4v).
Según el Códice Florentino, el objetivo era formar hijos humildes, conscientes de sí mismos, virtuosos y comprometidos con servir a los dioses y a la comunidad, siguiendo el ejemplo de los mayores. La educación buscaba inculcar valores morales más que conocimientos.
“Hijo mío muy amado y muy querido, nota lo que te diré. Nuestro señor te ha traído en esta hora donde te quiero hablar cerca de lo que debes guardar todos los días de tu vida. Y esto hago porque eres mi hijo muy amado y muy estimado, más que toda piedra preciosa, más que toda pluma rica, que no tengo más que a ti.” (Códice Florentino, folio 86r).
En resumen, de lo que se trataba era de dar sabiduría a los rostros (ixtlamachiliztli), transmitir el conocimiento y la experiencia de las generaciones anteriores a los nuevos seres humanos; y dar firmeza a los corazones (téutl yiollo), forjar la voluntad y el autocontrol de los estudiantes a través de prácticas disciplinadas y rigurosas.

Conclusión
En conclusión, la educación que se impartía en el calmécac y el telpochcalli, buscaba formar individuos con un intelecto riguroso, conocimiento histórico, autocontrol y sabiduría, capaces de contribuir a la vida y objetivos de la comunidad. Se enfocaba en la transmisión de conocimientos prácticos, disciplina, valores morales y espirituales, así como habilidades en artes y materias humanísticas.
La disciplina era fundamental en la educación nahua, manifestándose a través de una serie de actos y penitencias disciplinadas que ayudaron a forjar un “querer humano” capaz de controlarse a sí mismo. Se buscaba formar individuos con autocontrol, moderación, conocimiento intelectual y sabiduría, capaces de contribuir a la comunidad y desempeñar roles importantes en ella.
El sistema educativo de la sociedad nahua, al adoptar un enfoque integral, no solo se centraba en el desarrollo pleno de cada persona, sino que también fomentaba la unidad social y cultural. Esta perspectiva holística garantizaba que la educación trascendiera la mera adquisición de conocimientos académicos, abarcando igualmente aspectos sociales, culturales y éticos que son fundamentales para la armonía y el avance de la comunidad. Al incorporar estos elementos en el proceso educativo, se promovía un equilibrio entre el crecimiento individual y el fortalecimiento del tejido social, lo que contribuía a la estabilidad y cohesión de la sociedad nahua.
El concepto de ixtlamachiliztli, o “sabiduría transmitida a los rostros ajenos”, era central en la educación nahua. Buscaba formar individuos que no solo poseyeran conocimientos, sino que también fueran capaces de reflexionar, comprender y actuar de manera sabia y consciente en su entorno.
El papel del maestro en la educación nahua era fundamental, actuando como guía, educador y transmisor de conocimientos y valores a las futuras generaciones. El maestro no solo impartía conocimientos, sino que también inculcaba valores, autocontrol y habilidades prácticas a los educandos.
La educación nahua se enfocaba en la formación integral de los individuos, buscando desarrollar su intelecto, carácter y sabiduría para que pudieran contribuir de manera efectiva a la vida comunitaria y servir a los dioses. A través de instituciones como el calmécac y el telpochcalli, y conceptos como el ixtlamachiliztli, la educación nahua buscaba moldear a los futuros líderes y miembros de la sociedad.
Bibliografía
- Escalante Gonzalbo, P. (Ed.). (2010). La etapa indígena. En Historia mínima: La educación en México (1. ed, pp. 13–35). Seminario de Historia de La Educación en México, El Colegio de México
- La meta de la educación entre los nahuas. (2017). En Serie Cultura Nahua. Monografías: Vol. 10. La filosofía nahua: Estudiada en sus fuentes (11a ed., pp. 271–281). León-Portilla, M. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas. Recuperado de http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/filosofia/nahuatl.html(pp.272,274).
- León-Portilla, M. (1958). El concepto nahua de la educación. En Siete ensayos sobre cultura nahua (pp. 57–81). Universidad Nacional Autónoma de México.
- Disponible en Códice Florentino Digital/Digital Florentine Codex, editado por Kim N. Richter y Alicia María Houtrouw, “Libro 6: Retórica y Filosofía Moral”, fol. 4v, Getty Research Institute, 2023. https://florentinecodex.getty.edu/es/book/6/folio/4v Consultado el 12 junio 2024.
- Disponible en Códice Florentino Digital/Digital Florentine Codex, editado por Kim N. Richter y Alicia Maria Houtrouw, “Libro 6: Retórica y Filosofía Moral”, fol. 86r, Getty Research Institute, 2023. https://florentinecodex.getty.edu/es/book/6/folio/86r?spTexts=&nhTexts= Consultado el 12 junio 2024.
- Disponible en Códice Florentino Digital/Digital Florentine Codex, editado por Kim N. Richter y Alicia Maria Houtrouw, “Libro 6: Retórica y Filosofía Moral”, fol. 3r, Getty Research Institute, 2023. https://florentinecodex.getty.edu/es/book/6/folio/3r?spTexts=&nhTexts= Consultado el 12 junio 2024.
.
Descubre más desde Odiseo Revista electrónica de pedagogía
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.