Consideraciones pedagógicas sobre la formación humanista y la cultura física en el pensador inglés John Locke

Reynier Rodríguez González

Resumen: El objetivo de este estudio es valorar la obra pedagógica de John Locke relacionada con la formación humanista y la cultura física. Locke fue un reconocido pedagogo, pero su legado en este sentido está muy ligado a su pensamiento filosófico. Su texto Pensamientos sobre la educación (1693) tuvo una notable influencia en la pedagogía posterior y se considera, con el Emilio o De la Educación (1762) de Rousseau, una de las obras esenciales de la pedagogía en el siglo XVIII. Defendió que la Educación Física debía ser parte integrante de la educación en general. Sus importantes contribuciones influyeron en los pedagogos del siglo XVIII y principios del siglo XIX, quienes con sus aportes conformaron una filosofía y una pedagogía propias de la actividad física.

Palabras claves: Pedagogía, humanismo, formación humanista y Cultura Física.

El pensamiento occidental moderno está condicionado por una continua interacción entre diferentes sistemas filosóficos que tuvieron como denominador común el conceder a la razón un lugar único en la especulación filosófica. Lo anterior se tradujo en un aumento del saber científico, y en cambios políticos notables. Al racionalismo de inicios del s. XVII se unirá gradualmente el empirismo, que remplazará la concepción de una educación universal por una formación práctica en relación con el contexto social donde los sujetos conviven. Una de las figuras más relevantes del pensamiento británico que priorizó la educación pragmática fue John Locke (1632 – 1704). Este pensador se considera uno de los pedagogos humanistas que contribuyó con su pensamiento a la conformación del carácter científico de la Cultura Física Moderna. Nació en Wrington (Somerset), cerca de Bristol, cursó estudios en la Universidad de Oxford donde alcanzó el grado de maestro en artes en 1658 y posteriormente, se desempeñó en ese centro como profesor de griego, retórica y filosofía moral por casi un lustro. Sintió gran interés por el estudio del hombre; así, según los autores del Atlas Universal de Filosofía fue un gran autodidacta que “se interesó por las ciencias médicas (…), hasta el extremo de ganarse el apelativo de doctor…” (pág. 820). En la Historia de la Pedagogía (Abbagnano & Visalberghi , 1992, pág. 228) o Historia de la Filosofia  (Abbagnano, 2004, pág. 244) se expone como “el supuesto fundamental de la obra de Locke es que deben reconocerse, en todos órdenes de cosas, los límites del hombre y que dentro de estos límites se consoliden sus efectivos poderes.” Ambas referencias revisten una importancia esencial para entender su obra; la primera, porque muchos de los consejos educativos relacionados con la educación física tendrán un carácter higiénico y la segunda porque su investigación crítica de la realidad tiene como objetivo fundamental determinar los límites y posibilidades del ser humano. Esto incidirá en su legado pedagógico porque lo que escribe sobre la educación está muy relacionado con su pensamiento político y filosófico.

En lo referente a la política se considera uno de los pensadores que contribuyó a la conformación del pensamiento político liberal. Es importante señalar que su pensamiento ha determinado decisivamente la constitución política del Reino Unido hasta la actualidad. Sobre sus méritos políticos, Roa Kourí (2001, pág. 160) refiere “el influjo en la revolución norteamericana y en la francesa (…) puso en manos del parlamento el control de los impuestos, la recluta del ejército, la independencia del poder judicial, la libertad de prensa y la tolerancia religiosa (…) La doctrina de la separación de los poderes (…) del Estado”, mientras los autores del Atlas Universal de Filosofía señalan como sobresalientes el ser “el téorico de la democracia, el predicador de la tolerancia y el profeta de una clara distinción entre el Estado e Iglesia” (pág. 820). Estos méritos políticos tuvieron a la postre una incidencia fundamental en el desarrollo de la pedagogía. La democracia ocupará un lugar importante en lo referente a la democratización de la educación, al defender la igualdad de oportunidades y al instituirse un grupo de medidas de carácter económico con el objetivo de garantizar una adecuada elección ante las diferentes ofertas educativas. La tolerancia posibilitó en el ámbito educativo el respeto a las personas con ideas, opiniones y creencias diferentes.

En lo concerniente a la filosofía, no solo amplió con sus aportes la tradición empirista comenzada con la aptitud teórica de Roger Bacon (1214 – 1292) y Guillermo de Occam (1280 – 1346/1349), y desarrollada por sus precursores Francis Bacon (1561 – 1626) y Thomas Hobbes (1588 – 1679), sino además ocupó un lugar distintivo como uno de los mayores exponentes de esta doctrina filosófica, convirtiéndose en uno de los pensadores más influyentes del pensamiento británico. Locke, junto con los pensadores George Berkeley (1685 – 1753) y David Hume (1711 – 1776) dio un carácter sistémico al empirismo.

En su obra Ensayo sobre el entendimiento humano (1690), aseguraba la inexistencia de los conocimientos innatos y concebía la experiencia como el criterio fundamental del conocimiento. Se propone averiguar dos interrogantes: ¿De dónde provienen las ideas y los conceptos del hombre? ¿Puede confiar el hombre en los datos que brindan los sentidos? Ante la primera pregunta argumenta que nuestros pensamientos y conceptos no son más que reflejos de las experiencias sensitivas anteriores. Antes de haber recibido cualquier información de nuestros sentidos, la conciencia del ser humano es como una “tabula rasa”, está sin contenido alguno. Expuso cómo la sensación (o ideas simples de los sentidos) son impresiones realizadas en los sentidos por los objetos exteriores y la reflexión (o ideas de la reflexión) es la acción y efecto de reflexionar sobre las propias operaciones teniendo en cuenta las ideas de la sensación. En este texto también realiza una importante distinción entre las cualidades primarias y las cualidades secundarias; las primeras son el resultado del carácter objetivo de las cosas, mientras las segundas lo son del carácter subjetivo. También analiza las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento en la formación intersubjetiva del conocimiento.

No se podría analizar sus contribuciones a la pedagogía y por ende, a la educación física y al deporte, sin aludir a la Revolución Industrial, que produjo cambios significativos en Inglaterra desde finales del siglo XVIII. En este sentido, Enríquez Gómez, citado por Portelles Hernández y Velázquez Garnica (2006, pág. 75), expresa que “el poderoso desarrollo industrial de Inglaterra (…) le dio a esa nación un auge deportivo y de educación física realmente notable.” Sin lugar a equívocos esto permitió a Inglaterra convertirse por mucho tiempo en un país muy deportivo.

Su pensamiento pedagógico, muy relacionado con su filosofía y su liberalismo político, defendió un conjunto de normas que regulaban y contribuían a la formación de un verdadero gentleman[*], modelo social sobrevalorado en Inglaterra que denotaba a un hombre bien educado y de buena conducta. El gentleman debía estar preparado para “…asegurar la grandeza de su país mediante el triunfo de las armas y el enriquecimiento de su comercio, a través del acierto en los empleos civiles confiados al Estado… [se trata] de formar ciudadanos útiles a la nueva sociedad…” (B. Floria, 1979, pág. 24). Este gentleman debía lograr no solo ser útil para sí mismo sino también para su patria. En esta formación se incluye la educación militar por medio de ejercicios físicos, concibiendo así la educación física como una forma de contribuir a la instrucción militar. Locke puso mucho énfasis en la importancia de seleccionar un tutor capacitado y señalaba que cualquiera no podía educar y formar en este sentido.

Los autores del Diccionario de las Ciencias de la Educación (2003, pág. 876) lo reconocen como uno de los exponentes en el contexto educativo “…del optimismo pedagógico y defensor de la teoría de la educación como disciplina formal o adiestramiento de facultades.” Este optimismo pedagógico percibía la educación como un proceso en el cual era posible formar al hombre en su totalidad. Otros autores como los del Diccionario Latinoamericano de la Educación (2006, pág. 994) reconocen que su “…enfoque unitario de la educación y la instrucción, es la mejor expresión” entre las tendencias del desarrollo de la pedagogía con la influencia del humanismo renacentista.

Su texto Pensamientos sobre la educación (1693) tuvo una notable influencia en la pedagogía posterior. En el mismo consideró la educación sólo para los hijos de la nobleza y de la clase acomodada. Es una de las obras esenciales de la pedagogía en el siglo XVIII a la par de Emilio o De la Educación (1762) de Rousseau. Fue escrita para su amigo Eduardo Clarke de Chipley y se publicó varias veces en el siglo XVIII tanto en inglés, en italiano, francés, alemán, holandés y sueco.

Esta obra expone la importancia de lograr una relación armoniosa entre la mente y el cuerpo. Con el objetivo de persuadir a los lectores, cita la célebre sentencia latina “Mens sana in corpore sano” (Sátira X, 356) de Décimo Junio Juvenal (60 d. C. – 128 d. C.), donde el poeta romano expresa cómo debe existir una correcta articulación entre estas dimensiones del ser humano. Para Locke (1986, pág. 35) es indispensable “… que el cuerpo tenga el vigor para obedecer al alma: un buen servidor debe ser robusto (…) Cuanto más débil es el cuerpo, más ordena; cuando más fuerte es, más obedece.” En Locke se puede apreciar la urgente necesidad de formar un cuerpo vigoroso, aunque es importante señalar que en su concepción existen influencias del dualismo platónico cuerpo – alma (percibiendo el cuerpo como servidor del alma), lo cual hizo mucho daño al desvalorizar lo corporal ante lo espiritual. Este dualismo se acentuó con René Descartes (1596 – 1650) al establecer la distinción entre la sustancia pensante (res cogitans) y la sustancia extensa (res extensa), diferenciación que trajo como consecuencia la posterior polémica filosófica sobre el vínculo entre el cuerpo y el alma.

Además, presenta varios consejos muy precisos sobre la necesidad no solo de que los niños sepan nadar, realicen caminatas al aire libre, usen ropas apropiadas, sino también de se les provea de una alimentación que contribuya a la salud corporal. Señaló la importancia del sueño como un elemento esencial para lograr un reposo adecuado del cuerpo. También es notable la educación propuesta en condiciones exigentes, criticada por algunos por considerarse algo dura. El objetivo principal de esta educación era hacer al cuerpo apto para soportar la fatiga y el rigor, con la finalidad de prepararlo para experiencias posteriores.

Defendió que la Educación Física debía ser parte integrante de la educación en general. Según varios autores (Fernández Corujedo, 1965; Martínez de Osaba y Goenaga J. A., 2006; Alfonso Chacón, 2009), el pensamiento de Locke relacionado con la Educación Física tiene como objetivo fundamental desarrollar el cuerpo, con este fin recomienda la natación, la equitación, la caza, el baile y otras actividades. Como bien señala Gallo Cadavid (2006, pág. 105) este desarrollo del cuerpo tenía el fin de servir “como base para una adecuada educación moral e intelectual (…) al igual que con la educación moral e intelectual, el interés en Locke es preparar al niño para la edad de la razón, cuidando primero del cuerpo y la salud para conservar el cuerpo fuerte y vigoroso, y luego ocuparse de la formación del espíritu.” Aquí se observa la estrecha relación entre el pensamiento filosófico de Locke y la educación física, la educación moral y la educación intelectual. Pero no fue suficiente la promoción realizada de la Educación Física para que se aceptara inmediatamente en los contextos educativos institucionalizados de la época.

Son igualmente importantes sus valoraciones sobre la natación (1986, pág. 42). En el ya citado texto Pensamientos sobre la educación, expone lo siguiente: “… nadie ignora que el saber nadar es una gran ventaja, y que esto salva la vida diariamente a muchos-, y los romanos lo consideraron tan necesario, que lo ponían en el mismo rango que las letras, y era frase común, para designar a uno mal educado e inútil para todo, que no había aprendido ni a leer ni a nadar.” No solo expresa la utilidad de este deporte sino también establece una relación importante del mismo con el criterio que los romanos tenían sobre la natación con respecto a la educación.

Según los autores Martínez de Osaba y Goenaga & Cruz Blanco (2008, pág. 133), defendió “… la necesidad de buena salud para el bienestar del hombre y su aprovechamiento laboral. Propuso un sistema avanzado para su época, donde planteaba la necesidad de fortalecer el cuerpo del niño desde edades tempranas, para aprender a soportar la fatiga. Consideraba que la aplicación correcta de la Educación Física fortalecía el desarrollo del valor y la consistencia.” También promovió la formación de buenos hábitos para la salud por medio de ejercicios y concibió en su teoría educativa el principio de estímulo y sanción. No solo reconoció la necesidad de los ejercicios físicos sino también consideró la importancia de que fueran bien concebidos y administrados dentro de la educación.

La recreación ocupa un lugar importante en su obra, en este sentido, Gallo Cadavid (2006, pág. 107) refiere cómo para Locke el recreo tiene que ser “… placentero y por ello se debe permitir a los niños, no solamente que se diviertan, sino que se diviertan como ellos lo entienden.” Es decir los niños deben ser agentes activos del proceso recreativo, y no agentes pasivos dependientes de las acciones exteriores, a veces descontextualizas, no acordes a sus intereses y necesidades.

Estas contribuciones de Locke influyeron en los pedagogos del siglo XVIII y principios del siglo XIX: Juan Jacobo Rousseau (1712 – 1778), Juan Bernardo Basedow (1724 – 1790), Juan Pestalozzi (1746 – 1827), Juan Cristóbal Gutthsmuths (1759 – 1839), Francisco Amorós y Ondeano (1770 – 1848), Pedro Enrique Ling (1776 – 1839) y Federico Ludovico Jahn (1778 – 1852) quienes con sus aportes conformaron una filosofía y una pedagogía propias de la Cultura Física en sus respectivos países con un marcado carácter científico.

En 1696 Locke es nombrado ministro de Comercio, pero en 1700 tuvo que renunciar por razones de salud. En 1704 muere en Oates, cerca de Londres.

Entre sus principales obras cabe mencionar: Ensayo sobre el gobierno civil (1660 – 1662), Ensayos sobre la Ley de la Naturaleza (1664), Ensayo sobre la tolerancia (1667), Carta sobre la tolerancia (1689), Ensayo sobre el entendimiento humano (1690); Tratados sobre el gobierno civil (1690), Pensamientos sobre la educación (1693) y Racionabilidad del Cristianismo (1695).

Bibliografía

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Alfonso Chacón, J. (2009). Apuntes para la Historia de la Cultura Física. Cuidad de la Habana, Cuba: Editorial Deportes.

B. Floria, G. (Ed.). (1979). Psicología y Pedagogía (Vol. III). (L. Cortina, Trad.) Barcelona, España: Plaza y Janes, S.A., Editores. Impreso por Gráficas Guada, S. A.

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Portelles Hernández , N., & Velázquez Garnica, M. (2006). Diccionario del Pensamiento de Celso Enríquez Gómez. En C. Enríquez Gómez, Curso de historia de la Educación Física. Ciudad de la Habana, Cuba: Editorial Deportes.

Roa Kourí, R. (2001). Historia de las doctrinas sociales. La Habana, Cuba: Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.



[*] En la historia del pensamiento se constata como las distintas civilizaciones, culturas y las naciones donde se ha concebido al hombre como ser relevante, se ha creado una tipología de hombre; por ejemplo en el ya citado “gentleman”, en Inglaterra, pero también se puede apreciar el “discreto”, en Francia y el “caballero”, en España.  Cf. (B. Floria, 1979, pág. 386)

 

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