Año 2, Número 3. Julio - diciembre de 2004
Sociedad del conocimiento e interdisciplinariedad
en el medio académico
Manuel Ernesto Hernández Orta
Coordinador de la Maestría en Ciencias
de la Educación del
Centro Interdisciplinario de Investigación
y Docencia en Educación Técnica (CIIDET)
El primer mundo está contenido
en el tercero y cuarto mundos, así como el tercero y cuarto
mundos están contenidos en el primer mundo. El centro y la
periferia no se descomponen en continentes separados, sino que se
encuentran y contradicen conflictivamente en circunstancias entremezcladas
de varios órdenes tanto aquí como allí. Esta
nueva incapacidad de excluir a los pobres se muestra cuando los
sin techo de Río de Janeiro toman "posesión",
a la caída de la noche, de las calles de mayor postín.
Ulrich Beck.
Sinopsis: El medio científico y tecnológico no
se ha detenido desde el siglo XIX en que entró en una profunda y
definitiva relación con la producción industrial y, sobre todo,
desde el final de la segunda Guerra Mundial. Ciencia, tecnología
y educación se han convertido en eje para el avance del conocimiento
en los llamados países desarrollados quienes dan su visión y dinámica
-"su" paradigma-, a los demás países del orbe. No obstante, dentro
del contexto de la producción de la ciencia y la tecnología, es
generar métodos, conceptos y categorías acordes a nuestra problemática,
es decir de países que mantienen condiciones de atraso estructural,
a partir de la cooperación interdisciplinaria y transdisciplinaria,
replanteando no sólo los paradigmas de construcción del conocimiento
provenientes del llamado primer mundo, sino desde la dinámica de
la propia sociedad y sector académico y educativo en nuestro país.
Lo que se debe proponer así, es un replanteamiento de lo que se
denomina la investigación educativa.
Introducción
La globalización del mundo actual nos habla de
un modelo de desarrollo que debe ser entendido como un sistema mundial
complejo que, abierto donde conviven muchas contradicciones, y a pesar
de su lenguaje democrático y de integración, mantiene relaciones
de dominación, transferencia de excedente económico de las
economías subdesarrolladas a los países avanzados que, básicamente,
lidera los Estados Unidos a través del Grupo de los Ocho (G-8),
determinando en la práctica el rumbo de la economía internacional
de lo que se define como una estructura económica internacional1.
En este sentido, se parte de la idea de que el mundo mantiene un
esquema de organización concertado a través de la
Organización de Naciones Unidas (ONU), pero no sin una buena
dosis de problemas y contradicciones en el orbe que llegan, incluso,
a conflictos armados como lo ha sido la reciente invasión
a Irak sin otro motivo más que el de la concentración
de las enormes reservas petroleras que subyacen en ese país
y que, de manera estratégica, son parte de la manera de hacer
política. El mundo, visto así, se traduce en una problemática
para las naciones como México que, tendiendo a formar parte
del conjunto de países de carácter intermedio y con
una cultura de producción científica insuficiente,
debe avanzar hacia una reconfiguración constante de su política
educativa dentro del contexto de su política social.
El intento de la siguiente exposición se liga a una concepción
que analiza el desempeño educativo como parte de un proceso
de generación de conocimiento para el desarrollo, no en un
sentido desligado sino acorde con el avance de la economía,
de la sociedad y como parte de las políticas sociales que
el Estado está responsabilizado de llevar adelante. A pesar
de que la producción científica y tecnológica
se convierte en un proceso cuyo desarrollo principal y hegemonía
se lleva a cabo desde el primer mundo, se requiere que nosotros
como país y como sociedad demos un salto cualitativo en ese
sentido para superar los atavismos de atraso en este y otros rubros.
Desde la perspectiva histórica, las sociedades y el mundo
se integran a partir de los elementos de acumulación y reproducción
de la riqueza en el capitalismo actual. Éste, se ha estructurado
durante los últimos cinco siglos, pero sobre manera en la
fase de industrialización y de consolidación de los
elementos propios de la fase agrícola siglos (XVI-XVIII),
de expansión de fronteras a partir de la creciente etapa
industrial que implicó la fabricación de manufacturas,
la gran industria y la generación, allende las fronteras
(siglos XIX-XX) y la fase de extensión mundial o global que
lo han consolidado.
Estas etapas o fases que son parte de la historia de los últimos
cinco siglos y desembocan en la actual globalización han
consolidado lo que Ferrer2,
llama el avance natural de un sistema productivo o un modo de producción
crecientemente hegemónico, ecuménico y que, aún
con sus propias contradicciones, está generando en forma
creciente un mundo polarizado en un rumbo o sentido histórico
casi absoluto. Actualmente vivimos lo que Wallerstein3
define como el sistema o economía mundo capitalista
que, en estricto sentido, significa la incorporación de todas
las formas de producción humana material y cultural
a favor o beneficio del capital, entrando en lo que se denomina
la mercantilización de absolutamente todo.
En este sentido, la producción de la cultura de un país,
la preparación de seres o recursos humanos que puedan conocer
su entorno, analizarlo a través de métodos y técnicas
para saber como transmitirlo por medio de los diversos métodos
de enseñanza se encuentra en el vórtice de una transformación
en los procesos educativos, derivado de la actual revolución
científico tecnológica que forma parte de la llamada
dimensión global del capitalismo de hoy día, donde
no se puede ocultar aunque se le niegue el crecimiento
estructural de un mundo cada vez más polarizado, no sólo
económica y socialmente sino entre los propios países
industrializados o del primer mundo y los que no pertenecen a él.
La transición que estamos atravesando se orienta por la
transición de un modelo de ciencia y de un concepto filosófico
e histórico que atiende a lo que se puede considerar como
una etapa donde predominaban las certezas sobre la ciencia, la economía,
la sociedad y la cultura. Los espacios que se empiezan a remecer
en materia del conocimiento científico heredado del siglo
XIX tiende a verse con mayor escepticismo y lo que empieza a privar
en los medios académicos y científicos es la idea
de la de que lo importante no es apoyarse en el discurso que se
apoya en lo ya conocido que, por ejemplo, limita las formas de conocimiento
y el ascenso a un conocimiento complejo tal como lo define Morin4
y, como bien lo argumentan Stengers y Prigogine5,
las certidumbres han finalizado y es una realidad el ascenso al
conocimiento basado en la interdisciplinariedad.
El mundo hace rato que rebasó la era energética
donde el concepto de desarrollo fundamentado en la industrialización
como modelo de sociedad resultante del pacto económico mundial
posterior a la segunda guerra mundial y llevó a la estructuración
de una división del trabajo en el plano internacional y en
cada país que, a su vez, generó profesiones especializadas
o fundadas en las ingenierías civil, eléctrica, mecánica,
etc..
Ese mundo su realidad social, política y económica
se agotó, su concepto de realidad es ya obsolescente; la
etapa que vive el mundo en su fase capitalista neoliberal que por
cierto, coincide con la actual globalización, vive ya la
era informática, donde los sectores de punta se conforman
a partir del uso adecuado y racional de la denominada World Wide
Way (www), donde la Internet adquiere una importancia esencial,
y con la pretensión de sustituir la realidad, de inicio a
la modificación no el conocimiento pero sí, en lo
fundamental, pero sí su trasmisión, y este fenómeno
nos involucra de manera tardía tal vez, como otros fenómenos
o procesos mundiales anteriores aunque no por ello con menor impacto,
y aunque existan quienes no asumen el grado de importancia de este
proceso que es fundamental en términos gnoseológicos
y epistemológicos, es necesario avanzar en términos
reales hacia el concepto de sociedad del conocimiento y el papel
de la educación pública en este proyecto de sociedad
global.
1. La división internacional del trabajo actual
Hay una cosa de nuestra parte en esta
búsqueda de racionalidad fundamental para la buena sociedad
(o por lo menos para una sociedad mejor): la creatividad humana.
En este aspecto no hay límite para el potencial. Lo que sabemos
acerca de los sistemas complejos es que se organizan a sí
mismos y que repetidamente inventan nuevas fórmulas, nuevas
soluciones para los problemas existentes...
Immanuel Wallerstein.
El mundo actual se ha reorganizado a partir de
la caída del llamado socialismo real. El final de la Unión
Soviética y del bloque socialista en el año de 1989,
catapultó con enorme fuerza social y política creciente
el modelo de desarrollo capitalista en su fase neoliberal, generando
una transformación sin precedentes no solo en la conciencia
de las personas sino en la propia estructura económica internacional,
dado que el patrón de acumulación se hizo hegemónico
y en ello, las diferencias entre países ricos y pobres permanecieron
e, incluso se acentuaron, con lo que el mundo pasó de un
esquema bipolar a uno unipolar, Saxe-Fernández
y González Casanova6.
Es necesario tener en cuenta que este patrón de acumulación
Valenzuela Feijoo (1993), se ha realizado sobre el cambio en la
dinámica de la generación del conocimiento, el cual
ha venido generándose sobre la base de la revolución
informática, los medios de comunicación y el cambio
del paradigma científico heredado del siglo XIX y que de
la física newtoniana ha pasado al paradigma de los sistemas
complejos basados en la física cuántica y en las leyes
de la termodinámica. Con lo anterior se quiere afirmar que
en términos sociológicos el mundo transitó
de sociedades determinadas por un modelo de producción fordista,
esto es basado en un modelo industrial, a uno fundamentado en la
flexibilidad y la polifuncionalidad, donde lo más importante
se define por el grado de información que se maneje y las
aptitudes para el manejo de la llamada red del conocimiento a través
del Internet, Gorz7.
Este paso, que se centra en dos ejes fundamentales se puede determinar
como el pleno acceso a la sociedad posmoderna. Dichos ejes articuladores
son: el primero y fundamental, la transformación de la política
con el consecuente cambio en las funciones y las acciones del Estado,
de las leyes de comercio nacional e internacional y los elementos
jurídicos esto es las leyes en cuanto a las condiciones generales
de trabajo de los asalariados, lo que ha traído muchas y
conflictivas movilizaciones en el mundo, como sucede ahora con la
modificación de la Ley del Seguro Social por ejemplo.
El segundo eje es de corte económico y tiene que ver con
el concepto de globalización y que bien define Beck8,
como la postura que asumieron Estados Unidos, Inglaterra y la Comunidad
Europea y Japón al ejercer sobre el mundo un concepto de
desregulación económica, de apertura de mercados,
de flexibilidad laboral, y que especialmente al Tercer Mundo le
impuso reglas que se dictan desde los organismos financieros internacionales
como son principalmente el Fondo Monetario Internacional (FMI),
el Banco Mundial (BM), la Organización Mundial del Comercio
(OMC) y la Organización para el Comercio y el Desarrollo
(OCDE), Saxe-Fernández9.
Lo anterior trajo, en el plano mundial una creciente complejización
de los mercados Internacionales aparejando una sofisticada red de
nexos financieros y bancarios que fundaron su actividad en el uso
de las redes de informáticas y de computación, y abrió
el paso a la exigencia del perfeccionamiento del conocimiento también
en red y a la creciente especialización en la investigación
de los sistemas complejos y de las interacciones entre la economía
y las demás ciencias, especialmente la informática,
las matemáticas, la ingeniería electrónica,
la física cuántica, la entropía, la teoría
del caos y, derivado de ellas la tendencia a la reproducción
y aliento de los sistemas complejos, González Casanova10.
El financiamiento para estos centros de investigación es
real y se define claramente en la dinámica que adquirieron
las universidades e institutos del primer mundo. Bajo la teoría
de la modernización, se fijó la idea de que existía
o que existe un camino para la consecución de un modelo de
sociedad, con lo que se destinó una gran cantidad de fondos
públicos para la investigación en las ciencias sociales
incorporando en ello, la idea de la sociedad occidental como el
paradigma a seguir11.
Haciendo un poco de historia, el siglo XX sobre todo en su segunda
mitad dio origen o más bien consolidó las llamadas
nuevas ciencias, y con ellas el replanteamiento del estudio de las
totalidades dentro de un enfoque de sistema complejo y, al interior
de éste, la búsqueda por encontrar la dinámica
de la totalidad estudiada, actividad que se denomina pléctica,
y busca la conexión entre los sistemas simples y complejos,
leyes, regularidades prestando especial atención al pensar-hacer
de los colectivos, cuando éstos asumen el comando para
la resolución de situaciones límite.
La idea así, se determina en función de estudiar
lo posible, de la búsqueda y el montaje de las
regularidades sinérgicas y funcionales que se muestran afines
a ese colectivo, subconjunto, subsistema o clase aunque no siempre
para potenciarlos. Se dio apoyo a la idea de una nueva ciencia
fincada en la finalidad científica no sólo de los
procesos de acción humana sino ir más allá
y, a través de las tecnociencias donde se ... estudia
y construyen sistemas complejos, adaptativos y auto-regulados para
operar en contextos dinámicos e históricos cuyas contradicciones
y desequilibrios debe reestructurar para vencer y sobrevivir y avanzar.12
Ese es el contexto de la producción del conocimiento en
la actualidad, en un sentido literal, es lo que los complejos militares
y de generación de tecnología realizan como parte
del desarrollo científico de las potencias del mundo y se
aleja, en buena medida de las necesidades sociales del países
como el nuestro, aunque nos integran por inercia en su dinámica.
Revertirlo consistiría en poder edificar un paradigma que
construyese un conocimiento alternativo relacionado con un perfil
nacionalista con una finalidad colectiva y hacia un auténtico
desarrollo y modernización. Este pensamiento alternativo
requeriría desde luego, apelar al pensamiento complejo donde
se incluyan formas de pensamiento y acción dialéctica
y en la búsqueda de autorreferencias y cooperación,
de autonomías y heteronomías, de explicaciones causales
y teleonomías, de asociaciones orientadas a fines y las que
el propio sistema determina; avanzar en síntesis, incluso
la generación de movimientos antisistémicos.
Debemos tener muy claro que el conocimiento fuerte se genera en
el mundo desarrollado y que es necesario generar programas de desarrollo
científico y tecnológico con las características
propias de nuestra sociedad. Lo anterior es posible en la medida
de que logremos un diagnóstico adecuado de nuestras carencias
y prioridades en ciencia y tecnología. es preciso acentuar
lo trascendente que los procesos de planeación, programación
y presupuesto estén además de apegados a la realidad,
puedan incidir en ella para normalizarla cuando sea necesario. Esta
premisa es posible si generamos los mecanismos normativos del desarrollo
de proyectos con áreas responsables de quienes los instrumenten,
reorienten, etc., esto es, procurar acabar con la costumbre de que
sean fundamentalmente las unidades orgánicas de la Administración
Pública Federal las que formulan e instrumentan los procesos,
y no hacer de éstos, meros ejercicios de simulación.
2. Un acercamiento al tema
La revolución tecnológica
del siglo XX centró sus efectos cualitativos de mayor relieve
en la esfera de la producción de instrumentos de destrucción.
Algo que queda explicado tanto por la profunda modificación
de la teoría física newtoniana causada por las concepciones
de Einstein de principios de siglo, como por el hecho de que a partir
de tal revolución teórica es tecnológicamente
posible modificar cualitativamente los parámetros temporales
y espaciales de los dispositivos destructivos...
John Saxe-Fernández
Los espacios de participación activa en
la transformación del las condiciones sociales en la realidad
nacional y educativa requieren de la construcción y apertura
de caminos del conocimiento, lo que implica a los postulados más
importantes de la educación como fórmula de transmisión
de ese conocimiento y su vinculación a la investigación
científica y tecnológica se re-orienten a la visualización
de un proyecto de sociedad renovado.
El elemento esencial para el avance en un trabajo institucional
que nos oriente a una adecuada conceptualización de la sociedad
del conocimiento, lo concentran dos procesos cualitativos que se
estructuran en el llamado sector educativo que son: la investigación
educativa y el ejercicio de la docencia; ambos son dos
ejes que articulan el medio principal en el que se genera el conocimiento
en el país: la educación pública, es decir,
todo el conjunto de instituciones que deben dar cauce a las necesidades
de la preparación de quienes estudian para incorporarse al
mercado de trabajo.
Dentro de todo proceso educativo lo primero que debe empezar a
generarse es la vinculación del maestro y el investigador
a la generación del conocimiento científico, con lo
que podremos generar un primer indicador de la vinculación
existente entre el sector académico universitario y tecnológico
a los diversos sectores productivos del país. Saber, en primera
instancia, como se da esta vinculación y si es la adecuada,
nos permitirá asumir un espacio de opinión que pueda
afirmar o cuestionar lo que las instituciones educativas del país
hacen en función del desarrollo del país y de la sociedad
mexicana en su conjunto y este es un elemento esencial dentro del
campo de las ciencias de la educación y, en concreto, de
la investigación educativa como herramienta para generar
formas de conocimiento educativo para la solución de problemáticas
reales y concretas.
Partimos de la noción de que la ciencia y la tecnología
más que un poder o un ejercicio orientado y dirigido por
unos cuantos iniciados debe ser dejado atrás, para incorporarnos
a un ejercicio de la ciencia aplicada a la solución de los
problemas de atraso y pobreza que padece nuestra sociedad y, con
ello, rescatar las ideas primigenias que están contenidas
en el marco legislativo referido a la educación sobre todo
pública, donde las universidades y los institutos tecnológicos
han jugado un papel preponderante.
No obstante, las instituciones educativas de orden público
deben estar comprometidas con un proyecto social y colectivo para
los sectores sociales postergados y, fuera del discurso ideológico
que involucra la ausencia de financiamiento, ligar a la educación
superior y al posgrado a un proyecto de nación alternativo,
que se aleje de los criterios que de manera creciente han impuesto
los organismos financieros internacionales como parte de una concepción
del desarrollo que no está involucrando la solución
de los problemas del atraso y pobreza de nuestro país, sino
involucrarnos en la dinámica de la globalización y
lo que su paradigma representa, Saxe-Fernández13.
Asimismo, es necesario relacionar íntimamente el crecimiento
económico y el desarrollo social de los países a las
continuas y mayores inversiones en materia de educación y
formación de recursos. La inversión en estos rubros
determina concomitantemente un incremento en el nivel de ingreso,
como lo demuestra el hecho de que los países industrializados
superan 30 veces el grado de inversión en la formación
de estudiantes al que invierten los países del subdesarrollo,
con lo que se muestra cómo el despliegue de la formación
de los recursos humanos contribuye directamente al mejoramiento
de la productividad de la economía, a la promoción
de la talento dentro del país y, en el plano internacional,
a una mayor competitividad.
La educación y la formación de los recursos humanos
suponen desde luego beneficios a favor de las sociedades que invierten
en ello, con lo que la economía también se ve beneficiada;
al tiempo, permiten el rescate de los valores tales como la equidad,
la justicia, la igualdad de género, la lucha contra la discriminación,
la responsabilidad de índole social, con lo que se puede
aspirar a la construcción de una vida democrática
y participativa en los campos del trabajo profesional en todos los
niveles de obligación y deber.
Es necesario que el proceso de formación de quienes se adentran
en la construcción del conocimiento se haga dentro de espacios
de compromiso ético y, de igual manera, en la necesidad de
dar forma a un proceso que pareciera no tener relación, pero
se liga al proceso de crecimiento cualitativo en las personas que
crecen con lo aprendido a saber: el ascenso a una responsabilidad
ciudadana creciente y que se hace consciente de la articulación
de su trabajo a un proyecto de sociedad. La sociedad del conocimiento
debe incorporar las bases para un trabajo decente, donde la independencia
y la autoestima forme parte del bienestar y el acceso a una calidad
de vida congruente con las expectativas de cada estudiante o trabajador.
De allí que lo más importante dentro de una propuesta
hacia la sociedad del conocimiento sea la completa accesibilidad
a los procesos de generación del conocimiento a partir de
la adecuada contextulización del ambiente en que se desarrollan
los recursos humanos.
El tema de la Investigación y el Desarrollo (IyD) se liga
a procesos de estructuras que van del orden público al privado
pero dependen de los criterios que norma en nuestro país
el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), pero
la herramienta metodológica y conceptual pertenece a los
miembros de la más alta categoría; un investigador
tipo A que posee una sólida formación
de posgrado generalmente en el extranjero y se maneja
hasta cierto punto con criterios de independencia y libertad temática
que le permiten realizar un trabajo académico hasta cierto
punto de profundidad y crítica en cuanto a las soluciones
de problemas de educación nacionales y en un contexto mayor,
es decir, retomando problemas de orden incluso internacional. Poseen,
sin duda, un alto estatus institucional y cuentan con los recursos
de toda índole en su desempeño y forman parte del
llamado Sistema Nacional de Investigadores (SNI)14.
Existe otro grupo de académicos jóvenes aún,
que se desempeña en un nivel inicial o intermedio con
grados de maestría nacional pero que coadyuva de una
manera significativa en la toma de decisiones en materia de política
educativa, debido a que suelen estar altamente capacitados en temas
como el diseño curricular, actualización continua
para profesores y evaluación15.
De alguna manera se vislumbra el problema de las jerarquías
dentro del ámbito profesional educativo de nuestro país
y su resultante en la falta de criterios estructurales para la actualización,
modernización y consecuente apertura a los cambios en los
sistemas psicopedagógicos e, incluso epistemológicos
como se está viviendo en la actualidad.
La investigación educativa es la etapa de fortalecimiento
académico para que los centros creados ex profeso puedan
funcionar adecuadamente. Sin embargo, es necesario resaltar que
para que los anterior surja y puedan darse las innovaciones necesarias
entre otras causas por elementos que se refieren a la falta de autonomía
de las escuelas para definir los temas a tratar, no existen los
medios de capacitación y actualización de los maestros
y sus experiencias no son contextualizadas ni elevadas a experiencias
que doten de razones objetivas a la construcción de proyectos
de investigación, publicables y que nutran con alternativas
la temática educativa que se quiera resolver.
Asimismo, no se cuenta con centros de documentación o bibliotecas
donde se tenga el habito y la cultura por la consulta y transmisión
de experiencias, con lo que no se fortalece el vínculo de
planteamiento de trabajos a manera de investigaciones con la sistematicidad
requerida y que pudiese apoyar la toma de decisiones en todos los
niveles de autoridad, con lo que se pierde la posibilidad de revitalizar
vínculos institucionales, debido en buena parte a la preeminencia
de criterios basados en una estructura administrativa que debe reformarse.
Es evidente que el sistema de información-conocimiento debe
replantearse para poder aspirar a la entrada a la llamada sociedad
del conocimiento.
También se encuentra presente la falta de capacidad de análisis
de los maestros y la poca familiaridad que tienen con los informes
de investigación educativa, pues en los planes de estudio
se encuentra una ausencia prácticamente total de materias
orientadas a la investigación educativa. A esto anterior
le sumamos las condiciones de trabajo deterioradas que hacen u obligan
al profesor a trabajar por la mañana y por la tarde en escuelas
diferentes con lo que el mejoramiento de su práctica docente
es muy limitada y el entrelazamiento con los planteamientos de la
investigación educativa se hagan muy difusos, esto es, que
no se tengan puntos de referencia concretos dónde y
cómo podemos enfrentar la problemática educativa.
Lo anterior es esencial pues si estamos enfrentando los resultados
que trae una modificación en los parámetros del conocimiento,
estamos ante la necesidad de mutar nuestra percepción de
la realidad no sólo laboral, sino de la necesidad de enfrentar
la realidad con el uso de las llamadas nuevas tecnologías.
Es una dinámica que se impondrá con una lógica
inexorable pero que al asumirla nos permita hacerlo conservando
valores, conceptos y realidades que no necesariamente cambian por
el mejoramiento que impone la ciencia y la tecnología mantener
la localidad en el poderoso impulso de la globalidad16.
Existen factores que determinan el funcionamiento de la investigación
educativos que se relacionan íntimamente, aunque no se den
en estricto orden:
- Un proceso político por el que las necesidades y los
intereses de los que tomas las decisiones convergen con los temas,
los contextos y resultados de la investigación.
- Un proceso científico que significa que el conocimiento
de un problema dado está suficientemente consolidado.
- Un proceso social de difusión del conocimiento, que
pude ser dirigido a los tomadores de decisión o a los profesionales,
o a través de grupos sociales17.
Esta visión, que es de contexto, nos permite vislumbrar,
y sólo eso, el contexto donde se desenvuelve la investigación
educativa y, sobre todo, quien quiere orientarse a ella como
labor profesional y con apego estricto al intento por solucionar
problemáticas institucionales y de la propia práctica
docente.
Estamos viviendo una época de cambios acelerados en los
ámbitos económico, político, académico,
etcétera. Categorías como "sociedad de la
información", "sociedad del conocimiento"
y otra infinidad de términos (capitalismo tardío,
postindustrialismo, postmodernismo, sobremodernidad, etcétera),
se construyen y, según la procedencia de los discursos, hacen
referencia a contextos multiculturales que se van interrelacionando
en el campo de la educación. En todos ellos, la denominada
revolución de las tecnologías digitales de información
y comunicación (TICs) ocupa un lugar preponderante.
Si bien hay mucha confusión y ambigüedad respecto de
la terminología, lo que surge con peso es el papel clave
que está jugando en nuestras sociedades la dupla conocimiento-tecnologías
digitales, aunque su conceptualizarción se aclarará
con el paso del tiempo y hoy no exista un acuerdo sobre de qué
estamos hablando cuando nos referimos a esas dos palabras que parecieran
incluso mágicas pues parecen estar transformándolo
todo. Ésto es parte de la repercusión que trae en
nuestro medio tan reticente a los cambios, en una realidad que como
la mexicana donde las necesidades estructurales consideradas básicas
como la salud y la vivienda están muy lejos de resolverse;
esa es la peculiaridad del mudo del subdesarrollo, donde al mismo
tiempo que la división social se agranda y polariza, la clase
media se hace más precaria y sufre una fuerte crisis, en
forma paralela las transformaciones de la comunicación y
la información atraviesan este entramado social afectando
el sistema productivo, así como el sistema político
y educativo.
Es necesario dar salida o más bien romper con el círculo
vicioso que impera en las instituciones de educación superior
que ven, a la manera conceptual de antes, la generación de
investigación y teoría como algo poco práctico
y sin aplicación. Es necesario por tanto, avanzar en un plan
de articulación entre la investigación educativa y
la práctica docente y eso se puede lograr a través
la comparación de los elementos donde se puede mirar en forma
gráfica cómo siguen permaneciendo situaciones tanto
en la docencia como en la investigación que impiden el ascenso
a una concepción moderna de la educación, con cuerpos
docentes que persisten en creer que es posible ejercer la docencia
sin elementos de incorporación novedosos y, sobre todo, sin
querer entender que la realidad nacional y mundial se mueve más
rápido que nuestro campo de percepción.
La idea en este sentido, consiste en la posibilidad de comparar
lo que existe, contra alternativas que se puedan construir como
lo plantea la siguiente tabla, en la cual está presente la
idea de contrastar las posibilidades de generar alternativas tanto
en las técnicas y metodologías de la enseñanza,
como en la asimilación de paradigmas alternativos que, como
lo plantea la UNESCO, se fundamentan en la transformación
de los actores fundamentales del proceso educativo como son los
docentes y los propios investigadores educativos:
Tradiciones
|
Propuestas alternativas
|
Ausencia de metodología y conceptos |
Ascenso de un nuevo paradigma educativo y una
cultura educativa alternativa basada en las nuevas tecnologías |
Desconexión entre docencia e investigación |
Articulación de un plan-programa de investigación
y docencia |
Falta de sistematicidad en la recolección
de experiencias donde no se percibe la articulación del
acto docente con el proceso educativo, productivo, etc. |
Aplicación de los temas docentes a los
proyectos de investigación educativa, de lo simple a
lo complejo, del aula a lo social, político y económico |
Ausencia de articulación intra e interinstitucional |
Elaborar acuerdos para la una política
de investigación educativa de orden nacional |
El elemento esencial es el financiamiento de la investigación,
el cual debe lograrse a partir del establecimiento de prioridades,
de becas en la formación doctoral dentro de un ambiente de
investigación, se debe promover la investigación en
los estados a través de competencias y en la búsqueda
de la formación de investigadores:
- Vinculado a los contextos donde la investigación y sus
resultados serán aplicados.
- Investigadores de naturaleza interdisciplinaria, ocupados más
en el tema a tratar que el la disciplina en la que están
formados, es decir, con una característica dialogal.
- Comprometer a la investigación, sus resultados y por
tanto al investigador a un compromiso de corte social, es decir
con esquema de rendición social de cuentas
pues los temas se sustentan en un plano de compromiso público
y social sensible.
- El ámbito de formación del investigador se liga
en muchos sentidos a los métodos de investigación
ligados a contextos de diversa índole, lo cual los acerca
al ámbito de formación de las ciencias sociales18.
La posibilidad de lo contextual, de la historización
como sentido de acción de las políticas institucionales
y de las instituciones mismas significa el poder encontrar el rumbo
del trabajo que se realiza cotidianamente y, en consecuencia, ligarlo
a un proyecto de práctica profesional con un compromiso ético
de superación de lo que esté fallando y de lo que
se debe tener como cierto en materia de investigación educativa
y práctica docente.
El tema de la investigación educativa se debe integrar a
partir de los análisis de los programas de educación
superior pero, sobre manera, en las realidades de la cambiante realidad
mexicana, como lo venimos sosteniendo desde el inicio, se enmarca
dentro de las políticas que marcan los organismos comerciales
y financieros internacionales. Existe una tendencia a la homogenización
de los criterios para la formación de recursos que, debe
hacerse hincapié, es necesario contrarrestar a partir de
oponer los elementos contextuales propios de nuestras sociedades
como en este caso es la mexicana y, por extensión las de
la región de América Latina.
En este contexto es necesario que la influencia de los investigadores
educativos sea creciente en la toma de decisiones, donde los mecanismos
de evaluación cuantitativa y cualitativa signifique el marco
de justificación de esas decisiones, a partir de estrechar
el diálogo entre investigadores y quienes tomas decisiones
en cuanto al diseño de proyectos, en su ejecución,
avances y resultados, donde el espacio de la crítica y el
cambio institucional sea posible ya que, los cambios en las formas
y en el contenido de hacer las políticas públicas
en el país no han sido transformadas.
La constitución de paradigmas alternativos se hace a partir
como se planteó antes, de la consolidación de puntos
de vista sobre nuestras propias realidades, de entender que el esquema
de industrialización, del desarrollo montado en la explotación
irracional de los recursos naturales y de los procesos de urbanización
desplegados a costa de la desertificación, tala de bosques
o explotación en el uso del agua sin una perspectiva de sustentabilidad
no tiene futuro. Estamos adentrándonos en una etapa donde
el conocimiento científico se rige en el principio de incertidumbre
y los conflictos, las contradicciones y el caos tienen un carácter
de permanencia de la que no podemos escapar con el enfoque de ciencia
positivista y de lógica formal que no heredó el siglo
XIX.
Estamos en una etapa científica donde los sistemas complejos
son una realidad y los problemas de la investigación científica
no son determinados ya en forma física sino que además
son de tiempo, de creación de modelos, de simulación
a través de los programas de computación, pero sobre
todo, es una tarea o actividad de análisis y de síntesis,
de entrecruzamiento de todas las áreas del conocimiento,
por lo cual éste se ha convertido en disciplinar. Se abre
así la era de los sistemas complejos, donde se analiza
lo siguiente:
- el trabajo con una cantidad de variables muy grande y con gran
interacción
- si existen variables con poca interacción desde el punto
de vista físico o matemático, pero si esas interacciones
son no-lineales, a pesar de su sencillez no encuentran solución
dentro del terreno matemático o teórico (como sucede
con los procesos sociales, políticos, etc.)
- el conocimiento de las partes de un fenómeno o proceso
no resultan suficientes para conocer y explicar su comportamiento
cuando se integran como un todo19.
Lo anterior implicaría la asunción de una epistemología
diferente, donde las ciencias sociales se han mostrado más
sensibles a los cambios que han sobrevenido en las sociedades del
mundo durante las décadas más recientes. La teoría
de la ciencia unificada que además se desprendía
de lo político se vino abajo pues generó una
gran contradicción en teorías que asumieron los senderos
de las tecnociencias orientándose al ámbito de la
complejidad y se abrió el camino a las interfaces, es decir,
a la posibilidad de generar programas de computación interactivos,
...Los actos cognitivos son analizados como articulación
del conocimientos en sus contextos y contenidos. Se plantea así
la eficacia o competencia en la lucha de empresas y
complejos. La articulación o desarticulación del conocimiento
se jerarquiza y evalúa distinguiendo al sistema y el contexto
en que opera; a los integrantes, colaboradores y competidores
del sistema. El acceso a los conocimientos y a la trasmisión
de conocimientos varía en función de las estructuras.
Se educa en la articulación de conocimientos, en su selección,
en su memorización; en la explicación y aplicación
de factores determinantes, y en la práctica, la producción
o creación. Las dificultades principales se encuentran en
la transmisión de sentidos cuya polisemia es ineludible,
incluso cuando no se usa un lenguaje idiosincrático o que
obedece a la manera de ser de un individuo o de una colectividad
que busca articularse con otra. La desarticulación o desconexión
del conocimiento de los opositores actuales o potenciales es también
un problema central. Algo semejante con el estilo de comunicarse,
que es fundamental para el conocimiento y la acción de todo
sistemam complejo, organización, red. González Casanova
(2004).
Siguiendo al mismo autor, se puede ver cómo el poder conectar
el macrocosmos de la termodinámica con el microcosmos y sus
moléculas, se pudieron concretar los siguientes cambios:
- el del determinismo, las probabilidades y la información;
- el de los sistemas cerrados y abiertos;
- el de una visión nueva en los grados de libertad de
los sistemas y en el desarrollo de las medidas matemáticas
para la transformación del conocimiento y del mundo.
Existía una epistemología de lo creado
donde el conocimiento duro era la base, donde no se permitía
el cruce de conceptos y donde el investigador se movía en
el terreno de la ciencia de lo creado. La transición
marca la necesidad de trasladarse a la ciencia de la creación,
la denominada heurística de la creación
aceptando a cabalidad las probabilidades, caracterizando al mundo
en ciertos momentos y fenómenos de manera cualitativa, dando
a entender la irreversibilidad o reversibilidad de los cambios en
la ciencia y en la sociedad, basando el conocimiento en la información
y que como planteamos antes acerca del tiempo, la imposibilidad
de regresar al pasado20.
Hemos entrado así en la era de los sistemas complejos autorregulados,
que viven o mueren con sus conflictos y contradicciones, que son
reales una etapa del mundo donde el capitalismo se fundamenta sobre
la electrónica, tecnologías sintéticas donde
los nuevos materiales serán la fuente principal de investigación,
así como la biotecnología y los ambientes virtuales
para la enseñanza y el aprendizaje. Estamos, tal vez, en
la puerta de una sociedad donde lo importante para vender o comprar
será lo que se conozca en profundidad, es decir, como una
base de valor agregado que es necesario conformar a través
de un proceso de preparación profesional exhaustivo.
Quienes sustentan la creación de la llamada sociedad del
conocimiento, argumentan que entre los individuos no será
necesario el consumo de recursos, de energía o productos
agrícolas, sino por valores creados mediante el acceso
al tiempo y al saber, es decir, al valor-conocimiento...,
y este valor-conocimiento es la base del crecimiento
económico y la rentabilidad empresarial, donde
se incluye el precio del saber y el valor que él
crea y que, de manera indudable, contiene un valor que la propia
sociedad le reconoce, a través, asimismo de toda la red que
conforman la red del conocimiento y se refiere a las asociaciones
de profesionales de toda índole que manejan un
conocimiento especializado21.
Sin embargo, a pesar de que se puede argumentar una tendencia al
cambio de la organización del trabajo hacia un marco de desregulación
y flexibilidad prácticamente total, donde lo que imperaría
sería únicamente las leyes del mercado, es poco probable
que suceda en el corto plazo, lo cual pertenece a una forma de pensamiento
y acción absoluta y totalitaria y se inscribe en la idea
de un mundo dominado por la ideología empresarial y por tanto,
no exento de fuertes tensiones sociales.
3. Ventajas y desventajas que subyacen
en la llamada sociedad del conocimiento
La búsqueda de ciencias
alternativases un problema universal... los saberes de la
periferia y de las culturas subalternas, oprimidas, aperecen un
reconocimiento objetivo-subjetivo. Puede también exigir la
confrontación de los dogmas científicos de los paradigmas
dominantes con los supuestos de las ciencias alternativas del pensamiento
crítico... La prestación y producción de servicios
de salud, educación. Habitación dentro de un modelo
de consumo austero es tarea central de las ciencias alternativas
que estudian la materia, la vida y a la humanidad.
Pablo González Casanova.
La sociedad del conocimiento se nos revela como
el fenómeno más reciente de la constante revolución
de las fuerzas productivas en su permanente labor de avance en todos
los terrenos de la producción humana, ahora dentro del ámbito
de la ciencia y la tecnología aplicadas al campo de la producción
del conocimiento y el nuevo tipo de profesional que en él
se construye.
Taichi Sakaiya22,
hace mención acerca del futuro de la sociedad a partir de
una interpretación incorporada en la lógica de la
informática y la comunicación como sinónimos
del conocimiento, con la pretensión de imponer la lógica
del mundo informático sobre el de la continuada renovación
de la realidad aunque en un contexto donde varios temas quedan al
margen de su planteamiento, como lo es la acumulación, generación
de la riqueza como proceso social y económico, la creciente
violencia social y la polarización de las sociedades, de
los países y, en general, del mundo queda fuera de una idea
tan importante como el crecimiento de una forma de trabajo que,
como el mismo autor define, la sociedad del conocimiento estaría
cuestionando el espíritu racionalista de la modernidad.
Incluso, en estricto sentido, el autor abre el espacio para el
planteo de la calidad de vida como propuesta alternativa a la modernidad.
Acaso una construcción posmodernista donde los valores de
la subjetividad de los sujetos sociales sean reivindicados por encima
del materialismo económico rampante que propone el materialismo
de la sociedad industrial como única alternativa. Si bien
se procura un avance en cuanto a los elementos de índole
cualitativa que puede contener la sociedad del conocimiento, resulta
imperativo ubicarla en el espacio de las realidades de los países,
de las sociedades, de la división internacional del trabajo
y, además, de los valores que están construidos sobre
estas realidades.
El tema central que nos puede ocupar entonces, es penetrar en el
tipo de modernidad que hemos vivido hasta ahora para
entonces, cuestionar la cultura, su racionalidad y la propuesta
de sociedad subyacente. La sociedad industrial, es un hecho, tiende
a su fin y la racionalidad contenida en ella debe ser seriamente
cuestionada; la estructura en la que su cultura y los elementos
del conocimiento que de ella se han desprendido tienen que empezar
a transformarse, en la medida que quienes construyen ese conocimiento,
construyan los elementos teóricos y prácticos para
lograrlo que, no es otra cosa que la reestructuración del
pensamiento científico, su herramental y la manera en que
se ha ejercido, casi siempre sin una finalidad social o colectiva,
pues hasta ahora lo que ha imperado es la producción de un
conocimiento individualista.
Lo que se gesta en el fondo también es cierto, es el cambio
del patrón de acumulación, Valenzuela o bien Hirsch23,
a través del abandono del modelo fordista a uno de
corte desregulado, donde la producción en serie finaliza
para dar paso a la producción especializada que involucra
un valor añadido basado en el plusvalor que, supuestamente,
generará el conocimiento científico especializado
en el diseño, a partir de una forma de consumo diseñada
no a partir de necesidades biológicas sino de carácter
psicológico, lo que imprime el sello del la importancia que
adquiere el costo de las decisiones, pues éste se incrementa
y es la marca del tránsito hacia una sociedad del valor
conocimiento ve es fugaz, perecedera y de cambios veloces, Sakaiya24.
Indudablemente mucho se ha alimentado el arribo de un mundo donde
la virtualidad se convierta en un hecho incontrovertible lo cual,
en sí mismo, resulta paradójico pues la virtualidad
no debiera rebasar el ámbito de lo subjetivo y, acaso, de
lo que potencialmente puede llegar a ser. De la experiencia de una
sociedad de consumo y felicidad de corte Huxleysiana,
a la expedición de la virtualidad que nos exponen los posmodernos
teóricos de la sociedad del conocimiento como máximo
valor de intercambio de las sociedades industrializadas, hay mucho
que discutir y hacer crítica. El análisis de Sakaiya
de la sociedad del conocimiento ubica el punto en dos elementos
que marcan la dinámica del la transición actual: el
fin de la era industrial con la economía dividida en los
sectores tradicionales agrícola, industrial y de servicios
y, por otra, el avance de una economía fincada en la terciarización
es decir, girando en torno a un sector de servicios basado en la
organización bancaria y financiera, supeditando a todo lo
demás a sus intereses, lo que abre el espacio para la construcción
de espacios de producción basados en la virtualidad, donde
el grueso de la población no tiene acceso al uso de un ordenador
o a las redes y, cuando accede a ella, es sólo para encontrar
información que strictu sensu no modifica en un sentido
cualitativo su situación en la estructura social.
Sin embargo, el mecanismo sustancial que se contiene en la sociedad
del conocimiento se está conformando, es real y se definiría:
"... en el tipo de sociedad hacia la cual nos desplazamos,
una sociedad donde todo girará en torno del valor-conocimiento,
es probable que la mayor parte del valor o del precio de un producto
se base en el factor conocimiento, y quienes aspiran a crear productos
que tengan buen precio deberán incorporar este factor en
la mayor medida posible... se abandonará la producción
estandarizada de bienes estandarizados a cambio de un sistema que
propiciará una mayor variedad de bienes pero produciendo
cada tipo de cantidades más pequeñas. El valor conocimiento
de un producto deriva, a fin de cuentas, de factores que lo distinguen
tangiblemente de otros productos accesibles en el mercado. Más
aún, cuando un productor logre un éxito al introducir
una nueva forma de valor-conocimiento en su producto, podemos tener
la certeza de que la competencia pronto se sumará a la refriega
proclamando otras formas de valor-conocimiento que presentarán
como aún mejores... Es probable que esa intensa competencia
genere un entorno donde el auge de un producto o una
innovación tecnológica sea cada vez más breve,
Sakaiya (1995).
Lo que se plantea en el fondo es una forma de competencia en un
esquema muy individualista, incluso en sus criterios de producción,
basado en una creciente diversificación, de escala de consumo
más pequeño, pero conteniendo un plusvalor mayor,
con una diversidad ilimitada y una naturaleza transitoria
como llama el autor al contenido fundamental del valor-conocimiento,
que no es otra cosa que la mutación ilimitada de la producción
a favor de un consumo sin aclarar del todo, por parte de quén,
pero que el autor define como un entorno económico duro
y despidado, caracterizado por una psicología extrema que
causará estragos en las empresas deslucidas o con poca iniciativa,
(Sakaiya: 74-76).
Lo que queremos dejar en claro hasta este momento es que sí,
el capital impone en la dinámica de la globalización
económica, una revolución productiva en cuanto al
uso y empleo de los descubrimientos científicos, pero la
tecnología en este sentido, se convierte en una forma renovada
de ejercicio del poder es, de hecho, una forma de poder, por lo
que resulta improbable alcanzar un plano de independencia en torno
a la construcción de la ciencia, el conocimiento y la tecnología.
Este problema se enmarca en el papel de las empresas trasnacionales
y cómo ellas se constituyen como los motores de la renovada
división internacional del trabajo. Son dueñas del
proceso internacionalización económica, Saxe-Fernández25,
imponen su hegemonía y responden a la paulatina adopción
de un mundo de alguna manera unipolar, unidimensional
en el sentido que premonitoriamente analizaba Marcuse26.
En este momento cabe agregar que vivimos en lo que se denominó
alguna vez en la sociología de la convulsiva etapa del 68
y sus años subsiguientes la sociedad del consumo
pues su base tecnológica tiende al totalitarismo lo que no
sólo es una acción terrorista contra la sociedad o
sin un terrorismo definido pero que se instrumenta por medio de
la manipulación de las necesidades a favor de los intereses
establecidos, de todo una panoplia donde se encuentran la forma
de gobierno, los partidos políticos a favor de un sistema
de producción y de distribución, donde la tecnología
ayuda a la institución de nuevas, más efectivas
y placenteras formas de cohesión y control social,
aquí en este contexto de dominación es donde se manifiesta
la racionalidad tecnológica. Esta perspectiva social
de la ciencia y la tecnología la rescata Flores Olea27,
cuando se están abriendo campos de transición donde
la acción humana tiene un amplio caudal para ejercer.
Este proceso social y cultural permite que veamos cómo la
tecnología encierra el ejercicio del poder y pone en cuestión
la relación del hombre con la naturaleza, de lo colectivo
y lo individual relacionados con la dimensión objetiva y
subjetiva que contiene el conocimiento y la educación como
proveedora de calidad de vida en contra de las formas
de dominación y opresión que28,
en utilidad del avance de la ciencia, imprudentemente son ignoradas,
la sociedad del conocimiento no debe ser instrumento de dominación
y, muy por el contrario, debiera ser el ascenso a la creación
de utopías en un sentido social y sociológico
por decirlo de alguna manera*.
Cabría preguntarnos para discernir con objetividad si nos
adentramos en la sociedad que, más que del conocimiento es
de la plena acción del capital donde la construcción
de alternativas es posible. El proceso de globalización trae
consigo con la necesaria incorporación del trabajo flexible,
la economía desregulada, es decir, donde derechos laborales
y condiciones generales de trabajo devienen en obstáculos
para la reproducción del propio capital, dando rienda suelta
al imperio de lo económico sobre lo político y lo
social, con lo que se crea una ambiente donde la humanidad más
que incorporarla a la lógica del trabajo, se la impele a
operar en un ámbito donde prevalece la flexibilización
laboral como vía única, aunado a la pérdida
creciente de las propias fuentes de empleo productivo que agudizan
el clima de conflicto e incertidumbre y, con ello, la tendencia
a una modernización a favor del capital continua que no arriba
a modernidad alguna.
Debemos advertir que vivimos un discurso mundial que, simplemente,
miente. La globalización no es un fenómeno novedoso,
ni tiende a homogenizar, o conducir al progreso o a la democracia
e, incluso, tampoco prescinde del Estado para llevar adelante su
incesante proceso de acumulación, reproducción y concentración
de capital. Sólo los que en forma fundamentalista
o de manera eufórica creen que todo debe caer
en manos de las entidades privadas que hacen lucro de todo, permiten
afirmar que la globalización se nos presenta como la nada
novedosa metáfora del tren de la historia al
cual debemos subir, so pena de quedar como simples espectadores
del progreso, Vilas29.
Por tanto debemos mantener claridad en torno a los elementos que
brinda la sociedad del conocimiento que, como se ve, son contradictorios
y contienen el efecto de una caja de Pandora, y cuyas
secuelas no deben revertirse en contra de las sociedades que tienen
desventaja en la estructura económica internacional. El tema
que subyace es la incertidumbre como propuesta de sociedad,
donde no encontramos solos y desnudos amarrados únicamente
al timón de nuestras dudas, pero por eso mismo, siempre listos
para aprender, aún en las situaciones más desfavorables.
Como Prometeo, al llevar el fuego del conocimiento tenemos que
romper, aún, muchas cadenas.
Notas
1 Tamames,
Ramón (1991). La estructura económica internacional.
México, Alianza-CNA.
2 Ferrer,
Aldo (1999). De Cristóbal Colón al Internet: América
Latina y la globalización. Buenos Aires, FCE.
3 Wallerstein,
Immanuel (2003). El capitalismo histórico. México,
Siglo XXI, 6ª Edición.
4 Morin,
Edgar (1990). Introducción al pensamiento complejo.
Madrid, Gedisa.
5 Isabel
Stengers e Ilya Prigogine (1987). La nueva alianza. Madrid,
Alianza Universidad.
6 Saxe-Fernández
J. y González Casanova P. (1996). El mundo actual: situación
y alternativas. México, S. XXI-UNAM-CIICH.
7 André
Gorz (2000). Miserias del presente, riqueza de lo posible.
Argentina, PAIDOS.
8 Ulrich
Beck (1998). ¿Qué es la globalización? Barcelona,
PAIDOS.
9 J. Saxe-Fernández
(1999). Globalización: crítica a un paradigma.
México, UNAM-PlazayJanés.
10 P. González
Casanova (2004). Las Nuevas Ciencias y las Humanidades, De la
Academia a la Política. Madrid, Anthropos-UNAM.
11 Immanuel
Wallerstein (1998). Abrir las ciencias sociales. México,
UNAM-Siglo XXI. 3ª Ed.
12 P. González
Casanova (2004). Op. Cit.
13 J. Saxe-Fernández
(1999), ibidem.
14 OECD-CERI
(2004). Revisión Nacional de Investigación y Desarrollo
Educativo. México
15 Ibidem.
16 Beck,
Ulrich (1998). Ibid. Cfr., también: Jordi Borja y Manuel
Castells (2002).Local y global. México, Taurus.
17 Latapí,
P. (1994). La investigación educativa en México.
México, FCE.
18 OCDE-CERI,
ibid.
19 J. Figueroa
Nazuno y E. Vargas Medina (1992) Los sistemas complejos: una
nueva forma de análisis en las ciencias contemporáneas
pp. 73-79, en Prospectiva social y revolución científico-tecnológica.
México, UNAM-UAM.
20 González
Casanova, Pablo (2004). Op. cit.
21 Sakaiya,
op. cit.
22 Taichi
Sakaiya (1995) Historia del futuro, la sociedad del conocimiento.
Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile.
23 José
Valenzuela Feijoo (1990). ¿Qué es un patrón
de acumulación?. México, UNAM, Facultad de Economía
y, Joachim Hirsch (1996). Globalización, capital y Estado.
México, UAM Xochimilco.
24 Sakaiya
(1995), ibidem.
25 Saxe-Fernández
(1999), op. cit.
26 Marcuse,
Herbert (1984). El hombre unidimensional y Eros y civilización.
México, ambas en Editorial Joaquín Mortiz.
27 Flores
Olea, Víctor; Actualidad de Marcuse. El Universal,
1º de agosto del 2004.
28 Cfr.
Flores Olea, Marcuse...
* El tema
de la utopía para cierto tipo de intelectuales, pareciera
desgastado, pero el sentido que se quiere dar en esta propuesta
se concreta en la construcción de alternativas sociales que
formaron parte del ejercicio teórico y, en ocasiones práctico
de las ciencias sociales de la década de los 60 y de los
70 y que hoy deben volver a tomar cuerpo. En este contexto, remitimos
al lector a la interesante reflexión que propone el ya citado
Immanuel Wallerstein a lo largo de sus trabajos en este caso al
pequeño pero reflexivo libro Utopística (1998)
editado en México por Siglo XXI y la UNAM, donde el análisis
de la economía mundo capitalista como categoría
analítica proveniente de la corriente de análisis
histórico de la escuela francesa de los Annales que tuvo
en Fernand Braudel a uno de sus representante más conspicuos
y quien promovió sin mencionarlo el necesario espíritu
interdisciplinario y diálogo que debiera haber entre la historia
y las demás ciencias sociales y que, en la actualidad, se
extiende a prácticamente todas las ciencias.
29 Cfr.
Saxe-Fernández (1999).
|