La educación estética en la formación de médicos

Dr. César Enrique Prego Béltran. Especialista de Primer grado en Psiquiatría Infanto-juvenil, Profesor Auxiliar. Policlínico Docente Rolando Monterrey Moa. Holguín. Cuba.

Dr. C. Jorge Montoya Rivera. Licenciado en Filosofía, Doctor en Ciencias Pedagógicas, Profesor Titular.

Centro de Estudios de la Educación Superior (CES) “Manuel F Gran”. Universidad de Oriente. Santiago de Cuba. Cuba.

Dra. Luz Adela Prego Béltran. Especialista de Primer grado en Higiene y Epidemiología. CMHE Moa. Moa. Holguín

 

 

 

RESUMEN.

El trabajo parte de las insuficiencias en la apreciación estética de la profesión de los estudiantes de medicina y la dificultad que entraña para desarrollar una actitud estética hacia la práctica sanitaria.

Se valora el papel de la universidad médica ante la complejidad del mundo actual y las consecuencias de las posiciones asumidas en este contexto como determinantes del cuadro sanitario, así como la importancia de la espiritualidad, la sensibilidad y el papel de la educación estética como dinamizador de este fin.

Se asume la importancia primero de la formación de un hombre con arraigadas posiciones socio humanistas de elevada espiritualidad, sensibilidad humana y luego un profesional que responda a los imperativos de su tiempo, en cuya dirección la formación estética desempeña un importantísimo papel.

Palabras Claves: Actitud Estética, Desempeño Profesional, Formación médica. Práctica médica, Actividad médica.

 

INTRODUCCIÓN

La actividad médica contemporánea se caracteriza por la transformación de un cuadro de salud dominado por enfermedades infecciosas a enfermedades crónicas no infecciosas, con fuertes determinantes socio- psicológico y cultural, necesidad de una medicina social; incremento de la información y los conocimientos en las disciplinas docentes, sobrevaloración de lo instructivo con respecto a lo educativo y el uso abusivo en no pocos casos de la tecnología en detrimento de los factores socio – psicológicos y espirituales en el marco de un proceso que desdibuja cada vez más los límites entre la ciencia y la tecnología (1) y desbrozan el camino hacia formas más complejas de esta actividad.

La relación entre la práctica médica y la organización de la cultura, el estado de la economía, el desarrollo científico tecnológico y las necesidades socio – espirituales del paciente en el acto medico, orientan y modifican los contenidos y los mecanismos del proceso de formación para garantizar profesionales con pertinencia social. Así en diversos escenarios (Cumbre de Edimburgo en 1993, Declaración de Santa Fé Bogota en 1995, Conferencia Mundial de Educación Superior, Conferencia Regional Sobre Políticas y Estrategias para la transformación de la educación superior en América Latina y el Caribe en la Habana 1996, XVII Conferencia ALAFE, la Paz, 1998, Declaración Mundial sobre la educación superior de la UNESCO 1998, Informe sobre la educación superior en América Latina y el Caribe 2000 – 2005.) se aprecia consenso sobre la necesidad de asumir dimensiones éticos espirituales más arraigadas a través de cambios articulados entre la educación la práctica profesional y las organizaciones de salud.

La Universalización de la universidad médica cubana es evidencian de estos esfuerzos, sin embargo aristas como la formación estética de los profesionales de la salud aún evidencian insuficiencias que se manifiestan en: deficiencias de los estudiantes en el conocimiento y disfrute de su realidad estética profesional y extra profesional; escaso reconocimiento de lo estético como metacategoría de esta dimensión en la formación médica; exiguo preparación de los profesores para asumir la formación estética desde el proceso de enseñanza aprendizaje; falta de reconocimiento del significado de la formación estética en la conducta del médico; insuficiente comprensión de la relación entre el ideal ético profesional y el ideal estético en el marco de la relación medico paciente. Lo señalado condiciona la aparición del siguiente problema: Insuficiencias en la actitud estética hacia la profesión en los estudiantes de medicina que dificultan la práctica y el desempeño profesional de los médicos. Ante lo cual se propone el siguiente objetivo: Analizar las contradicciones sociales que generan insuficiencias en la actitud estética como momento insoslayable de la formación socio humanista de los profesionales de la salud.

DESARROLLO

La práctica médica actual es el resultado de la interinfluencia histórica de factores económicos, sociales, sanitarios, tecnológicos, científicos, ecológicos, etc. que configuran la evolución y desarrollo de distintos estilos de pensamiento, doctrinas y paradigmas médicos expresados en la relación médico paciente, enmarcada en dos polos contradictorios que son las exigencias tecnológicas y el humanismo, (2). Estos condicionamientos determinan dos tendencias en esta relación: La centrada en el médico con predominio de los aspectos técnicos deshumanizada (tecnocentrista) y la que asume la relación desde la horizontalidad médico-paciente, más humana, donde los factores sociales son valorados en su justa dimensión (3).

En los últimos años se aprecia predominio de la tendencia tecnocentrista. En el 2002 la comisión auditora de servicio nacional de Gran Bretaña reportó en los últimos 10 años aumento de errores médicos en 525%, en el 2002 el Ministerio de Salud Publica de Japón examinó 82 hospitales del país que poseen la más avanzada tecnología y encontró en los dos últimos años 15003 accidentes médicos con 39% de consecuencias fatales (4). Llama la atención que se trata de países del primer nivel con una posición que da preeminencia a los factores tecnológicos, donde los aspectos valorativos y la subjetividad de la relación médico paciente no encuentran satisfacción adecuada.

Es comprensible que la aplicación inadecuada del método clínico a consecuencia de una relación medico paciente empobrecida, incrementa la posibilidad de error diagnóstico, insuficiencia terapéutica integral, daño en el acto médico e impide un reconocimiento consciente de la actividad estética, inherente a cada acto humano y su influencia dinamizadora de una posición humanista ante la profesión, lastrando la influencia para condicionar la entrega, disfrute, motivación y armonía al ejercicio médico.

En la práctica médica de nuestro país aun se registran comportamientos que favorecen la insatisfacción de la población en la relación médico paciente con raíces en una tradición médica que enfatiza en la curación y apuesta por sus ventajas económicas, refuerza además el punto de vista de que el biológico y su fundamento filosófico, el positivismo, es el enfoque científico de la medicina y lo valorativo no tiene carácter de ciencia, situación que es reflejo de los paradigmas dominantes en la práctica medica.

Este precedente ha marcado el proceso formativo de los profesionales de la salud hasta nuestros días, y aunque se reconoce la necesidad de un ejercicio humanista de la medicina, en la práctica cotidiana persiste insuficiencias en el logro de una medicina netamente humanista. Ejemplo de lo anterior es el encasillamiento del paciente en una determinada entidad gnoseológica, mediante el diagnóstico clínico, sin tener en cuenta el análisis de los factores psico – socio – espirituales éticos, estéticos religiosos y culturales de cada enfermedad que intenta encontrar mecánicamente los criterios descritos, en los manuales clasificatorios, frente a una realidad mucho más compleja donde tienen lugar las enfermedades, como fenómenos sociales.

Así constituye una preocupación la tendencia tecnocentrista y las manifestaciones que evidencian sus efectos indeseados como:

– Disminución del tiempo de conversación y por tanto desatención de los factores subjetivos, espirituales y socio culturales, en la relación médico paciente en función del volumen cada vez más crecientes de la información que generan los medios diagnóstico y empleo exagerado de los complementarios para la gestión médica, que determina una escasa información al paciente, angustiado por su enfermedad, lo que conduce finalmente a la subvaloración de los aspectos espirituales, éticos, estéticos etc. del contacto humano.

– Incremento elevado de los mensajes por los medios de comunicación para favorecer el empleo y consumo de recursos médicos novedosos y su influencia sensacionalista que conlleva a los pacientes a exigir estas tecnologías ¨salvadoras¨ con el consiguiente abuso o uso inapropiado y su impacto en la relación médico paciente como presión adicional para desatender los aspectos espirituales, éticos, estéticos, etc. desaprovechándose sus reconocidos efectos terapéuticos.

– Dependencia exagerada de los datos estadísticos que relegan la esencia humana de la relación médico paciente, se reduce la evaluación de la gestión médica al resultado numérico que aportan los indicadores y se desestima los componentes sociales, espirituales, éticos, estéticos etc. del ejercicio médico.

– Disminución de las observaciones personales y el examen clínico por ser valorado como excesivamente subjetivo, lo que conduce a subestimación de los aspectos interpersonales de la relación y la perdida de un número considerable de información caracterizadoras de la enfermedad en estas dimensiones (mecanismos psicológicos de defensas, reacción psicológica ante la intervención médica, etc.) que conducen a un incremento de las posibilidades de error y una atención incompleta al paciente.

– El fenómeno de la especialización conduce a una visión estrechan del proceso salud enfermedad, lo que obstaculiza el manejo integral del individuo y la remisión de casos se convierte en una práctica agotadora, molesta e irritante para el paciente y el médico pierde la capacidad de valoración de un ser humano total.

– La dependencia de la automatización condiciona el descuido de los aspectos relacionados con el hombre insertado a su medio social y toda la compleja madeja de interacciones que conforman la enfermedad e influye en la pérdida o disminución de la capacidad de observación y las habilidades clínicas.

– El empleo inadecuado o injustificado de las tecnologías por el afán de ser más objetivos en los resultados diagnósticos, tener mayor precisión, eficacia, estar actualizado, por interés económico o por una inadecuada valoración del principio costo beneficio, sin tener en cuenta al que recibe la atención, incrementan la posibilidad de provocar daños en el acto médico y subvaloración de los aspectos socio psico espirituales.

– Abuso de tecnología que se expresa por el empleo de técnicas o pruebas sin estar justificadas, empleo de recursos tecnológicos de baja eficacia y rendimiento cuando hay otros disponibles para el mismo fin, que son tanto o más eficaces y menos costosos, empleo de técnicas modernas antes de que se pueda demostrar un beneficio en función del costo o riesgo que implican el incremento de la posibilidad de causar daños en la relación.

– Cosificación de los pacientes (6) en los servicios de terapia intensiva por la práctica de una llamada medicina de orientación científica que prioriza las condiciones técnicas que parten de las máquinas de supervivencia, se pierde de vista la dimensión psico – social y espiritual de la salud y la enfermedad y los pacientes naufragan en un mar de tecnologías ´´curadoras´´ donde el contacto humano es cada vez menos frecuente.

Una práctica médica con las limitaciones señaladas tiene implicaciones biológicas, psicológicas, estéticas etc., expresadas en insatisfacción de la atención recibida, directamente proporcional a la subvaloración de los aspectos sociales, particularmente aquellos de carácter espiritual, éticos, estéticos y psicológicos, lo que es resultado, entre otros factores, de un insuficiente desarrollo de la actitud estética ante la profesión, que lastra la altísima sensibilidad humana, necesaria para impregnar todo acto médico y dinamizar las dimensiones espirituales de la relación médico paciente. Esta situación se expresa tanto en la conducta profesional, en el cuidado de su apariencia personal y las condiciones estéticas del entorno donde se realiza la atención médica, que deben garantizar un buen funcionamiento de la relación médico paciente, pobremente valoradas en las circunstancias señaladas anteriormente.

Lo señalado exige un profundo cuestionamiento de la calidad del servicio sobre la base de criterios que reflejen el resultado de la relación socio profesional donde se comprometa la subjetividad y espiritualidad en la solución del problema salud enfermedad. Tales realidades requieren un paradigma médico social y una práctica coherente en cuya dirección le toca a la universidad desempeñar un rol protagónico para la formación de profesionales humanistas que concedan una importancia significativa al desarrollo de la actitud estética ante la profesión por el papel dinamizador en esta dirección. En consonancia R. Lanz (2006) reconoce la necesidad de la puesta en juego de un nuevo modo de pensar que permita comprender la unidad de lo humano en la diversidad.(7)

Esta premisa ubica al proceso formativo, en la universidad médica, como espacio de mayor importancia para desarrollar las modificaciones deseadas, lo cual implica enfrentar un complejo reto, caracterizado por el proceso de globalización, sometimiento de la ciencia y la tecnología al dinero, concentración de las riquezas, depauperación de las masas, profundización de la división norte sur, dominio económico, militar, político y cultural, deshumanización, individualismo y cambios ambientales, situación que genera acuciantes problemas humanos como el crecimiento de la población, urbanización desenfrenada, migración masiva, progresivo deterioro del medio ambiente y las condiciones sanitarias, violencia, racismo, xenofobia, fundamentalismo religioso, altos gastos militares, graves condiciones de vida con reflejo en el cuadro de salud, encarecimiento de la atención médica, asimetrías de los servicios de salud, epidemias de enfermedades emergentes y reemergentes, empleo de la ciencia y la tecnología en el acto médico y sus inconvenientes morales, legales y espirituales etc.

Estas situaciones impactan irremediablemente el ejercicio y la formación médica, y demanda un médico que asuma la actividad sanitaria como un proceso social con insistencia en la atención integral y la integración de los aspectos socio espirituales éticos, estéticos, epidemiológicos y clínicos. Lo que debe conducir a un reconocimiento, aun insuficiente, de la actividad estética en el desarrollo de cualquier proceso social, que energice con su profunda sensibilidad humana la práctica médica, expresada de forma concreta en una actitud estética hacia la profesión.

La universidad médica cubana no es ajena a estas realidades, marcada por el proceso de transformaciones continuas que es la universalización de la universidad. Sin embargo existen dificultades en la actividad sanitaria que favorecen la aparición de problemas sociales, éticos, profesionales, etc. evidencia de cuanto queda por hacer en la dirección deseada, para lo cual se necesita la modificación de las siguientes realidades.

– Un proceso formativo que prioriza los objetivos didácticos y la preparación “científica” por encima de los educativos y humanistas, que deja fuera el reconocimiento consciente de una estética del proceso docente. Así la subvaloración de los elementos estéticos y su influencia para dinamizar los aspectos éticos, espirituales, sociales y culturales del proceso de enseñanza aprendizaje dificultan consecuentemente la formación integral y el desarrollo de una actitud estética hacia la profesión.

– La valoración del proceso salud enfermedad en la gestión médica y particularmente en la relación médico paciente desconoce la necesidad de la actitud estética como un elemento dinamizador de la espiritualidad y sensibilidad humana, para un ejercicio profesional consecuente, con expresión en el proceso formativo.

– El carácter tradicionalmente memorístico, reproductivo y poco creativo del proceso de enseñanza aprendizaje impiden superar el empuje de las doctrinas bilogicistas arraigadas en la profesión que aun se transmiten a los nuevos profesionales unido a un escaso reconocimiento del valor creativo de la actividad estética en el proceso.

– Los universalización de la universidad médica además de incrementar el acceso y consecuentemente la matrícula, amplían paralelamente el claustro con profesionales de una insuficiente preparación docente para asumir el proceso formativo particularmente en la dimensión educativa por lo que enfrentan el proceso desde una tradición de raigambre positivista con las dificultades reconocidas anteriormente para el desarrollo de una formación humanista.

– Aun se mantiene un ejercicio médico con proyección diagnóstico curativo, insuficiente para el reconocimiento de los aspectos socio espirituales, éticos y estéticos del acto médico.

– Existe escasa comprensión entre entidades formadoras y aquellas que administran los recursos de salud sobre la relación entre el proceso formativo, el cambio del cuadro de salud y la calidad de la atención médica, las dificultades asistenciales se relacionan pobremente con el proceso formativo que las antecedió.

– La dimensión educativa del proceso formativo es valorada de modo poco creativo y reduccionista al igualarlo con la instrucción artística, información política o histórica, desligada del valor del contenido de la profesión para comprender los aspectos estéticos de la profesión en la transformación de esta realidad.

Estas condicionantes determinan la existencia de problemas que inciden en el mantenimiento de insuficiencias, tanto en la formación integral de los estudiantes como en el ejercicio médico y condicionan la existencia de insatisfacción, efectos negativos de la práctica medica, errores médicos e inadecuada interpretación y enfrentamiento del proceso salud enfermedad, resultados de la contradicción entre el modelo formativo que reconoce la necesidad de un profesional integral, humanista, sensible y una práctica pedagógica no consecuente con lo declarado. La Formación Integral implica la sensibilización ante las dimensiones éticas y estéticas de nuestra existencia”. (7)

El desconocimiento de estos aspectos en la profesión condicionan distorsión de la configuración multilateral de la personalidad, limitada maduración de su natural condición humana, reducción de la eficacia de su labor profesional y empobrecimiento de las aptitudes para insertarse como sujeto activo en la vida social, reflejándose en la actividad docente asistencial con las siguientes manifestaciones:

– Disminución de la motivación, de los estudiantes, en el contenido, por considerarlo monótono muy conceptual o ¨teórico¨ sin relación con la práctica profesional cotidiana particularmente en las asignaturas socio humanistas, condicionado entre otros factores por el pobre reconocimiento del valor estético del contenido y su influencia motivacional.

– Escasa implicación de los estudiantes en actividades estético – culturales no relacionadas con la profesión y pobres posibilidades para asumir valoraciones en campos estéticos fuera de la profesión, configurándose un profesional de estrecha cultura estética, incapaz de mantener intercambios sociales fructíferos en esferas que sobrepasen su actividad profesional, lo que dificulta la ampliación del gusto, conocimiento e influencias estéticas aportadas por otras esferas.

– Actitudes mecanicistas y poco creativas durante el proceso diagnóstico y terapéutico incapaz de aportar soluciones a la complejidad de la práctica social. Se valora pobremente la influencia de la actividad estética para el desarrollo de un pensamiento creativo en el proceso formativo para modificar positivamente esta realidad.

– Actitudes conformistas de facilismo o superficial de los médicos que optan por la remisión inmediata de los casos antes de empeñarse en una valoración más profunda e integral que denotan la carencia de valoraciones ético social, compromiso profesional, responsabilidad y sentimientos humanistas que hacen del acto médico un fenómeno de irremediable esencia espiritual.

– Escaso empleo terapéutico de los recursos sociales, espirituales, artísticos y psicológicos en la atención médica a diferentes niveles, fundamentalmente en especialidades clínicas y quirúrgicas que desconocen la complejidad del proceso salud enfermedad, y por tanto de las potencialidades terapéuticas de estos recursos.

– Existe una valoración superficial y reduccionista de la educación sanitaria que se expresa en actos monótonos, centrado en lo informativo, poco interactivo, que desconoce recursos sociales, artísticos y estéticos. Esta situación está condicionada por un proceso formativo carente de una justa valoración de estos recursos y pobre reconocimiento del valor de la percepción estética de esta actividad como producto comunicacional que recibirá el paciente.

En la base de estas manifestaciones está la confrontación permanente entre el paradigma biologicista y médico social en cuya dinámica se generan contradicciones específicas como: las exigencias del desarrollo científico y el humanismo, las posibilidades del profesional de la salud y la necesidad del hombre que recibe la atención médica (preventiva, curativa o de rehabilitación) y la autoridad del médico y los derechos del paciente (8).

Esta contradicción debe asumirse desde la formación de recursos humanos aptos para manejar la ciencia, la tecnología, y en general los saberes con criterios éticos morales, estéticos y humanistas que implica formar al hombre antes que al profesional que cada sociedad requiere como fin primordial de la formación universitaria. Lo que debe favorecer la producción de conocimientos que implique valores tanto teóricos como prácticos y espirituales encaminados al bienestar generalizado de la población y un profesional de conciencia social que le permita transformar creativamente su entorno en una universidad comprometida con estos propósitos.

El cambio deseado exige una elevada inversión hacia la espiritualidad humana como núcleo generador de un humanismo heroico en el que hay comprensión de las cosas respecto a los seres y la solidaridad humana por encima de cualquier cosa, necesidad imperiosa para un tipo de actividad de altísimo valor humano como es la relación medico paciente, donde con mucha frecuencia existe una situación de dolor, sufrimiento, miedos, dudas, fragilidad humana, cercanía de la muerte y todo una madeja de conflictos de la subjetividad que exige elevada sensibilidad y exquisita espiritualidad en el médico lo que sitúa a la universidad médica ante un descomunal reto donde la formación estética es dinamizador de la sensibilidad y espiritualidad deseada.

Lo estético es cualidad inherente de los procesos sociales (9) y genera percepción, conciencia, gustos, ideales y actitudes estéticas que articulan y energizan con su esencia los componentes éticos, sociales, políticos, profesionales, científicos, etc. de la espiritualidad del médico elevando al hombre a una condición de esencia humanista pues la interpretación estética del mundo es una fase importante de la educación de los sentimientos humanos, (10). Lo estético en este contexto tiene singular significado por su vínculo estable, necesario y permanente con lo ético (11), componentes vitales para un ejercicio médico de alta sensibilidad, espiritualidad, y humanismo.

Existe objetivamente una expresión estética del proceso formativo y el ejercicio de la profesión que determina un aumento de la efectividad pedagógica y profesional particularmente en la relación médico paciente, aspectos que en la práctica no han sido valorado con toda justicia.

Para los profesionales de la salud estas cuestiones relativas a la actitud estética frente a la realidad y la profesión en particular no pueden ser ajenas, sobre todo al tomar en consideración que su actividad fundamental esta dirigida al mantenimiento y preservación del bienestar humano. Por ello reviste suma importancia que a la par de la actualización de los conocimientos en correspondencia con los avances de la ciencia y la tecnología, la preparación de estos especialistas incluya la formación de valores estéticos que harán posible su labor de formación y asistencial más eficaz completa y humana (12). Un proceso formativo que revele de forma consciente una actitud estética hacia la realidad profesional produce además importante contribución a la formación humanista que se expresa en un profesional flexible, trascendente, comprometido y que ama su profesión.

La subvaloración de estos presupuestos en el marco de un mundo globalizado impactan el ejercicio y la formación médica en todas sus dimensiones e influyen en la configuración de un cuadro socio sanitario de extrema complejidad lo que exige una respuesta ética y comprometida con la vida de profunda raigambre humanista guiadas por la espiritualidad y la sensibilidad humana. Así la relación entre el desarrollo científico – técnico, práctica médica y proyecto educativo debe quedar atravesada por esas esencias en los estudiantes y formadores donde la estética constituye una vía y medio para impregnar la preeminencia de sus intereses en dirección a una práctica medica humanista.

Es necesario tener en cuenta las influencias de las tendencias contemporáneas, en dirección a la conformación de un gusto estético carente de esencias humanas, representadas en la cultura de masas, la cultura de consumo y la estetización superficial que gravitan en todos los espacios humanos influyendo en la formación de una espiritualidad alejada de los principales problemas del hombre y apegada a lo superfluo, banal e intrascendente (13) que se manifiesta en la música, las películas y las telenovelas, productos de la informática, (vídeos juegos), las prendas, modas etc. portadores de las tendencias alienantes (14), panorama que enfrenta la universidad médica en este espacio de confrontación alineación – humanismo para lo cual manifiesta las siguientes insuficiencias: en la producción de la teoría pedagógica de nuestro medio es pobremente abordado los aspectos estéticos y en otros casos las valoraciones se asumen desde matrices teóricas y conceptuales según cánones rebasado por el siglo XX con su correspondiente impactos en la práctica docente y el desempeño profesional; los profesores y los estudiantes en la mayoría de los casos subvaloran o desconocen la importancia del lo estético para la formación y desempeño profesional y su connotación modeladora de la conducta humana; la formación estética se reduce a la instrucción artística, contemplación de obras de arte, actividades recreativas, participación en actividades de aficionado o la actividad extensionista; dicotomía entre lo estético y lo intelectual entre lo sensible y lo lógico, lo estético y lo ético con preeminencia de lo cognitivo y de lo ético ha limitado su comprensión con relación a la ciencia y el proceso de enseñanza aprendizaje; no existe una estrategia científicamente estructurada con las concepciones más actuales para el desarrollo de este proceso.

Estas condicionantes dejan a los estudiantes a merced de las influencias negativa de la estetización superficial, la banalidad, la cultura de masas, el bombardeo de imágenes y la influencia de los iconos portadores de valores consecuente con estas tendencias (15), que se expresan en su vida social y profesional.

Las tendencias señaladas y las insuficiencias reconocidas son realidades imposibles de ignorar por la universidad médica para enfrentar los problemas sociales que de ellas se derivan en el mundo contemporáneo. En este sentido se asume la formación estética como dinamizador de la espiritualidad que beneficia la dimensión humana del proceso formativo y la práctica médica, al reconocer la actividad estética que le es inherente, donde la dinámica del proceso de enseñanza y el contenido ofrecen condiciones particulares para concretar la apropiación estética de la profesión.

El reconocimiento consciente de la actividad estética que le es inherente a la interacción entre la cultura del estudiante y la del profesor donde se encuentra el objeto de la enseñanza, marcado por los valores estéticos, determina que los objetivos propuestos para el proceso de enseñanza aprendizaje, integren los valores señalados, que los métodos a emplear y la organización del espacio docente se estructure reconociendo el valor de la expresión estética junto a una valoración consecuente del problema docente para sintetizar en el mismo la apropiación estética del contenido. Lo que refleja la interacción entre la exteriorización estética del contenido y la interiorización estética donde se produce la implantación del signo que hacen síntesis en la apropiación del contenido destacando en cada uno de estos la expresión estética.

CONCLUSIONES.

Existe una interrelación entre la revolución científico tecnológica, la práctica médica, el modelo educativo de la universidad médica y la espiritualidad de los profesionales que determina el panorama socio – sanitario, en un proceso gestado a lo largo del desarrollo histórico social y cultural enfrentado a una realidad contemporánea caracterizada por la globalización.

En el marco de estos condicionamientos se generan una relación conflictual entre los imperativos del desarrollo científico tecnológico y el humanismo en la actividad médica que condiciona la aparición de dos tendencias: la que da preeminencia a los factores científicos tecnológicos subordinando los aspectos sociales, psicológicos, éticos, estéticos y espirituales y la centrada en el paciente, que valora justamente los aspectos socio – psicológicos – éticos y espirituales, humanista. La posición del médico dependerá de la tendencia que asuma tanto en el ejercicio como en la formación de los profesionales con resultados que comprometen la calidad de la relación médico paciencia y la posibilidad de provocar daños físicos, psicológicos, espirituales, morales, éticos, etc. e inconformidad.

El panorama del mundo contemporáneo pone a la universidad médica ante el reto de responder a la compleja situación donde se compromete la existencia humana que exige una formación socio humanista de los profesionales para manejar la ciencia, la tecnología y en general los saberes con criterios éticos, estéticos y humanistas formando al hombre antes que al profesional que cada sociedad requiere como fin de la formación universitaria con repercusión en le efectividad de la formación y la práctica médica.

Este objetivo debe favorecer la producción de conocimientos que implique valores tanto teóricos como prácticos y espirituales encaminados al bienestar generalizado de la población en un profesional armado con una ciencia profundamente humanista para transformar creativamente su entorno hacia verdaderas metas de desarrollo humano sustentable, en una universidad comprometida con estos propósitos.

REFERENCIAS

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2. Gonzáles, R. ¨ Etapas históricas de la relación médico paciente macroparadigmas y macroparadigmas que se deben tomar en cuenta para su desarrollo exitoso ¨ en Relación equipo de salud – paciente – familia aspectos éticos y tácticos Editorial Ciencias Médicas La Habana 2005.

3. Gonzáles, R. ¨ La nueva dimensión de la relación médico paciente ¨ en Bioética desde una perspectiva cubana Editor Acosta J. Félix Varela la Habana, 1997.

4. Selman – Housein A: Guía de acción para la excelencia en la atención médica, Editorial Científico – técnico Ciudad de la Habana 2002.

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8. González, R. ¨ La Relación Médico Paciente en nuestros días ¨ en La psicología en el campo de la salud y la enfermedad, Editorial. Ciencias Técnicas Ciudad de La Habana 2004.

9. Novikova, L ¨ La necesidad de la actividad estética ¨ en Estética y técnica. Editorial. Arte y Literatura. Ciudad de La Habana 1986.

10. Klingberg, L. ¨ Aspectos Estéticos del proceso de enseñanza ¨ en Introducción a la Didáctica General. Editorial. Pueblo y Educación. Ciudad de la Habana 1972.

11. Sánchez, M. ¨ Impactos Invisibles de la teoría de la educación estética hoy ¨ en Estética. Enfoques Actuales Editorial. Félix Varela. La Habana 2005.

12. Méndez, A. Pomares, E. ¨ La estética y la práctica profesional en salud ¨ en Lecturas de filosofía, Salud y Sociedad. Editorial. Ciencias Médicas. La Habana 2005.

13. Arias, S ¨ La expansión de la cultura de masas en el contexto globalizador ¨ en Estética. Enfoques actuales. Editorial. Félix Varela. La Habana 2005.

14. Sánchez, M. ¨ La estatización difusa o la difusa estatización del mundo actual ¨ en Estética. Enfoques actuales. Editorial Félix Varela. La Habana. 2005.

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14. Sánchez, M. ¨ La estatización difusa o la difusa estatización del mundo actual ¨ en Estética. Enfoques actuales. Editorial Félix Varela. La Habana, 2005.

15. Selman – Housein A: Guía de acción para la excelencia en la atención médica, Editorial Científico – Técnico Ciudad de La Habana 2002.

2 comentarios

  1. buena me gusta por que habla mucho sobre las emfermedades que nos pueden ayudar mucho y a mantenernos en cuidado sobre lo que son coda UNA DE ELLAS

  2. La estética…pero de donde proviene? Podemos hacer miles de programas educativos para enseñar ética y estética y considero que lo más importante de cualquier modelo es el ejemplo. No podemos decir hagan esto o aquello, cuando las personas que lo dicen no comulgan con lo predicado. El efecto de tal actitud es tremendamente negativo, mucho más de lo que podamos imaginar. La coherencia es como el primer paso hacia la ética. Tratar de hacer lo que se dice, en el medio personal, familiar y comunitario. Es todo un reto porque la primera transformación debe producirse en el maestro, en el instructor, en el tutor, en el médico, profesor, y este individuo acarrea los sinsabores del individualismo de la cultura occidental sin más referencia que la simple latitud, sin entrar en tantos detalles.
    Cuando nos veamos a nosotros mismos y busquemos la coherencia inicial…de seguro y sin tantos procedimientos metodológicos, lograremos inducir la ética en todos nuestros alumnos, hijos, familiares y comunidad. Es simplemente un reto, lento,diría muy lento, pero contundente!

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